Lo más importante: El amor

Sin amor, es imposible andar como Jesús. Pablo dijo que el amor es más importante que la fe o la esperanza, y el apoyo bíblico para eso es abrumador. Todos quieren ser amados, y casi todos quieren amar a alguien.

Pero, ¿qué es el amor?

La mayor parte de lo que se llama “amor” en las películas y la tele es pura emoción y lujuria. El apóstol Pablo escribió en el famoso capítulo 13 de 1 Corintios (versos 1 a 7, y 13):

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.  Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Sí, el mayor es el amor.

Los dos mandamientos más importantes

Jesús hizo una declaración muy impresionante sobre el amor cuando respondió a esta pregunta de un experto en la ley:

―Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

 ―“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Este es el primero y el más importante de los mandamientos.  El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas (Mateo 22:36-40).

Si vamos a andar como anduvo Jesús, tenemos que amar como Él ama; el amor tiene que ser la característica sobresaliente de nuestras vidas. El amor no viene naturalmente al pecador; él solamente piensa en sus propios intereses, porque nuestra tendencia es ser egocéntrico y egoísta. Empezamos a amar verdaderamente solo después de experimentar el gran amor de Dios:

Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano (1 Juan 4:16-21).

Juan dice que el amor se manifiesta entre nosotros y nos da confianza porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. ¡Allí está el tema de este libro en otras palabras! ¡Es posible en este mundo vivir como vivió Jesús! Y el vivir como vivió Jesús y andar como Jesús anduvo está íntimamente conectado con el amor. Dios es amor. Jesús es Dios. Si andamos como anduvo Jesús y vivimos como vivió Jesús, es imposible no manifestar y experimentar el amor de Dios. Su amor nos llena a rebosar con un amor sincero y profundo por Dios y otros. Permanecer en ese amor mantiene esa relación íntima con Dios.

Amarte a ti mismo

El mandato bíblico es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Pero aquí, a un nivel fundamental, puede haber un problema si no te amas a ti mismo. ¡Puede ser que te odies a ti mismo! ¿Por qué? Debido a los fracasos de tu vida, los errores que has cometido, y el daño que has hecho a tu familia, a otros y a ti mismo. Tal vez tu padre te abandonó, o fuiste burlado o maltratado por tu madre, una maestra u otra persona. Desde la infancia has creído que eres malo y no mereces nada, y como resultado, te odias a ti mismo. Ese odio puede llevarte a mutilarte o a pensar en quitarte la vida.

Parecer increíble, pero el amor de Cristo es el primer amor que algunos han experimentado en toda su vida. Y ese amor incondicional de Dios empieza a quitar ese auto odio y llenar tu corazón con amor. Ahora te das cuenta de que Dios te hizo, y todo lo que Dios hace, Él lo hace bien. Dios te acepta y te recibe tal como eres. Ahora puedes aceptarte a ti mismo con todos tus defectos. Por primera vez, tienes esperanza: En Cristo eres una nueva criatura, y Dios empieza el proceso de transformar al viejo hombre. Ahora puedes aceptar a otros tal como son y amarlos con el amor que has experimentado de Dios. Dios te ha liberado para amar a tu prójimo.

¿Quién es tu prójimo? (Lucas 10)

25 En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Esta es una parábola muy conocida. Lo impresionante es que este experto en la ley da la misma respuesta que Jesús dio sobre lo más importante en la ley. Jesús, sabiendo el motivo de su corazón, no responde a su pregunta, sino le hace otra pregunta:

26 Jesús replicó: ―¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

27 Como respuesta el hombre citó: ―“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

28 ―Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

A veces nosotros hacemos la vida cristiana muy complicada. Jesús afirma aquí que el verdadero amor para Dios y para otros es suficiente para heredar la vida eterna. Por supuesto, sabemos que tenemos que confiar en Jesús y nacer de nuevo (como vimos en Juan 3), pero el resto fluirá de este fundamento del amor. Jesús dice que si amamos de esta manera, viviremos. ¿Quieres vivir? Practica amar a Dios y a tu prójimo. Es allí donde encontrarás la vida.

29 Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús: ―¿Y quién es mi prójimo?

Siempre es peligroso intentar justificarse delante de Dios, pero Jesús ya le dijo “bien contestado” y el hombre quiere recibir más aprobación.

30 Jesús respondió:

―Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 ―El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.

―Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

No creo que el experto en la ley estuviera esperando esta explicación. A Jesús le encanta hacer el héroe alguien menospreciado (el samaritano), y el malvado alguien inesperado (el sacerdote y el levita).

  • El samaritano estaba en tierra extranjera, donde él sabe que la gente tiene prejuicios. Le sería difícil conseguir alojamiento allí en Judá, y probablemente tenía prisa para llegar a su casa en Samaria.
  • Sentía pena por el hombre herido – una característica importante del amor.
  • Lo montó en su propia cabalgadura.
  • Cuidó las heridas del hombre.
  • Perdió todo un día de su viaje – llegaría tarde a casa, posiblemente con su esposa enojada con él.
  • Proporcionó un seguimiento – volvería a ver como estuviera el hombre y pagar por su cuidado.

¿Cuántas veces te has desviado y seguido adelante cuando ves a alguien en necesidad? ¿Estás dispuesto a demostrar el amor extravagante y costoso que vemos en el samaritano? Demasiados cristianos son como el hombre de Santiago 2:15-16: Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?

Ama a tu enemigo

El amor al prójimo va más allá de ayudar a una persona necesitada o amar a los hermanos en la iglesia. Jesús tiene una expectativa radical para nuestra relación con otras personas, la cual va completamente contra la corriente de este mundo. Con esta cuestión del amor, no es solo amor por el hermano digno de ser amado; Jesús exige algo de nosotros que parece casi imposible:

»Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo” (Mateo 5:43)

Los judíos torcían y añadían a la Palabra de Dios (como muchos lo hacen en la iglesia de hoy en día), como este versículo de la ley:

»No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor (Levítico 19:18, NTV).

¡El Antiguo Testamento nunca dijo que debes odiar a tu enemigo! Tampoco dijo la ley que tienes que amar a tu enemigo, pero Jesús revela las limitaciones e hipocresía de amar solo a alguien digno de ser amado – y declara que el amor de Dios (y el mandato de amar al prójimo) incluye amor por el enemigo:

Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,  para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.  Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos?  Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?  Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto (Mateo 5:44-48).

  • Amar a enemigos y perseguidores incluye orar por ellos.
  • Dios tiene un amor incondicional (ágape) para el más vil pecador.
  • Ese amor se manifiesta en lo que se llama “gracia común,” lo que significa que muchas cosas en la vida son regalos de Dios para toda la humanidad; Jesús menciona el sol y la lluvia.
  • Por supuesto, es importante amar a nuestros hermanos en Cristo y a nuestras familias, pero incluso los pecadores peores aman a quienes los aman. La prueba de nuestro amor es el amor por un enemigo.
  • En el diario andar, no saludes solamente a otros cristianos o amistades, sino también a gente muy diferente a ti.

Nuestro amor se manifiesta en hechos, palabras, y oraciones. Es fácil decir y cantar que amamos a Dios, pero Juan dice que si no amamos al prójimo, somos mentirosos si decimos que amamos a Dios. Jesús sabe que nos da un estándar muy alto, pero nuestra llamada es muy alta: ser perfecto. No hay excusas para maltratar a otras personas, ni por una falta de amor. Jesús nos llama a ser perfectos, así como nuestro Padre celestial es perfecto. Eso exige mucha fuerza, autocontrol, amor – y ayuda de parte de Dios.

Otro resumen de la ley

Jesús dijo que toda la ley y los profetas dependen del amor a Dios y al prójimo. Ese enfoque en el amor hace la vida cristiana muy simple (¡pero no fácil!). Jesús hizo otra declaración igualmente impresionante, que llamamos la “Regla de Oro:” Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas (Mateo 7:12). ¡Imagina cómo este mundo (¡o tu iglesia o familia!) se transformaría si todos pusieran en práctica estos simples mandamientos! Pero empieza contigo. Esta semana, trata de vivir de acuerdo con esta Regla de Oro.

La prueba de nuestro amor por Dios (y un nuevo mandamiento)

El amor es un tema central de la rica enseñanza de Jesús en el aposento alto la noche de su arresto. El mandamiento no parece tan nuevo (el Antiguo Testamento ya nos mandó amar al prójimo), pero este es un amor radical: amar tal como Jesús nos ama.

»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros» (Juan 13:34-35).

No es una elección que hacemos para amar a la gente más amable; es un mandamiento de Jesucristo. ¿Qué significa amar unos a otros? Tenemos que estudiar la vida de Jesús para aprender todas las maneras en que nos amaba. Es un amor muy costoso y auto sacrificial. Es la marca indispensable de un discípulo de Cristo, algo muy distinto de lo que vemos en el mundo.

El que ama a Jesús le obedece (Juan 14)

21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

23 ―El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras.

La prueba sencilla de nuestro amor por Dios es atesorar sus mandamientos y obedecerlos. No obedecemos por obligación, ni por temor ni para ganar el favor de Dios. Le amamos; queremos complacer a nuestro Salvador y nunca agraviarlo.

El Padre ama a la persona que ama a su Hijo y le obedece. Cuando obedecemos a Jesús, experimentamos más de su amor; si no le obedecemos, Él todavía nos ama. Su amor es incondicional, pero tal como un padre terrenal con su hijo, no vemos las manifestaciones de ese amor si estamos en rebelión. No sentimos su abrazo caluroso, y Jesús y su Padre no moran en nosotros. ¡Qué triste! Cristo quiere manifestarse a nosotros, pero muchas veces perdemos esa bendición a causa de nuestra desobediencia.

El que ama da la vida por sus amigos (Juan 15)

»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. 12 Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. 13 Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. 

17 Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.

¿Todavía no estás convencido de la importancia de amarse unos a otros? ¿Cuántas veces tiene Jesús que repetirlo?

Nuestro modelo es el amor del Padre por Jesús, y el amor de Jesús por nosotros. Ese amor le envió a la cruz; es un amor que da su vida por sus amigos.

¿Estás permaneciendo en el amor de Jesús? Si no sientes ese amor, ¿es posible que no estés obedeciendo sus mandamientos? ¿Tienes una alegría completa? Si no, ¿es posible que hay un problema con tu amor por Dios y por el prójimo?

 

Nada de lo que te propongas hacer te será imposible

Varios años después del diluvio, cuando la mayoría del mundo estaba viviendo en la misma área, descubrieron que podían construir edificios más grandes con ladrillos cocidos y asfalto. En Génesis 11:4 tienen una idea que les pareció muy buena: Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».

Conocemos esa torre como Babel. Hay otro que quería llegar hasta el nivel de Dios; se llama Satanás. Él fue echado fuera del cielo, y Dios va a derribar este proyecto también.

El Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograrSerá mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos».

Para el verso 6 la Nueva Traducción Viviente dice: «¡Miren! La gente está unida, y todos hablan el mismo idioma. Después de esto, ¡nada de lo que se propongan hacer les será imposible

(Nota que el verso 7 dice “bajemos,” hay más de una persona en la deidad, quien conocemos como la Trinidad.)

Hay una capacidad que Dios ha dado a nosotros para hacer cosas grandes, incluso cosas que no sean su voluntad. Por desgracia, en muchos casos hemos usado esta habilidad para vanagloriarnos, hacernos famosos, y tratar de hacer algo que llegue hasta el cielo – sin Dios. Hay dos claves aquí que les permitió construir esta gran torre:

  1. La gente está unida y forma un solo pueblo. Cuando estemos unidos, podemos lograr cosas grandes para la gloria de Jesús. Por eso Cristo oró tan fervientemente por la unidad de la iglesia, y Satanás ha hecho todo lo posible para dividirnos.
  2. Hablan un solo idioma. No es una cuestión de todo el mundo hablando el español, o el inglés; lo importante es la comunicación. Todos pueden hablar español y no entenderse nada entre ellos mismos. Cuando estamos hablando el mismo idioma espiritualmente, cuando hay comunicación abierta, podemos hacer grandes proezas. Cuando entra la confusión, cuando no nos entendemos unos a otros, no podemos lograr nada.

¿Qué te propones hacer? ¿En tu vida, tu familia y tu iglesia? Dios dice aquí que lo puedes lograr. Lo importante es estar unánimes de corazón en la familia, con los hermanos en la iglesia y con Dios.

¿Ha sembrado confusión Satanás en la comunicación entre los miembros de tu familia o iglesia? ¿Qué puedes hacer para facilitar que se entiendan unos a otros? Cuando tienes esas dos claves, y especialmente cuando estés en la voluntad de Dios, ¡nada de lo que te propongas hacer te será imposible!

Jesús y el dinero

Andando como Jesús anduvo implica toda la vida, no solo la vida espiritual. Aquí Jesús enseña acerca de nuestras obligaciones financieras para con los menos afortunados, la iglesia y el gobierno. Cristo nunca manejó mucho dinero, y no era muy importante para Él. Judas Iscariote era su tesorero. No sabemos cómo llegó a tener esa posición, pero él robó dinero (Juan 12:6), y eso también nos puede pasar a nosotros si confiamos en la persona equivocada. Jesús entendió que el dinero era necesario para la vida en este mundo, pero la mayoría de nosotros le damos demasiada importancia.

La enseñanza del Nuevo Testamento sobre el dinero

El Antiguo Testamento presentaba las riquezas y cosas materiales como evidencia de la bendición de Dios. El Nuevo Testamento tiene una actitud bastante negativa hacia el dinero; existe principalmente para dar y ayudar a la gente necesitada. Será muy difícil encontrar un versículo en el Nuevo Testamento que diga que Dios quiere que tú seas rico. Ya hemos visto varios ejemplos en el capítulo anterior, y estos versículos son representativos:

  • No es necesariamente un pecado ser rico, pero hay requisitos para los ricos: A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera (1 Timoteo 6:17-19).
  • Santiago tiene palabras más fuertes: Ahora escuchen, ustedes los ricos: ¡lloren a gritos por las calamidades que se les vienen encima! Se ha podrido su riqueza, y sus ropas están comidas por la polilla. Se han oxidado su oro y su plata. Ese óxido dará testimonio contra ustedes y consumirá como fuego sus cuerpos. Han amontonado riquezas, ¡y eso que estamos en los últimos tiempos! Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los obreros que les trabajaron sus campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso. Ustedes han llevado en este mundo una vida de lujo y de placer desenfrenado. Lo que han hecho es engordar para el día de la matanza. Han condenado y matado al justo sin que él les ofreciera resistencia (Santiago 5:1-6).
  • Apocalipsis nos presenta con una contradicción:
    • Para la iglesia en Esmirna: Conozco tus sufrimientos y tu pobreza. ¡Sin embargo, eres rico! (2:9)
    • Y la iglesia en Laodicea: Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú (3:17).

Nuestra obligación para los menos afortunados: Lucas 16:19-31

19 »Había un hombre rico que se vestía lujosamente y daba espléndidos banquetes todos los días. 20 A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas 21 y que hubiera querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las llagas.

Yo puedo imaginar esta historia en la predicación de muchas iglesias modernas, con un final muy diferente. Muchos cristianos señalarían al hombre rico como bendecido por Dios y se identificarían con él. En la versión popular que se escucha en muchas iglesias, el hombre rico comparte las buenas nuevas de salvación, prosperidad y sanidad con Lázaro. El mendigo se salva, Dios lo sana y le bendice con un buen trabajo en la empresa del hombre rico. La historia termina con Lázaro vestido a la moda y disfrutándose de los espléndidos banquetes todos los días.

Pero la parábola de Jesús es radicalmente diferente. El rico, que vestía lujosamente, no tenía tiempo ni interés ni compasión por el pobre mendigo. No lo dice, pero probablemente nunca le dio nada, aunque tenía tanta abundancia que daba espléndidos banquetes todos los días para sus amigos ricos. No le ofreció a Lázaro ni lo que cayó de su mesa.

22 »Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. 23 En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 

Están en dos extremos: uno súper rico, y el otro indigente. Está claro que el mendigo es el héroe en esta historia, y el rico el maligno. Todos mueren, lo que hace a todos los hombres iguales. Lázaro estaba contento y libre de sus llagas, pero el rico llegó al infierno desnudo, sin sus vestidos lujosos ni un centavo de su riqueza. Jesús nunca menciona la fe o la práctica religiosa de Lázaro o del rico. No podemos asumir que todos los ricos van al infierno y los pobres al cielo, pero creo que Jesús quiere dar la impresión que podría ser así (en Marcos 10:25, en otra ocasión, Él dijo: Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios).

Lo que sucedió después de la muerte es radicalmente diferente:

  • El mendigo fue llevado por los ángeles al lado de Abraham, una posición muy exaltada.
  • El rico fue sepultado, y sufre tormentos en el infierno.

En su parábola, Jesús permite que el hombre rico vea el cielo, pero eso no necesariamente significa que así es en realidad (aunque ciertamente aumentaría su tormento).

24 Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”. 25 Pero Abraham le contestó: “Hijo, recuerda que durante tu vida te fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal; pero ahora a él le toca recibir consuelo aquí, y a ti, sufrir terriblemente. 26 Además de eso, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni tampoco pueden los de allá para acá”.

Es muy posible que el rico rechazara muchas veces la petición de Lázaro de una miga; ahora le pide a Lázaro que lo alivie del fuego (la punta del dedo en agua). Antes, no necesitaba la misericordia de Dios en su vida, pero ahora la pide.

Otra vez, no podemos deducir que si te va bien durante tu vida aquí, irás al infierno, aunque Jesús también dijo: ¡Ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo! ¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque sabrán lo que es pasar hambre! (Lucas 6:24-25) Tampoco podemos afirmar que si te va muy mal aquí, irás automáticamente al cielo. Pero lo mínimo que Jesús le exigió al rico es tener compasión y ayudar a los menos afortunados; existe una tendencia fuerte a que los ricos confíen en sus riquezas e ignoren a los necesitados que los rodean. Y hay consuelo para los pobres; Dios tiene gran compasión por ellos y los recompensa con mucho en el cielo. Si tú estás sufriendo ahora, Dios lo sabe, y hay esperanza de algo mucho mejor en el futuro. Por desgracia, hay mucha injusticia en este mundo, y muchas veces los ricos continúan con sus banquetes y la vida buena, e ignoran a los necesitados que los rodean. Puede parecer que Dios no hace nada, pero Dios sabe, y algún día tendrán que pagar. Ya es tarde, después de la muerte, para pedir alivio, misericordia o salvación del tormento del infierno.

27 »Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” 30 “No les harán caso, padre Abraham —replicó el rico—; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían”. 31 Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”».

Los últimos versículos del pasaje no tienen mucho que ver con el tema del dinero, pero hablan de lo difícil que es para la gente que se siente cómoda en este mundo creer las buenas nuevas y ayudar a los necesitados. Tenían el Antiguo Testamento, pero no lo hacían caso, e incluso la resurrección de Jesús no sería suficiente para cambiarlos.

Nuestra obligación para la obra de Dios: Marcos 12:41-44

En el templo no tenían una colecta como la tienen en muchas iglesias; había unas alcancías donde la gente podía depositar su ofrenda en cualquier momento. Nadie sabía cuánto alguien depositó, y así es como debería ser también en la iglesia. Pero un día Jesús estaba observando a la gente; parece que estaba sentado solo, y luego llamó a sus discípulos:

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.

Nuevamente, como en el ejemplo anterior, Jesús menospreció a los ricos y convirtió a una viuda pobre en una heroína.

43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».

Dios tiene un concepto diferente de lo que es importante. Él mira el corazón y el motivo, y no la cantidad. La viuda dio todo; la mayoría de nosotros damos lo que nos sobra. ¿Podrían estar equivocados aquellos que con cuidado dan su 10% y creen que es un gran logro y Dios está feliz? Entonces, ¿siempre tenemos que dar todo lo que tenemos? No lo creo, pero es importante ser generoso, y entregar todo lo que tenemos a Jesús, ser guiado por Él en cómo usarlo, y de verdad vivir por fe.

Nuestra obligación con el gobierno: Mateo 22:15-22

Aunque su pueblo estaba oprimido por el gran imperio romano, Jesús habló muy poco acerca de la política o nuestras responsabilidades para con el gobierno. Aquí habló solo porque los fariseos le obligaron:

15 Entonces salieron los fariseos y tramaron cómo tenderle a Jesús una trampa con sus mismas palabras. 16 Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron:

―Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias. 17 Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?

Los fariseos se opusieron a los romanos; los herodianos eran un partido político que apoyaba a Herodes Antipas. Los dos grupos siempre eran enemigos, pero aquí se unieron contra Jesús. (Lucas dice que enviaron espías que se simulasen justos.) Para gente con malas intenciones, hablan muy bien de Cristo. ¿Son sinceros, o están echando flores? Dicen que Jesús es un hombre:

  • Integro
  • Que enseña el camino de Dios según la verdad
  • Que no se deja influir por nadie
  • Que no se fija en las apariencias

Es cierto, pero ten cuidado con la adulación; Dios puede ayudarte a detectar y mantenerte alejado de esa trampa. Ellos saben que si Jesús dice que no se tiene que pagar los impuestos, pueden acusarle de rebelión ante las autoridades. Pero puede perder su apoyo popular y ser visto como traidor a su país y su religión si simpatiza con los romanos. Muchos estaban resentidos que los impuestos ayudaron a mantener los templos paganos y la vida lujosa de las altas clases de Roma.

18 Conociendo sus malas intenciones, Jesús replicó: ―¡Hipócritas! ¿Por qué me tienden trampas? 19 Muéstrenme la moneda para el impuesto.

Y se la enseñaron.

20 ―¿De quién son esta imagen y esta inscripción? —les preguntó.

21 ―Del césar —respondieron.

―Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.

Jesús los obliga a responder su propia pregunta con una respuesta obvia, y en el proceso confirma nuestra responsabilidad de pagar impuestos. Sirvió perfectamente para callar a sus enemigos y escapar de su trampa. Nos da un principio general: tenemos que ser íntegros en el pago de impuestos y no infringir la ley para evitarlos. Igualmente, tenemos que dar a Dios lo que le pertenece. Hay una separación entre los dos, y es importante mantener esa distinción. La verdad es que somos ciudadanos tanto de un reino terrenal como de un reino celestial.

Jesús nunca tuvo la intención de que ésta fuera una enseñanza integral sobre el dar. Así que nos deja con unas preguntas:

  • Todo el dinero tiene la inscripción del gobierno. ¿Es para decir que tenemos que darles todo nuestro dinero? ¡Claro que no!
  • No hay dinero con la inscripción de Dios. ¿Es para decir que no le damos nada de ese dinero a Dios? ¡Claro que no!
  • ¿Cómo determinamos lo que corresponde a Dios? ¿Quién dice si cumplimos con nuestra obligación o no? Somos nosotros los que llevamos la imagen de Dios; tenemos que ofrecerle toda la vida a Él.

22 Al oír esto, se quedaron asombrados. Así que lo dejaron y se fueron.

¡Jesús es tan maravilloso! Sin discutir ni condenar, siempre tuvo exactamente las palabras adecuadas para responder a cualquier situación. ¡Qué Él nos ayude a hacer lo mismo!

Dios también puede suministrar el dinero que necesitamos para pagar impuestos y obedecer las leyes. Hay una historia muy interesante en Mateo 17:24-27:

Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Capernaúm, los que cobraban el impuesto del templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: ―¿Su maestro no paga el impuesto del templo?

―Sí, lo paga —respondió Pedro. Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle: ―¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás?

―A los demás —contestó Pedro.

―Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—. Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.

En este caso fue el impuesto del templo (algo que Jesús implica que no deberían cobrar a creyentes). Jesús, característicamente, ya sabe lo que le dijeron a Pedro, y tiene una provisión inusual: una moneda en la boca de un pez. Pagar impuestos es importante para Dios (aunque Jesús no parece estar entusiasmado con la idea), y podemos confiar que Él va a suplir el dinero para pagarlos.

¿Cómo te va en estas tres áreas?

  • ¿Te identificas más con Lázaro, o el hombre rico? ¿Hay un Lázaro cerca de ti que debes ayudar?
  • Si hay hombres como el rico en tu congregación, ¿cómo deberías tratar con ellos? ¿Cuál de las dos versiones que describí de esta parábola está más cerca a lo que estás acostumbrado a escuchar en tu iglesia?
  • ¿Te sientes satisfecho porque das mucho de la gran cantidad de dinero que tienes? ¿Requiere fe? ¿Sabes lo que es dar todo, sacrificialmente, hasta que duele? (No porque alguien en la televisión te lo obliga, sino porque Dios lo pone en tu corazón.)
  • ¿Puedes decir con confianza que le estás dando a Dios lo que es de Dios? ¿Le estás robando a “Cesar” porque no pagas todos los impuestos que te corresponden?

 

Juan 8:2-12  ¿Quién va a tirar la primera piedra?

Los Proverbios hablan mucho sobre el peligro del adulterio, por ejemplo en 6:32:

Pero al que comete adulterio le faltan sesos;
el que así actúa se destruye a sí mismo.

El adulterio es uno de varios pecados que merece la pena de muerte según la ley del Antiguo Testamento:

Si un hombre es sorprendido durmiendo con la esposa de otro, los dos morirán, tanto el hombre que se acostó con ella como la mujer. Así extirparás el mal que haya en medio de Israel (Deuteronomio 22:22).

Levítico 20 incluye una lista de relaciones sexuales perversas (fuera del matrimonio), las cuales también merecen la muerte. Jesús obedecía la ley, y sabemos que todavía se practicaba apedrear en el primer siglo (por ejemplo, Esteban en Hechos 7), pero nunca vemos a Jesús apedrear a nadie. Ejecutar a alguien tampoco era tan simple; Deuteronomio 17:1-7 describe un procedimiento bastante complicado.

A nosotros nos puede parecer radical matar a alguien que comete adulterio, pero Dios toma en serio la necesidad de mantener a su pueblo puro. Juan 8 nos presenta con una respuesta alternativa al pecado obvio. Andar como Jesús exige mucho amor y misericordia, incluso para alguien que viola uno de los Diez Mandamientos, como un adúltero.

El ministerio empieza al amanecer

Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.

Varias veces vemos a Jesús levantarse temprano de mañana: para orar, para reunirse con los discípulos en la playa (Juan 21) y, aquí, para enseñar a la gente. En esa hora aparentemente ya había mucha gente en el templo, y Jesús es la atracción principal. Nosotros estamos acostumbrados a pararse a predicar o enseñar, pero, como todos los rabinos de esa época, Jesús se sentó. Y casi siempre parece muy tranquilo en su estilo de enseñar; no lo vemos como muy animado o gritando (a diferencia de muchos predicadores actuales).

¿Dónde está el hombre adúltero?

Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:

―Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?

Lo que sucedió aquí nos presenta varias preguntas:

  1. ¿Por qué estaban viendo lo que pasa en la vida privada de la gente? ¿O era posible que la esposa del hombre, o el marido de la mujer, los encontró y habló con los fariseos?
  2. Parece una falta de respecto interrumpir la enseñanza de Jesús con esta distracción.
  3. Es muy humillante para la mujer ser presentada delante de todos; carecen totalmente de amor o de misericordia.
  4. Convenientemente ignoran la parte de la ley que dice que los dos tienen que morir. Refleja el estatus inferior de las mujeres en esa era, algo que Dios nunca pretendió. Jesús fue notable en dar honor a la mujer.

A veces es mejor no decir nada

Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. 

No sabemos lo que Jesús escribió, pero hay muchas conjeturas, entre ellas “hipócrita,” o, posiblemente, algunos de los pecados de esos maestros y fariseos.

Varias veces Jesús demuestra que a menudo es mejor no decir nada. Él sabía que era una trampa; si Jesús la deja salir libre, pueden acusarlo de no obedecer la ley. Pero sería horrible apedrearla allí, y podrían acusar a Jesús frente a los romanos, quienes no permitieron que los judíos llevaran a cabo sus propias ejecuciones (Juan 18:31).

¿Quién va a tirar la primera piedra?

Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:

―Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Jesús ratificó la ley; no pueden acusarle de estar en contra de la ley, y también les ofreció la oportunidad de irse con dignidad. Pero, dado que ellos lo acosaban a preguntas, Jesús es obligado a señalar a ellos.

Algunos están muy listos para tirar piedras. Ellos están observando por cada falla, para condenar y juzgar a la persona. Jesús nos ofrece una alternativa radical: Solo el que esté libre del pecado tiene el derecho de hablar sobre el pecado de otros. Tú, ¿eres más apto para condenar y juzgar, o mostrar compasión y perdonar?

E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. 

Otra vez vemos que no hay que decir mucho. Jesús no los condenó; ni tenía que regañarlos por todos sus pecados. Él dejó que el Espíritu Santo hiciera su obra en ellos. Jesús era el único libre de pecado, pero en lugar de tirar piedras, volvió a escribir en el suelo.

Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. 

Los mayores eran más conscientes de su pecado, y lo suficientemente humildes para retirarse y no pelear con Jesús. ¿Estarías tú entre los primeros? ¿O es difícil para ti humillarte y confesar que no eres perfecto?

Jesús no vino a condenar

10 Entonces él se incorporó y le preguntó: ―Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?

11 ―Nadie, Señor.

―Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

No hay excusa para el pecado, pero tampoco hay excusa para un espíritu crítico, que condena y humilla a otros. El amor y la misericordia son tan importantes como la santidad.

Jesús salvó su vida; ahora ella tiene que arrepentirse y no pecar más. Por desgracia, Jesús ofrece a muchas personas el perdón y la oportunidad de comenzar de nuevo, y ellos regresan a su pecado, o condenan a otros por pecados tal vez menos graves. Juan 3:17-21 dice:

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.

¿Hay algún pecado que tú tengas que abandonar? Jesús te ayudará a andar libre del pecado.

El que sigue a Jesús no anda en tinieblas

12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Parece que todo el tiempo la multitud estaba observando, y Jesús les ofrece consejos muy simples para evitar el pecado: Seguirle. Jesús es la luz del mundo. Si andamos con Él será imposible andar en tinieblas; su luz iluminará nuestro camino.

En él estaba la vida,
y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.

(Juan 1:4-5)

¿Andas en las tinieblas? ¿Dirías que tienes la luz de vida? ¿Está brillando tu luz? Si no, ¿estás realmente siguiendo a Jesús? Si no, probablemente estás tirando piedras, o sientas que están tirando piedras  a ti. Cristo te ama. Él no tira piedras. Te recibe y te acepta tal como eres. Si te sientes humillado y condenado por fariseos, Cristo te dice: “Vete, y no vuelvas a pecar.” No tires piedras. Cristo te salvó de ellas, ahora ten la misma compasión y misericordia de otros pecadores.

 

Andar como Jesús anduvo en la tentación   Lucas 4:1-14

¡No puede ser! Acabo de tomar la decisión de coger el camino angosto y dejarlo todo para caminar con Jesús. ¡Y me dices que tengo un enemigo que va a tentarme a volver al camino espacioso! ¿Tengo que aprender a guerrear?” Lo siento, pero así es. Antes de empezar su ministerio, Jesús tuvo que pasar una prueba muy dura: 40 días de tentaciones cara a cara con el diablo. Él resistió todas esas tentaciones, pero no fue el final de las pruebas; toda su vida Él fue tentado. Puede que ya hayas caído y el diablo te esté tentando con el pensamiento que nunca serás un buen cristiano. Puede que aquí, al principio de este caminar nuevo con Jesús, estés tentado a tirar la toalla y rendirte. Una parte importante del crecimiento es ejercer nuestra fe en las batallas espirituales, del mismo modo que hacemos ejercicio con pesas cuando queremos desarrollarnos físicamente. Aprender a resistir y vencer la tentación es un comienzo.

Si estamos descuidando nuestra vida espiritual, habrá más tentación, aunque la persona que está lejos de Dios no se dé cuenta. Mientras caminamos cerca de Jesús, lleno del Espíritu, estamos menos propensos a caer en la tentación, pero vemos en esta porción que no estamos exentos de ella.  De hecho, a veces la tentación más fuerte viene después de una gran experiencia espiritual. En el caso de Jesús, fue inmediatamente después de su bautismo en agua y el Espíritu.

1Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto.

Oramos en el Padre Nuestro “No nos metas en tentación,” pero Jesús fue llevado por el Espíritu al lugar de la tentación, al desierto. Ya sea que Dios te haya traído allí con un propósito o estás allí a causa de tu rebelión, ¿estás en un desierto? Casi siempre luchamos con la tentación en los desiertos de la vida.

Las fuentes de la tentación

Dios nunca nos tienta, pero puede permitir la tentación:

Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte (Santiago 1:13-15).

La tentación tiene tres fuentes:

  1. Tus propios deseos; tu concupiscencia que te atrae. Hay que evaluar tus deseos, evitar esas situaciones en las que tienes más probabilidades de ser seducido, y rechazar esos deseos carnales antes de que se traduzcan en actos pecaminosos. Aprende a reconocer la tentación. Todos tenemos deseos de la carne, dados por Dios. La cuestión es cómo los manejamos, para satisfacerlos de una manera que agrada a Dios. Si el hombre carnal quiere ver porno, él abre esa aplicación en su teléfono sin pensarlo dos veces. El hombre espiritual sabe que es una tentación que puede dar a luz al pecado, romper su comunión con Cristo y llevar a la muerte. Ahora, cuando llegue esa tentación, di al Señor: “Estoy tentado de ver porno. Ayúdame a no dejarme seducir por esa tentación.”
  2. La gente y las cosas del mundo. Evita compañeros, lugares, programas en la televisión y páginas de Internet que te arrastran y seducen. Puedes evitar mucha tentación del mundo si realmente quieres. Si un amigo te ofrece un negocio que gana un montón de dinero rápido, debería ser una luz roja: ¡Tentación! ¡Tengo que huir de aquí! Si eras alcohólico y un amigo te invita a la cantina, ¡peligro!
  3. Aquí, con Jesús, fue el diablo, pero rara vez es tan obvio. Satanás anda alrededor como león rugiente (pero a veces vestido como un cordero), buscando a alguien para tentar y devorar. Nadie está exento; puede ser la oveja que está sola, débil o descarriada, o el Hijo de Dios.

La tentación no es pecado

Es común tener tentaciones muy feas (por ejemplo, matar o violar a alguien), pero eso no significa que tú estés en pecado o seas un mal cristiano. Nuestra carne es corrupta y muy posiblemente tuvimos años de ser seducidos por sus deseos. El mundo está bajo el control del maligno, y no hay límite para las cosas perversas que Satanás usará para tentarnos. Pero recuerda: ¡la tentación no es pecado!

40 días de tentaciones

Por cuarenta días era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.

Tradicionalmente, hemos pensado que Jesús pasó 40 días de ayuno, con algunas tentaciones al final. Pero la mejor traducción del griego dice que hubo 40 días de tentaciones; solo tenemos registradas las últimas tentaciones (y las más fuertes). Muchas veces el diablo te tienta día tras día con la misma tentación. El primer día es fácil; sales de la iglesia fortalecido y rechazas la tentación. Pero después de varias semanas de que Satanás te presente la misma imagen (¡casi como una realidad virtual!), te cansas, y en un momento de desaliento y debilidad, caes. ¡Persevera firme en tu fe y en el Espíritu! ¡Sigue resistiendo!

Si tú estás en una temporada de tentación fuerte, considera un ayuno para fortalecerte espiritualmente. El ayuno le dio a Jesús más fuerza espiritual, pero también lo dejó más vulnerable a la tentación del pan. Jesús estaba solo (¡excepto por la poderosa comunión del Padre y el Espíritu Santo!). La tentación casi siempre es más fuerte cuando estamos solos. Acuérdate que Dios está allí 24/7. También puedes enviar un mensaje a un hermano de confianza, compartiendo la tentación y pidiendo oración. Y, si es posible, puedes dejar la soledad de tu casa, a visitar a alguien o dar un paseo.

La primera tentación: Satisfacer el deseo de la carne

Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.

La primera tentación fue algo que podría parecer inocente. Dios ya proveyó pan (el maná) para los hebreos en el desierto. Más tarde Jesús multiplicaría pan para multitudes. Comer pan no es pecado. Podemos racionalizar que una tentación no está mala, pero no importa cuán legítimo pueda parecer algo, ¡nunca obedezcas al diablo!

¿Cuál fue la naturaleza de esta tentación?

  • Cuestionar tu relación con Dios y tentarte a defenderte y hacer algo indebido para probar a otros que tienes poder espiritual y una conexión con Dios. La palabra griega traducida “si” también puede ser “dado que.” Pueda que el diablo no dude que Cristo es el Hijo de Dios; él sabe que Cristo puede hacerlo, pero también sabe que sería pecaminoso usar su poder para satisfacer sus necesidades personales.
  • Hacer algo para satisfacer tus apetitos carnales, ya sea sexo ilícito, o algo que parece inocente, como pan. Muchas veces significa no esperar el tiempo del Señor (para algo bueno), sino tratar de avanzar el plan de Dios con tu fuerza. Por ejemplo, en el matrimonio el sexo es una gran bendición, pero es una fuerte tentación tener relaciones antes de casarte.
  • La palabra de Jesús tuvo el poder de crear el universo y resucitar a un hombre muerto, y hay mucho poder en la palabra que nosotros proclamamos en su Nombre. Debemos estar seguros que hablamos de acuerdo con la voluntad de Dios.

Satanás a menudo siembra una semilla con una tentación. Puede ser que en ese momento, fortalecido por su ayuno y sabiendo que la tentación vino del diablo, Jesús pudo resistir. Pero en otra ocasión cuando estaba solo y muy hambriento, esa semilla podría dar a luz: “Es cierto que por mi palabra creé el universo. Olvídate del pan. Yo puedo crear un rico filete por medio de una palabra.” Por supuesto eso no sucedería con Jesús, pero nosotros tenemos que destruir la semilla, no permitir un ambiente favorable para que crezca, y mantener la vigilancia.

En este caso fue solo un pensamiento, pero muchas veces eso es suficiente para seducirnos. La tentación es más fuerte si se puede oler el pan recién horneado, o saborearlo.

Escrito está

Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.

En cada caso Jesús no discutió con Satanás, ni lo reprendió; simplemente declaró lo que dice la Palabra de Dios (aquí citó Deuteronomio 8:3). Tienes que estudiar y memorizar la Palabra, para que permanezca en ti. En el momento de tentación no habrá tiempo para buscar un versículo en tu teléfono o tu Biblia – tienes que tener la Palabra en tu corazón. La Palabra de Dios es tu pan, tu vida y tu espada (Efesios 6:17); no solamente unas pocas promesas o versículos favoritos, sino toda la palabra de Dios.

Jesús no contempló la posibilidad de hacer lo que el diablo quería. Si empezamos a evaluar las posibilidades y las consecuencias de algo que viene del maligno, será más fácil caer en la tentación. Si hay una duda, es mejor decir “no” desde el principio.

Satanás no intentó convencer a Jesús ni cuestionó la Palabra de Dios; cambió sus tácticas.

La segunda tentación: la fama, el poder, y la gloria

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. (RVR)

¿Es posible que así como el Espíritu lo llevó al desierto, el diablo le llevó a este monte alto? Podría ser. Esta vez el diablo es más sabio, y le mostró los reinos. Los hombres responden mucho a lo que ven.

Ésta fue una tentación de tomar el camino fácil a las riquezas, el poder, y la fama. Jesús sabe que el Padre le ha prometido toda potestad y un reino (no solo de esta tierra, sino de todo el universo), pero ésta sería una manera de evitar la agonía de la cruz. Jesús nos ordena que llevemos nuestra cruz y lo sigamos, y que crucifiquemos al viejo hombre y sus deseos. Nadie, ni siquiera Jesús, quiere ser crucificado. Muchas veces la tentación del diablo es evitar el duro trabajo y dolor de hacer las cosas a la manera de Dios. ¿Puede ser que Satanás quiera impedir el propósito de Dios para tu vida?

Es muy atrevido que el diablo le pida a Jesús que se postre y lo adore, pero cuando alguien le ofrece a un hombre poder y fama, puede hacer cosas muy tontas.

¿Es cierto que los reinos de esta tierra han sido entregados a Satanás, y él puede dárselos a quien quiera? Hasta algún punto. ¿Podría haber alguien a quien Satanás le haya dado un reino en el mundo hoy? Nosotros vamos a heredar un reino en el futuro también; la tentación es impacientarse y tratar de reclamar algo antes de tiempo.

Adora y sirve sólo a Dios

Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. (RVR, cita Deuteronomio 6:13)

¡Jesús está harto del diablo! ¿Adorar a un ángel que Él creó? ¡Eso es ridículo! Está bien decirle al diablo: ¡Vete!

Satanás puede ofrecer el mundo y sus placeres a nosotros también, pero hay un costo muy alto y eterno a pagar por adorarle y servirle. La tentación de un camino fácil a las riquezas, fama y poder es fuerte, aunque no pensaríamos en postrarnos delante de Satanás. Pero, aun sin postrarte delante del diablo, ¿estás realmente adorando a Dios? Es más que cantar unas alabanzas en la iglesia; es un estilo de vida, una vida de servicio a Dios. ¿Cuánto tiempo pasas llenando tu mente con cosas impías en la televisión e Internet? Si es más de lo que gastas en la presencia de Dios y sirviéndole, ¿es posible que realmente estés adorando a Satanás? Jesús dijo: “a Él solo servirás.” ¿A quién estás sirviendo? Incluso tu trabajo debes hacer como para el Señor.

La tercera tentación: Torcer las escrituras y tentar a Dios

El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! 10 Pues escrito está: »“Ordenará que sus ángeles te cuiden. Te sostendrán en sus manos 11 para que no tropieces con piedra alguna”».

Satanás también conoce la Palabra y la tuerce (aquí cita el Salmo 91:11 y 12). Una cosa es sacar versículos de la Biblia (a menudo fuera del contexto), o aun tener un conocimiento amplio de la Palabra, y otra cosa es obedecer y andar conforme al espíritu de la Palabra. Aquí hay otro “viaje;” esta vez a la santa ciudad, al templo, al mismo centro de la adoración del verdadero Dios. Una vez más, no sabemos si físicamente estaban en Jerusalén, permitiendo que sus ciudadanos los vieran en el pináculo del templo, o si estaban allí espiritualmente. ¿Crees que Satanás va a la iglesia? ¡Seguro!

Hay varias tentaciones aquí, entre ellas la de suicidarse. ¿Permitiría Dios que Jesús muriera tirándose del templo para probarse a sí mismo como el Hijo de Dios? Quien sabe, pero creo que Satanás pensó que Jesús moriría. La tentación también tocó el orgullo humano y la tendencia a enaltecernos. Dios no es nuestro mago en el cielo, y siempre tenemos que rechazar pruebas necias de su poder y palabra.

No pongas a Dios a pruebas

12 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le replicó Jesús.

Jesús no está impresionado con el conocimiento bíblico de Satanás. Esta vez Jesús no dijo “escrito está” sino “dicho está,” pero todavía refiere a la palabra de Dios (Deuteronomio 6:16). Puede ser entendido en dos maneras:

  1. Jesús estaría tentando a su Padre si hace algo presuntuoso para probarse a Satanás y ver si Dios va a rescatarlo.
  2. Jesús está hablando directamente al diablo, diciendo “Basta ya. Yo soy el Señor, tu Dios. Es prohibido para ti ponerme a prueba.”

¡No juegues con Dios ni trates de manipularlo!

Jesús fue tentado en todo, como tú

Esta experiencia capacitó a Jesús a entender nuestra lucha con la tentación. ¡Nunca, por toda la eternidad, había sido tentado! Éstas fueron tentaciones reales, con la posibilidad real de pecar. Y ésta no fue la única vez que fue tentado. Hebreos 4:14-16 dice:

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.

Aquí hay cuatro cosas muy importantes para ayudarte en la tentación:

  • Tú tienes a un sumo sacerdote que está intercediendo por ti ahora mismo. Él es por ti, y te apoya con su intercesión cuando estás pasando por pruebas.
  • Sigue firme en tu fe. Declara lo que dice la Palabra de Dios acerca de quién eres y lo que Cristo ha hecho por ti.
  • Tu tentación no es única; Jesús fue tentado en todo igual como tú.
  • Acércate a Dios en oración; allí hallarás misericordia y gracia para ayudarte en el momento más difícil de tentación.

Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados (Hebreos 2:17-18).

Un versículo importante para memorizar

Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir (1 Corintios 10:13, NTV).

O la Reina Valera:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Aquí hay otras cosas valiosas para ayudarte en tu lucha contra la tentación:

  • Satanás ha estado observando la raza humana durante muchos años y sabe muy bien cuáles son las tentaciones más aptas para hacernos caer.
  • Dios es fiel en la tentación.
  • Dios es Señor de las tentaciones; Él permite solo lo que Él sabe que puedes soportar. Si la tentación es fuerte, Él sabe que tienes una gran fuerza.
  • Aunque sea muy fuerte, tú puedes soportar esta tentación actual.
  • En medio de cada tentación, Dios te mostrará una salida. Siempre hay una salida. Nunca estás obligado a caer en la tentación, pero tienes que resistirla y tener la voluntad de buscar a Dios para esa salida. La triste verdad es que muchas veces queremos caer en la tentación.

Cuando Jesús estaba orando en Getsemaní en su angustia, dio este consejo a sus discípulos para superar la tentación:

Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil (Mateo 26:41).

El final de la tentación en el desierto

13 Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.

Mateo añade (4:11): Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle.

Habrá tiempos de tentaciones fuertes. A veces podemos caer en ellas, y en vez de 40 días, puede que pasemos años en el desierto. Pero si resistimos la tentación, el diablo tiene que huir (Santiago 4:7). Él se alejará de ti por un tiempo y puedes experimentar un descanso de sus ataques, pero seguro que volverá.

Puede ser que tú te sientas tentado con algo toda tu vida. Por ejemplo, si la porno era un problema para ti en el pasado, es posible que siempre sea una tentación fuerte. Para otro hombre podría ser el alcohol. Satanás te observa y te tienta conforme a tus debilidades y lo que te sedujo en el pasado. No te apures cuando eso pasa. Reconócela como una tentación, dile “no,” y sigue adelante. No significa que eres un mal cristiano si estás tentado con cosas muy feas. Con tiempo y más madurez espiritual, a menudo las tentaciones cambian y son más sutiles; sé vigilante para ellas.

Dios está observando todo el proceso. Él puede dejarte en las manos del diablo por un tiempo para probarte, pero nunca te abandonará. Y cuando pasas la prueba, tal como Jesús, Él puede mandar ángeles (o hermanos cristianos) para ministrarte.

14 Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y se extendió su fama por toda aquella región.

Jesús empezó estos 40 días lleno del Espíritu. Fue tentado y probado fuertemente. Estoy seguro que a veces en el ayuno, hambriento y cara a cara con el diablo, no sentía mucha presencia del Espíritu. Es una de las tentaciones que nosotros también enfrentamos: La tentación de incredulidad; pensar que Dios me ha desamparado, y nunca voy a salir de este desierto. Sí, Jesús fue tentado en todo como tú y yo. Si tú estás en un desierto ahora y estás tentado a creer las mentiras del diablo, esfuérzate y se valiente, porque si permaneces firme en tu fe, el día vendrá cuando sales del desierto y volverás en el poder del Espíritu a tu familia, tu ministerio o tu caminar con el Señor.

El primer hombre, Adán, fue tentado y no pasó la prueba. El segundo Adán, Jesús, pasó la prueba, y ahora puede arrancar su ministerio público. Jesús nunca buscó publicidad; de hecho casi siempre pidió a la gente quien Él sanó o liberó no decir nada a nadie, pero todavía se extendió su fama por toda aquella región.

¡Soporta con paciencia las pruebas y las tentaciones!

Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman (Santiago 1:12, NTV).

La Nueva Traducción Viviente captura el sentido del griego; la palabra puede ser traducida “prueba” o “tentación.” Las tentaciones son pruebas, ¿verdad? Pruebas que revelan cuan serio estamos para resistir al diablo y el pecado. Ninguna prueba o tentación es agradable, pero tal como vemos en la vida de Jesús, hay una bella recompensa después de superarlas. El consejo aquí es para soportarlas con paciencia. Ni “soportar” ni “paciencia” tienen una sensación positiva para nosotros, pero cuando superamos las tentaciones, Dios tiene una corona de vida esperándonos.

¿Cuáles son las tentaciones más fuertes para ti en este momento? ¿Cómo te va resistiéndolas? ¿Es posible que Dios le haya permitido a Satanás probarte y tentarte en preparación para algo grande que el Señor tiene para ti?

 

El peligro de la hipocresía    Mateo 23

Este es un capítulo muy fuerte. Queremos andar como Jesús anduvo y hacer discípulos sinceros. Él dijo que no deberíamos juzgar a otros, y es un pecado chismear o socavar el ministerio de otros. Pero si vamos a andar como Él, a veces tenemos que exponer la falsa doctrina y la hipocresía. La Biblia nunca nos enseña a tolerar o ignorar el pecado. Por supuesto, este es Jesús hablando aquí; Él es Dios, es perfecto y tiene todo el derecho de juzgar el pecado. Antes de hablar de los demás, tenemos que examinarnos a nosotros mismos:

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?  ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?  ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano (Mateo 7:3-5).

Y Pablo dice en Romanos 2:1:

No tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.

Es un equilibrio delicado: por un lado, amar y honrar a otros y sus ministerios; por otro lado, la responsabilidad de proteger a nuestras familias e iglesias. No queremos ser negativos y centrarnos en el pecado de otros; es mejor dedicar nuestros esfuerzos a proclamar una palabra de fe y edificación, y exaltar a Jesús. Pero hay ocasiones en que tenemos que decir la verdad. Este capítulo nos permite examinar a nosotros mismos a la luz de la Palabra, para que, con una conciencia limpia, podamos ayudar a otros a evitar estos errores.

Los “ayes” en Lucas

Hay otra ocasión en que Jesús dijo “ayes” parecidos, en Lucas 11:37-54. Un fariseo lo invitó a cenar a su casa, pero Jesús no se lavó las manos antes de comer y el fariseo se ofendió. En ese pasaje, Jesús habló primero a los fariseos, pero también estuvieron presentes los expertos de la ley, y ellos le dijeron: Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros (11:45). ¡Entonces Jesús también renunció a ellos! No es sorprendente que, después de renunciarlos, estuvieran más en contra de Jesús. Lucas (11:53-54) termina diciendo: Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo a preguntas.  Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo. A nadie le gusta ser señalado; es fácil hacer enemigos hablando sobre el pecado y la hipocresía, pero eso no molestaba a Jesús.

Practica lo que predicas

1Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: «Los maestros de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican.

Dios ha colocado a personas en su iglesia con el don y el llamado de enseñar la Palabra. Es una gran responsabilidad ante Dios. Mi oración cuando preparo un mensaje siempre es: “Señor, guárdame del error y ayúdame a interpretar correctamente tu Palabra, y nunca guiar mal a una de tus ovejas.” Santiago 3:1 es una palabra instructiva: Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. Si Dios nos ha dado el privilegio de ser un maestro, no es para exaltarnos, sino para humillarnos y compartir su Palabra con gran temor de Dios. Si tú eres un maestro en la iglesia, ¿cómo te juzgará Dios? Es muy serio tomar el puesto de maestro. Si eres un líder y le ofreces a alguien la oportunidad de enseñar, debes estar seguro de que Dios lo ha llamado.

Jesús nos manda honrar el oficio de pastor o maestro en la iglesia; a pesar de sus deficiencias personales, siempre tienes que escuchar la verdadera Palabra de Dios y poner en práctica lo que dice. El problema fue el testimonio y el ejemplo de estos maestros: No practicaban lo que enseñaban. Hoy en día es fácil engañar a la gente. Puedes predicar una palabra asombrosa en Internet, la televisión o una mega iglesia. Nadie sabe si estás haciendo lo que enseñas. Por eso es importante conocer los frutos y el testimonio de un pastor o maestro. ¿Y tú? En tu hogar, tu trabajo y tu iglesia, ¿haces lo que dices?

No cargues a otros con cargas que tú no llevas

Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.

Un pastor o maestro puede predicar cosas difíciles en la Palabra con la expectativa que la iglesia camine conforme a esa palabra, pero no sobrecargues a otros con cosas que tú no estás haciendo o no quieres hacer. Si enseñamos algo, debemos estar listos para ayudar a la gente a ponerlo en práctica y ser honestos con nuestras luchas al respecto.

El peligro de hacer todo por las apariencias

»Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas; se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, y porque la gente los salude en las plazas y los llame “Rabí”.

¿Cuál es el motivo de tu corazón? Por supuesto, está bien hacer buenas obras, pero ¿es para honrar y glorificar a Dios, o para que otros te vean como muy espiritual? ¿Es un pecado sentarte en el primer asiento en una cena si alguien te lo ofrece? No, pero otra vez se trata del corazón. ¿Alimenta tu orgullo y te hace sentir importante? ¿Te ofendes si no te ofrecen una silla importante? Jesús nos enseñó a tomar el lugar más bajo, y esperar a ser invitado a otro asiento mejor (Lucas 14:7-14).

¿Es pecado tener una Biblia grande? Claro que no, pero si en secreto quieres impresionar a la gente con el gran gigante de la fe que eres por esas cosas externas, hay un problema. ¿Es tu título muy importante para ti? ¿Te ofendes si alguien no te saluda en la calle como pastor?

¿No llames a nadie “padre”?

»Pero no permitan que a ustedes se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo.10 Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo.

Estos versículos han causado ansiedad en algunos líderes. Parece que Jesús prohíbe el uso de cualquier título. Su énfasis aquí es que todos somos iguales, y está mal elevar a unos hermanos sobre otros. Es difícil cuadrar lo que Cristo dice con la insistencia de muchos de ser llamados pastor, apóstol,  profeta o maestro. En la iglesia católica, a los sacerdotes generalmente se llaman “padre.” ¿Es un pecado? ¿Es pecado llamar a mi papá “padre”? Creo que no; no tenemos que ser muy rígidos con esto. Debemos discernir el espíritu de lo que Cristo dijo;  el único verdadero Maestro que tenemos es Cristo, y el único Padre perfecto está en el cielo.

¿Quién es el más importante?

11 El más importante entre ustedes será siervo de los demás.12 Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Siempre es tentador buscar fama y poder. Quieres ser un buen cristiano, un buen pastor o un exitoso maestro de la Palabra, y eso está bien. Pero la tendencia natural del hombre es enorgullecerse: “Soy pastor, he trabajado arduamente, y tengo una gran iglesia. Deben reconocerlo y servirme.” Pero, ¿por qué estás ministrando? ¿Quieres agradar a Dios? ¿O presumir? Tenemos que buscar todas las oportunidades para servir y humillarnos. Confía en Dios para humillarte y exaltarte en su tiempo y a su manera.

¿Hay cosas que estás haciendo para enaltecerte a ti mismo? ¿Qué más puedes hacer para humillarte? ¿Cómo te ha humillado Dios en el pasado cuando tú te enalteciste?

Ahora Jesús empieza la famosa lista de “ayes.” “Ay” puede traducirse “¡Qué aflicción les espera!”

Prevenir que otros entren al reino

13 ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.

Jesús no deja dudas: Estos hipócritas no van a entrar en el reino de los cielos. Es triste, pero esa es la decisión que ellos han tomado. Lo que Jesús condena es que desalienten a aquellos que quieren entrar, a aquellos que ya están en ese camino angosto. No solo no entran por la puerta estrecha, sino que se detienen en la puerta y la cierran para que nadie más pueda entrar.

En Lucas, Jesús dice que se han adueñado de la llave del conocimiento, o habían quitado la llave de la ciencia (11:52). Parece que enseñaron deliberadamente algunas cosas, posiblemente con su propia interpretación y para su propio beneficio, e ignoraron las cosas más importantes de la Palabra.

Aprovechar a la gente vulnerable

14 ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! porque devoran las casas de las viudas, y como pretexto hacen largas oraciones; por esto recibirán mayor condenación.

La viuda y el huérfano están cerca del corazón de Jesús. Son vulnerables, y en lugar de cuidarlos y mantenerlos, los escribas y los fariseos los devoraron. Tienen la apariencia de ser muy espirituales, con sus largas oraciones, pero son solo un pretexto para aprovecharlos. La NTV dice: Estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades, y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público.

Me hace pensar en las pobres ancianas que escuchan una solicitud de fondos de un ministerio por televisión, y desde el corazón responden y envían lo poco que tienen. No saben que el ministro está comprando un avión o carro de lujo con ese dinero.

Un evangelismo distorsionado

15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.

Evangelizan, pero no llevan a esa persona a una relación viva con Dios. En lugar de formarlos en la Palabra de Dios, los guían en su legalismo e hipocresía. Es genial llevar a alguien a los pies de Jesús y es importante discipular a esa persona, pero ¡ten cuidado con el ejemplo que ofreces! No quieres que él siga tus huellas pecaminosas. Esto puede suceder con alguien que sigue más a un apóstol, pastor o doctrina que a Cristo.

Juramentos

16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero, si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento”. 17 ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? 18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero, si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento”.  19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el templo jura no solo por el templo, sino por quien habita en él. 22 Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.

Este es el “ay” más largo. ¡Qué triste ser un guía ciego! No es la primera vez que Jesús los llama “guías ciegos.” En Mateo 15:12-14 Jesús dijo que lo que contamina a una persona no es externo sino interno. Los discípulos le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso? Y Jesús les respondió: Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz. Déjenlos; son guías ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.

Es interesante que Jesús dijo “Déjenlos.” Debemos tener mucho cuidado con el guía que elegimos. Y tú, ¿eres un guía ciego? ¿O estás siguiendo a un ciego? La verdad es que ambos caerán. Cuando Jesús habló de guías ciegos en otra ocasión (Lucas 6:39-40), agregó: El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro. Si eres guiado por una persona ciega, solo alcanzarás ese nivel. ¡Jesús también los llama “necios” e “insensatos!”

Jesús dijo que no debes jurar:

También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno (Mateo 5:33-37).

Ellos ya estaban equivocados porque jurar era muy importante para ellos. El problema específico aquí es que le dieron más importancia al oro en las ofrendas del templo que a la adoración de Dios.

El peligro de dejar lo más importante

23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello.

Los escribas y fariseos eran muy fieles con sus diezmos. Exactamente 10%. Y eso está bien, pero estaban orgullosos de su obediencia a esos detalles. ¡Qué fácil es sentirte bien porque cumples con algunos requisitos legalistas! ¡Y cuán difícil es obedecer las cosas más importantes en la Palabra de Dios! Como el amor, y, en este caso, la justicia, la misericordia y la fidelidad. En Lucas (11:42) Jesús dijo que descuidan la justicia y el amor de Dios. Esas son cosas del corazón que tienen que ver con la relación con otras personas y con Dios. Qué triste que hay muchos “buenos cristianos” que carecen de misericordia para sus familias o gente menos afortunada.

La NTV explica mejor el verso 24: ¡Cuelan el agua para no tragarse por accidente un mosquito, pero se tragan un camello! Es tan fácil lidiar con la obediencia estricta en las cosas pequeñas e ignorar las cosas más importantes.

Es común en algunas iglesias dar mucho énfasis al diezmo. De hecho, el diezmo era un requisito de la ley del Antiguo Testamento. Todo le pertenece a Jesús; es fácil sentir que podemos usar el 90% de manera egoísta, cuando debemos entregar todo lo que tenemos a Cristo. Si hablamos mucho sobre el diezmo, deberíamos hablar más sobre las cosas más importantes de la ley.

Limpia primero lo de dentro

25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera.

Puede ser un cristiano bien vestido y bien peinado, con una Biblia grande, que ora en voz alta y conoce todas las alabanzas, pero ¿cómo está su corazón? Demasiado a menudo el corazón es malvado. Los fariseos condenaron a Jesús porque no mantuvo todas sus costumbres de lavarse las manos y limpiar los platos. Es la vieja cuestión de las apariencias, y nuestra tendencia a evaluar a otros de acuerdo con ellas. Incluso el profeta Samuel cayó en ese error, y Dios tuvo que reprenderlo: La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón (1 Samuel 16:7).

Varias veces Jesús habló de la importancia de la santidad interior:

¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos (Mateo 15:17-20).

Lucas (11:39-41, NTV) nos da otra perspectiva:

Ustedes, los fariseos, son tan cuidadosos para limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero están sucios por dentro, ¡llenos de avaricia y de perversidad! ¡Necios! ¿No hizo Dios tanto el interior como el exterior? Por lo tanto, limpien el interior dando de sus bienes a los pobres, y quedarán completamente limpios.

Aquí Jesús señala la avaricia y la perversidad dentro de ellos, que Él pudo ver claramente. Y, en un giro interesante, dice que dar de sus bienes a los pobres limpia el interior.

27»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

Ésta es una repetición de la diferencia entre las apariencias externas y lo que hay dentro, pero son palabras muy fuertes. Los llama sepulcros blanqueados, llenos de huesos de muertos.

En Lucas (11:44, NTV) Jesús emplea otra imagen con el mismo sentido: son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando.

¡Serpientes, generación de víboras!

29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. 30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”.31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas.  32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron! 33 »¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?

Los escribas y fariseos creían que eran mucho mejores que los judíos del pasado que mataron a los profetas. ¡Incluso les construyeron sepulcros y adornaron los monumentos de los justos! Pero otra vez, todo es por apariencias. Jesús dice que tienen el mismo espíritu que sus antepasados y, de hecho, van a matar al Hijo de Dios. Él tiene algunas de sus palabras más fuertes para ellos: son serpientes y generación de víboras. Seguramente van al infierno.

34 Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. 35 Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar de los sacrificios. 36 Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación.

Jesús los culpa por todos los justos que fueron perseguidos y murieron. Muchos creen que la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. fue el cumplimiento de esta profecía.

37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!38 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. 39 Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»

Estas son las palabras de un amante rechazado. Jesús tenía tanto amor y tantas bendiciones para ellos,  pero ¡ellos no lo querían! Eran muy presuntuosos. Creían que estaban honrando la Palabra de Dios y haciendo todo bien. Eran muy religiosos, pero estaban fallando en las cosas más importantes, ¡especialmente rechazando al Hijo de Dios! No pienses que no podemos caer en la misma presunción. Debemos examinarnos honestamente y arrepentirnos de los errores que Jesús condenó aquí. No queremos ser como estos hipócritas y hacer discípulos destinados al infierno. Primero tenemos que evitar  estos errores nosotros mismos, y luego formar discípulos que odian la hipocresía y se concentran en cumplir la Gran Comisión.

 

¿Has nacido de nuevo? Juan 3

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Cuando Jesús caminó en esta tierra, Él era un fenómeno. Atrajo multitudes. Alimentó a 5000 con 5 panes y 2 peces. La mayoría de ellos eran personas comunes y corrientes; Cristo no era popular entre los líderes de los judíos, y con buena razón: Ellos temían a los romanos y no querían perder la poca independencia que disfrutaban.

¿Quién era este Nicodemo?

Nicodemo era miembro del Sanedrín, el consejo gobernante que quería matar a Jesús. Nicodemo era también un fariseo, la gente más religiosa de esa época, y los críticos más feroces de Jesús, en gran parte porque decían que Él no guardaba la ley. La verdad es que a lo largo de los años los hombres habían agregado muchas cosas a la Palabra de Dios, y Jesús no honraba esas cosas; Cristo guardaba perfectamente la verdadera ley dada por Dios.

Nicodemo no parece un hombre quien buscaría a Jesús o creería en Él. Su nombre significa “pueblo victorioso,” pero no tenía victoria; tenía posición y dinero, pero quería algo más. Para superar todas las barreras y buscar a Jesús, tenía que haber una urgencia en Nicodemo. Había oído hablar de Jesús, pero no lo conocía. Tenía que investigar para ver por qué era tan famoso.

¿Qué has oído acerca de Jesús? ¿Realmente lo conoces? Nicodemo buscaba a Cristo. Tú estás leyendo este libro porque quieres estar más cerca de Jesús. La vida de Nicodemo estaba a punto de cambiar. Si todavía no tienes una relación viva con Jesús, la tuya también está a punto de cambiar.

Una visita secreta

Este fue de noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.

Primero, Nicodemo tenía que hablar con alguien que sabría donde estaría Jesús de noche. Cristo no tenía casa ni oficina ni una sinagoga o lo que llamamos una iglesia; siempre caminaba y cambiaba de ubicación, y casi siempre estaba rodeado por una multitud, o los doce discípulos. Nicodemo tuvo que ver a Jesús en privado, sin nadie alrededor. Si la noticia llegaba a sus compañeros en el Sanedrín que él iba a hablar con Jesús, él podría perder su posición. Posiblemente se disfrazó, se vistió de campesino o pescador, y fue muy tarde en la noche.

Este era un hombre que había estudiado a Jesús y le llama Rabí, un título de respeto que significa “maestro.” Había escuchado la enseñanza de Jesús, y estaba impresionado con su autoridad. Dice “sabemos” que has venido de Dios; tal vez algunos de los demás fariseos también creían eso, pero no querían hacerlo público (algunos dijeron que Jesús vino de Satanás). Nicodemo también quedó impresionado con las señales que Jesús hizo; cree que sería imposible hacerlas si Dios no estuviera con Él. Es una importante confirmación del poder de Dios en su vida, pero también sabemos que, hasta cierto punto, el diablo puede hacer señales para engañar a la gente (por ejemplo, las plagas en Egipto).

Esas dos cosas (la palabra, y las señales o milagros confirmando la palabra), siempre eran parte del ministerio de Jesús, y también de los discípulos. Deben ser parte de nuestro ministerio hoy. Debe haber alguna evidencia, alguna señal, de que nuestra enseñanza es la verdad.

Una discusión teológica

Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Nicodemo no cuestiona a Jesús; simplemente declara lo poco que sabe de Él. Hasta ahora ha sido una discusión teológica. A mucha gente le gusta discutir temas religiosos:

  • ¿Por qué hay tantos hipócritas en la iglesia?
  • ¿Qué de las contradicciones en la Biblia?
  • ¿Por qué permite Dios tanto sufrimiento en el mundo?
  • ¿Se casó Caín con su hermana?

Puede ser un buen juego mental, pero no tienen nada que ver con la vida real. Jesús no responde a lo que dice, pero cambia el tema por completo y va inmediatamente a un nivel más profundo (¡a Jesús le encantó hacer eso!):

—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

Cómo ver el reino de Dios

Nicodemo puede creer que ya está en el reino de Dios. Es un judío, del pueblo escogido de Dios. Es un fariseo, bien estudiado, y vive en Jerusalén, la ciudad santa. Muchos creen que ya están en el reino porque fueron bautizados cuando eran infantes, son de una familia cristiana o asisten a una iglesia.

¿Quieres ver el reino? ¿Qué es el reino de Dios? No es un lugar; Jesús dijo que el reino está dentro de nosotros (Lucas 17:21), pero oramos en el Padre Nuestro “que venga tu reino.” Hay un reino venidero, cuando Dios va a establecer su reino aquí en la tierra. El reino de Dios está presente dondequiera que Dios es honrado y obedecido como Rey; donde Él está a cargo. Puede ser tu corazón, tu familia o tu iglesia. La Biblia dice que es un reino de paz, justicia y amor; un reino perfecto. Queremos extender su reino, porque ofrece la mejor vida posible en esta tierra. La mayoría de nosotros ocupamos el trono de nuestras vidas; hacemos las cosas a nuestra manera. Para entrar en el reino tienes que entregar tu vida entera, tu familia, tu dinero, tus sueños y tu futuro a Jesús, confiando que Él sabe mejor que tu cómo vivir. Tú puedes entronar a Jesús en tu vida ahora, y entrar en su reino.

Nicodemo no está pensando en ese nivel espiritual; no ha llegado a ese punto de abandonar todo para buscar a Dios y entrar en su reino.

¿Cómo se puede nacer de nuevo?

—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?

Nicodemo no es estúpido; él sabe que lo que Jesús dice es imposible. Cuando tratamos de comprender la Biblia o una relación con Dios de manera lógica, parece imposible. La ciencia dice que nadie puede caminar sobre las aguas. Un hombre muerto por cuatro días no puede ser resucitado. No se puede alimentar a miles de personas con unos panes y peces. Pero Dios quiere cambiar nuestro pensamiento y nuestra visión. Ahora tenemos que ver la vida con los ojos de fe, con los ojos de Dios. Jesús está hablando de una vida sobrenatural. ¿Estás cansado de la vida en la carne, una vida limitada por las leyes naturales? Dios te ofrece una vida sobrenatural, donde no hay nada imposible.

Es cierto que nadie puede volver al vientre de su madre, pero eso no significa que no pueda nacer de nuevo en otra dimensión.

—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”.

Todos nacemos de la carne. Tú no tienes la opción de decir “no, no quiero ser parte de esa familia, en ese país, con tanto sufrimiento.” Eres el resultado del amor entre tu papá y mamá (ojalá – a veces no es así). Pero ahora tú puedes tomar una decisión para nacer espiritualmente; no tomar esa decisión es decidir que no quieres entrar en el reino. Hay un dicho: nacido una vez, muere dos veces; nacido dos veces, muere una vez. Todos vamos a morir en esta carne, pero no tienes que morir espiritualmente. Sin Cristo, ya estás muerto espiritualmente, pero Él quiere revivir tu espíritu y darte una nueva vida.

¿Cómo puedes nacer de nuevo? Tienes que volverte como niño otra vez. Humíllate y deja todo a los pies de Jesús, entregando el control de tu vida a Él. Estás cansado del pecado, pero Él te perdona, y empiezas de nuevo, una criatura nueva. Ahora quieres conocer a Cristo y caminar con Él.

La persona nacida del Espíritu es como el viento

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (RVR)

Hay algo misterioso, algo difícil de comprender, acerca de la persona nacida del Espíritu. No anda conforme a las normas de este mundo; tiene una vida sobrenatural. Puede parecer diferente que la mayoría de la gente y sentirse malentendido. Nosotros queremos saber de dónde vinimos y hacia dónde vamos; queremos saberlo todo, pero parte de humillarte a ti mismo es confesar que no lo sabes todo. Ya no dirigimos nuestras vidas, sino que somos guiados por Jesús.

Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? (RVR)

¡Genial! ¡Parece que Nicodemo ya está empezando a entender lo que Jesús ha dicho! Quiere saber cómo hacerlo. Pero Jesús no dice “¡Me alegro! Solo tienes que orar esta oración.” Jesús siempre dice la verdad; no teme ofender a nadie. Dice las cosas como son, y no tiene ninguna prisa por conseguir una “conversión” más, incluso si es alguien importante como este fariseo.

10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. 11 Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?

Jesús espera que un maestro de la religión, alguien con amplio conocimiento bíblico, sepa estas cosas. Pero incluso hoy, hay maestros en la iglesia que no entienden estas verdades espirituales. Gran parte de la enseñanza de Jesús tenía que ver con la vida cotidiana, y era difícil para mucha gente aceptarla. Hay cosas mucho más profundas que Jesús quería compartir con ellos (cosas celestiales), pero Él sabe que no podían recibir esa enseñanza.

Jesús habló de lo que sabe; fue testigo de lo que había visto en el cielo. ¿Cómo sabes si puedes recibir el testimonio de alguien?

  • Examina el fruto de su vida: ¿Refleja a Jesucristo? ¿Anda en la verdad, en el amor y en la justicia?
  • ¿Habla de la Biblia, o solo de sus propios pensamientos?
  • ¿Glorifica a Dios?
  • ¿Confirma el Espíritu Santo dentro de ti que es la verdad?

Jesús tiene que ser levantado

13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Ahora Jesús se revela a Nicodemo; veamos si él todavía puede aceptar lo que Jesús dice.

  • Jesús estaba en el cielo. Hay un cielo, una dimensión espiritual en un nivel completamente diferente de este universo, y Jesús descendió de ese cielo para vivir aquí en la tierra.
  • Es posible tener vida eterna y entrar en ese cielo.
  • La oferta está abierta para todos los creen en Jesús; el que no cree está perdido.

La clave aquí es algo radical, algo que Jesús ha compartido con muy pocos: Él tiene que ser levantado. Yo dudo si Nicodemo haya entendido lo que eso significa. Para muchos, la cruz era un escándalo: ¿Cómo puede el Padre permitir que su hijo amado sufra la muerte más cruel? Pero solo un sacrificio perfecto sería eficaz para pagar el precio de nuestro pecado, y eso no tiene sentido para muchos.

Jesús lo compara con algo muy extraño que sucedió en el éxodo (Números 21:4-9). Una vez más la gente estaba murmurando. Dios estaba harto de sus quejas y envió serpientes para que los mordiera. Cuando Moisés clamó a Dios, el Señor le ordenó que hiciera una serpiente de bronce y la levantara. Todos los que miraron a la serpiente fueron sanados. ¡Qué raro que Dios usara un símbolo de la misma criatura que tentó a Eva en el Edén!

De tal manera amó Dios al mundo

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Jesús habla aquí de una vida bendecida para toda la eternidad; la otra alternativa es una eternidad en el infierno, perdido. Todos vamos a vivir eternamente. Puede que tú ya estés en un infierno viviente. Cristo vino para salvarte y darte una vida plena y abundante ahora, y una vida eterna con Él en el cielo. ¿Tienes esa esperanza? Si has aceptado a Jesús, ¿tienes la certeza que Cristo está preparando un lugar para ti en el cielo, y un día vas a ver a Jesús cara a cara?

Dios te ama. Ese es un concepto difícil para algunos que nunca han experimentado el amor verdadero. Piensan de Dios como un juez, siempre dispuesto para castigar cualquier ofensa. Muchos tenían un padre muy severo que siempre los castigaba y los pegaba. Por desgracia, muchos han sufrido la condena de un sacerdote o pastor, hermanos en la iglesia o un padre cristiano. Pero el amor de Dios es probado por lo que nos dio: la salvación, y su Hijo unigénito. Ese es amor verdadero.

Jesús no vino para condenar al mundo

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. 

Es cierto que hay un juicio venidero. Vemos en el versículo siguiente que hay muchos que ya han sido condenados; pero Jesús no vino para condenar, sino para salvar. Él pagó el precio por todo lo malo que tú has hecho. Quiere librarte de la culpa y darte una vida nueva.

18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

Solo hay dos opciones: ser salvo, o ser condenado. ¿Crees que hay muchos caminos hacia Dios? Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). La única manera de ser salvo y ver el reino de Dios es creer en el nombre de Jesús. ¿Qué significa creer en su nombre? En la Biblia, un nombre representa todo lo que una persona es. Creer en el nombre de Jesús es creer que es el unigénito Hijo de Dios, es Dios y hombre, vino a este mundo, andaba entre nosotros y vivía una vida perfecta. Murió en la cruz y resucitó para pagar el precio de tu pecado, y vendrá otra vez para establecer su reino.

Los que toman la decisión de no entregar sus vidas a Jesús y no creer en Él ya han sido condenados. Dios no los condena; son condenados por el pecado y la rebelión que es parte de nuestra naturaleza. Dios llegó al extremo de enviar a su propio hijo para morir en la cruz, para salvarnos de esa condena.

Seis veces en esta porción Jesús habla de “creer” o tener fe. Hebreos 11:1 dice que la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Lee el evangelio de Marcos, por ejemplo. Leyendo lo que hizo Jesús, Dios te confirmará que es la verdad, y tu fe crecerá.

¿Amas más las tinieblas?

19 Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. 20 Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.

¿Cuál amas más? ¿La luz, o las tinieblas? ¿Hay cosas feas, sucias y corruptas que te atraen? ¿Tienes temor a la luz? ¿Cómo son tus obras? No somos condenados por Dios, sino por las decisiones que tomamos. Muchos hombres saben que pueden venir a la luz, pueden venir a Cristo y ser salvos, pero no quieren dejar el alcohol, la fiesta, las mujeres y la vida en las tinieblas. Algunos jóvenes dicen “quiero disfrutar mi vida ahora; tal vez cuando sea mayor pueda aceptar a Jesús.”

La persona que anda en tinieblas teme la luz; sabe que está mal y quiere esconder lo que está haciendo. Apague la porno cuando escuche a su esposa entrar en la casa. Esconde lo que está robando de su trabajo. Prefiere la oscuridad de la cantina, y gente que no le reprende por su adulterio y pecado. Por eso a veces aborrece al cristiano que anda en santidad; teme que sus obras sean reprendidas. Es posible que tú puedas engañar a tu esposa o jefe, pero no puedes engañar a Dios. Todo está expuesto por su luz.

¿Realmente vale la pena perder tu familia, tu trabajo y posiblemente tu vida, porque te gustan las tinieblas? El que anda en las tinieblas es esclavo de ellas. Hay verdadera libertad cuando andas en la luz, no para pecar, sino para disfrutar del reino de Dios. Se siente mucho mejor. Te invito a venir a la luz ahora.

Todo manifestado por la luz

21 En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios».

Es maravilloso andar transparente, con nada que esconder, y un corazón puro. Posiblemente has servido a Dios en secreto y nadie sabe de tus buenas obras. Como el pecado, la Biblia dice que todas nuestras obras serán publicadas de los tejados. Todo el mundo sabrá.

En otra ocasión Jesús dijo:

No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.

»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.

»Les aseguro que a cualquiera que me reconozca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Pero al que me desconozca delante de la gente se le desconocerá delante de los ángeles de Dios (Lucas 12:2-9).

No sabemos si Nicodemo nació de nuevo esa noche; si se arrepintió y entró en el reino de Dios. Pero creyó en Jesús; cuando Cristo murió en la cruz, Nicodemo trajo mirra y aloe para ungir su cuerpo, y, junto con José de Arimatea, lo sepultaron.

Tú tienes la oportunidad de tomar la decisión más importante de tu vida. Tú puedes nacer de nuevo, empezar una vida nueva, y vivir eternamente en el reino de Dios. Y si ya estás en su reino, tú puedes andar como Jesús anduvo, compartir este mensaje e invitar a otros a su reino.

 

Domingo de Ramas

Hay muchas cosas que el diablo ha robado de nosotros. Por ejemplo, el arcoíris. Es la señal del pacto que Dios hizo con nosotros después del diluvio. Es algo hermoso y espiritual. Pero hoy en día es el símbolo del movimiento gay. Otra cosa es la celebración de días importantes en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Cuando se lee el Antiguo Testamento se nota cuán importante es al Señor recordar y celebrar lo que Él ha hecho. Por ejemplo, la pascua y la fiesta de tiendas recordando la liberación de su esclavitud en Egipto y la fidelidad de Dios en el éxodo. La última semana de la vida de Jesús ocupa una tercera parte de los evangelios. Pero por desgracia, para muchos cristianos, semana santa es católica o pagana o un tiempo de festejar. Hoy es domingo de ramas, la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. Más que en cualquier otro día en su vida, este día Él recibió la alabanza que merece. Hoy yo quiero honrar a mi Señor. Quiero sentir lo sintió mi Jesús.

Jesús no enseña. No libera a nadie. No hay milagros. No sana a nadie. Pero este es su día. Podemos ver el corazón de nuestro Señor. Estamos al final de los tres años de ministerio más potentes e impresionantes de toda la historia, y la triste realidad es que vamos a ver que muy pocos conocían al Hijo de Dios. ¿Puede ser igual hoy? ¿Puede ser que en medio de toda la bulla y los programas en la iglesia, pocos de verdad conocen el corazón de Cristo?

Lucas 19

29 Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos, 30 diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. 31 Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.

Este era el espectáculo más importante del ministerio de Jesús. Y no costó ni un centavo a nadie. No había publicidad. No tenían que hacer muchas cosas. El Padre estaba preparando todo. Ya tenía un burrito apartado para Jesús. Sabemos de Mateo que la madre del burrito lo acompañaba, pero Jesús montó el pollino. Quería uno que nadie había montado todavía. ¿Por qué? Este burrito fue santificado para esta tarea santa desde el vientre de su madre.  Vemos en el Antiguo Testamento la importancia de un ternero que nunca había trabajado para la obra del Señor.

Parece que los discípulos no tenían idea ninguna de lo que Jesús tenía planeado. En Juan dice que solamente más tarde lo entendieron. Pero ya habían aprendido que es mejor no cuestionar o discutir: “Pero, ¡es pecado robar a alguien de su burrito! Y a mí no me gusta la comida mexicana. (ja ja) ¿No tenemos que pagar algo? ¿Cuándo vamos a devolverlos?” No, ellos ya saben que simplemente tienen que obedecer lo que Jesús dice.

La única explicación es: El Señor lo necesita. Y eso es suficiente. ¿Hay algo que usted tiene que el Señor necesita? ¿Un carro? ¿Dinero? ¿Su tiempo? Si el Señor dice que lo necesita, ¿estás dispuesto a soltarlo?

32 Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. 33 Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? 34 Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita.

Este es el andar que Jesús quiere para cada uno de nosotros. Un andar sobrenatural. Escuchar siempre para la palabra de Jesús, esa voz suave del Espíritu Santo. Dice que habían sido enviados. Cuando el Señor te envía, Él prepara todo delante de ti. Jesús los envió, y ellos fueron. Tenemos que desarrollar un hábito de obedecer. No hacer las cosas a nuestra manera, sino oír la voz del Señor y obedecerla. Entonces vamos a hallar todo tal como Jesús nos ha dicho. Dios prepara los corazones. Habrá provisión sobrenatural.

Los discípulos se encontraron en una situación que puede ser complicada. Posiblemente ellos acercaron la asna y su pollino calladamente, con la esperanza que nadie los vería. Pero la asna lloró, y aparecieron sus dueños. Los discípulos no pelearon, no discutieron con ellos, no los ofrecieron plata. La situación es del Señor, y Él la resolverá. Simplemente dan la palabra de Jesús a los dueños, y es suficiente.

Ahora, yo he visto dos errores aquí que tenemos que evitar:

De camino los discípulos ven un caballo hermoso. Razonan: Cristo quiere ser humilde y montar un burrito, pero Él merece un caballo. Cuando sueltan el caballo y los dueños aparecen, declaran en fe: ¡El Señor lo necesita! Y son golpeados duros por los dueños. No podemos tomar la palabra de Dios y usarla a nuestra manera.

O, en el futuro tienen necesidad de un burrito para una procesión y se acuerdan de este día. Oran y piden a Dios para un pollino y cuando ven uno, lo desatan y dicen: El Señor lo necesita. Y lo mismo sucede otra vez. Esto suena ridículo, pero los cristianos lo hacen todo el tiempo.

35 Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. 36 Y a su paso tendían sus mantos por el camino.

Esta es una entrada muy extraña para un rey. ¿Un burrito? ¿Y las prendas de la gente para su alfombra real? No, un rey montaría un caballo blanco y noble. Habría una alfombra roja. A propósito, Jesús escoge un burrito para demostrar su humildad. Era un hombre de la gente común. No andaba con los ricos y poderosos. Y la gente de corazón tendía sus mantos por el camino. No estaban pensando en su marca famosa que valía miles de dólares. Tendían sus prendas sucias y bien usadas para Jesús. No había banderas elegantes. Tomaron ramas de palmera.

Claro que nosotros queremos hacer todo con excelencia. El Señor merece lo mejor. Pero yo temo que muchas veces con nuestros templos grandes y equipo de sonido sofisticado y las luces y tantas cosas que perdemos de vista nuestro Señor montado en un burrito. Perdemos esa humildad. Es como una experiencia que tenía en Colombia. Fui a un congreso en una iglesia mega conocida por la presencia de Dios. Tiene todas las pantallas y banda profesional y coro y tienda de dos plantas. Salí de allí para predicar en una iglesia pequeña en lo que se llama allí una “invasión”. Subimos y subimos en el monte y llegamos a un edificio muy humilde con piso de tierra. Pero sentí una presencia poderosa del Señor en ese lugar.

Tenemos que buscar ese corazón humilde de Jesús. Tal vez tenemos que montar un burrito.

37 Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, 38 diciendo: !!Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!

Esto suena muy bien. Y es la verdad. Sus palabras son un eco del anuncio de los ángeles en el nacimiento de Jesús. Mateo añade: ¡Hosanna al Hijo de David! Es posible que creen que Jesús es el Mesías, pero lo ven como el que va a reinar en Jerusalén como David. Va a liberar al país de los romanos. Y todavía hay gente hoy en día que pone su esperanza en lo político para su salvación. Muchos cristianos han caído en eso con Trump en los Estados Unidos. Doy gracias por un candidato para presidente de Costa Rica que ama a Jesús. Pero él no va a salvar al país, solo Jesús puede salvar un país.

El problema es que unos días después, cuando lo hace claro que Jesús no va a ascender a ningún trono en Jerusalén, la misma gente cambió de actitud y clamaron “crucifícalo.” ¿Qué pasó con toda esta multitud? ¿Por qué solo había 120 en el aposento alto después de la resurrección? Es posible compartir en la emoción y las alabanzas sin de verdad conocer a Jesús. Jesús recibe la alabanza de esta multitud. No juzga a nadie. Pero quiere una relación más profunda que esta celebración. A veces no sabemos por qué estamos alabando a Jesús. Todo el mundo lo hace. La música es buena. Se siente bien.

Aquí dice que es por todas la maravillas que habían visto. ¿Qué es la razón de tu alabanza? ¿Has visto maravillas del Señor? Jesús está agradecido con nuestra alabanza, pero también quiere ese andar de obediencia y un crecimiento en nuestra relación personal con Él. Y hay que tener cuidado de no caer en la trampa de buscar un reino físico aquí. Jesús dijo que su reino no es de este mundo.

39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.

Los fariseos eran los hombres más espirituales de los judíos de ese día. Es interesante que hay varios de ellos entre esa multitud. Pero a veces hay gente religiosa que solo quiere juzgar a los que tienen esa libertad de adorar. Están ofendidos por la exuberancia y emoción de su alabanza. Tienen toda la razón que ningún hombre debe recibir este tipo de alabanza, pero no se dan cuenta de que Jesús no es un hombre. Es Dios, y merece toda nuestra alabanza.

Hay algunos que critican los cristianos por la danza y las grandes voces en sus cultos. Posiblemente no han visto las maravillas del Señor que muchos de nosotros hemos visto. ¡Alguien tiene que alabar a Jesús! Si no son nosotros, ¡las piedras clamarían! Tenemos que guardarnos del espíritu religioso de los fariseos, porque todavía hay muchos fariseos hoy en día.

Este era un día lleno de adoración. Estaban exaltando a Jesús. Pero el Rey está llorando.

41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 diciendo: !!Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. 43 Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, 44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Desde el fundamento de este mundo Dios tenía ansias de ver a su hijo entrar como rey en la ciudad santa. Este debe ser un día muy especial para ellos. Pero a pesar de esta multitud, Jesús sabe que la ciudad va a rechazarle.

No conocieron lo que pudo traerlos paz. Tenían de oportunidad de conocer verdadera paz.

No conocieron el tiempo de su visitación. No reconocieron que Dios mismo vino a visitarlos.

Hoy es el día de salvación. No esperes. Porque hay un juicio venidero. Hay un tiempo cuando el corazón endurecido pierde la oportunidad de arrepentirse. La verdad, la persona de Jesús, esta encubierta de sus ojos.

Puede ser que este es tu día. Hoy Jesús te ofrece paz. Hoy es el tiempo de tu visitación. No pierdas la oportunidad de aceptar a Jesús hoy. No sabes lo que va a pasar mañana.

Es bueno a veces llorar. Es bueno sentir duelo por gente que va al infierno. Jesús tiene un corazón tierno. Y en medio de todas las alabanzas de ese día, Él no pierde de vista la necesidad de la gente. Cuando Dios nos prospera a veces no queremos pensar en todo el sufrimiento y dolor y pobreza de este mundo. Ya no lloramos por la gente perdida. Y a veces no queremos enfrentarnos con la verdad que pueden perder todo porque rechazaron al Hijo de Dios.

45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Parece de Marcos que esto sucedió al día siguiente. Si Jesús tenía alguna oportunidad de ganar a la gente religiosa, los sacerdotes y los fieles en el templo, la perdió ahora. Habían convertido la religión en un negocio. Todo era plata. Vendiendo y comprando, y robando a la gente común. Todavía pasa hoy en día. La iglesia es la casa de Dios. Sobre todo es una casa de oración, de adoración, para acercarnos a Dios.

Aquí vemos la ira de Jesús. Muchos piensan en Cristo como manso. Pero cuando El ve la hipocresía y abusos hechos en su nombre, se enoja. Y echa fuera de su templo a los abusadores. Hay veces cuando todavía purifica su templo.

Vemos en Jesús aquí el gozo de recibir las alabanzas de la multitud, pero también tristeza e ira. Y pocos que verdaderamente conocían su corazón. Y tú, ¿de verdad conoces a Jesús? ¿Sientes enojado por cosas feas que son hechas en el nombre de Jesús?

Hoy tenemos la oportunidad de prepararnos para otro domingo de ramas, cuando nosotros también vamos a tener palmas en las manos.

Apocalipsis 7

Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo:

La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

¿Vas a ser parte de esa multitud? Toma un tiempo y júntate con esta multitud en el cielo, y clama a gran voz su alabanza. Entonces tenemos el privilegio de observar todos los ángeles y los ancianos y los cuatro seres vivientes:

11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo:

Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

¿Quieres experimentar un poco del cielo? Póstrate sobre tu rostro, y alaba con los ángeles estas palabras.

13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo;

¿Tienes ropas blancas? ¿Están limpias tus ropas? ¿Están emblanquecidas más que cualquier cloro puede limpiarlas? ¿Emblanquecidas en la sangre del Cordero? Hay algunos que tiene que lavar sus ropas.

Apocalipsis 19:8 dice: Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Para servir a Dios y estar delante de su trono ocupas ropa limpia, y lino fino, resplandeciente.

y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

¿Qué hará Jesús para nosotros?

  • Extenderá su tabernáculo sobre nosotros
  • Nos llenara; nos saciara – no tendremos hambre ni sed
  • El sol no caerá más sobre nosotros. A mí me gusta el sol y el calor. Pero él está pensando aquí del trabajo duro en el sol fuerte del día. Ya no tenemos que sufrir en ese sol.
  • Nos pastoreará – él está en medio del trono
  • Nos guiará a fuentes de aguas de vida
  • Enjugará toda lagrima de nuestros ojos

En Apocalipsis habían salido de la gran tribulación. Conocían mucha hambre, y persecución, y muchas lágrimas. Pero ahora Jesús está ministrando a ellos con tanto amor. Eso no es solamente para ese futuro. Ahora mismo Jesús quiere extender su tabernáculo sobre nosotros. Quiere pastorearnos y guiarnos a fuentes de aguas de vida. Y enjugar toda lagrima de nuestros ojos.

¿Quién serías tú ese domingo de ramas? ¿Vas a estar allí con los ángeles en esa gran multitud en el cielo?

  • ¿eres un discípulo obediente que escucha para la palabra de Jesús y vas en obediencia?
  • ¿uno de la multitud que de verdad no tiene una relación personal con Jesús?
  • ¿un fariseo?
  • ¿tienes ropa sucia? ¿faltas lino fino porque faltas acciones justas?
  • ¿quieres conocer mejor el corazón humilde de Jesús? ¿O llorar con tu Señor? ¿O enojarte por los abusos en la iglesia?

Es posible que estás leyendo esto y sabes en tu corazón que este es el día de tu visitación. Hoy Jesús te ofrece una paz que nunca has conocido. Puede ser que tienes años en la iglesia y alabas y gritas con los demás, pero eres como uno de la multitud aquí, y de verdad no conoces a Jesús. Dios lo arregló que leyeras este mensaje. Entrega tu vida a Jesús ahora. Pídele perdón y recíbelo como tu Señor y Salvador.

Si eres un creyente, no tienes que esperar para el cielo para recibir este ministerio de Jesús. Él quiere extender su tabernáculo sobre ti ahora. Él quiere enjugar las lágrimas de tus ojos. Él quiere guiarte a fuentes de agua de vida, y saciar tu hambre y sed.

Hechos 2: Un modelo de una iglesia llena del Espíritu

El objetivo de estos cuatro libros ha sido andar como Jesús anduvo. Ya hemos visto cinco errores que los apóstoles cometieron en los primeros días después de la ascensión de Jesucristo. ¿Son estos los hombres que van a transformar el mundo? Bueno, ya sabemos que les faltaba el ingrediente más importante: El Espíritu Santo, lo esencial para hacer posible caminar como Jesús. Quiero hacer una propuesta muy sencilla pero muy radical: ¿Por qué no seguimos el ejemplo de la iglesia primitiva? Es la base de este último libro de la serie: Tú también puedes hacer lo que hicieron estos creyentes. Claro que en aquellos días Dios quería establecer la iglesia, pero si lo hizo hace 2000 años, ¿por qué no puede hacer lo mismo hoy? ¿No hay aún más necesidad? Yo creo que sí.

Encontramos en Hechos 2 tres cosas que pueden transformar tu vida y tu iglesia por completo. La palabra que resume el capítulo es “sobrenatural;” es una obra soberana de Dios.  ¿Quieres una vida sobrenatural? ¿Crees que Dios puede, y quiere, moverse en tu vida sobrenaturalmente? Prepárate para algo poderoso.

Primer paso: Todos llenos del Espíritu

1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.

Los discípulos obedecieron el mandato de Jesús del capítulo uno de esperar el poder del Espíritu Santo. Dios trabaja cuando estamos juntos, sometidos a obedecerle y con el mismo sentir y el mismo corazón. El hermano que no tenía ganas de ir al aposento alto esa mañana no recibió el Espíritu Santo

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Ésta fue totalmente una obra soberana de Dios, aunque ellos tenían su parte: estaban juntos, tenían una expectativa y estaban en oración. Pero no hicieron nada para facilitar estas lenguas; no había música especial ni un apóstol que orara por ellos.

Cuando Dios se mueve de esta manera es para todos, no solo para la gente más espiritual. La multitud que no estaba muy entregada a Cristo ya había abandonado a estos discípulos; los 120 restantes estaban comprometidos con Jesús.

  • El viento llenó toda la casa.
  • La lengua de fuego se asentó sobre todos los presentes.
  • Todos fueron llenos del Espíritu.
  • Todos hablaron en otras lenguas.

Dios tenía todo el control. Vino del cielo, como lenguas de fuego. El Espíritu Santo se apoderó de ellos y les daba que hablasen.

Lenguas

Un estudio en profundidad de lenguas es útil, pero no para este libro. Por alguna razón, hay mucha controversia acerca de este don. Muchos que quieren hablar en lenguas no las reciben. Algunos dicen que es el signo esencial del bautismo del Espíritu, basado en parte en estos versículos, pero la Biblia nunca dice que es el único signo. Pablo dice que él hablaba en lenguas más que todos, y desea que todos hablasen en lenguas (1 Corintios 14:5 y 18). El problema en Corinto fue que un don que Dios nos dio para facilitar la comunicación con Él se convirtió en una fuente de orgullo, y los cultos en Corinto eran caóticos, con todos hablando en lenguas a la vez. Pablo dice que son lenguas angelicales, y tenemos que orar en español (con la mente), y también con el Espíritu, en lenguas (1 Corintios 14:14-15). Es un lenguaje de oración; cuando no sé cómo orar, el Espíritu ora por mí.

He visto mucha manipulación para ayudar a la gente hablar en lenguas, como instrucciones para repetir “alaba” rápidamente. A veces, si la persona supuestamente habla en lenguas una vez, dicen “qué bueno, recibió el bautismo.” ¡Y puede que nunca vuelva a hablar en lenguas! Es muy común tener dudas al principio si es de Dios o no. Como cualquier idioma, debes practicar y desarrollar este lenguaje.

El bautismo del Espíritu

Lo importante aquí no son las lenguas sino el bautismo del Espíritu Santo. ¿Qué podemos decir acerca de este bautismo?

  • Es bíblico. Es la promesa del Padre y de Jesucristo. Él dijo que no nos dejaría huérfanos, sino que vendría a nosotros (Juan 14:18).
  • A veces es un derramamiento soberano, pero a menudo tenemos que pedirlo: Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lucas 11:13) ¡Dios quiere darte su Espíritu! ¡Pídele por ello!
  • Para experimentar la vida de la iglesia primitiva, este bautismo es esencial.
  • A menudo es una experiencia poderosa que hace que pierdas el control de tu lengua y alabes a Dios y ores en otras lenguas.

Yo recibí el bautismo solo. Estaba leyendo un libro llamado Poder en Alabanza, y empecé a alabar a Dios en inglés. De repente estaba alabando en otra lengua y sentí como olas cubrirme con el amor y la presencia de Dios. Mi vida fue transformada:

  • Pasé mucho tiempo en oración y adoración.
  • La Biblia cobró vida para mí.
  • Dios me dio muchas oportunidades para testificar de mi fe.
  • El Espíritu me dio poder para vencer la tentación y el pecado.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

¿Lenguas conocidas?

Dios derramó su Espíritu justo a tiempo: Gente de todas las naciones estaba en Jerusalén para la fiesta de Pentecostés (la Fiesta de Semanas). Desde ese Aposento Alto se podían oír la bulla en toda la ciudad. No tenían que anunciar el culto, pagar publicidad o rogar a la gente que viniera.

Yo creo que hubo dos milagros ese día: en la lengua de los creyentes, y en los oídos de los demás. Muchos han dicho que los discípulos estaban hablando en lenguas conocidas, de todos estos países. Pero tres veces dice “les oímos hablar;” por esa razón estaban confusos y atónitos. Se puede hacer un experimento sencillo: Toma 120 personas, hablando lo suficientemente alto para atraer a una multitud. Aquí él menciona 15 grupos distintos; si 120 personas hablan 15 idiomas a la misma vez, no se puede entender nada. Dios realizó un milagro de traducción para cada persona.

12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

El mundo quedará atónito y perplejo cuando vea una iglesia llena del Espíritu. Estamos tan alegres y bajo la influencia del Espíritu que parecemos embriagados.

El primero de los tres pasos importantes en este capítulo es esperar y buscar el bautismo del Espíritu Santo.

Segundo paso: Predicar el Evangelio

Alguien tiene que explicar a la gente lo que está sucediendo. Dios bautizó a los creyentes soberanamente. Nadie les impuso las manos, predicó u oró por ellos. Dios puede dar el mensaje de salvación a alguien en sueños, pero casi siempre Él usa a nosotros. Dios nos llama a evangelizar. ¡Sería un gran pecado no decir nada a toda esta gente reunida!

El segundo punto es salir bajo la unción del Espíritu para predicar el evangelio, con la expectativa de que Dios quiere salvar a muchos. No es sorprendente que ese día fue Pedro, el líder de los discípulos, quien predicó.

14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Este es el mismo Pedro que hace unos 53 días negó conocer a Jesús por temor a los judíos. Unas dos semanas atrás estaba listo para tirar la toalla y volver a su vida vieja; fue a pescar. Pero ahora está lleno del Espíritu y denuedo, y predica con unción.

La profecía de Joel cumplida

15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

17 Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;

18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

19 Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;

20 El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;

21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Pedro predica de la Palabra de Dios. Nuestra predicación tiene que ser de la Biblia. Pedro cita una profecía de Joel, que también se aplica a nosotros:

  • Es algo nuevo y muy especial para estos días postreros: Dios derramará su Espíritu sobre toda carne. En el Antiguo Testamento solo unos pocos reyes o profetas recibieron el Espíritu; ahora es para cada creyente.
  • La profecía, las visiones y los sueños deben ser parte de nuestra experiencia. Dios quiere revelarse y comunicarse con nosotros.

22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.

David profetiza al Mesías

Otra vez Pedro vuelve a las Escrituras, citando un Salmo escrito por el amado rey David:

25 Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;

27 Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

28 Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.

29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,

35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

¿Qué observamos acerca de su prédica? ¿Cómo se compara con la nuestra?

  1. Fue muy sencilla; hoy queremos una predicación muy compleja e impresionante.
  2. El enfoque es Jesucristo; él exalta a Jesús. Hoy es común exaltarse a sí mismo y entretener a la gente. Muchas veces me pregunto: ¿Dónde está Cristo en este mensaje?
  3. Él predica la Biblia y explica lo que dice la Biblia; hoy escucho a muchos que citan un verso de la Biblia y luego ni siquiera mencionan la Biblia.
  4. No es una predicación muy larga; actualmente hay muchos sermones muy largos.
  5. No tiene temor; habla sobre la culpabilidad de los judíos. Muchos pastores de hoy tienen temor de hablar sobre temas delicados como el pecado y la santidad.

Así son los grandes evangelistas; no traen una revelación nueva, sino que hablan con la unción del Espíritu, y el Espíritu hace toda la obra. Pedro no tiene que rogarles; el Espíritu está trabajando en sus corazones.

37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

¿Cómo se debe responder al mensaje?

¿Qué tenemos que comunicar a alguien que quiere aceptar a Cristo y ser salvo? ¿Qué tiene que hacer?

  • Arrepentirse
  • Bautizarse y recibir el perdón del pecado
  • Esperar que sin duda recibirá el don del Espíritu Santo

No habla de prosperidad, de todas las bendiciones o de cómo Dios va a solucionar todos sus problemas, sino del arrepentimiento, el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu.

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

Dios sabe que los apóstoles están preparados para que la iglesia crezca y cuide a todos estos nuevos creyentes. En un solo día la iglesia creció de 120 a tres mil. ¿Es posible hoy? ¿Por qué no? Cuando el Espíritu tiene toda la libertad, debemos ver muchas conversiones. No tenemos que atraer a cristianos de otras iglesias, Dios va a añadir nuevos creyentes. Es una gran responsabilidad cuidar tantos nuevos, y esa es la tercera parte. No queremos perder la cosecha. No queremos decisiones, sino discípulos; Jesús nos mandó hacer discípulos.

42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Tercer paso: Un compañerismo sobrenatural

Aquí hay cuatro características muy importantes de una iglesia llena del Espíritu:

  • Perseveran en la sana doctrina de las Escrituras. Enseñan, predican y estudian la Biblia.
  • Disfrutan de una comunión dulce entre ellos.
  • Comparten la santa cena para recordarse que Jesús es el centro de la iglesia. Puede incluir compartir una comida.
  • Oran juntos.

43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.

La naturaleza de la iglesia es sobrenatural: Maravillas, señales, liberaciones y sanidades deberían ser una parte normal de nuestra experiencia. Cuando Dios empieza a liberar adictos y endemoniados, cuando Él sana a gente conocida en la comunidad, la noticia se difundirá rápidamente. Y cuando Dios se manifiesta así, hay un temor que sobreviene a la gente; saben que el Dios vivo está allí, y respetan a los creyentes.

44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.

Esta es una comunión radical: Tenían en común todas las cosas. Había igualdad entre los hermanos. Los más ricos vendían sus propiedades y compartieron con los necesitados, dentro y fuera de la iglesia. Nadie tenía necesidad. Ya esas cosas materiales ya no importan mucho; ¡Cristo es toda su vida! Esto es muy radical, y algo que se ve muy poco hoy.

Cuando el Espíritu nos llena, queremos estar con nuestros hermanos. No solo los domingos y entre semana, sino que estaban juntos toda la semana.

46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

¿Qué más registra este capítulo sobre una iglesia viva y sana y llena del Espíritu?

  • Se reunían cada día. En la universidad y en la prisión, yo vi la gran diferencia que las reuniones diarias hacían en la iglesia. Un par de horas en la iglesia los domingos no es suficiente para sostener la vida cristiana.
  • Perseveraban unánimes. No había división ni contiendas. Mantenían la unidad que proviene de compartir el mismo Espíritu. No es algo que podamos fabricar.
  • También compartían comidas en las casas.
  • Sus vidas se caracterizaron por la alegría y la sencillez de corazón.
  • Alababan a Dios.
  • Tenían el favor de todo el pueblo, dentro y fuera de la iglesia. Eran conocidos por su honestidad, sinceridad y generosidad.
  • Esa vida atrae a la gente. Todo esto es poderoso. Cada día el Señor añadía más gente a la iglesia.

¿No es lo que nosotros queremos también en nuestras iglesias?

¡No caigas de nuevo en la ley!

Ahora, hay algo muy importante que fácilmente puede destruir una iglesia. No podemos programar estas cosas. No planeamos reuniones en las casas y obligamos a todos a participar. No llenamos una agenda de cultos diarios. No presionamos a nadie para que venda su casa u ofrende. Esa es la ley. Ese es el Antiguo Testamento. Todo tiene que fluir del Espíritu. Cuando estamos llenos del Espíritu, estas cosas suceden naturalmente. Queremos orar con nuestros hermanos. Anhelamos más tiempo con ellos. Dios trae gente a nosotros para testificarles.

¿Cómo es tu experiencia? ¿Similar a lo que vemos en este capítulo? ¿O te recuerda lo que experimentaste hace muchos años? Si no, ¿podría explicar por qué la iglesia es aburrida para ti y a veces tienes dudas sobre si Dios es real? ¿Puede Hechos proveer un modelo para tu vida y tu iglesia?

 

Cambio: Una reflexión para un año nuevo

Seis mil, seiscientos, treinta y ocho millas (10,682 kilómetros). Ese fue un viaje que hicimos una vez en carro, de Nueva York a la costa oeste de los Estados Unidos. De camino pasamos momentos maravillosos con amigos y familiares. Yo noté la misma cosa en cada lugar: Todos están bregando con dolor, pérdida, o tribulación. Pasamos tiempo en casas preciosas. En muchos casos, todo parecía perfecto. De sus cartas y mensajes en Facebook sus vidas parecen llenas de puras bendiciones. Pudiera haber sido enterrado muy adentro, pero después de unas horas platicando (o tal vez por la mañana siguiente), algo profundo saldría.

¿Es que nosotros somos parte de un círculo de personas disfuncionales? ¿O es posible que la condición humana implica sufrimiento y lucha? ¿Has mirado a tu alrededor, tal vez en la iglesia, y te has preguntado por qué todos parecen tan victoriosos? ¿Eres el único que no tiene una familia perfecta? ¡Si ellos solo supieran tus luchas! ¡Si tú solo supieras las de ellos! Mi conclusión después de treinta y cinco años en el ministerio es que el cristiano-siempre-victorioso, caminando en las nubes, es una ilusión. Es raro encontrar a alguien que tiene todo  perfecto, a menos que están muy fuera de contacto con la realidad.

Y eso me lleva al punto de este mensaje para un nuevo año. La tradición es hacer resoluciones, identificando algo que deseamos cambiar. Para muchos son una broma, porque se supone que casi nadie realmente puede cambiar. Pero yo creo que el cambio es algo que Dios quiere para nosotros, y así te ofrezco estas sugerencias:

  • Separa un tiempo para reflexionar sobre en el año pasado. Identifica áreas de victoria, alegría, y crecimiento. Son regalos – probablemente mejor que cualquier regalo que recibes para Navidad. Da gracias a Dios por ellos. Entonces, examina tu corazón y haz una lista de áreas de dolor y lucha.
  • Marca las cosas que no puedes cambiar. Piénsalo bien; puedes descubrir que tienes más poder que creías para cambiar las cosas, pero habrá otras cosas donde tu influencia es limitada. Por ejemplo, si estás luchando en tu matrimonio, habrá cambios que tú puedes hacer para mejorar la relación. Sin embargo, a fin de cuentas, tú no puedes controlar tu cónyuge, ¡y no es una opción cambiar para un nuevo cónyuge! Reconoce las cosas que estén fuera de tu control, y renuncia tus intentos inútiles y frustrantes para controlarlas. Entonces reconoce que Dios es soberano y Él tiene el control, aunque no manipula a la gente como pudieras querer. En ayuno y oración, entrega a Dios esas cosas fuera de tu control, confiando que Él puede cambiarlas.

 

  • Prepara una lista de las cosas que puedes cambiar, y ora acerca de los cambios que Dios quiere que tú haces. Mejorar tu dieta y condición física es obvio. Pero cambiar una situación difícil en tu iglesia o trabajo no sea tan obvio. ¿Debes salir de la iglesia? ¿O te está llamando Dios a permanecer allí y ser un agente de cambio? En oración, decide cual cambio tiene prioridad. ¡Ten cuidado con el desánimo! ¡No se puede cambiar todo a la vez! Selecciona uno o dos, y en oración entrega el resto a Dios. Luego pídele que te muestre cómo hacer los cambios necesarios.

 

  • Mantén un diario. Te ayuda ser honesto y darse cuenta de tus éxitos y fracasos para tomar los pasos audaces (y difíciles) para cambiar tu vida. Me gusta leer lo que escribí veinte años atrás en mis diarios. A veces es un doloroso recordatorio de lo poco que he cambiado durante esos años. En otras ocasiones, puedo regocijarme en un cambio significativo, aunque sucedió tan lentamente que ni siquiera era consciente de ello.

 

  • ¡No seas muy duro contigo mismo! Ni aun lo recordé, pero en mis veinte me puse un plazo para tener mi vida en orden cuando llegué a los cincuenta años. Me deprimí cuando me di cuenta de que todavía yo no era perfecto. Ahora, cuando hablo con gente mayor, veo que nunca vamos a «llegar» mientras que estamos en esta tierra. La vida es un proceso de aprendizaje continuo. Las batallas y tentaciones cambian, pero apenas cuando piensas que tienes todo resuelto, la vida te envía una nueva bola curva. Si puedes ver la vida como una aventura con Dios que te prepara para la eternidad, puede ser más fácil para manejar.

 

  • Aprovéchate de todos los medios de gracia. ¡Necesitas toda la ayuda posible! ¡El Espíritu de Dios sabe mejor que nadie como transformar tu vida! Camina en la plenitud del Espíritu, llenando tus pensamientos con la Palabra y adoración. Ora continuamente y mantén comunión con otros creyentes. Mirar la televisión o pasar horas en el Internet pueden ser entretenidos, pero no sirve para facilitar el fluir del Espíritu.

 

  • Es una bendición de Dios tener a alguien dispuesto a ayudarte ser honesto. Puede ser tu cónyuge, aunque a menudo es mejor tener a alguien que no está tan invertido en tu vida. Si no tienes a nadie, pídele a Dios que te de alguien, mantén los ojos abiertos a las posibilidades, y no tengas miedo de pedir ayuda de alguien.

Es fácil caer en una rutina, especialmente a medida que envejecemos. Dichos como «No se puede enseñar a un viejo perro nuevos trucos» comunican a gente mayor que ellos no pueden cambiar. Es cierto que es más difícil cambiar algo que ha sido parte de tu vida para muchos años. Tenemos muchos mecanismos de afrontamiento que nos permiten vivir con nuestras disfunciones. Quizá ya sea tiempo para desmantelar algunos y abrazar algo nuevo que Dios tiene para ti. Han dicho que las siete últimas palabras de la iglesia son «Nunca lo hicimos de esa manera antes.» Ese era el problema de los líderes religiosos judíos en rechazar a Jesús, ¿verdad? Los cambios que trajo Jesús eran demasiados radicales y amenazantes. ¡No caigas en el mismo error!

Un ejemplo del peligro de resistir el cambio

Encontré esta carta, que al parecer es auténtica, enviada del gobernador del estado de Nueva York al presidente de los Estados Unidos. Es un gran ejemplo de cómo resistir el cambio y así perder la oportunidad de algo nuevo que Dios tiene para nosotros:

31 de enero 1829

Presidente Jackson;

El sistema de canales de este país está siendo amenazado por la propagación de una nueva forma de transporte conocido como ferrocarriles. El gobierno federal debe preservar los canales por los siguientes motivos:

Uno, si los barcos son suplantados por los ferrocarriles, resultará un grave desempleo. Los capitanes, cocineros, conductores, mozos, y técnicos se quedarán sin medios de subsistencia, junto con los numerosos agricultores no empleados en el cultivo de heno para los caballos.

Dos, constructores de barcos sufrirán y los responsables de transporte por cadenas, látigo, y arneses se quedarán en indigencia.

Tres, los barcos del canal son absolutamente esenciales para la defensa de los Estados Unidos. En el caso de guerra con Inglaterra, el Canal de Erie sería el único medio por el que alguna vez pudiéramos mover los suministros tan vitales para hacer la guerra moderna.

Como usted bien sabe, señor Presidente, vagones de ferrocarril se tiran a la enorme velocidad de quince millas (24 km) por hora por los motores que, además de poner en peligro la vida y la integridad física de los pasajeros, rugen y esnifan su camino a través del campo, prendiendo fuego a los cultivos, y asustando a los animales, a las mujeres, y a los niños. El Todopoderoso ciertamente nunca tuvo la intención de que la gente debe viajar a una velocidad tan vertiginosa.

Atentamente,
Martin Van Buren
Gobernador de Nueva York

Qué bueno que gente más sensata, que estaban abiertos al cambio, prevalecieron, y hoy tú no estás viajando en caballos y barcazas. El argumento sonaba muy convincente en el momento. Un hombre inteligente como Van Buren (que llegó a ser presidente) lo creía, y aun clamó a Dios para respaldarle. ¿Estás resistiendo los cambios necesarios en tu vida, tu familia, o tu iglesia? Sabemos que están presionando la iglesia a hacer algunos cambios que tenemos que resistir, porque van contra la Palabra inmutable de Dios. Pero ten cuidado de ser dogmático acerca de algo que no es claramente bíblico.

Una escritura para un nuevo año: Romanos 8:28-30

La vida no es fácil. De hecho, puede ser abrumador. Tenemos que entregar a Dios un montón de cosas que están fuera de nuestro control. Pero suceden milagros, y Dios te ayudará hacer cambios para ser más como Cristo; ese es su propósito para ti. Muchas veces Dios me ha dado una Escritura para guiarme a través de un período de mi vida. Si no tienes ninguno en este momento, te ofrezco versículos 28-30 de Romanos 8. Todo el capítulo es uno de los más ricos de la Biblia, pero estos versículos en particular se aplican a este tema del cambio:

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.  Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

El Dios que no cambia siempre está provocando cambios: Él te llama, está trabajando arduamente a conformarte a la imagen de Jesús, y Él te glorificará.

Versículo 28 es una promesa bíblica favorita, pero hay una condición importante: es para aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a su propósito. No son las cosas que te ayudan a bien, como implica la Reina Valera. Dios utiliza todo para tu beneficio, aunque muchas de las cosas pueden ser malas. Ellas mismas pueden servir para tu destrucción en lugar de tu bien, pero Dios es capaz de redimir siquiera a ellas.

Algunos puntos claves de estos versos:

  • Amar a Dios es el primer mandamiento, y entonces el amor para los demás. ¿Cómo está tu amor? Intenta a ser un hombre o mujer de amor en el nuevo año. Dios puede poner a personas antipáticas en tu camino para enseñarte a amar. ¡Ellos aun puede hacerlo difícil para amar a Dios mismo! Si estás caminando en el amor, todo lo demás será mucho más fácil.

 

  • Si estás leyendo esto, probablemente Dios te ha llamado. No fue por casualidad que Él te llamó. Dios tiene un propósito específico para tu vida. ¿Sabes lo que es? Parte del cambio de este año puede ser descubrir y comenzar a caminar en ello. Deja las cosas que no te ayudan, y dedica más tiempo y energía al desarrollo de lo que Dios sabe te satisfacerá de verdad.

 

  • No será fácil, pero decide a aceptar todo lo que viene a tu vida como permitido por un Dios soberano que te ama. No siempre entiendes cómo Él pudiera utilizarlo para tu bien, pero confía en Él y lo que dice su palabra. Mira cómo ves la mano de Dios trabajar activamente en cada circunstancia y espera que algo bueno saldrá de cada una.

 

  • El cambio puede sentir arriesgado o temeroso. Hay gran seguridad en saber que Dios te conoció de antemano. Te formó, ya sabe todo sobre ti, y tiene un futuro increíble para ti.

 

  • Ese futuro tiene que ver con relación: En primer lugar, y lo más impresionante, a tu «hermano mayor» Jesucristo, sino también a una gran familia de hermanos y hermanas. Puede ser difícil relacionarse con otros. Puede parecer más fácil dedicarte al trabajo u otras cosas, pero el cambio profundo viene en relación con otros.

 

  • El propósito principal de Dios es conformarte a la imagen de Jesús. Eso significa un cambio radical, ya que la mayoría de nosotros tenemos un largo camino por recorrer antes de ser como Cristo. De hecho, no vamos a ser completamente como Él hasta que lo vemos cara a cara. ¿Quieres ser como Jesús? ¡Entonces prepárate para que los cambios comiencen!

 

  • A veces, pensando en los cambios necesarios y lo lento que suceden, caemos en auto-condenación. Por medio de Jesucristo (tu abogado), Dios Padre (el juez) te ha justificado. Eso significa que te declaró no culpable. Eres perdonado de todos sus pecados. ¡Regocíjate en esa libertad!

 

  • Dios comenzó la buena obra en ti, y es fiel para terminar lo que comenzó (Filipenses 1:6). Aunque te puede parecer increíble, tú serás glorificado. Recuérdate del futuro hermoso que Dios tiene para ti con Él, por toda la eternidad. ¡Recibe nueva esperanza y nuevas fuerzas!

¡Prepárate para una gran aventura en el nuevo ano! ¡Dios está contigo!