Juan 15: Cuatro posible explicaciones por el proceso en tu vida

Últimamente he hablado con muchos hermanos que se han caído en pecado, o están alejados del Señor y de la iglesia, o están luchando con problemas familiares. ¿Qué está pasando? ¿Y tú? ¿Estás en un proceso? ¿Sabes por qué?

Creo que Jesucristo compartió una palabra importante para nosotros en Juan 15, la noche de su arresto. Él sabe que dentro de unas horas será crucificado en el madero. Eso da urgencia a sus palabras. Él sabe que sus discípulos serán probados como nunca antes. Perderán la fe. Caerán en la tentación. Abandonarán a sus compañeros y la misión. Y uno traicionará a su maestro. Será un tiempo de gran angustia. Así como tú puedes estar en un momento de angustia. Aquí Jesús ofrece cuatro respuestas a la pregunta: ¿Por qué estoy en este proceso?

1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 

  1. Dios te está limpiando, podándote.

Tal como lo hizo muchas veces, Jesús usa algo de la vida cotidiana para comunicar vívidamente una verdad espiritual. Hay ocasiones en las que la Biblia habla simbólicamente. Obviamente, Jesús no es una vid. Usted no es una rama. Usted es un hombre o una mujer. Un principio importante en la interpretación bíblica es discernir cuándo interpretar un pasaje simbólicamente y cuándo literalmente. La vid era una parte importante de la vida de cada judío. Todos disfrutaron del fruto de la vid. Todos tendrían algún conocimiento sobre cómo cultivar la uva y cuidar la vid.

Aquí Jesús toca varias cosas importantes en sólo 3 versículos.

  • Sólo hay una vid verdadera. Hay otras que pueden parecer más atractivas en un principio. Más vigorosas. Más hojas. Fruto incluso más grande. Pero las apariencias pueden engañar. ¿Cuántos han probado un fruto que parece muy rico, pero por dentro está podrido y o sabe amargo? Una vez que encuentres la vid verdadera, no busques más para encontrar una vid mejor. Quédate en la vid verdadera.
  • Esta vid es grande. Cada iglesia, cada verdadero cristiano, está conectado a esta vid. Compartimos la vida de la vid con millones de pámpanos.
  • El Padre es el labrador. Él puede delegar su labor a pastores y maestros y otros ministros. Pero ellos siempre tienen que someterse al Padre. Él tiene que coordinar el trabajo de todos los que laboran en la viña. Alguien que intenta podar la vid a su manera puede destruirla y terminar con algo muy desfigurado.
  • Usted es un pámpano. Somos individuales. No todos los pámpanos son idénticos. Pero tenemos que relacionarnos con las otras ramas.
  • El pámpano tiene un propósito: llevar fruto. No existe sólo para adornar la vid y mostrar su belleza. No importa qué tan largo, fuerte, o frondoso sea ese pámpano. Existe para llevar fruto.
  • El Padre no tiene mucha misericordia por una rama infructuosa. Se la quita. Es inútil. Él entiende que el llegar a ser fructífero es un proceso. Pero al final, el pámpano que no lleva fruto, lo quita.
  • Nunca llegamos. No hay ningún punto en el que el Padre diga ya. Este es un pámpano perfecto. Claro que él se deleita en una rama fructífera. Pero él sabe, por muchos siglos de experiencia que siempre se puede podar una rama para que lleve aún más frutos. Así él limpia cada pámpano fructífero.
  • La herramienta tal vez más importante para el Padre es la Palabra. Jesús sabe que a través de la Palabra que el dio a esos discípulos el Padre los estaba limpiando. Jesús dice que ya están limpios. Pero eso no significa que el proceso haya terminado. Sabemos que Pedro, por ejemplo, aún tuvo que pasar por muchas podas.

Ahora, ¿qué significa esto para tu vida?

  • ¿Estás en la vid verdadera? ¿Está tu vida en Cristo? Si estás en otra vid, aunque parezca muy bonita, es el diablo que está trabajando en tu vida para destruirte.
  • Confía en el proceso del Padre en tu vida. Él es un experto. Sabe exactamente lo que está haciendo. No luches contra su trabajo. Él te ama.
  • Hay sólo dos posibilidades aquí: O eres fructífero, o eres infructífero y estás en peligro de ser quitado de la vid. Veremos en un momento qué pasa con esos pámpanos. No es nada bonito. Si no hay fruto en tu vida, es tiempo de buscar a Dios a ver el por qué y hacer lo necesario para cambiar la situación.
  • Esta también es una oportunidad para examinar el fruto de tu vida.
    • ¿Qué quiere hacer el padre para mejorar su calidad?
    • Hay fruto que cultivan aquí en Costa Rica para exportación. Es de alta calidad. Se pueden vender otras frutas en la calle. Una malla por mil colones. La calidad es incierta. Algunas frutas son buenas, otras no. Dios quiere frutos en tu vida para exportación.
    • ¿Qué impide la producción de más y mejores frutos en tu vida? Esas son las cosas que el Padre quiere quitar.
    • Este proceso de poda es doloroso. Algunos de ustedes están en ese proceso ahora. Dios sabe que no es fácil. Pero él te dará la fuerza para soportarlo. Puede explicar algunas de las pruebas y el dolor en tu vida actual. No necesariamente significa que estés en pecado o que seas un mal cristiano. Ciertamente no significa que Dios te haya abandonado.
  • Tenemos que permitir que la Palabra de Dios nos limpie. Eso significa que tienes que recibir la enseñanza de la Palabra en la iglesia. Y tienes que estudiar y meditar en la Palabra. Pero tal vez lo más importante es que hay que poner en practicar lo que dice esa Palabra. Deja que revele lo que Dios quiere cambiar en tu vida.

¿Por qué estás en ese proceso? Puede ser que Dios está podándote.

  1. No estás permaneciendo en Jesús

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 

¿Qué significa permanecer en Jesús? Mantener una relación viva. Tener intimidad con Jesús. Hablar con él. Escuchar su voz. Obedecerlo.

¿Cómo sabes si estás permaneciendo en Jesús? En estos versículos vamos a ver varias pruebas. No menciona asistir a la iglesia, escuchar música cristiana o incluso servir en la iglesia. Esas cosas son importantes, pero son externas. Es posible hacer todo eso sin permanecer unido a Cristo.

  1. La primera prueba: Fruto

Vimos en los primeros versículos que el llevar fruto no es opcional para el cristiano. Dios quita el pámpano infructuoso. Tú no puedes llevar fruto independientemente de la vid, de Jesús. Sólo cuando permaneces en Jesús podrás llevar fruto.

Es posible hacer muchas cosas por la iglesia. Incluso predicar y profetizar. Pero hay quienes lo hacen a su manera. No caminan en intimidad con Jesús. Y no hay buen fruto, que dure. Pueden parecer impresionantes. Pablo habla de esas personas en sus cartas.

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 

Hay cristianos que quieren ser la vid. Quieren ser famosos. Tener grandes ministerios y templos. No quieren aceptar que es sólo un pámpano, como cualquier otro cristiano. Tenemos que reconocer que Cristo es la vid, y en el momento en que perdemos esa conexión, no podemos hacer nada. Si permanecemos en Jesús, él nos promete que él permanecerá en nosotros. Nunca dudes de eso. Y con esa conexión, con ese poder fluyendo del trono, vas a llevar mucho fruto. Esa es la promesa de Jesús: Mucho fruto. Si no hay fruto, hay un problema con esa relación. Hay algo que impide tu conexión con Jesús.

Dado que este fruto es tan importante, ¿Cuál es exactamente el fruto que agrada al Padre?

Incluye el fruto del Espíritu de Gálatas 5:22-23: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. (NVI)

El Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, 23 ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. (TLA)

Lucas 6 nos da una comprensión más amplia del fruto:

43 »Un buen árbol no puede producir frutos malos, y un árbol malo no puede producir frutos buenos. 44 Al árbol se le identifica por su fruto. Los higos no se recogen de los espinos, y las uvas no se cosechan de las zarzas. 45 Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón. (NTV)

Yo creo que tu fruto es la influencia sobre otros para beneficio de ellos y de la iglesia. Algo que glorifique a Dios y edifica su reino. Alguien que acepta al Señor y camina en el poder del Espíritu. Todo lo positivo que hacemos para impactar a la comunidad que nos rodea. Vidas transformadas. Matrimonios restaurados. Gente ministrando a otros. Todo tipo de buena obra. ¿Cómo está el tesoro de tu corazón? ¿Cómo se manifiesta en tu fruto?

¿Qué tan importante es permanecer en Jesús? ¿Qué tan importante es el fruto?

El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 

Ya hemos visto que el Padre quita todo pámpano infructuoso de la vid. Pero también la persona que no permanece en Jesús es echada fuera. Es rechazada. Es echada en el fuego. Esa relación íntima con Jesucristo no es sólo para el Pastor y algunos cristianos muy espirituales. Una parte esencial de ser cristiano es permanecer en Jesús.

¿Te sientes seco? Debería ser una alarma. Puede que ya hayas perdido tu conexión con la vid. Ya has entrado en ese proceso de secarte. Hay que ir corriendo a Jesús o serás echado en el fuego y arderás. Y no estamos hablando del fuego del Espíritu, sino del fuego del infierno.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 

  1. La segunda prueba de permanecer: Oración contestada

¿Cómo está tu vida de oración? ¿Recibes respuestas a tus peticiones? Aquí hay una promesa hermosa de Jesús. Pero hay dos condiciones muy importantes:

  • Tú tienes que permanecer en Jesús.
  • Sus palabras tienen que permanecer en ti. Lo que significa que tienes que leer, estudiar, memorizar y meditar las palabras de Jesús en los evangelios.

Algunos podrán escuchar estas palabras: “Pedid todo lo que queréis” y pedirle cosas como una casa propia o un carro del año. Pero si permaneces en Jesús, y tu petición está guiada por su palabra, vas a pedir conforme a su voluntad. No pedirás cosas egocéntricas.

Esta provisión de oración contestada facilita ser fructuoso. Pedimos por la salvación y sanidad de otros. Pedimos cosas que edifiquen el Cuerpo de Jesús.

11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

 Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo. (NTV)

  1. La tercera prueba de permanecer en Jesús: Gozo.

¿Cómo está tu gozo? Si no hay gozo, ¿es posible que no estés permaneciendo en Jesús y su palabra no permanece en ti? ¿Desbordas de gozo? Este gozo no tiene nada que ver con las circunstancias. Es el gozo de Jesús. Un gozo sobrenatural en medio de la tribulación. Dios quiere restaurar tu gozo.

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 

Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos discípulos. (NTV)

¿Quieres glorificar a Dios? ¿Quieres ser un discípulo de Jesus? Glorificarlo es más que cantar alabanzas en la iglesia. Ser su discípulo es más que estudiar la Palabra. Es llevar mucho fruto. Es un producto natural que Dios quiere en tu vida. Es el resultado de mantener esa relación íntima con Jesús.

Esa relación es el fundamento de todo lo que hacemos. Quien eres es más importante que lo que haces. Un fruto natural de permanecer es servir a otros. Muchos cristianos lo tienen al revés. Creen que si son muy activos en la iglesia, se acercarán más a Jesús. No tienen gozo en sí mismos; vienen a los cultos para sentir gozo por las alabanzas. Hacemos muchas cosas en lugar de permanecer en Jesus.

 

La  segunda explicación por tu proceso es que no estás permaneciendo en Jesús. Una parte muy importante de permanecer es obedecer.

  1. No estás permaneciendo en su amor, porque no guardas sus mandamientos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 

¿Puedes decir honestamente que conoces el amor de Jesús? ¿Hubo un momento en el que sentías su amor, pero no ahora? ¿Puede ser que no estás guardando sus mandamientos?

Jesus toma la iniciativa en amarte. Y te ama exactamente como su Padre le ama a él. Imagina ese amor ágape, un amor perfecto. El amor natural de un padre o una madre hacia su hijo. Ese amor no cambia. Es incondicional. Pero para experimentar ese amor hay algo que tú tienes que hacer. Es un mandato. Tienes que permanecer en su amor. Es decir, es posible que ya no sintamos ese amor. ¿Ha cambiado Dios? No, el problema está en nosotros. ¿Cómo permanecemos en su amor? Es más que cantar sobre ello. Es algo que Jesús hizo sin pensarlo. Es obedecer. Es guardar los mandamientos del Padre. Para guardarlos tienes que saber cuáles son. La rebelión y la desobediencia nos alejan del amor de Dios. Con cada paso de obediencia, sentimos la presencia, aprobación y amor de Dios. Y obedecerlo no es algo pesado y desagradable. A veces es difícil saber qué quiere Dios, cuál es su voluntad. No es complicado. Jesus lo pone fácil:

12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 

No hay una lista extensa de mandamientos que debas guardar. Estudia la vida de Jesucristo y ama a otros tal como él te ha amado a ti. Su mayor ejemplo fue entregar su vida por ti. Para poder amar a otros, primero tienes que experimentar el amor que Jesús tiene por ti. El amor es el fundamento de la iglesia. Verás a cada hermano en la iglesia con un amor que nunca conocías en el pasado. Es un amor muy diferente del amor que tienes por tu pareja o tus hijos. Amarás también a los inconversos que ves en las calles. A todos. Hasta poner tu vida por otros.

¡Dios es amor! Este amor es tan importante que Jesus profundiza en el:

14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. 16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.

Miren lo que hace Jesús:

  1. Tú eres un amigo de Jesús – si le obedeces. Él comparte contigo todo lo que oye de su Padre.
  2. Te elige. Te llama. El tomó la iniciativa.
  3. Te llama con un propósito: que vayas y lleves fruto. Lamentablemente, hay fruto que no permanece. Él quiere fruto que permanezca.
  4. Con esa relación íntima, el Padre te da todo lo que le pides en el nombre de Jesús. Si no estás recibiendo respuestas a tus oraciones, ¿hay algún problema con tu fruto?
  5. Aparte del fruto, lo más importante para el Señor es el amor. Nosotros podemos amar porque él primero nos amó a nosotros.

Si algo anda mal en tu vida, es posible que no estés experimentando el amor de Jesús en tu vida y realmente no ames a otros con ese amor.

A pesar de ese gran amor, vivimos en un mundo bajo el dominio del maligno. Esa lucha es la cuarta explicación posible para tu situación actual:

18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. 

 Ellos los amarían a ustedes, si ustedes fueran como ellos. Pero ustedes ya no son así, porque yo los elegí para que no sean como ellos. Por eso ellos los odian a ustedes. (TLA)

  1. Hay un problema en tu relación con el mundo.

Si el mundo te ama, puede significar que no estás muy cerca de Jesus. No hay diferencia entre tú y el mundo. Eres como ellos. Si el mundo (y puede incluir familiares, compañeros de trabajo y vecinos) te odia, es porque no eres como ellos. Eres diferentes. Tal como aborrecieron a Cristo, es una parte de ser cristiano ser odiado por el mundo.

Allí tienes 4 herramientas para diagnosticar el problema en tu vida actual. Lo mismo se aplica a una iglesia. Para el Señor, el templo grande y hermoso, la banda muy profesional y los muchos programas no importan mucho. En Apocalipsis, la iglesia en Éfeso tenía muchas cosas y trabajaba duro, pero había dejado su primer amor. Jesus busca fruto duradero en una iglesia. El Padre puede podar, limpiar, una iglesia. Tiene que permanecer unido a Cristo. Su Palabra tiene que permanecer en la vida diaria de la iglesia. Tiene que experimentar y compartir el amor de Cristo. Y caminando así, es muy posible que el mundo nos odiará.

Dios es tan sabio y te ama tanto que él te ha dado una manera de siempre mantener la salud espiritual. Hay una compu en el carro que revela que sea la falla de una parte de ese motor. Tenemos algo mucho mejor: El Espíritu Santo.

26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. 27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.