Guerra contra Benjamín: Jueces 20

1Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el Señor en Mizpa. 

¡La acción drástica del levita tuvo la respuesta esperada! Es cierto que hubo desorden en el país, pero aún hay algunas cosas que no pueden tolerar. Hay dos cosas importantes aquí: unirse como hermanos de las tribus (como un solo hombre) y reunirse ante el Señor. No hemos visto ningún indicio de reverencia o temor de Dios durante algún tiempo.

¿Por qué Mizpa? Estaba en la frontera de Judá y Benjamín, y no muy lejos de Siló. Era un lugar de asambleas durante muchos años (1 Samuel 7:5; 1 Samuel 10:17; 2 Reyes 25:23-25).

Una asamblea para investigar la infamia

Los jefes de todo el pueblo, es decir, de todas las tribus de Israel, tomaron sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. Eran cuatrocientos mil soldados armados con espadas. 

No es sólo una reunión de oración. Llegan armados y listos para vengarse de quienes cometieron esta atrocidad. No sabemos cómo juntaron a tantos soldados en tan poco tiempo, ni cuán acostumbrados estaban a una asamblea nacional, pero los jefes ya tenían sus puestos. La  orden es impresionante dado lo que estaba cerca de la anarquía en el país.

A su vez, los de la tribu de Benjamín se enteraron de que los israelitas habían subido a Mizpa. Entonces los israelitas le dijeron al levita: —Cuéntanos cómo sucedió esta infamia.

Aunque dice que todas las tribus estaban presentes, parece que Benjamín, siendo la tribu culpable, no lo estaba. Quizás a propósito no les informaron de la asamblea.

El levita, esposo de la mujer asesinada, respondió: —Mi concubina y yo llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche. Durante la noche los hombres de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon la casa, con la intención de matarme. Luego violaron a mi concubina de tal manera que murió. Entonces la tomé, la corté en pedazos, y envié un pedazo a cada tribu en el territorio israelita, porque esa gente cometió un acto depravado e infame en Israel. Ahora, todos ustedes israelitas, opinen y tomen una decisión aquí mismo.

Por casualidad no menciona que querían relaciones sexuales con él, sino que dice que querían matarlo.

Como un solo hombre atacan la ciudad

Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo: —¡Ninguno de nosotros volverá a su carpa! ¡Nadie regresará a su casa! Y esto es lo que le haremos ahora a Guibeá: Echaremos suertes para ver quiénes subirán contra ella. 10 De entre todas las tribus de Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil, y a mil de cada diez mil, para conseguir provisiones para el ejército. Cuando el ejército llegue a Guibeá de Benjamín, les dará su merecido por toda la infamia cometida en Israel.

La decisión es unánime: La ciudad pagará por su crimen. Ojo por ojo.

11 Así que todos los israelitas, como un solo hombre, unieron sus fuerzas para atacar la ciudad. 12 Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín, diciendo: «¿Qué les parece este crimen que se cometió entre ustedes? 13 Entreguen ahora a esos malvados de Guibeá, para que los matemos y eliminemos así la maldad en Israel».

Por tercera vez dice “como un solo hombre.” A luz de la falta de un rey o gobierno central, esa unidad es inusual e impresionante. Por desgracia, a menudo es la tragedia lo que une a un pueblo.

¿Has tenido la experiencia de sentirte parte de un grupo que es “como un solo hombre”? ¿Cómo estuvo?

 

¿Qué puedes hacer para animar a otros creyentes a ser como “un solo hombre” en nuestra lucha con el maligno?

 

 

Aunque parece que no estuvieron presentes, ofrecen misericordia al resto de Benjamín, si reconocen el crimen que los hombres de Guibeá cometieron.

La guerra se expande para incluir a todo Benjamín

Pero los de la tribu de Benjamín no quisieron hacerles caso a sus hermanos israelitas. 14 Al contrario, gente de todas sus ciudades se reunió en Guibeá para luchar contra los israelitas. 15 En aquel día los de Benjamín movilizaron de entre sus ciudades veintiséis mil soldados armados de espada, además de setecientos hombres escogidos de los que vivían en Guibeá. 16 Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar.

17 Israel, sin contar a Benjamín, movilizó a cuatrocientos mil soldados armados de espada, todos ellos expertos guerreros.

Duele ver conflictos dentro de la iglesia, en el cuerpo de Jesús. Pero a veces la lealtad a una etnia, a una posición política o a alguna doctrina se antepone a la lealtad a nuestros hermanos. Así que hoy en día existen muchas peleas y divisiones dentro de la iglesia. En ese entonces, debido a su orgullo y lealtad a su tribu en lugar de lealtad a Dios y su ley, se involucran una guerra. Son 26,700 soldados benjamitas contra 400,000 de las demás tribus. Y, a diferencia de los de Benjamín, todos eran expertos guerreros.

Si no es Dios explícitamente llamándote a pelear con una desventaja tan obvia y grande, es más sabio abandonar la batalla y buscar la paz. Y aún más importante, buscar a Dios. ¿Y qué piensa Dios de esta situación? Sorprendentemente, consultaron a Dios antes de atacar a Benjamín.

Los israelitas consultan a Dios

18 Los israelitas subieron a Betel y consultaron a Dios. Le preguntaron: —¿Cuál de nosotros será el primero en combatir a los de la tribu de Benjamín?

¿Por qué subieron a Betel? Era una caminata de unos cinco kilómetros (3 millas). El verso 27 nos dice por qué: El arca del pacto estaba allí.

La consulta no es si deberían combatir a Benjamín, sino quién sería el primero. Ya tomaron la decisión por su cuenta de atacar a Benjamín.

¿Hay momentos en los que supuestamente buscas la voluntad de Dios, pero en realidad ya te has decidido a hacer algo, y solo buscas su guía para asegurar la victoria?

 

El Señor respondió: —Judá será el primero.

Aquí está de nuevo: Años antes de que quedara claro que el gran rey David y el Mesías serían de Judá, una y otra vez esa tribu toma precedencia. Es interesante, dado lo que sabemos del rey Saúl, que él era de Guibeá mientras que David era de Judá.

Benjamín derrota a Israel

19 Los israelitas se levantaron temprano y acamparon frente a Guibeá; 20 salieron a luchar contra los de Benjamín, y frente a Guibeá se dispusieron contra ellos en orden de batalla. 21 Pero los de Benjamín salieron de Guibeá y abatieron aquel día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla. 22 Los israelitas se animaron unos a otros, y volvieron a presentar batalla donde se habían apostado el primer día, 23 pues habían subido a llorar en presencia del Señor hasta el anochecer, y le habían consultado: —¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos?

Y el Señor les había contestado: —Suban contra ellos.

Ahora vuelven al Señor para una consulta más amplia: ¿Luego de esa derrota vuelven a luchar contra Benjamín? Y el Señor dice que sí.

Es sorprendente que sufrieron una derrota tan dura, dada su ventaja numérica. También fueron ellos los que buscaron a Dios, y están luchando para castigar un delito feo y restaurar la santidad del país. Pero a pesar de la aparente aprobación de Dios, podemos sufrir una derrota. Es muy desalentador, y la tentación es abandonar la lucha. Perder 22,000 hombres es duro, pero hacen tres cosas importantes: se animan unos a otros, lloran en presencia del Señor y lo consultan. Ante la derrota en nuestra vida, necesitamos de otros hermanos que nos alienten. No hay mejor lugar que llorar que en la presencia del Señor. Y cuando ya nos hemos desahogado, estamos listos para escuchar la voz de Dios.

¿Sabes lo que es llorar en la presencia del Señor?

 

¿Has experimentado una derrota, aún con la certeza de que hiciste la voluntad de Dios? ¿Cómo reaccionaste?

 

¿Cómo puedes animar a un hermano que ha sufrido una derrota?

 

Derrotados de nuevo

24 Fue así como los israelitas se acercaron a Benjamín el segundo día. 25 Los de Benjamín salieron de Guibeá para combatirlos, abatiendo esta vez a dieciocho mil israelitas más, todos ellos armados con espadas.

¡Pero aún no hay victoria! Incluso después de buscar a Dios, sufren otra derrota, esta vez con 18,000 muertos. ¿Escucharon mal la voz del Señor?

Puede ser porque Benjamín está luchando por sobrevivir. Defienden sus hogares y familias. Probablemente una minoría fue la responsable por la muerte de la concubina, pero aquellos que tienen encomendada la jefatura de un pueblo o de un país son responsables de las acciones de ese pueblo.

Se puede darse cuenta de esta realidad, y aun así sufrir la derrota. Es muy desalentador perder tantos hombres dos días seguidos. La tentación seria tirar la toalla e irse a casa.

¿Has estado en una situación en la que sentiste la confirmación del Señor de que fue su voluntad, pero sufriste una derrota una y otra vez?

 

¿Tienes la fe para perseverar, o buscar más al Señor?

 

El primer ayuno en todo el libro de Jueces

26 Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia del Señor. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron al Señor holocaustos y sacrificios de comunión. 

En el verso 18 simplemente subieron a Betel para consultar a Dios; ya habían decidido qué hacer. La prueba y la derrota sirven muy bien para empujarnos hacia Dios. Quizás por eso Dios permitió estas derrotas. Lástima que miles de hombres perdieron la vida por el fracaso del liderazgo.

Ahora buscan al Señor en serio: Todo el pueblo subió. Aparentemente, la primera vez solo los líderes subieron. Ahora no tienen prisa, sino que se sientan y lloran en la presencia de Dios. Se humillan. Y por primera vez en todo este libro, dice que ayunaron, todo el día, y presentaron holocaustos y sacrificios al Señor.

¿Hay un corazón verdaderamente contrito entre la asamblea? ¿O simplemente desesperación después de dos días seguidos de derrotas? Puede ser difícil discernir la diferencia. La realidad es que todos buscamos más a Dios en la prueba y la tribulación.

¿Sabes lo que es tener un corazón quebrantado y llorar en la presencia de Dios?

 

¿Ayunas? ¿Cómo tomas la decisión de ayunar? ¿Cuál ha sido tu experiencia con los beneficios y las dificultades de ayunar?

 

¿Qué sería el equivalente hoy de presentar holocaustos y sacrificios al Señor?

 

 

El Señor les promete la victoria

27 Después consultaron al Señor, pues en aquel tiempo estaba allí el arca del pacto de Dios, 28 y Finés, hijo de Eleazar y nieto de Aarón, ministraba delante de ella. Preguntaron: —¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos, o nos retiramos?

El Señor respondió: —Suban, porque mañana los entregaré en sus manos.

¡Qué hermoso es tomarse ese tiempo para humillarse, ayunar y adorar a Dios antes de consultarle o pedirle algo!

Sería posible ver el arca como un amuleto de la suerte. Pero la verdad es que Dios moraba en esa arca, y era un recordatorio fuerte de su fidelidad en el éxodo, de su ley y de sus milagros y promesas. Casi no hemos escuchado nada sobre el culto o la vida espiritual de la gente en este libro de Jueces. Aparentemente mantuvieron a los descendientes de Aarón para cuidar el arca. Seguramente no han tomado un papel destacado en este libro.

Esta vez le presentan a Dios dos opciones. ¿Subimos de nuevo? ¿O nos retiramos? Ahora son más sumisos a Dios. Posiblemente el Señor esperaba esta desesperación y sumisión para darles la victoria.

¿Qué has experimentado en tu vida de presumir, humillarte y luego experimentar la bendición de Dios?

 

¿Cuál sería el equivalente de consultar a Dios así hoy? ¿Hay algo que tome el lugar del arca para el cristiano?

 

29 Israel tendió una emboscada alrededor de Guibeá. 30 Al tercer día subieron contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá, como lo habían hecho antes. 

Nada cambió en la estrategia de la batalla. La gran diferencia es que ahora tienen la palabra de Dios de victoria. Con esa palabra pueden rechazar el desánimo y tener fe y valor para la batalla.

31 Los de Benjamín salieron a su encuentro, y se vieron obligados a alejarse de la ciudad. Comenzaron a causar bajas entre los israelitas, como en las ocasiones anteriores, y alcanzaron a matar a unos treinta hombres en el campo abierto y por el camino que lleva a Betel, y también por el que lleva a Guibeá.

32 Los benjaminitas decían: «Los estamos derrotando como antes», pero los israelitas decían: «Huyamos, para que se alejen de la ciudad hasta los caminos».

La falsa confianza es peligrosa. Los benjaminitas no saben que el ambiente espiritual ha cambiado. Están confiados que van a derrotarlos como antes.

33 De pronto, los israelitas cambiaron de táctica y presentaron batalla en Baal Tamar, y los israelitas que estaban emboscados salieron a atacar al oeste de Guibeá. 34 Diez mil de los mejores guerreros de Israel lanzaron un ataque frontal contra Guibeá, y fue tan intenso el combate que los benjaminitas no se dieron cuenta de que la calamidad se les venía encima. 

Cuando una táctica ya no sirve, es hora de buscar a Dios y cambiar de táctica. El enemigo puede creer que vas a caer en la misma vieja rutina, pero ya puedes realizar un ataque frontal al enemigo.

¿Alguna vez has estado en una batalla tan intensa que no te das cuenta de que la calamidad te avecina? ¿O lo has visto en otra persona?

 

Dios derrota a Benjamín

35 El Señor derrotó a Benjamín delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de la tribu de Benjamín, todos ellos armados con espadas. 36 Allí los de Benjamín cayeron en cuenta de que habían sido vencidos.

Es Dios quien derrotó a Benjamín, pero los soldados fueron su instrumento.

Los hombres de Israel habían cedido terreno delante de Benjamín, porque confiaban en la emboscada que habían tendido contra Guibeá. 37 De repente los hombres que habían estado emboscados asaltaron a Guibeá, se desplegaron, y mataron a filo de espada a todos los habitantes de la ciudad. 38 Los israelitas habían acordado con los que estaban emboscados que, cuando estos levantaran una gran nube de humo desde la ciudad, 39 los hombres de Israel volverían a la batalla.

Veinticinco mil damnificados sería un golpe duro. Pero con esa derrota, ahora matan a todos los habitantes.

Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!» 40 Pero cuando la columna de humo comenzó a levantarse de la ciudad, los de Benjamín se dieron vuelta y vieron que el fuego de la ciudad entera subía al cielo. 41 En ese momento atacaron los israelitas, y los hombres de Benjamín se aterrorizaron al darse cuenta de que la calamidad se les venía encima. 42 Así que huyeron ante los israelitas por el camino del desierto; pero no pudieron escapar de la batalla, pues a los que salían de las ciudades los abatieron allí. 43 Rodearon a los de Benjamín; los persiguieron y los aplastaron con facilidad en las inmediaciones de Guibeá, hacia el lado oriental. 44 Cayeron dieciocho mil de la tribu de Benjamín, todos ellos guerreros valientes. 45 Cuando se volvieron y huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, los israelitas abatieron a cinco mil hombres junto a los caminos. Continuaron persiguiéndolos hasta Guidón, y mataron a dos mil más.

46 Aquel día cayeron en combate veinticinco mil soldados benjaminitas armados con espada, todos ellos guerreros valientes. 47 Pero seiscientos hombres se volvieron y huyeron por el desierto hasta la peña de Rimón, donde permanecieron cuatro meses. 48 Los israelitas se volvieron contra los de Benjamín y mataron a filo de espada a los habitantes de todas las ciudades, incluso a los animales, y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. También les prendieron fuego a todas las ciudades.

Resultó en una masacre. No está claro cuál era la intención al principio, pero básicamente destruyeron a una tribu entera de Israel. Quedaron solo seiscientos hombres con vida.