Cuando David dejó a su amigo, ya sabía que no podía regresar al palacio. Incluso la casa de su padre en Belén seria peligrosa. No se menciona a Mical ni cómo se sentía al dejar a su esposa. No parece muy angustiado por ella. Él fue directo a Nob, un pueblo al noreste de Jerusalén y al sur de Guibeá. Después de la destrucción de Silo, el tabernáculo que Moisés construyó en el desierto se encontraba allí.
¿Por qué Nob? El versículo siete dice que era un santuario, un centro del culto, con un sacerdote que ya conocía a David. Esta es la primera vez que aparece este Ajimélec en la Biblia. Era descendiente del sacerdote Elí. Como Nairot de Ramá, Nob era un centro de la vida espiritual del país. Allí vivían unos 85 sacerdotes (1 Samuel 22:17-18), y allí estaban el efod y la mesa de los panes consagrados.
1 Cuando David llegó a Nob, fue a ver al sacerdote Ajimélec, quien al encontrarse con David se puso nervioso. —¿Por qué vienes solo? —le preguntó—. ¿Cómo es que nadie te acompaña?
No era común viajar solo en aquellos días, y el sacerdote sospechó que algo andaba mal. No solo se puso nervioso, Ahimelec vino tembloroso al encuentro de David (LBLA).
2 David le respondió: —Vengo por orden del rey, pero nadie debe saber a qué me ha enviado ni cuál es esa orden. En cuanto a mis hombres, ya les he indicado dónde encontrarnos. 3 ¿Qué provisiones tienes a mano? Dame unos cinco panes, o algo más que tengas.
¡Otra mentira! ¡De David! Dice que hay una orden, pero no puede divulgarla. Tampoco puede decir nada sobre esta visita. Es obvio que solo viene en busca de pan. Lástima que no pida oración ni consejo al sacerdote. Posiblemente miente para proteger al sacerdote, quien puede decir honestamente que no sabía nada sobre la situación de David.
4 —No tengo a la mano pan común y corriente —le contestó el sacerdote—. Podría darte el pan consagrado, si es que tus hombres se han abstenido por lo menos de estar con mujeres.
¿Qué es el pan consagrado? El pan del lugar santo en el tabernáculo, que era una ofrenda de agradecimiento y un símbolo de la provisión diaria de pan de Dioa. La Ley (Levítico 24:9) dice que solo un sacerdote puede comerlo, pero Jesús dijo:
¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró en la casa de Dios; él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos, sino solo a los sacerdotes. (Mateo 12:3-4)
Voy a hacerles una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado: hacer el bien o el mal?, ¿salvar una vida o destruirla? (Lucas 6:9)
Cristo no condena a David por comer el pan. No es tan rígido como los judíos en su interpretación y aplicación de la Ley.
5 David respondió: —Te aseguro que, como es la costumbre cuando salimos en una expedición, no hemos tenido contacto con mujeres. Además, mis hombres se consagran incluso en expediciones ordinarias, así que con más razón están consagrados ahora.
¿David realmente tenía a otros hombres con él? Toda la evidencia en este capítulo es que andaba solo. Una mentira conduce a otra.
Tener relaciones con una mujer le hace a un hombre impuro hasta el anochecer (Levitico 15:18). Solo si abstiene de relaciones se puede comer este pan. Abstenerse antes de una expedición sería una manera de prepararse espiritualmente para una batalla.
6 Por tanto, el sacerdote le entregó a David el pan consagrado, ya que no había otro. Era el pan de la Presencia que había sido quitado de delante del Señor y reemplazado por el pan caliente del día.
7 Aquel día estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario del Señor. Se trataba de un edomita llamado Doeg, que era jefe de los pastores de Saúl.
David tiene su pan, pero hay un inconveniente: Por casualidad, el jefe de los pastores de Saúl se encontraba allí. Cuando andamos en mentiras y engaños, siempre existe la posibilidad de que alguien nos vea.
8 Más tarde, David le preguntó a Ajimélec: —¿No tienes a la mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas.
Otra mentira. David no salió inmediatamente con el pan, sino que se quedó allí un rato, tal vez esperando el momento adecuado para pedirle al sacerdote un arma.
9 El sacerdote respondió: —Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá. Está detrás del efod, envuelta en un paño. Puedes llevártela, si quieres. Otras armas no tengo.
—Dámela —dijo David—. ¡Es la mejor que podrías ofrecerme!
Otra coincidencia. La espada de Goliat está allí. No sé por qué David no la tenía, pero estaba guardada allí casi como botín. Tiene un sentido especial para David, y con eso se va feliz. La Biblia nunca menciona si pidió oración o buscó al Señor, ni tampoco vuelve a mencionar esa espada.
David el Loco
10 Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a Aquis, rey de Gat.
El viaje desde Nob hasta Aquis sería de aproximadamente 38 kilómetros (23 millas). Gat era una de las cinco ciudades más importantes de los filisteos.
11 Los oficiales le dijeron a Aquis: —¿No es este David, el rey del país? ¿No es él por quien danzaban, y en los cantos decían:
«Saúl mató a sus miles,
pero David, a sus diez miles»?
¿Acoso el Señor lo dirigió a Gat? ¿Y cómo es que ya llaman rey a David? ¿Se sabía que Samuel ungió a David? Puede ser que lo llamen así porque ya habían escuchado mucho sobre David y de la derrota de Goliat y el ejército filisteo. Cuando ya se tiene la reputación que tenía David, es difícil encontrar un lugar seguro donde esconderse.
12 Al oír esto, David se preocupó y tuvo mucho miedo de Aquis, rey de Gat. 13 Por lo tanto, fingió perder la razón y, en público, comenzó a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva le corriera por la barba.
Engaño. Mentiras. Fingir ser alguien que no eres. Es astuto, y funciona, y David obviamente no estaba demasiado preocupado por las apariencias.
14 Aquis dijo entonces a sus oficiales: —¿Pero qué, no se fijan? ¡Ese hombre está loco! ¿Para qué me lo traen? 15 ¿Acaso me hacen falta más locos, que encima me traen a este para hacer sus locuras en mi presencia? ¡Sáquenlo de mi palacio!
Su locura lo protegió, pero fue expulsado del país.
La cueva de Adulán: 1 Samuel 22
1 David se fue de Gat y huyó a la cueva de Adulán. Cuando sus hermanos y el resto de la familia se enteraron, fueron a verlo allí. 2 Además, se le unieron muchos otros que estaban en apuros, cargados de deudas o amargados. Así, David llegó a tener bajo su mando a unos cuatrocientos hombres.
Por fin, David encuentra un lugar donde puede prepararse para las batallas venideras. Adulán estaba a 336 km (22.5 millas) al suroeste de Jerusalén. De alguna manera su familia se enteró de su ubicación. ¡Y cuatrocientos hombres descontentos, afligidos, oprimidos y endeudados, que también tenían motivos para buscar refugio! Estos no son la crema de la cosecha. Es evidencia de lo desesperado que está David, pero también de su fe y humildad. Él acepta a cada uno y ve su potencial. Con ellos él forma una banda de guerreros. ¿Conoces hombres amargados, rechazados por el mundo? ¿Hay algo que tú puedas hacer con ellos para darles una vida útil?
3 De allí se dirigió a Mizpa, en Moab, y le pidió al rey de ese lugar: «Deja que mis padres vengan a vivir entre ustedes hasta que yo sepa lo que Dios quiere de mí». 4 Fue así como dejó a sus padres con el rey de Moab, y ellos se quedaron allí todo el tiempo que David permaneció en su refugio.
Otro viaje, de unos 112 kilómetros (70 millas). Parece que sus padres también están en peligro de Saúl, y David quiere un lugar seguro para ellos. El rey de Moab era enemigo de Saúl, y la bisabuela de David (Rut) era una moabita, por lo que sería un destino natural para David.
5 Pero el profeta Gad le dijo a David: «No te quedes en el refugio. Es mejor que regreses a la tierra de Judá». Entonces David se fue de allí, y se metió en el bosque de Jaret.
Esta es la primera vez que vemos a David recibir consejo de un profeta. La Biblia no dice mucho sobre Gad. Era parte de la administración de Saúl. Más tarde, Gad ayudó a David con los arreglos musicales para el templo (2 Crónicas 29:25), escribió una historia del reinado de David (1 Crónicas 29:29) y confrontó a David sobre su pecado con el censo (2 Samuel 24:11-25)
Este bosque probablemente estaría en las montañas al sur de Jerusalén, casi llegando a las llanuras de los filisteos.
Para alguien escogido por Dios, ungido y con un corazón conforme al corazón de Dios, estos capítulos parecen extraños. El rey quiere matarlo. Tiene que huir, mentir y engañar. Su “pandilla” eran los marginados y rechazados por la sociedad. Tiene que mendigar pan y un arma. No parece que Dios lo esté prosperando.