Salmo 20

La gran victoria sobre Goliat fue la primera de muchas para David. Se sintió profundamente conmocionado al llegar al campo de batalla y ver a sus hermanos mayores, a todo el ejército de Israel e incluso a su rey desmayarse frente a Goliat. Posiblemente reflexionando sobre ese día, escribió este Salmo, intercediendo por sus compatriotas y alabando al Señor por su victoria.

1Que el Señor te responda cuando estés angustiado;
que el nombre del Dios de Jacob te proteja.

David sabe que la única esperanza para Israel es Dios. Todas sus armas y sus soldados no eran suficientes para proteger a su país. En ese campo de batalla estaban angustiados y desesperados, pero aún no estaban clamando al Señor. El Señor es el único auxilio en la angustia. David ha visto y confía en el poder y la protección del nombre de Yahvé.

Que te envíe ayuda desde el santuario;
que desde Sión te dé su apoyo.

Dios nos ofrece su ayuda y apoyo. Fluyen del lugar de su presencia, donde él mora, si los esperamos. Dios te salva y te sostiene.

Que se acuerde de todas tus ofrendas;
que acepte tus holocaustos. 

No compramos la bendición de Dios con ofrendas y sacrificios; son manifestaciones de nuestra obediencia y nuestro agradecimiento por todo lo que él ha hecho en nuestras vidas. Sin pedirlo, cuando se los ofrecemos de corazón recto, Dios siempre recuerda y acepta lo que le ofrecemos.

Que te conceda lo que tu corazón desea;
que haga que se cumplan todos tus planes.

Cuando andamos en esa fe y dependencia de Dios, él entiende y te concede los deseos de tu corazón. Tenemos que someterle nuestros planes; es Dios quien nos permite cumplir todos nuestros planes. Él quiere verte feliz y próspero. David tenía un corazón conforme al corazón de Dios. Su deseo era que Dios fuera glorificado y derrotara a sus enemigos. Dios puso un plan sencillo en su corazón para destruir a su enemigo y lo cumplió.

Nosotros celebraremos tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios desplegaremos las banderas.

Es importante no tener celos del hombre que Dios usa para lograr la victoria. La derrota de Goliat no fue para glorificar a David, sino para glorificar a Dios y liberar a todo su país. Así celebramos con nuestros hermanos sus victorias.

Que el Señor cumpla todas tus peticiones.

Puede que no sea posible que todas nuestras peticiones se cumplan, pero a menudo no lo tenemos porque no le pedimos a Dios. David nos anima a pedirle, sabiendo que otros nos están apoyando en nuestras peticiones y que a Dios le encanta cumplirlas y glorificarse.

Ahora sé que el Señor
salvará a su ungido,
que le responderá desde su santo cielo
y con su poder le dará grandes victorias.

Ya no es solo su anhelo o su esperanza. David sabe que el Señor siempre quiere defender y salvar a su ungido, ya sea el rey Saúl, David o cualquier persona que él haya ungido. Cuando él unge a alguien, Dios le responderá, le manifestará su poder y le dará grandes victorias. Todo para su honra y gloria.

Estos confían en sus carros de guerra,
aquellos confían en sus corceles,
pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.

Los filisteos confiaban en sus armas y sobre todo en su paladín. Lamentablemente, Israel no tenía arma secreta ni carros de guerra impresionantes, y por eso tembló frente a Goliat. Qué fácil es para nosotros confiar en la plata, los títulos y las bendiciones del mundo. Solo cuando confiemos en nuestro Dios veremos la victoria.

Ellos se doblegan y caen,
pero nosotros nos levantamos y nos mantenemos firmes.
¡Concede, Señor, la victoria al rey!
¡Respóndenos cuando te llamemos!

Los que confían en la carne y las cosas del mundo se doblegarán y caerán. David vio esto dramáticamente con Goliat. Mientras sus hermanos querían huir, David se levantó y se mantuvo firme. Llamó al Señor y Dios lo escuchó y le concedió la victoria.

¿En qué o en quién confías? ¿Cuál es la manifestación de esa confianza? ¿Hay una situación en tu vida ahora mismo que tienes que levantarte con fe y luchar como David contra algún paladín? ¿En tus luchas actuales, te mantienes firme? ¿O vacilas mucho? ¿Eres como las olas del mar, sacudidas y arrastradas de un lado a otro por el viento?

 

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