Extrema angustia: Jueces 10-12

Así terminó la familia de Gedeón. ¿Quién gobernará este país? Hay una gran necesidad de hombres ungidos por el Espíritu Santo, hombres como Moisés y Josué. Pero no hay. Dios tocó a Gedeón, pero incluso él terminó mal. No es un testimonio muy atractivo a las naciones acerca de nuestro Dios, y no parece muy alentador para el futuro del país. Varios hombres básicamente desconocidos se levantaron para “salvar a Israel,” empezando con Tola (versículos 1 y 2; gobernó 23 años) y Yair (versículos 3-5; gobernó 22 años y tuvo treinta hijos). ¿Dónde están los sacerdotes o profetas? La vida espiritual estaba en declive, e Israel no caminaba en obediencia a Dios, lo que lleva a:

Una historia ya demasiada conocida

Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al Señor. Adoraron a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté; a los dioses de Aram, Sidón y Moab, y a los de los amonitas y los filisteos. Y, como los israelitas abandonaron al Señor y no le sirvieron más, él se enfureció contra ellos. Los vendió a los filisteos y a los amonitas, los cuales desde entonces y durante dieciocho años destrozaron y agobiaron a todos los israelitas que vivían en Galaad, un territorio amorreo, al otro lado del Jordán. También los amonitas cruzaron el Jordán para luchar contra las tribus de Judá, Benjamín y Efraín, por lo que Israel se encontró en una situación de extrema angustia. 

Dios estaba harto de la idolatría y el pecado de su pueblo. A pesar de todos sus milagros a su favor en el pasado, persisten en su pecado (en este caso por 18 años). Lo mismo para nosotros: puede llegar un momento en que Dios nos permita seguir el mal camino que hemos elegido para experimentar las consecuencias de nuestro pecado.

Hay aquí tres palabras que describen la miseria del pueblo: destrozado, agobiado y extrema angustia. ¿Conoces personas que experimenten una o más de esas miserias?

 

¿Qué puedes hacer para ayudarlos?

 

Puede que tú mismo te encuentres en una situación de extrema angustia. ¿Sabes cómo llegaste a ese punto? ¿Es posible que hayas abandonado al Señor y ya no le sirvas?

 

¿Qué crees que tienes que hacer?

 

 

10 Entonces los israelitas clamaron al Señor: —¡Hemos pecado contra ti, al abandonar a nuestro Dios y adorar a los ídolos de Baal!

Siempre es bueno clamar al Señor y confesar el pecado, pero a menudo no hay un arrepentimiento genuino. Clamamos a Dios por alivio y ayuda, pero una vez que lo recibimos, volvemos al pecado.

¡Que otros dioses los libren de angustia!

11 El Señor respondió: —Cuando los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, 12 los sidonios, los amalecitas y los madianitas los oprimían y ustedes clamaron a mí para que los ayudara, ¿acaso no los libré de su dominio? 13 Pero ustedes me han abandonado y han servido a otros dioses; por lo tanto, no los volveré a salvar. 14 Vayan y clamen a los dioses que han escogido. ¡Que ellos los libren en tiempo de angustia!

Él los libertó y los ayudó, pero se apresuraron a abandonarlo. Ahora Dios les da la oportunidad de buscar otros dioses, ya que ellos parecen pensar que son mejores.

¿Qué ha hecho Dios por ti en el pasado? ¿Cuál ha sido tu respuesta?

 

Pocos cristianos dirían que han abandonado a Dios en favor de otros dioses, pero sus acciones los traicionan. ¿Conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Cuál fue el resultado?

 

Si Dios te diera la libertad de elegir a otro dios, ¿quién sería para ti?

 

15 Pero los israelitas le contestaron al Señor: —Hemos pecado. Haz con nosotros lo que mejor te parezca, pero te rogamos que nos salves en este día.

16 Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y sirvieron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más el sufrimiento de Israel.

Ante la posibilidad de un divorcio o una sentencia carcelaria, muchos hombres recurren rápidamente a rogar al Señor, y nuestro Dios es tan compasivo que no puede soportar vernos sufrir. Cuando nos arrepentimos, Él vuelve a mostrarnos misericordia y nos libera de la opresión del enemigo. Pero Él puede usar a alguien inesperado. El siguiente juez (empezando el capítulo 11 de Jueces) nos revela algo del desorden que existía en Israel en ese momento:

Hombres sin escrúpulos, que salían con el juez a cometer fechorías

1Jefté el galaadita era un guerrero valiente, hijo de Galaad y de una prostituta. Galaad también tuvo hijos con su esposa, quienes cuando crecieron echaron a Jefté. «No tendrás parte en la herencia de nuestra familia —le dijeron—, porque eres hijo de otra mujer». Entonces Jefté huyó de sus hermanos y se fue a vivir en la región de Tob, donde se le juntaron unos hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías.

Después de algún tiempo, cuando los amonitas hicieron la guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob.

No menciona absolutamente nada acerca de la presencia u obra de Dios en la vida de este hombre. La verdad es que Dios no tuvo parte ni suerte en la experiencia de Israel. Lo importante para ellos es que Jefté era un guerrero valiente. Estos detalles no les importan:

*Era hijo de una prostituta.

*Sus hermanastros echaron a Jefté de la casa y le negaron una parte de la herencia familiar.

*Huyó de sus hermanos a otra región.

*Se le juntaron unos hombres sin escrúpulos.

*Ellos salieron con Jefté a cometer fechorías.

No era conocido por su relación con Dios, pero lo llaman para que sea su jefe, para que los ayude a combatir al enemigo. Un hombre con esa experiencia podría ser ideal para guiar al país en el caos en el que se encuentra. Cuando los amonitas vinieron a pelear contra Israel, Jefté compuso una larga carta (versículos 15 – 27) refutando la versión de la historia de Israel que ellos presentaron. Termina con estas palabras:

“Que el Señor, el gran Juez, dicte hoy su sentencia en esta contienda entre israelitas y amonitas.”

Es la primera evidencia de que Jefté conocía a Dios, pero hay muchos que mencionan a Dios cuando les conviene.

28 Sin embargo, el rey de los amonitas no prestó atención al mensaje que le envió Jefté.

A pesar de la evidencia de lo contrario, Dios usa a este hombre. Como Gedeón, estaba poseído por el Espíritu de Dios:

La unción y el juramento de Jefté

29 Entonces Jefté, poseído por el Espíritu del Señor, recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpa de Galaad, y desde allí avanzó contra los amonitas. 

¿Has visto a Dios usar a hombres impíos para lograr sus propósitos? ¿O poseer con su Espíritu a alguien que no parece muy espiritual?

 

 

30 Y Jefté le hizo un juramento solemne al Señor: «Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos, 31 quien salga primero de la puerta de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva de haber vencido a los amonitas, será del Señor y lo ofreceré en holocausto».

Este juramento revela una inmadurez en su relación con Dios. La Biblia presenta estos juramentos como insensatos.

¿Has hecho algún juramento o voto? ¿Por qué creíste que era necesario? ¿Cuál fue su resultado?

 

 

32 Jefté cruzó el río para luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en sus manos. 33 Derrotó veinte ciudades, desde Aroer hasta las inmediaciones de Minit, y hasta Abel Queramín. La derrota fue muy grande; así los amonitas quedaron sometidos a los israelitas.

Aunque no hay mucha evidencia de una relación viva con Dios, el Señor lo usa, y entrega al enemigo en sus manos. Y no fue solo una pequeña batalla, sino una gran derrota.

34 Cuando Jefté volvió a su hogar en Mizpa, salió a recibirlo su hija, bailando al son de las panderetas. Ella era hija única, pues Jefté no tenía otros hijos. 35 Cuando Jefté la vio, se rasgó las vestiduras y exclamó:

—¡Ay, hija mía, me has destrozado por completo! ¡Eres la causa de mi desgracia! Le juré algo al Señor, y no puedo retractarme.

Se siente obligado a honrar su juramento. El rey Saúl también hizo un juramento que podría haber resultado en la muerte de su hijo (1 Samuel 14:24-46). Sólo la intercesión de los demás soldados lo salvó. Jesús habló claramente acerca de ellos. Como vemos con Jefté, es mucho mejor evitar jurar y obedecer lo que dijo Jesús en Mateo, el capítulo 5:

33 »También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. 34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. 37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.

Es uno de las ocurrencias más extrañas en un libro lleno de cosas que no agradan a Dios:

36 —Padre mío —replicó ella—, le has dado tu palabra al Señor. Haz conmigo conforme a tu juramento, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los amonitas. 37 Pero concédeme esta sola petición —añadió—. Ya que nunca me casaré, dame un plazo de dos meses para retirarme a las montañas y llorar allí con mis amigas.

38 —Está bien, puedes ir —le respondió él.

Y le permitió irse por dos meses. Ella y sus amigas se fueron a las montañas, y lloró porque nunca se casaría. 39 Cumplidos los dos meses volvió a su padre, y él hizo con ella conforme a su juramento. Ella era virgen.

De allí se originó la costumbre israelita 40 de que todos los años, durante cuatro días, las muchachas de Israel fueran a conmemorar la muerte de la hija de Jefté de Galaad.

Jueces 12

1Los hombres de Efraín se alistaron, y cruzaron el río hacia Zafón y le dijeron a Jefté: —¿Por qué fuiste a luchar contra los amonitas sin llamarnos para ir contigo? ¡Ahora prenderemos fuego a tu casa, contigo adentro!

Es una respuesta similar a la de Efraín después de la victoria de Gedeón. Se ofendieron que no fueron invitados a ayudar en la batalla, incluso amenazaron con quemar su casa y al mismo Jefté.

Jefté respondió: —Mi pueblo y yo estábamos librando una gran contienda con los amonitas y, aunque yo los llamé, ustedes no me libraron de su poder. Cuando vi que ustedes no me ayudarían, arriesgué mi vida, marché contra los amonitas, y el Señor los entregó en mis manos. ¿Por qué, pues, han subido hoy a luchar contra mí?

Parece que no solo es una ofensa, sino que buscan un pretexto para pelear con Jefté. Él también está resentido porque, según él, buscó la ayuda de Efraín y no lo ayudaron. Estas ofensas conducen fácilmente a la guerra.

¿Te ha decepcionado alguien que no te ayudó en un momento de necesidad? ¿O hay alguien que se molestó contigo porque no lo incluiste en una campaña o programa?

 

¿Cómo podemos resolver estos problemas sin una guerra?

El peligro de no pronunciar correctamente una palabra

Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y lucharon contra los de la tribu de Efraín. Los de Galaad derrotaron a los de Efraín porque estos les habían dicho: «Ustedes los galaaditas son renegados de Efraín y Manasés». Los galaaditas ocuparon los vados del Jordán que conducen a Efraín, y cada vez que algún sobreviviente de Efraín decía: «Déjenme cruzar», los hombres de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si él contestaba: «No», ellos decían: «Muy bien, di “Shibolet”». Si decía: «Sibolet», porque no podía pronunciar la palabra correctamente, lo agarraban y allí mismo, en los vados del Jordán, lo degollaban. En aquella ocasión murieron cuarenta y dos mil hombres de la tribu de Efraín.

Efraín también despreciaba a Galaad, pero su falta de pronunciación correcta de una palabra resultó en la muerte de 42,000 hombres. ¡Esta gente en Jueces no tiene piedad y no juegan!

Jefté gobernó a Israel durante seis años. Cuando murió Jefté el galaadita, fue sepultado en su pueblo de Galaad.

No dice cómo murió, y su mandato fue bastante breve, pero su estilo de vida no era propicio para una vida larga.

Este breve capítulo termina con tres jueces más (versículos 8 – 15). Parece que estos jueces (y tal vez los hombres en general en Israel en ese momento) estaban muy ocupados engendrando hijos: Ibsán tuvo 60 hijos y gobernó Belén durante 7 años. Elón, de la tribu de Zabulón, gobernó 10 años. Abdón, de Piratón, tuvo 40 hijos y gobernó durante 8 años.

 

Abimélec: Un hijo malvado; Jueces 9:1-57

1Abimélec hijo de Yerubaal fue a Siquén a ver a los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a todo el clan de su madre: «Pregúntenles a todos los señores de Siquén: “¿Qué les conviene más: que todos los setenta hijos de Yerubaal los gobiernen, o que los gobierne un solo hombre?” Acuérdense de que yo soy de la misma sangre que ustedes».

La historia de Gedeón, que inició tan impresionante, tuvo un final muy triste. Lamentablemente, el pecado del padre tiene un impacto devastador en sus hijos. Le interesaba más el placer de engendrar hijos que criarlos como padre. No los manejó bien. Casi siempre hay problemas cuando hay varias mujeres e hijos con varias de esas madres. Durante la vida del padre pueden tener paz, pero a menudo cuando alguien muere hay toda clase de desorden. Una y otra vez vemos a los hijos de un hombre, que al menos en un momento de su vida tuvo una relación con Dios, abandonar completamente al Señor.

¿Cómo te va con el manejo de tu familia? ¿Dedicas el tiempo necesario a ellos y les das un ejemplo piadoso?

 

¿Hay algún pecado en tu vida que pueda devastar a tus hijos?

 

Mientras haya vida, siempre es posible arrepentirse, pedir perdón a tus hijos y buscar maneras de establecerlos en el Señor. Dios no quiere que dejes un desorden cuando mueras.

Abimélec asesina a sus setenta hermanos

Cuando los hermanos de su madre comunicaron todo esto a los señores de Siquén, estos se inclinaron a favor de Abimélec, porque dijeron: «Él es nuestro hermano». Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit, con lo cual Abimélec contrató a unos maleantes sin escrúpulos para que lo siguieran. Fue a Ofra, a la casa de su padre, y sobre una misma piedra asesinó a sus setenta hermanos, hijos de Yerubaal.

Ya vemos que no hay nada bueno en el corazón de este hombre. Todo el pueblo de Siquén estaba involucrado en la adoración de Baal, el mismo “dios” cuyo altar derrotó el padre de Abimélec. No tuvieron ningún problema en sacar plata de su templo. En lugar de confiar en el compromiso de los corazones de otros para servirlo, Abimélec usó esa plata para contratar maleantes, y asesinó a todos sus hermanos. Pues, casi todos.

Pero Jotán, el hijo menor de Yerubaal, se escondió y logró escaparse. Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec.

Se puede decir que Abimélec fue el primer rey de Israel, aunque claramente no fue escogido por Dios. Se puede eliminar a muchos, pero a menudo hay alguien que escapa. Seguramente él le va a causar problemas al nuevo rey.

Aquí empiezan algunos capítulos de Jueces con detalles sobre varios jueces malvados que no conocían a Dios ni gobernaban bien el país. Es una caída cada vez más profunda en el caos y el pecado. Como toda la Palabra de Dios, vale la pena leer y meditar sobre estos capítulos, pero en algunos casos yo solo voy a dar un resumen.

Jotán, el único hermano que escapa

En este caso Jotán, el único hijo que quedó después de la matanza, apela a los hombres de Siquén con unas palabras muy poéticas (versos 7 – 15). Luego les pregunta:

16 »Ahora bien, ¿han actuado ustedes con honradez y buena fe al coronar rey a Abimélec? ¿Han sido justos con Yerubaal y su familia, y lo han tratado como se merecía? 17 Mi padre luchó por ustedes, y arriesgando su vida los libró del poder de los madianitas. 18 Pero hoy ustedes se han rebelado contra la familia de mi padre; han matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y han hecho de Abimélec, hijo de su esclava, el rey de los señores de Siquén solo porque él es pariente de ustedes. 19 Si hoy han actuado con honradez y buena fe hacia Yerubaal y su familia, ¡que sean felices con Abimélec, y que también él lo sea con ustedes! 20 Pero, si no, señores de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y los consuma, y que salga fuego de ustedes y consuma a Abimélec!»

Tenía toda la razón para condenar a estos hombres por la matanza de sus hermanos y la selección de Abimélec como rey. Duele ver deshonrada la memoria de alguien que hizo mucho bien a un pueblo. No sé qué clase de fuego tiene en mente, pero quiere que su hermano sea consumido.

21 Luego Jotán escapó, huyendo hasta Ber. Allí se quedó a vivir porque le tenía miedo a su hermano Abimélec. 22 Abimélec había ya gobernado a Israel tres años 23 cuando Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén, quienes lo traicionaron. 24 Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal, y el derramamiento de su sangre, recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los señores de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen. 25 Los señores de Siquén le tendían emboscadas en las cumbres de las colinas, y asaltaban a todos los que pasaban por allí. Pero Abimélec se enteró de todo esto.

Parece que Dios escuchó la maldición de Jotán, e interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén. No es la única vez que Dios utiliza un espíritu maligno para cumplir sus propósitos. La traición, la violencia y la muerte son características de esta clase de persona.

Las batallas y la muerte de Abimélec

Así empieza un esfuerzo por parte de un Gaal (versos 26-29) para echar a Abimélec y gobernar sobre Siquén. A pesar de su pecado y el espíritu maligno, Abimélec prevaleció sobre Gaal:

45 Abimélec combatió contra la ciudad durante todo aquel día, hasta que la conquistó matando a sus habitantes; arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella.

46 Al saber esto, los señores que ocupaban la torre de Siquén entraron en la fortaleza del templo de El Berit. 47 Cuando Abimélec se enteró de que ellos se habían reunido allí, 48 él y todos sus hombres subieron al monte Zalmón. Tomó un hacha, cortó algunas ramas, y se las puso sobre los hombros. A los hombres que estaban con él les ordenó: «¡Rápido! ¡Hagan lo mismo que me han visto hacer!» 49 Todos los hombres cortaron ramas y siguieron a Abimélec hasta la fortaleza, donde amontonaron las ramas y les prendieron fuego. Así murió toda la gente que estaba dentro de la torre de Siquén, que eran como mil hombres y mujeres.

A menudo cuesta mucho más tiempo de lo que nosotros pensamos que es justo, pero Dios es fiel para juzgar a los malhechores. Podemos cuestionar cómo Dios permitiera otra matanza y otra victoria para Abimélec. Pero así juzgó también a los hombres de Siquén. Esa victoria impulsa a Abimélec a sitiar otro lugar. Pero Dios usa a una mujer (¡una de varias veces en este libro!) para humillarlo:

50 Después Abimélec fue a Tebes, la sitió y la capturó. 51 Dentro de la ciudad había una torre fortificada, a la cual huyeron todos sus habitantes, hombres y mujeres. Se encerraron en la torre y subieron al techo. 52 Abimélec se dirigió a la torre y la atacó. Pero cuando se acercaba a la entrada para prenderle fuego, 53 una mujer le arrojó sobre la cabeza una piedra de moler y le partió el cráneo.

54 De inmediato llamó Abimélec a su escudero y le ordenó: «Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “¡Lo mató una mujer!”» Entonces su escudero le clavó la espada, y así murió. 55 Cuando los israelitas vieron que Abimélec estaba muerto, regresaron a sus casas.

56 Fue así como Dios le pagó a Abimélec con la misma moneda, por el crimen que había cometido contra su padre al matar a sus setenta hermanos. 57 Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán hijo de Yerubaal.

Lamentablemente, también hay poder en una maldición. Dios honró la maldición de Jotán, y lo reivindicó. Muchos no quieren esperar la venganza del Señor, pero a su tiempo Él paga a los malhechos “con la misma moneda.”

 

Una trampa para Gedeón: Jueces 8:22-35

22 Entonces los israelitas le dijeron a Gedeón: —Gobierna sobre nosotros y, después de ti, tu hijo y tu nieto; porque nos has librado del poder de los madianitas.

En el vacío del liderazgo de Israel, naturalmente llaman a Gedeón para que los gobierne. Están impresionados con su victoria sobre Madián, una victoria que el Señor ganó. Al principio parece que Gedeón demuestra fe y dependencia en el Señor:

23 Pero Gedeón les dijo: —Yo no los gobernaré, ni tampoco mi hijo. Solo el Señor los gobernará. 

Suena muy bien, muy espiritual. Pero no hay evidencia de que Gedeón buscara una relación con Dios o recibiera más visitas angélicas. Y su única petición a su pueblo traiciona su corazón:

24 Pero tengo una petición —añadió—: que cada uno de ustedes me dé un anillo, de lo que les tocó del botín.

Era costumbre de los ismaelitas usar anillos de oro.

25 —Con mucho gusto te los daremos —le contestaron.

Gedeón hace un efod con el oro

Al principio no parece tan malo, pero casi siempre hay peligro cuando perseguimos la plata.

¿Conoces a pastores u otros ministros que han pedido “un anillo”? ¿Qué ha sido el resultado?

 

¿Estás tentado a aprovecharte de otros para enriquecerte?

 

Así que tendieron una manta, y cada hombre echó en ella un anillo de su botín. 26 El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a diecinueve kilos, sin contar los adornos, los aros y los vestidos de púrpura que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos. 27 Con el oro Gedeón hizo un efod, que puso en Ofra, su ciudad. Todo Israel se prostituyó al adorar allí el efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.

El sumo sacerdote usaba un efod que consistía en doce cuadrados de colores adornados con doce piedras preciosas que representaban a las tribus de Israel. Cada vez que el sumo sacerdote se ponía el efod era un recordatorio de a quien él representaba: el pueblo de Dios, Israel.

En sí, no parece tan malo hacer el efod. Era parte del vestido que Dios describió en la ley. Pero no fue el sumo sacerdote quien lo usó aquí. Gedeón no era levita. Y casi se convirtió en un ídolo, con la gente adorándolo. Lamentablemente, hay pocos líderes en la Biblia que no cayeron en algún pecado o trampa.

¿Has visto elementos de la práctica religiosa convertirse en trampas que alejan a la gente de la verdadera adoración a Dios?

¿Por qué crees que Gedeón lo hizo?

 

¿Hay algún pecado o trampa que sería una tentación para ti?

 

28 Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas, y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvo paz.

Esas son buenas noticias. El número cuarenta es muy común en la Biblia para un período de bendición de Dios.

Las concubinas y la muerte de Gedeón

29 Yerubaal hijo de Joás regresó a vivir a su casa. 30 Tuvo setenta hijos, pues eran muchas sus esposas. 31 Su concubina que vivía en Siquén también le dio un hijo, a quien Gedeón llamó Abimélec. 

No solo le atraía el oro de los anillos, sino también las mujeres. Es una combinación demasiado común. Debe haber estado bastante ocupado, pero probablemente no en las cosas de Dios: Tenía setenta hijos.

32 Gedeón hijo de Joás murió a una edad avanzada y fue sepultado en la tumba de Joás, su padre, en Ofra, pueblo del clan de Abiezer.

Nunca dice más sobre su relación con Dios, pero tuvo una larga vida, y parece que tuvo una influencia espiritual positiva, que desapareció cuando murió:

33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los ídolos de Baal. Erigieron a Baal Berit como su dios 34 y se olvidaron del Señor su Dios, que los había rescatado del poder de todos los enemigos que los rodeaban. 35 También dejaron de mostrarse bondadosos con la familia de Yerubaal, es decir, Gedeón, no obstante todo lo bueno que él había hecho por Israel.

El hombre es muy propenso a olvidarse de Dios y de los que le han ayudado. Es propenso a la idolatría. Dios hizo maravillas por Israel a través de Gedeón, y él mismo hizo mucho bien por su país. Pero todo se quedó con él cuando murió.