David y Jonatán: 1 Samuel 20

David huyó de Nayot de Ramá y fue adonde estaba Jonatán.

Al principio esto parece extraño. ¿Por qué dejar un lugar tan ungido, tan lleno de la presencia de Dios? ¿Y por qué David “huyó” de Nayot? ¿Se quedó Samuel allí? ¿Y qué sucedió con Saúl después de ese encuentro poderoso con el Espíritu y los profetas? La Biblia no lo dice.

Yo creo que hay dos explicaciones. Es hermoso ir a la cima de la montaña y tener una hermosa experiencia con el Espíritu. Ir a un retiro. Pasar tiempo con grandes siervos del Señor. Es cierto que esos profetas se quedaron allí. Pero la mayoría de nosotros estamos llamados a ser sal y luz en el mundo. David fue ungido para ser rey. Ha tratado de ser fiel como siervo, escudero y amigo del Rey Saúl. Y Saúl quería matarlo. David quería saber por qué. ¿Había algo malo que él hizo? Quiere disculparse. ¿Tenía que corregir algo o hacer algo más? Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario. El hijo del rey debía saber lo que estaba pasando.

Ese hijo también era su mejor amigo. Cuando hay lazos de amor entre dos hombres, se quiere mantener esa comunicación. En su angustia, buscaba algún consuelo de su amigo. Pablo expresa varias veces en sus cartas la importancia de esa relación con un hermano cristiano. David no huyó a la casa de su padre. Ya hemos visto que sus hermanos no le ofrecerían mucho consuelo. No volvió con su esposa. Tal vez no confiaba mucho en ella. Buscó un verdadero amigo, y sabía dónde encontrarlo.

—¿Qué he hecho yo? —le preguntó—. ¿Qué crimen o delito he cometido contra tu padre, para que él quiera matarme?

En su humildad, David se examina primero a sí mismo. Cree que debe ser culpa suya. En su familia, como el más joven, estaba acostumbrado a que sus hermanos siempre lo culparon. No fue su primer instinto señalar con el dedo al rey.

—¿Morir tú? ¡De ninguna manera! —respondió Jonatán—. Mi padre no hace nada, por insignificante que sea, sin que me lo diga. ¿Por qué me lo habría de ocultar? ¡Eso no es posible!

Aunque son tan diferentes, vemos aquí una relación padre/hijo muy estrecha. Jonatán no era el único hijo, pero así como David vio algo especial en él, parece que su papá también lo vio. Y por alguna razón, Jonatán está completamente en shock de que su padre quisiera matar a David. Aparentemente no había visto nada sospechoso en el palacio.

Pero David juró y perjuró: —Tu padre sabe muy bien que tú me estimas, así que seguramente habrá pensado: “Jonatán no debe enterarse, para que no se disguste”. Pero, tan cierto como que el Señor y tú viven, te aseguro que estoy a un paso de la muerte.

Ya hemos visto los celos de Saúl. Todo el mundo estimaba a David, ¡y ahora su hijo favorito también! Cuando caemos en el odio o los celos, nos encontramos en una situación delicada.

—Dime qué quieres que haga, y lo haré —le respondió Jonatán.

Jonatán ya no lo duda, y está dispuesto a hacer lo que sea para ayudar a su amigo.

—Sabes —dijo David—, mañana es la fiesta de luna nueva, y se supone que yo debo sentarme a la mesa para comer con el rey. Pues bien, deja que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde. Si tu padre me extraña, dile que yo insistí en que me dejaras ir en seguida a Belén, mi pueblo, pues toda mi familia estaba reunida allá para celebrar su sacrificio anual. Si él responde que está bien, entonces no corro ningún peligro. Pero, si se enfurece, con eso sabrás que ha decidido acabar conmigo. Ya que en presencia del Señor has hecho un pacto conmigo, que soy tu servidor, te ruego que me seas leal. Si me consideras culpable, no hace falta que me entregues a tu padre; ¡mátame tú mismo!

A pesar de todo lo que le ha pasado con su suegro, David sabe que Saúl lo estaría esperando en la mesa para la fiesta de luna nueva. David inventa una situación (otra mentira) para poner a prueba al rey. David sospecha que Saúl usaría la comida para matarlo.

Lo triste es que parece que David no confía del todo en la lealtad de su amigo, a pesar de un pacto que habían hecho. La verdad es que a veces cuando alguien tiene que escoger la lealtad a un amigo o a la familia, puede escoger la familia. David le recuerda que hicieron el pacto en presencia del Señor. David se humilla y se llama servidor de Jonatán. Y le pide que él mismo lo mataría si Jonatán realmente cree que David es culpable de algún pecado contra su familia.

—¡No digas tal cosa! —exclamó Jonatán—. Si llegara a enterarme de que mi padre ha decidido hacerte algún daño, ¿no crees que te lo diría?

10 David le preguntó: —Si tu padre te responde de mal modo, ¿quién me lo hará saber?

Jonatán no creía que David pensara así. Es un amigo fiel. Pero David sólo quiere saber cómo averiguar lo que Saúl estaba planeando.

11 Por toda respuesta, Jonatán invitó a David a salir al campo. Una vez allí, 12 le dijo: —David, te juro por el Señor, Dios de Israel, que a más tardar pasado mañana a esta hora averiguaré lo que piensa mi padre. Si no corres peligro, de alguna manera te lo haré saber. 13 Pero, si mi padre intenta hacerte daño, y yo no te aviso para que puedas escapar, ¡que el Señor me castigue sin piedad, y que esté contigo como estuvo con mi padre! 14 Y, si todavía estoy vivo cuando el Señor te muestre su bondad, te pido que también tú seas bondadoso conmigo y no dejes que me maten. 15 ¡Nunca dejes de ser bondadoso con mi familia, aun cuando el Señor borre de la faz de la tierra a todos tus enemigos! 16 ¡Que el Señor pida cuentas de esto a tus enemigos!

Jonatán ya sabe el destino de David. Sabe que él mismo, aunque es el hijo del rey, no heredará el trono. No solo quiere a David y jura por el Señor advertirle y protegerle, sino que también piensa en el bienestar de su familia. Es casi como si tuviera una premonición de su muerte. Es David, a quien su padre quiere matar, que realmente debería temer, pero es Jonatán quien tiene teme por su propia vida y su familia.

De ese modo Jonatán hizo un pacto con la familia de David, 17 pues quería a David como a sí mismo. Por ese cariño que le tenía, le pidió a David confirmar el pacto bajo juramento. 

¿No es lo que nos manda hacer la ley? ¿Amar al prójimo como a mí mismo? Pero la verdad es que esta es una amistad muy especial. Hay personas con la que hay cariño. El mundo no lo entiende. ¿Has tenido un Jonatán en tu vida? ¿Realmente sabes lo que es amar a alguien con tanto cariño hasta el punto de hacer una especie de pacto con él?

18 Además le dijo: —Mañana es la fiesta de luna nueva. Cuando vean tu asiento desocupado, te van a extrañar. 19 Pasado mañana, sin falta, ve adonde te escondiste la otra vez, y quédate junto a la piedra de Ézel. 20 Yo fingiré estar tirando al blanco y lanzaré tres flechas en esa dirección. 21 Entonces le diré a uno de mis criados que vaya a buscarlas. Si le digo: “Mira, las flechas están más acá, recógelas”; eso querrá decir que no hay peligro y podrás salir sin ninguna preocupación. ¡Tan cierto como que el Señor vive! 22 Pero, si le digo: “Mira, las flechas están más allá”, eso querrá decir que el Señor quiere que te vayas, así que ¡escápate! 23 ¡Que el Señor sea siempre testigo del juramento que tú y yo nos hemos hecho!

No sabemos por qué hizo un plan tan detallado para que David supiera el estado de ánimo de su padre, pero David lo aceptó. Para Jonatán, ese juramento era muy importante.

24 David se escondió en el campo. Cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer 25 ocupando, como de costumbre, el puesto junto a la pared. Jonatán se sentó enfrente, mientras que Abner se acomodó a un lado de Saúl. El asiento de David quedó desocupado. 26 Ese día Saúl no dijo nada, pues pensó: «Algo le habrá pasado a David, que lo dejó ritualmente impuro, y seguramente no pudo purificarse». 27 Pero, como al día siguiente, que era el segundo del mes, el puesto de David seguía desocupado, Saúl le preguntó a Jonatán:

—¿Cómo es que ni ayer ni hoy vino el hijo de Isaí a la comida?

La Biblia apenas menciona a la esposa de Saúl. Era la costumbre en esa época que los varones comieran juntos. Parece que solo cuatro se sentaban en esa mesa. La ausencia de David seguramente sería muy notoria.

28 Jonatán respondió: —David me insistió en que le diera permiso para ir a Belén. 29 Me dijo: “Por favor, déjame ir. Mi familia va a celebrar el sacrificio anual en nuestro pueblo, y mi hermano me ha ordenado que vaya. Hazme este favor, y permite que me dé una escapada para ver a mis hermanos”. Por eso es que David no se ha sentado a comer con Su Majestad.

Otra mentira. Pero cuando estamos en situaciones complicadas, a veces nos sentimos obligados a mentir. Parece un poco extraño, dada la naturaleza de su relación, que David no le pidiera permiso a Saúl para ir y ver a su familia.

30 Al oír esto, Saúl se enfureció con Jonatán. —¡Hijo de mala madre! —exclamó—. ¿Crees que no sé que eres muy amigo del hijo de Isaí, para vergüenza tuya y de tu desgraciada madre? 31 Mientras el hijo de Isaí viva en esta tierra, ¡ni tú ni tu reino estarán seguros! Así que manda a buscarlo, y tráemelo, pues está condenado a morir.

Así se revela el corazón del rey. No ama a su esposa: la llama “mala madre,” “desgraciada madre.” Saúl ya sabe muy bien la amistad que existe entre los dos hombres. Sabiéndolo, es extraño que espere que Jonatán le traiga a David para que muera.

32 —¿Y por qué ha de morir? —le reclamó Jonatán—. ¿Qué mal ha hecho?

33 Por toda respuesta, Saúl le arrojó su lanza para herirlo. Así Jonatán se convenció de que su padre estaba decidido a matar a David. 34 Enfurecido, Jonatán se levantó de la mesa y no quiso tomar parte en la comida del segundo día de la fiesta. Estaba muy afligido porque su padre había insultado a David.

¿Solo ahora Jonatán está convencido del peligro que corre David? Ahora Saúl ha perdido no solo a su ministro del arpa, sino también a su propio hijo. Jonatán esta enfurecido. Los hombres tan afligidos como Saúl tienden a alienar a sus familias y terminan muy solos.

No es la primera vez que Saúl quiere matar a su hijo. En 1 Samuel 14, Jonatán, sin saber la orden de su papa, revivió comiendo miel, rompiendo así el juramento de Saúl, y el rey estaba dispuesto a matarlo.

35 Por la mañana Jonatán salió al campo para encontrarse con David. Uno de sus criados más jóvenes lo acompañaba. 36 Jonatán le dijo: «Corre a buscar las flechas que voy a lanzar».

El criado se echó a correr, y Jonatán lanzó una flecha que lo sobrepasó. 37 Cuando el criado llegó al lugar donde la flecha había caído, Jonatán le gritó: «¡Más allá! ¡La flecha está más allá! 38 ¡Date prisa! ¡No te detengas!» Y así continuó gritándole Jonatán. Cuando el criado recogió la flecha y se la trajo a su amo, 39 lo hizo sin sospechar nada, pues solo Jonatán y David sabían de qué se trataba. 40 Entonces Jonatán le dio sus armas al criado. «Vete —le dijo—; llévalas de vuelta a la ciudad».

Todo eso para advertir a David del peligro.

41 En cuanto el criado se fue, David salió de su escondite y, luego de inclinarse tres veces, se postró rostro en tierra. En seguida se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó.

Otra demostración del amor puro que existía entre los dos. Y no solo amor, sino también respeto. Son pocas veces en la Biblia que se ve a dos hombres llorar juntos. Fue un momento muy doloroso para David. De allí en adelante su vida se cambiaría.

42 «Puedes irte tranquilo —le dijo Jonatán a David—, pues los dos hemos hecho un juramento eterno en nombre del Señor, pidiéndole que juzgue entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos». Así que David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

Jonatán cumplió su promesa, como si fuese necesario para tranquilizar a David de que estaba a salvo. Y los dos amigos se separaron. Hasta donde sabemos, solo se vieron una vez más. Pero esos lazos de amor, ese pacto, ese compromiso entre dos hombres, puede sostenerlos a través de muchas pruebas.

Salmo 59

Hay algunos Salmos que indican la ocasión de su composición. Para este Salmo, la Biblia dice: “Mictam de David, cuando Saúl había ordenado que vigilaran la casa de David con el propósito de matarlo.” No hay manera de confirmar lo que la tradición de los judíos de hace milenios ha atribuido a estos Salmos, pero probablemente sean veraces.

Así que acompañemos a nuestro amigo David, tal vez en la misma noche en que Mical lo ayudó a huir de su hogar, posiblemente terminando cualquier relación con ella hasta después de la muerte de Saúl. Sería una vida muy difícil para Michal. Saúl se la dio a otro hombre, y cuando David se la pidió de vuelta, se la arrebataron de ese esposo, quedó sin hijos y, según todas las apariencias, era muy infeliz compartiendo el palacio de David con sus otras esposas. Pero David no estaba pensando en Michal esa noche.

1 Líbrame de mis enemigos, oh Dios;
protégeme de los que me atacan.
Líbrame de los malhechores;
sálvame de los asesinos.

Su protector y defensor es enteramente Dios. Aunque David ya ha demostrado ser un gran guerrero, no confía en su fuerza ni el apoyo de sus compañeros. Su confianza descansa en Dios.

¡Mira cómo me acechan!
Hombres crueles conspiran contra mí
sin que yo, Señor, haya delinquido ni pecado.
Presurosos se disponen a atacarme
sin que yo haya cometido mal alguno.
¡Levántate y ven en mi ayuda!
¡Mira mi condición!

No siempre somos completamente inocentes, pero aquí sabemos que David había servido fielmente a Saúl. Dios lo sabe todo, y David confía aún más en su Señor cuando ve la maldad de Saúl y sus hombres.

Tú, Señor, eres el Dios de los Ejércitos,
eres el Dios de Israel.
¡Despiértate y castiga a todas las naciones;
no tengas compasión de esos malvados traidores!
 Selah

Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, David no es muy misericordioso ni compasivo. Vemos esto a menudo en sus Salmos. Pero la verdad es que nuestro Dios es un gran guerrero, el Dios de los Ejércitos. Él viene a juzgar a las naciones y a castigar a los malhechores. No hay nadie ni ninguna nación que esté exenta de su juicio: ningún pastor, ningún rey. David siempre ha buscado el camino recto.

Porque ellos vuelven al atardecer,
aúllan como perros
y merodean la ciudad.
Echan espuma por la boca,
lanzan espadas por sus fauces
y dicen: «¿Quién va a oírnos?».
Pero tú, Señor, te ríes de ellos;
te burlas de todas las naciones.

A ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos,
pues tú, oh Dios, eres mi refugio.
10     Tú eres el Dios en quien puedo confiar.

Cuando los hombres enviados por Saúl llegaron a su pueblo al atardecer, merodearon la ciudad sin preocuparse por el bienestar de la hija del rey. Frente a sus amenazas, David sigue confiando en su Dios.

Tú irás delante de mí
para hacerme ver la derrota de mis enemigos.
11 Pero no los mates,
para que mi pueblo no lo olvide.
Zarandéalos con tu poder; ¡humíllalos!
¡Tú, Señor, eres nuestro escudo!
12 Por los pecados de su boca,
por las palabras de sus labios,
que caigan en la trampa de su orgullo.
Por las maldiciones y mentiras que profieren,
13     consúmelos en tu enojo;
¡consúmelos hasta que dejen de existir!
Así todos sabrán que Dios gobierna en Jacob
y hasta los confines de la tierra. Selah

David huye de su hogar sabiendo que Dios va delante de él. No piensa en su propia vindicación, sino en la gloria de Dios. Quiere que todos sepan que Dios reina, que él es soberano. David confía en que verá a sus enemigos derrotados, pero no pide su muerte. A veces la muerte es una salida más fácil. Quiere que sus enemigos vivan para que el pueblo de Israel recuerde lo que hizo Saúl.

Si David no los mata, ¿qué puede hacer Dios? Zarandearlos con su poder y humillarlos. Pero parece una contradicción: No los quiere muertos, sino consumidos en su enojo, hasta que dejen de existir. Ese parece ser su fin, su muerte.

El pecador provoca su propia caída, en la trampa de su orgullo. David señala los pecados de su boca: sus palabras, sus maldiciones y sus mentiras. A menudo es nuestra boca la que nos causa más problemas.

14 Porque ellos vuelven al atardecer,
aúllan como perros
y merodean la ciudad.
15 Van de un lado a otro buscando comida,
y aúllan si no quedan satisfechos.

No fue solo una vez que estos hombres causaron problemas a su pueblo.

16 Pero yo cantaré a tu poder
y por la mañana alabaré tu amor;
porque tú eres mi protector,
mi refugio en momentos de angustia.

17 A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos,
pues tú, oh Dios, eres mi refugio.
Tú eres el Dios en quien puedo confiar.

Después de desahogar su corazón y entregar sus enemigos al Señor, David afirma su confianza en Dios como su protector y refugio. Tres veces en estos dos versículos declara que siempre alabará a Dios.

¿Necesitas protección ahora? ¿Estás en un momento de angustia? ¿Conoces a Dios como tu refugio? ¿Tienes fe en que Dios peleará tu batalla? ¿Es el Señor tu fortaleza? ¿Cantas alabanzas a Dios todo el día? ¡Hay poder en la alabanza!

Saúl intenta matar a David: 1 Samuel 19

1Saúl les comunicó a su hijo Jonatán y a todos sus funcionarios su decisión de matar a David.

Saúl no es muy sabio. Debería saber algo sobre la amistad de David y Jonatán. Si todo el pueblo estaba impresionado con David, seguramente alguien hará lo necesario para protegerlo. Queremos ser transparentes ante Dios y otros, pero a veces no es sabio compartir demasiado. Necesitamos ser perspicaces sobre con quién hablamos. ¿Hay un Saúl en tu vida ahora mismo, tan lleno de celos que quisiera matarte?

Pero, como Jonatán le tenía tanto afecto a David, le advirtió: «Mi padre Saúl está buscando una oportunidad para matarte. Así que ten mucho cuidado mañana; escóndete en algún sitio seguro, y quédate allí. Yo saldré con mi padre al campo donde tú estés, y le hablaré de ti. Cuando averigüe lo que pasa, te lo haré saber».

Allí está de nuevo. El “pero”. No importan los planes malvados del diablo; cuando estamos en el Señor siempre habrá un “pero.” Jonatán arregló esto para que no hubiera ninguna duda en el corazón de David de que Saúl quería matarlo. Gracias a Dios, el Señor estaba velando por David. Nunca permitiría que Saúl lo matara. Dios brindó esta amistad tan especial para ayudar a David. ¿Tienes un Jonatán que te respalda y se preocupa por ti? ¿Tienes un “pero”?

Jonatán le habló a su padre Saúl en favor de David: —¡No vaya Su Majestad a pecar contra su siervo David! —le rogó—. Él no le ha hecho ningún mal; al contrario, lo que ha hecho ha sido de gran beneficio para Su Majestad. Para matar al filisteo arriesgó su propia vida, y el Señor le dio una gran victoria a todo Israel. Su Majestad mismo lo vio y se alegró. ¿Por qué ha de pecar contra un inocente y matar a David sin motivo?

¿Tienes esa valentía para interceder por un hombre inocente? Cuando yo trabajaba como capellán (pastor) en las cárceles federales de Estados Unidos, aunque eso pudiera poner en peligro mi trabajo, a veces yo intercedía por un prisionero inocente. Jonatán le recuerda a su papá todo lo que ha hecho David. Dice que sería un pecado matarlo. ¿Escuchará Saúl a su hijo? Siempre es posible cometer un error, pero aún hay esperanza si podemos aceptar el consejo sabio de los demás. Cuando nos cerramos a los demás, ya estamos en una situacion muy grave.

Saúl le hizo caso a Jonatán, y exclamó: —Tan cierto como que el Señor vive, te juro que David no morirá.

He sugerido que Saúl puede haber sido bipolar. O puede ser el demonio que lo estaba molestando. Gracias a Dios, escucha a su hijo y promete no matar a David. Pero, ¿es un hombre de palabra?

Entonces Jonatán llamó a David y, después de contarle toda la conversación, lo llevó ante Saúl para que estuviera a su servicio como antes.

Por el momento, todo parece estar bien. David vuelve al palacio. Jonatán cree en la palabra de su padre. Pero, ¿cuánto durará la paz?

Volvió a estallar la guerra. David salió a pelear contra los filisteos, y los combatió con tal violencia que tuvieron que huir.

Otra victoria para David. Y otra oportunidad para que el demonio influya en Saúl. Recuerda, el diablo vino parar hurtar, matar y destruir. A ti también. Habrá un reposo de vez en cuando. Pero mantente alerta, porque en un momento de debilidad te atacará de nuevo.

Sin embargo, un espíritu maligno de parte del Señor se apoderó de Saúl. Estaba sentado en el palacio, con una lanza en la mano. Mientras David tocaba el arpa, 10 intentó clavarlo en la pared con la lanza, pero David esquivó el golpe de Saúl, de modo que la lanza quedó clavada en la pared. Esa misma noche David se dio a la fuga.

¿Es Saúl responsable de su locura? Yo creo que sí. Alguien que está realmente poseído por un demonio puede perder todo el control de sus acciones. Y no es inusual que un demonio ataque a la misma persona que quiere echarlo fuera en el Nombre de Jesús. Tratar de matar a David mientras ministraba la misma música que le trajo alivio es evidencia de lo perdido que está Saúl. La buena noticia es que Dios no permitiría que esa lanza tocara a David. Y David tuvo la sensatez de huir de la casa, la casa que compartía con la hija de Saúl.

11 Entonces Saúl mandó a varios hombres a casa de David, para que lo vigilaran durante la noche y lo mataran al día siguiente. Pero Mical, la esposa de David, le advirtió: «Si no te pones a salvo esta noche, mañana serás hombre muerto». 12 En seguida ella descolgó a David por la ventana, y así él pudo escapar. 13 Luego Mical tomó un ídolo y lo puso en la cama con un tejido de pelo de cabra en la cabeza, y lo cubrió con una sábana.

Gracias a Dios, Mical defiende a su esposo y lo ayuda a escapar. Pero, ¿por qué había un ídolo en la casa? ¿Era de Mical? ¿Algo que ella trajo del hogar oprimido de su padre? Ya está aprendiendo a mentir y engañar a su padre.

14 Cuando Saúl mandó a los hombres para apresar a David, Mical les dijo: «Está enfermo». 15 Pero Saúl los mandó de nuevo a buscar a David: «Aunque esté en cama, ¡tráiganmelo aquí para matarlo!» 16 Al entrar en la casa, los hombres vieron que lo que estaba en la cama era un ídolo, con un tejido de pelo de cabra en la cabeza. 17 Entonces Saúl le reclamó a Mical: —¿Por qué me has engañado así? ¿Por qué dejaste escapar a mi enemigo?

Ella respondió: —Él me amenazó con matarme si no lo dejaba escapar.

Si alguna vez te has encontrado entre tus padres y tu conyugue, ya sabes lo complicado que es. Empuja a una persona a mentir y engañar a uno o al otro. Como padre, Saúl obviamente está equivocado al poner a su hija en esta situación. Parece que todos tenían temor a Saúl, y ella no tiene el coraje de enfrentarse a su papá. Obviamente, es un golpe muy fuerte para la joven pareja. Un golpe que dejó heridas duraderas en los corazones de David y Mical.

18 Después de huir y ponerse a salvo, David fue a Ramá para ver a Samuel y contarle todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a vivir a Nayot. 

Nuevamente vemos algo del corazón justo de David. No busca venganza ni mata a Saúl. A pesar de su unción para ser el futuro rey de Israel, no trata de lograrlo con sus propias fuerzas. Va directo a quien lo había ungido. Al hombre más espiritual del país. Samuel conoce muy bien a Saúl, y seguramente le duele mucho escuchar de la profundidad de la caída de quien había sido un hijo espiritual para él. Pero el Señor ya había trabajado en el corazón de Samuel, y él había dejado a Saúl en manos de Dios. Esto no es solo una reunión. No, David reconoce que hay una puerta cerrada. No volverá a su casa con Mical ni a su trabajo en el palacio ni al ejército de Saúl después de que todo se calme.

Que doloroso es pasar por esto en su matrimonio, con su suegro y con sus amados compañeros en el ejército. Que Dios te dé la sabiduría de saber cuándo es necesario tomar una medida tan drástica.

19 Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Nayot de Ramá, 20 mandó a sus hombres para que lo apresaran. Pero se encontraron con un grupo de profetas, dirigidos por Samuel, que estaban profetizando. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético. 

Nayot de Ramá era un lugar muy ungido. Allí vivía un grupo de profetas, llenos del Espíritu Santo. Tal llenura no era muy común en esa época, pero Samuel, en su vejez, había encontrado un ministerio muy valioso al dirigir ese grupo. Seguramente Saúl sabía que era un centro del ministerio del Espíritu, pero no le importa. Envía a sus hombres para apresurar a David, y posiblemente también a Samuel. Pero la presencia de Dios es tan poderosa que con solo entrar al lugar, el Espíritu vino con poder sobre esos hombres. ¡Que tengamos una presencia tan poderosa en nuestras iglesias que todos los que entren allí caigan bajo el poder del Espíritu!

No sabemos exactamente qué fue este trance profético, ni cómo estaban profetizando. Es casi seguro que no están dando profecías sobre el futuro. Puede que sean mensajes de Dios, pero lo más probable es que se trate de una alabanza estática, similar a las lenguas que cayeron sobre los discípulos en el aposento alto.

21 Al oír la noticia, Saúl envió otro grupo, pero ellos también cayeron en trance. Luego mandó un tercer grupo, y les pasó lo mismo. 22 Por fin, Saúl en persona fue a Ramá y llegó al gran pozo que está en Secú.

—¿Dónde están Samuel y David? —preguntó.

—En Nayot de Ramá —alguien le respondió.

Dos grupos más experimentaron lo mismo. Y Saúl no entendió el mensaje de que buscaba la vida de David en vano. Aquí él tendría la oportunidad de arrepentirse, confesar su pecado a David y reconocer que era hora de que renunciara a su puesto de rey. Él podría pasar un buen rato con este grupo de profetas, encontrando sanidad, liberación y restauración. Dios incluso hizo su parte. En una situación muy rara, este hombre oprimido por demonios que buscaba la vida de David también cayó bajo el poder.

23 Saúl se dirigió entonces hacia allá, pero el Espíritu de Dios vino con poder también sobre él, y Saúl estuvo en trance profético por todo el camino, hasta llegar a Nayot de Ramá. 24 Luego se quitó la ropa y, desnudo y en el suelo, estuvo en trance en presencia de Samuel todo el día y toda la noche. De ahí viene el dicho: «¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?»

Dios ni siquiera esperó a que llegara a Nayot. Durante todo el camino estuvo en trance profético. Perdió todo el control, y allí estuvo todo el día y toda la noche, desnudo, en el suelo, lleno del Espíritu y profetizando. Lamentablemente, es posible experimentar hermosas manifestaciones del Espíritu en la iglesia, pero si no hay un cambio de corazón, uno puede despertarse al día siguiente e ignorar todo lo que Dios quería hacer. La noticia se divulgó en todo el país. ¿Hubo una transformación en la vida del rey? ¿Es Saúl ahora uno de los profetas?