Este Salmo dice explícitamente que David lo compuso cuando fingió estar demente ante Ajimélec. En medio de todo ese problema, David de alguna manera alaba al Señor y se acerca a él. Y no solo compuso el Salmo, sino que le puso mucha reflexión, ya que es escrito siguiendo el alfabeto hebreo.
Álef
1 Bendeciré al Señor en todo tiempo;
lo alabarán siempre mis labios.
Bet
2 Mi alma se gloría en el Señor;
lo oirán los humildes y se alegrarán.
Guímel
3 Engrandezcan al Señor conmigo;
exaltemos a una su nombre.
David se encuentra en una situación muy complicada, pero inicia declarando que pase lo que pase, su alma se gloria en el Señor. No en sus circunstancias. E invita a todos a unirse a él en sus alabanzas, exaltando unánimes al Señor.
¿Cómo es la vida para ti ahora? ¿Tan complicada como la vida de David? ¿Puedes todavía bendecir al Señor? ¿Te congregas con otros creyentes para exaltar a una su nombre?
Dálet
4 Busqué al Señor y él me respondió;
me libró de todos mis temores.
He
5 Los que lo miran están radiantes;
jamás su rostro se cubre de vergüenza.
Zayin
6 Este pobre clamó, el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Un testimonio que millones pueden afirmar: Cuando buscas al Señor, él te responderá. Si clamas al Señor, él te oirá. Aquellos que miran al Señor reflejan su hermosura. Están radiantes. Ese rostro nunca se cubrirá de vergüenza. David lo experimentó en una prueba muy fuerte. La promesa de Dios cuando haces estas cosas es que él te librará de todos tus temores y de todas tus angustias. ¿Cuáles son tus temores y angustias? ¿Estás buscando y clamando al Señor? ¿O solo puedes ver la circunstancia?
Lo realmente difícil que todo creyente experimenta a veces es estar angustiado, clamar a Dios y buscar su rostro, y no sales radiante. Sientes que el Señor no te escucha. Estás estancado en tus angustias y temores. Más adelante en el Salmo veremos algunas posibles explicaciones, pero a veces tenemos que andar por pura fe, sin ver ninguna respuesta. En ese momento el testimonio de otros, como el de David aquí, nos anima y nos da la esperanza de que Dios si actuará a nuestro favor.
Jet
7 El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;
a su lado está para librarlos.
Tet
8 Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que se refugian en él.
Yod
9 Teman al Señor, ustedes sus santos,
pues nada les falta a los que le temen.
Caf
10 Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,
pero a los que buscan al Señor nada les falta.
Hay más. Los beneficios del Señor siguen aumentándose. Dios es bueno. Él te libra de tus temores. Pero hay uno a lo que debes temer: Comprende su grandeza y tenle reverencia. Aquí hay dos promesas para quien teme a Dios: Su ángel acampa en tu torno. Siempre está a tu lado para librarte. Y nada te faltará. ¡Refúgiate en Dios! ¡Estarás dichoso! ¿Cómo está tu temor de Dios? ¿Has probado a Dios? ¿Puedes testificar que él es bueno?
Los grandes guerreros y los leoncillos se debilitan y tienen hambre. No eres el único que a veces se siente débil. Pero el Señor siempre te cuida. La Biblia está llena de promesas, y esta promesa de que nada te faltará es una hermosa a la que aferrarte.
Lámed
11 Vengan, hijos míos, y escúchenme
que voy a enseñarles el temor del Señor.
Mem
12 El que ama la vida
y desea ver muchos días felices,
Nun
13 que refrene su lengua de hablar el mal
y sus labios de proferir engaños;
Sámej
14 que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga.
David ofrece otra invitación a quienes aman la vida y desean ver muchos días felices. ¿Eres uno de ellos? David quiere enseñarte lo que significa el temor del Señor. Estás son decisiones que tú puedes tomar ahora mismo: Refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de proferir engaños. Apártate del mal (arrepiéntete) y haz el bien. Y busca la paz con Dios y con todos los demás, y síguela. Si todavía estás andando en esos pecados, esa puede ser la razón por la que Dios no te ha librado de tus temores y angustias, y no tienes un rostro radiante.
Si ya has experimentado estas bendiciones del Señor, ¿puedes enseñar a otros el temor de Dios?
Ayin
15 Los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos, atentos a sus clamores;
Pe
16 pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal,
para borrar de la tierra su memoria.
Tsade
17 Los justos claman, el Señor los oye
y los libra de todas sus angustias.
Qof
18 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón,
y salva a los de espíritu abatido.
Resh
19 Muchas son las angustias del justo,
pero el Señor lo librará de todas ellas;
Shin
20 le protegerá todos los huesos
y ni uno solo le quebrarán.
Tav
21 La maldad destruye a los malvados;
serán condenados los enemigos de los justos.
22 El Señor libra a sus siervos;
no serán condenados los que en él se refugian.
¡Qué contraste hay entre los justos y los malvados! Su propia maldad destruye al malvado. Dios condena a los enemigos de los justos. Su rostro está contra los malhechores. Su deseo es borrar su memoria de la tierra. ¿Te gustaría borrar de la tierra la memoria de algunos malvados?
Una vez más vemos que la liberación del temor y la angustia no es automática. ¿Andas en justicia? ¿O haces el mal? Este sería un buen momento para arrepentirte y alejarte el pecado.
Clama al Señor y busca tu refugio en él. No te condenará. David sabe muy bien que los justos no están libres de angustias, pero el Señor te librará de todas ellas.
¿Estás quebrantado de corazón? ¿Con el espíritu abatido? El Señor está muy cerca de ti. Te protegerá y te salvará. Acércate a él y deja que su Espíritu te sane y consuele.