Orar como Jesús, justo antes de su muerte Juan 17

¿Estás listo para entrar en un lugar santo, para ver el mismo corazón de nuestro Salvador? Juan 17 es una joya, y es la oración más larga de Jesús registrada en los evangelios. No es su última oración antes de su muerte (la que estudiamos en el capítulo anterior, registrada en Marcos 14:32-42, Mateo 26:36-46 y Lucas 22:39-46), pero Jesús ya sabía que dentro de unas pocas horas sería traicionado, arrestado, y crucificado. La oración de un hombre frente a las pruebas más duras de su vida revela su fe y su corazón.

JESUS GLORIFICA AL PADRE

1Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;

Sabemos que Dios no mora en una nube o planeta; Él vive afuera de nuestro concepto del espacio. Pero Jesús ascendió al cielo, y aquí levantó los ojos al cielo. Alzamos las manos al cielo en adoración. Instintivamente sabemos que Dios habita en un lugar alto, por encima de nosotros.

Padre

Jesús empieza como nos enseñó en el Padre Nuestro. Dios es tu Padre también. Qué bueno es saber que Él te adoptó como su hijo, y puedes descansar seguro en sus brazos. ¡Acércate a tu Padre con denuedo y confianza!

La hora ha llegado

Dios tiene planes para cada persona, y para toda historia.  El Padre tenía un plan para Jesús, y Cristo vivía con el conocimiento de ese destino. Jesús tenía que esperar para esta hora, y ahora ha llegado. Puede ser que la hora ha llegado para un nuevo ministerio o la revelación del plan de Dios para ti. ¿Sabes cuál es tu destino? ¿El propósito de tu vida? La hora de la muerte llegará para cada persona. ¿Estás listo para esa hora, o la hora cuando Cristo venga?

Padre e Hijo se glorifican mutuamente

La primera petición de Jesús fue para ser glorificado. Él sería glorificado al día siguiente en la agonía de la cruz, y aún más en la victoria de su resurrección. Quiere ser glorificado para que Él glorifique a su Padre.  El Padre e Hijo tratan de superarse mutuamente: El Padre se deleita en glorificar a Jesús, y Jesús anhela glorificar a su Padre.

¿Qué significa glorificar? El diccionario dice “Reconocer y ensalzar a quien es glorioso, tributándole alabanzas. Glorificar es reconocer quien es alguien y darle honra, gloria, y alabanza; manifestar aprobación e interés en alguien.”

La maravilla es que Dios nos glorifica también; nos santifica, quita toda mancha, nos dará un cuerpo glorioso e incluso nos permite compartir en su gloria. Tal como Jesús glorificaba a su Padre en toda su vida, ahora nuestra meta es glorificar a Dios en todo. ¿Cómo puedes glorificar a Jesús ahora? ¿Es el deseo de tu corazón glorificar a Dios?

como le has dado potestad (autoridad) sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

Jesús glorificaba al Padre usando sabiamente el poder que le fue dado, para traer la salvación a aquellos que su Padre le dio. Glorificar implica dar, y ese verbo aparece tres veces en esta frase, y 19 veces en este capítulo; es la palabra clave de esta oración.

Tres cosas dadas

Primero, el Padre dio a Jesús la potestad, o autoridad, sobre todo ser humano. Eso incluye a tu familia, tu jefe y los líderes de tu país. Ese poder es dado, no se lo puede ganar. En este mundo complejo, qué bueno saber que Jesús es soberano y tiene autoridad sobre todo ser humano. El Padre puede dar potestad (o autoridad) a ti también, en tu familia, iglesia o algún trabajo o ministerio.

Otra vez, esas palabras “para que” son importantes. El poder corrompe, y Dios no nos da poder para enaltecernos, sino para el beneficio de aquellos que Él quiere bendecir. La segunda cosa dada es vida eterna, la salvación. No se puede ganar esa salvación por tus buenas obras; es un regalo que Cristo compró con el precio de su sangre, y regala a los que le aceptan como Señor y Salvador.

La tercera cosa dada es un número desconocido de hombres y mujeres que el Padre le dio a Jesús. El concepto de elección aparece varias veces en esta oración. Es un tema incómodo para algunos, pero es muy claro en las Escrituras. La voluntad de Dios es que todos los que Él seleccionó y dio a Jesús recibiesen esa vida eterna.

¿Qué es la vida eterna?

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Nuestra tendencia es pensar en la vida eterna como un sin fin de años; vamos a vivir por toda la eternidad. Pero Jesús dice aquí que no es una cuestión de cantidad sino de calidad. Vida eterna es una relación; es conocer al Padre y a Jesucristo. Dios opera fuera de nuestro concepto del tiempo. Tú puedes experimentar la vida eterna ahora.

Hay muchos dioses en este mundo, pero hay solo un Dios verdadero, y Jesús es el único camino hacia Él. Jesús introduce otra palabra clave de esta oración: enviar; Jesús fue enviado por su Padre a esta tierra.

Y tú, ¿tienes vida eterna? ¿Dirías que conoces al Padre? ¿Conoces a Jesús? ¿Qué puedes hacer para conocerlos mejor?

He acabado la obra

Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.

Cuando el Padre envió a Jesús al mundo, le envió con un trabajo, una misión, una tarea. Cristo pasó 30 años en preparación para esa obra, y la terminó en solo tres años: entrenó a sus discípulos, manifestó  a Dios en sus palabras y prodigios, y era completamente obediente. Así, ha glorificado a su Padre.

Qué bueno poder decir “he acabado la obra.” Otra vez, esa obra es dada; no es algo que nosotros seleccionamos. Tenemos que buscar a Dios y esperar en Él por la revelación de esa obra. Entonces es nuestra obligación trabajar en esa obra con todas nuestras fuerzas, y así glorificar a Dios.

¿Sabes cuál es la obra que Dios te ha dado para esta vida? ¿Cómo te va? ¿Estás progresando con esa obra? ¿Crees que has acabado con esa obra?

Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

Cristo sabe que va a experimentar la agonía de la cruz, pero puede soportarla, sabiendo que va a volver al lado de su Padre y compartir de nuevo en su gloria, la gloria que Él dejó voluntariamente para venir a este mundo.

JESUS INTERCEDE POR SUS DISCIPULOS

He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.

En esta segunda parte de la oración Jesús está intercediendo por sus doce discípulos. Ellos eran el enfoque de su ministerio, y son ellos quienes van a establecer la iglesia. Jesús los amaba. Tal como dijo “he acabado la obra” ahora dice “he manifestado tu nombre,” es decir, he hecho lo que me enviaste a hacer.

Sabemos que en la Biblia un nombre implica mucho más que “Juan” o “Jorge.” Significa quién es esa persona; todo su carácter y sus características. Jesús dijo que alguien que lo vio a Él había visto al Padre (Juan 14:9). En su diario andar, sus palabras y sus hechos, Jesús manifestaba perfectamente quién es Dios. Es posible que nosotros “manifestemos el nombre de Jesús” a otros también, para que puedan ver a Dios en nosotros.

Ahora Jesús profundiza más sobre este tema de la elección: esos hombres eran tuyos, pertenecían al Padre. El Padre los seleccionó para esta obra y Jesús pasó una noche entera en oración para confirmar que ellos eran los su Padre quería (Lucas 6:12). Es una gran responsabilidad cuidar y ministrar a personas a quienes el Padre valora tanto. Él nos da a nosotros un cónyuge, hijos, una familia, hijos espirituales y tal vez una iglesia. Somos mayordomos; tenemos que cuidarlos y protegerlos.

Jesús se regocija porque “han guardado tu palabra.” Es importante recibir la palabra, pero aún más importante obedecerla. Jesús confía en que si obedecen la palabra de Dios, van a manifestar su nombre al mundo y acabar con la obra que Él los dio.

Dar la palabra recibida

Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

El enfoque de la obra de Jesús con ellos era la palabra: el Padre le dio palabras, Jesús las dio a sus discípulos y ellos las recibieron. Es un proceso sencillo, pero muy importante. En otra ocasión Jesús dijo que no habló de su propia cuenta, sino compartió solamente las palabras que Él recibió de su Padre (Juan 5:19; 12:49). La palabra de Dios es poderosa; hay que esperar en Dios por su palabra y darla como la recibimos.

Cuando recibieron la palabra tres cosas importantes sucedieron:

  • Conocieron que a Jesús le fueron dadas muchas cosas, y todas procedieron del Padre. Qué bueno vivir de tal manera que otros reconozcan que no es nuestro talento o inteligencia, sino que todo lo que tenemos nos es dado por Dios.
  • Conocieron que Jesús salió del Padre; comprendieron que vino de Dios.
  • Con fe, en el corazón, creyeron que el Padre envió a Jesús.

Es decir que han visto la relación íntima que Jesús tiene con su Padre, y han aceptado que Él es Dios.

Todo lo mío es tuyo

Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

De nuevo Jesús reconoce que sus discípulos le fueron dados; son de su Padre. Hay un intercambio entre estas dos personas de la divinidad: Todo lo que Jesús tiene es del Padre, y el Padre no retiene nada del Hijo. Y Dios es así también con nosotros: Cuando entregamos todo a Él (nuestro dinero, posesiones y talentos, y todo lo que somos), Él no retiene nada de nosotros.

En otras ocasiones Jesús había rogado por el mundo, pero ahora su petición es solo para estos hombres especiales que su Padre le dio. Jesús glorificaba al Padre en su vida terrenal, y también fue glorificado en sus discípulos. Otros notaron el poder y el carácter de Dios en ellos, notaron que habían estado con Jesús, y le dieron gloria a Dios.

¿Ha sido Jesús glorificado en tu vida e iglesia? ¿Cómo? Si no, ¿qué puedes cambiar para que Jesús fuese glorificado?

Que sean uno, así como nosotros

11 Y ya no estoy en el mundo (Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo), mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos (protégelos) en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

Jesús ya extraña a sus amados discípulos. Reconoce que su Padre se les dio, y ahora necesita que su Padre los guarde o proteja. Él sabe que el diablo vendrá contra ellos, y hará todo lo posible para dividirlos y crear contiendas entre ellos.

La carga más pesada en el corazón de Jesús esa noche fue la unidad de estos discípulos, y no es algo superficial, sino la misma unidad que Jesús tiene con su Padre, esa unión perfecta de la divinidad.  Es una petición que vemos varias veces en esta oración.

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé (los preservaba, los cuidé), y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

Jesús ya dijo “he acabado la obra” y “he manifestado tu nombre,” y ahora dice “los guardaba en tu nombre.” Él siempre tenía en mente que eran dados a Él por su Padre. Cuando Jesús estaba aquí Él hizo todo lo necesario para protegerlos, tal como nosotros tenemos que hacer todo lo posible para proteger a las personas que Dios nos da a nosotros para cuidar, y mantener su unidad. Pero incluso Jesús perdió uno de sus discípulos; para cumplir las Escrituras uno (Judas) era un hijo de perdición (un lobo disfrazado de oveja), quien le traicionó. Nosotros también podemos perder a alguien que hemos discipulado.

Es bueno que puedas confiar en que Dios guardará a ti, tu familia y los hermanos que Él te ha encargado, aunque, por desgracia, a veces un Judas puede escoger a apartarse y perder esa protección.

El gozo de Jesús cumplido

13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos (para que tengan mi alegría en plenitud).

Me imagino que estar con Jesús era puro gozo, pero Él sabe que ahora va al Padre, y no quiere que pierdan ese gozo. De hecho, quiere que su gozo sea cumplido en ellos. Jesús nos ha dejado sus palabras, para que podamos tener su gozo. El gozo no tiene nada que ver con las circunstancias, sino con la relación que tenemos con Jesús y la manifestación de ese fruto del Espíritu Santo.

¿Tienes el gozo de Jesús? ¿Su gozo cumplido? ¿Qué está ahogando ese gozo?

El mundo nos aborrece

14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Esta es lo cuarto que Jesús dice que hizo: Les he dado tu palabra.

Ya que somos de Cristo, no somos del mundo. De hecho, el mundo nos aborrece. Somos de reinos distintos. El mundo no puede comprender los valores del reino de Dios; está bajo el dominio del maligno. Por desgracia, muchos cristianos quieren la aprobación y el amor del mundo. Hay un problema si el mundo nos ama. Lamentablemente, si somos fieles a Cristo y guardamos su palabra, el mundo va a aborrecernos.

Lo que nosotros podemos hacer, lo que Jesús también hizo, es darles la palabra de Dios. De verdad, ellos no aborrecen a nosotros, sino a aquel que nos dio la palabra y nos envió para manifestar su nombre.

15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (del maligno). 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

La solución no es quitarnos del mundo, aunque muchos cristianos a lo largo de los siglos han intentado dejar al mundo y vivir completamente separados de los “pecadores.” ¡Qué lindo sería aceptar a Cristo e inmediatamente ser quitado para el cielo! ¡Creo que el 100% de los prisioneros aceptarían a Jesús! Pero Dios tiene un propósito para nosotros aquí, y nos moldea y nos santifica en las pruebas de esta vida.

Jesús se repite que Él no es del mundo, y nosotros no somos del mundo, pero estamos en el mundo. La petición de Jesús es que su Padre nos guarde, o proteja, de Satanás y todo lo malo. Vamos a estar tentados y rodeados por el pecado, pero Dios puede guardarnos de ello.

17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Parte de este proceso es nuestra santificación. Dios nos separa del mundo para una comunidad nueva, nos purifica de nuestros pecados y nos hace vencedores. La palabra de Dios es la herramienta principal que usa, como una espada del Espíritu. ¿Estás inmerso en la palabra, para darla la oportunidad de santificarte?

Dios nos envía al mundo

18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

Exactamente como el Padre envió a Jesús al mundo, ahora Cristo nos envía al mundo también, para experimentar lo que Cristo experimentó en sus 33 años en esta tierra. Sí, es cierto que no somos del mundo, y Dios nos separa espiritualmente del mundo. Pero luego, como un soldado bien preparado es enviado a la guerra con su armadura y armas, Él nos envía al mundo con su palabra, para manifestar su nombre en señales, prodigios y buenas obras.

Jesús dejó todo y se humilló para nacer como un bebé y experimentar lo que es ser hombre. Tenemos que seguir el ejemplo de su encarnación y entrar en el mundo y amarlo, a pesar de su rechazo y odio.

19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Seguramente parece que Jesús ya fue santificado. La Nueva Traducción Viviente nos ayuda: me entrego por ellos como un sacrificio santo. Cristo hizo todo “por ellos,” y ¡por nosotros! Su sacrificio hace posible que nosotros seamos santificados también y manifestemos su nombre en el mundo.

JESUS INTERCEDE POR TI

20 Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

¡Jesús es tu sumo sacerdote! ¡Él está orando por ti ahora mismo! ¿Cómo llegamos a creer en Jesús? ¡Por medio de la palabra! Alguien compartió la Palabra de Dios contigo; ¿conoces a alguien que necesita la palabra para que pueda creer en Jesús?

Para que el mundo crea

21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Jesús ha dicho que no somos del mundo, que no está rogando por el mundo y que el mundo nos aborrece. Pero todavía quiere que el mundo crea que fue enviado a ellos por su Padre. Ya dijo que creemos cuando recibimos su palabra, pero juntamente con la palabra, el mundo necesita una demostración del amor y el poder de Dios; necesita el testimonio de una iglesia unida.

Esta unidad es la primera petición de Jesús para su iglesia, y es algo muy profundo. Esta es unión con Dios: Así como el Padre está en Jesús y como Jesús está en el Padre, nosotros somos uno en Jesús y el Padre. Nuestra unidad fluye de nuestra unión con Dios; es la misma intimidad que Jesús tiene con su Padre. Si no hay unidad, probablemente hay un problema con nuestra unión con Dios. Por desgracia, poco se ve de esta unión. No es de extrañar que el mundo no crea en Jesús y piense que la iglesia es una broma.

22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

Esta unidad es tan importante para Jesús que Él nos ha dado la misma gloria que su Padre le dio. Su expectativa es que, con esa gloria manifestada, vamos a ser uno. Si carecemos de esa unidad, probablemente no hemos experimentado la gloria que Jesús quiere darnos.

¿Eres consciente de la gloria que Jesús le ha dado a su iglesia? ¿Estás haciendo tu parte para promover la unidad de la iglesia?

23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Jesús dice que el Padre nos ha amado con el mismo amor que tiene por Jesús. El cristiano debe experimentar un amor profundo, que es obvio para el mundo. Con ese gran amor, tenemos que amar a nuestros hermanos, y también al mundo, pero con demasiada frecuencia carecemos de ese amor.

Nuestra unidad refleja el amor de Dios en nosotros. Si no hay unidad, es probable que no hayamos experimentado este amor. De nuevo Jesús pide esa unidad, pero esta vez es que podríamos ser perfectos en unidad. Esto es algo sobrenatural. También es algo que nos presenta un dilema muy difícil. ¿Cómo reconciliamos estas dos cosas?

  • Por un lado tenemos todas las promesas sobre la oración contestada, la importancia de la fe y la oración según la voluntad de Dios. Si hay alguien que debería tener su oración contestada, es Jesús, el Hijo de Dios. No tenía ningunas dudas, es la voluntad de Dios y es para la gloria de Dios.
  • Por otro lado es la realidad: rara vez hemos experimentado esa perfecta unidad. El mundo sigue en su incredulidad y Dios no es glorificado.

Me anima a saber que incluso Jesucristo no tenía todas sus oraciones contestadas. La única solución que yo puedo sugerir para este dilema es el libre albedrío del ser humano y el dominio del maligno y el pecado en este mundo, lo cual nos hace anhelar aún más estar con Jesús en su reino.

Que estén conmigo y vean mi gloria

24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

Sí, Dios tiene un propósito para nosotros en el mundo, pero Jesús nos quiere consigo en el cielo, y nos está preparando un lugar ahora mismo. ¿Estás emocionado por la expectativa de estar con Jesús y ver su gloria?

El amor de Dios en nosotros, y Cristo en nosotros

25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Conocer a Dios es un proceso que incluye el estudio de la Biblia, conocer mejor a Dios y estar lleno de su amor. Y no es solamente su amor en nosotros, sino Cristo mismo en nosotros. Son tres palabras sencillas que terminan esta oración, pero son asombrosas: Cristo vive en ti. ¡Tienes que meditar en todo lo que implica para la vida diaria!

¿Qué es el mensaje de Dios para ti?

Esta oración es una comunicación íntima entre Jesús y su Padre, pero también llena de desafíos para nosotros:

  • ¿Conoces el plan de Dios para tu vida? ¿La obra que Él tiene para ti? ¿Estás trabajando en esa obra?
  • ¿Tienes el gozo de Jesús?
  • ¿Estás experimentando la unidad perfecta con otros hermanos en Cristo?
  • ¿Estás manifestando el nombre de Jesús al mundo en palabras y buenas obras? ¿Vives con el conocimiento que Jesús te envió al mundo?
  • ¿Cuidas a la gente que Dios te ha confiado con el entendimiento que eres un mayordomo, que ellos son de Dios, y Él los dio a ti?
  • ¿Conoces ese mismo amor que el Padre tiene para Jesús?
  • ¿Andas con el conocimiento que Cristo vive en ti?
  • ¿Estás glorificando a Dios?

 

Después de la caída Juan 21

Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, se le apareció primero a María Magdalena, pero ella no lo reconoció. Algo cambió en la apariencia de Jesús después de su resurrección. Incluso los discípulos más cercanos a Jesús no reconocieron su rostro, aunque podían tocarlo. Podría aparecer y desaparecer y atravesar paredes, pero no era un fantasma; comió y bebió, y todavía tenía las heridas en las manos y el costado. Él apareció a 500 personas, pero nunca en el templo o en la sinagoga; estaba en un jardín, un camino, un aposento alto, y, ahora, por tercera vez a los discípulos, en la playa.

1Después de esto Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos, junto al lago de Tiberíades. Sucedió de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.

Jesús les ordenó que fueran a Galilea (Mateo 28:10), y ellos fueron en obediencia. No sabemos cuántos días han pasado, pero Jesús no vino. Me parece que después de ver al Señor resucitado, uno tendría fe por el resto de su vida. ¿Cómo podrías dudar? Pero incluso para estos discípulos que pasaron tres años con Jesús, es fácil olvidar los milagros del Señor y caer en la incredulidad. Jesús estaba a punto de ascender a su Padre, y dejar a estos discípulos que había entrenado durante tres años para establecer la iglesia. Tendrían la Gran Comisión para guiarlos. Pero primero, con el corazón de un pastor, Jesús tuvo que ministrar al líder de esos discípulos. Sin Pedro, el futuro de toda su misión estaría en dudas.

Pedro vuelve a pescar

Sucedió que una noche, siete de los discípulos (incluso los tres más íntimos con Jesús) estaban juntos, posiblemente en la casa de Simón. Estaban aburridos, cansados de esperar a Jesús y sin las ganas de hacer nada. Posiblemente tú hayas pasado una noche como esta con algunos amigos: No hay nada en la tele. Ya entraron en Facebook y no hay nada nuevo. Han visto demasiados videos en YouTube. No tienen ganas de orar. Es una puerta abierta para el diablo, para tentarnos con algo indebido. Y fue Pedro, el impulsivo, el líder, quien finalmente tuvo una idea:

Simón Pedro les dijo: Voy a pescar.

No es pecado pescar. De hecho, la pesca es un buen pasatiempo. Pero varios años atrás Jesucristo llamó a Pedro, y le dijo que ya no iba a pescar peces; de allí en adelante pescaría hombres (Lucas 5:10). Pedro dejó sus redes y su barca para seguir a Jesús. Pero ahora nos enteramos de que él guardaba sus redes, posiblemente en una bodega en su casa, y aún tenía su barca. ¿Por qué? Ya no las necesita. Pero, como muchos de nosotros, él quería salvar algo de su vida vieja, por si acaso.

¿Hay algo que tú tienes guardado? Puede ser algo que te ataba, algo inocente, o simplemente algo en tu mente, pero es peligroso. Cristo nos llama a dejar todo para seguirlo. Es demasiado fácil volver a las redes y a la barca del pasado en un momento de desánimo y debilidad.

¿Eres un líder? ¿O un seguidor?

Es aún más peligroso si tú eres una persona de influencia: Un pastor, un padre de familia o, en este caso, el líder de los discípulos. Tu pecado puede hacer que muchos tropiecen. He conocido demasiados presos con mucha culpa porque otros murieron o fueron encarcelados bajo su influencia.

Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo.

También puede ser que tú seas un seguidor. Es demasiado fácil influenciarte. No tienes la fuerza para pararte y resistir al otro hombre. También he conocido demasiados internos que eran inocentes, pero fueron encarcelados porque seguían al hombre equivocado.

Salieron, pues, de allí y se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada.

Esto es extraño; son pescadores profesionales que conocen muy bien ese mar. Hay noches en las que no pescas mucho, pero ¿para no pescar nada? La verdad es que lo que te sirvió muy bien en el pasado ya no te sirve. No puedes volver a tu vida vieja. Lo que te trajo riquezas y placeres en el pasado ya estará vacío. Terminaron la noche peor que nunca. Ahora están cansados, frustrados y muy desanimados. Nada está funcionando bien. Cuando hacemos las cosas a nuestra manera, sin Jesús, de repente el carro no corre, la compu falla y hay problemas en el hogar y en el trabajo.

¿No tienen algo de comer?

Al despuntar el alba Jesús se hizo presente en la orilla, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él.

Qué bueno que Jesús llegue en nuestros momentos más oscuros, pero ellos no se dieron cuenta de que era Jesús. ¿Y por qué no se presentó la noche anterior en la casa, para salvarlos de esa noche perdida, el cansancio y la frustración? Podrían haber pasado una hermosa noche de comunión con el Señor, pero a veces tenemos que pasar por esas noches oscuras. Dios nos permite tropezar para revelar nuestro corazón incrédulo y rebelde. Puede ser una prueba de fe. Muchas veces nos cuesta entender el tiempo del Señor. Es fácil pensar que Jesús llega tarde, pero siempre llega justo a tiempo.

¿Podría ser que hay ocasiones en que Jesús se presentó a sí mismo en tu vida, pero tú no sabías que era Jesús? Puedes estar tan enojado o atrapado en tu pecado que no estás pensando en el Señor. En este caso, Jesús se presentó al amanecer. Muchas veces, después de una noche sin dormir, Jesús se presenta al amanecer. No pierdas esa bendición. Levántate temprano para esperar al Señor.

Y les dijo: Hijitos, ¿no tienen algo de comer? Le respondieron: No.

Hijitos es una palabra cariñosa que debería llamar la atención de los discípulos. Sería raro que un extraño los llamara hijitos, pero su pregunta es como la sal en una herida. Él sabe que no tienen nada que comer; por eso Él tiene un rico desayuno preparado para ellos. ¡Qué humillante es confesar que no pescaron nada!

Otra pesca milagrosa

—Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo.

Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red.

¿Hay alguna diferencia entre el lado derecho e izquierdo de la barca? ¡Claro que no! ¿Y cómo puede saber este extraño que habría peces a la derecha? Este mandato podría ser ofensivo para estos pescadores, pero su respuesta puede revelar la humildad que Cristo había engendrado en ellos.

Cuando tiran las redes a la derecha, la transformación es radical. ¡Hay tantos peces que no pueden sacar la red! ¡Jesús quiere llenar tu red! Pero tienes que pescar a su manera, en obediencia a su palabra, y no cuándo y cómo tengas las ganas. ¡Pasaron toda una noche de duro trabajo sin nada! Y muchos de nosotros laboramos y gastamos mucha energía y dinero, sin ningún resultado. ¡Qué fácil es cuando hacemos las cosas en obediencia a Jesús! ¡Es mucho mejor esperar su tiempo!

Ésta no es la primera pesca milagrosa (ve Lucas 5:4). Cuando vemos algo tan fuera de lo normal, debería llamar nuestra atención, pero solo Juan tenía los ojos espirituales abiertos:

Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!

Juan reconoció a Jesús, ¡pero no hizo nada! Sólo habló con Pedro. Claro que es bueno compartir con otros cuando veas al Señor, pero cuando Jesús se revela a ti, ¡acércate a Él, adóralo y escúchalo!

Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.

Simón era el líder de los discípulos. Fue su idea pescar esa noche. Él se sintió muy culpable porque negó a Jesús, y no lo reconoció esa mañana. Pero cuando escuchó que era el Señor, solo pudo pensar que tenía que ir a Jesús. Nada más importa.

Jesús quiere presentarse a ti

¿Has caído en pecado? ¿Estás lejos de Jesús? Yo creo que Él quiere presentarse ante ti ahora mismo. No es por casualidad que estés leyendo este libro. Tal vez aceptaste la mentira de que sería muy difícil volver a los caminos del Señor. Olvida todo eso. Échate al mar y ve a Jesús, porque Él está esperándote.

Ésta no es la primera vez que Pedro se echó al mar para ir a Jesús. Meses atrás, en el mismo mar, los discípulos estaban solos en una barca, en la noche, en una tormenta, y Jesús se les acercó, andando sobre las aguas (Mateo 14:22-33).  Pedro dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Todo estaba bien, pero cuando vio el fuerte viento, tuvo miedo, y empezó a hundirse. Gracias a Dios, Jesús lo rescató, ¡y lo reprendió!: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Esta vez Pedro no anduvo sobre las aguas, pero todavía quería ir a Jesús. No importa si no tienes la fe para andar sobre las aguas, échate al mar.

Los otros discípulos lo siguieron en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a escasos cien metros de la orilla.

Estaban cerca de la orilla. Solo Pedro, de los siete discípulos, dejó esa pesca para ir a Jesús. Hay pocos que tienen tanto amor por Jesús que dejarían una pesca tan valiosa para estar con el Señor.

Un rico desayuno

Al desembarcar, vieron unas brasas con un pescado encima, y un pan.

10 —Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar —les dijo Jesús.

Es demasiado tarde para preparar esos pescados para el desayuno; Jesús ya tenía un pez encima de las brasas, pero tenemos que llevar al Señor lo que Jesús nos da milagrosamente. No es para enriquecernos, sino para usarlo en su servicio y para bendecir a otros.

11 Simón Pedro subió a bordo y arrastró hasta la orilla la red, la cual estaba llena de pescados de buen tamaño. Eran ciento cincuenta y tres, pero a pesar de ser tantos la red no se rompió.

Otra vez, es Pedro quien toma la iniciativa y obedece el mandato del Señor. Los peces no solo son muchos, son grandes, y probablemente hubo otro milagro: Juan observa que la red no se rompió. Mira el cuidado que tuvo Juan al escribir este evangelio: alguien contó los peces, y Juan nota el número, 153 peces.

Si Jesús llena tu red, sácala a tierra, a los pies del Señor. Él no quiere perder ni un pez; cada uno es precioso para Él.

12 —Vengan a desayunar —les dijo Jesús.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», porque sabían que era el Señor.

Qué extraño, después de tanta intimidad durante tres años, que ahora nadie se atrevía a decir nada. Ahora todos saben que es Jesús, pero no lo abrazan y no dicen nada.

13 Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, e hizo lo mismo con el pescado.

Jesús lo hizo por las multitudes. Esos mismos discípulos repartieron pan y pescado que Jesús multiplicó a miles de personas. Hace solo unos días, Jesús les dio pan y vino, símbolos de su cuerpo quebrantado y sangre derramada. ¡Qué rico es recibir alimento de la mano del Señor!

14 Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.

Posiblemente comieron en silencio. Estoy seguro de que este era el pan y el pescado más ricos que ellos jamás hayan comido. Qué hermoso tener esa comunión, temprano, por la mañana, al amanecer, en la playa, con un rico desayuno. Jesús se deleita en bendecirnos, y fue un gran placer para Él preparar esta comida. Pero como en muchas ocasiones, Jesús tenía un propósito más profundo.

La restauración de Pedro

¿Necesitas restauración de la mano de Jesús? Puede ser que su Espíritu toque tu corazón endurecido ahora mismo, para hablarte, desafiarte y restaurarte.

15 Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?

—Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro.

—Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.

Finalmente Jesús rompe el silencio. No sabemos si Jesús lo llevó a un lado, o si estaba con los demás discípulos. Jesús tiene una pregunta para Pedro. Él usa la palabra griega ágape, para preguntarle si realmente ama a Jesús con un amor incondicional, el amor que solo Dios puede darnos. Y no es solo si Pedro ama a Jesús, sino si lo ama a Él más que los demás discípulos. ¿Por qué Jesús le pregunta eso? Tal vez porque Pedro dijo que iría a la muerte por Jesús (Juan 13:37). Él estaba muy  seguro de sí mismo. Es un riesgo del liderazgo: presumir y pensar que eres superior a otros.

Pedro respondió con la palabra griega para el amor entre hermanos: fileo. Jesús no dice nada acerca de su falta de amor ágape; Jesús nos acepta dondequiera que estemos. Aun con ese amor, Jesús puede usar a Pedro: Le comanda que apaciente a sus corderos. Los creyentes (nosotros) somos los corderos de Jesús, pero el Señor ha puesto pastores en su rebaño para apacentarnos. Es una responsabilidad sagrada y pesada.

16 Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

—Cuida de mis ovejas.

Esta vez Jesús no le pregunta si ama a Jesús más que los demás; puede ser que la verdad es que no tiene un amor mayor que los otros. De nuevo, Jesús usa la palabra ágape para el amor, y Pedro responde que tiene un amor fileo. Y por segunda vez, Jesús le dice: si realmente me amas, vas a cuidar a los que creen en mí.

17 Por tercera vez Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.

—Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—. 

Parece que Pedro no estaba tan triste porque Jesús tuvo que preguntarle tres veces si lo ama, sino porque ahora Jesús cambió de ágape a fileo. Está claro que Pedro no tiene un amor ágape por Jesús. Es bueno reconocer los límites de nuestro amor, pero también doloroso. Y tú, ¿amas a Jesús con un amor ágape? ¿Cómo sabes si lo amas o no? Parece ser la fidelidad de tu servicio al llamado de Dios en tu vida. Para Pedro, era para apacentar a las ovejas del Señor; puede ser evangelizar u otro ministerio para ti. Tu servicio para aquellos que Jesús ama es la prueba de tu amor por Él.

Sígueme tú

18 De veras te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.

19 Esto dijo Jesús para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios.

El verso 19 explica el significado de esta frase, pero también hay una enseñanza importante acerca de la juventud y la vejez. El joven confiado e independiente hace lo que quiere. Puede cuidarse bien. Se supone que con la madurez tenemos más control, pero cuando entregamos nuestras vidas a Jesús, le damos el control de la vida a Él. Tenemos que humillarnos y someternos a otros. Para muchos, es parte de la obra de Dios en sus vidas para quebrantar su orgullo.

19 Y dicho esto, añadió: Sígueme.

¿Por qué añadió “sígueme”? Pedro estaba luchando con la culpa y muchos sentimientos. Acaba de recibir una palabra dura. Sería fácil sentir temor: “¡No quiero morir así! ¡No quiero perder el control!” Pero lo único verdaderamente importante es seguir a Jesús. ¿Puedes decir que estás siguiendo a Cristo en la vida diaria? ¿Estás poniendo en práctica sus enseñanzas?

20 Al volverse, Pedro vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?» 21 Al verlo, Pedro preguntó: —Señor, ¿y este, qué?

Pedro no está satisfecho con simplemente seguir a Jesús. Como muchos de nosotros, a menudo se comparó con otros. Posiblemente había competencia entre él y Juan. Es común desear saber qué va a pasar con otras personas en la iglesia. Facebook promueve esta competencia; leemos lo que sucede con los amigos, vemos sus lindas fotos y es fácil envidiarlos. Jesús tiene una respuesta muy sencilla para esa tendencia:

22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.

No te apures por lo que está pasando con tu hermano; Dios tiene planes diferentes para cada persona. Lo único que nosotros tenemos que hacer es ser fieles a Jesús y seguirlo. ¿Cómo te va con seguir a Jesús?

23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»

24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió. Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico.

25 Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero.

Y así termina el evangelio de San Juan. ¡Qué maravilloso que el discípulo amado, alguien que estaba tan cerca de Jesús, escribió esta historia!

¿Cuál es la Palabra de Dios para ti en este capítulo?

  • ¿Eres un seguidor, como los demás discípulos esa noche en la casa? Has seguido a tus padres, tu esposa o un amigo de la iglesia, y has participado en todas las actividades. Pero, ¿has aceptado a Jesús como tu Señor y Salvador? Tal vez has mirado con envidia a un Pedro bajar de la barca para ir a Jesús, porque no sabes lo que es tener ese amor por el Señor. Jesús está llamándote ahora a entregarle todo y seguirlo.
  • ¿Eres un líder, como Pedro? ¿Le has fallado a alguien en tu iglesia o en tu familia? ¿Has pasado por un tiempo de duda y desánimo, como Pedro? Es una gran responsabilidad ser un líder. Ya es tiempo esforzarte y tomar tu posición para ayudar a otros. Puede que tengas que pedir el perdón de alguien.
  • Puede que le hayas fallado a Jesús; como Pedro, lo negaste. O puedes pensar que es demasiado tarde; no puedes ser útil en las manos de Jesús. Tal como Jesús organizó ese tiempo en la playa para hablar con Pedro, ahora lo ha hecho en esta escritura. Quiere restaurarte. No es demasiado tarde. Es hora de volver a tu llamado y ser fructífero en tu ministerio.
  • Puedes sentirte tentado a volver a tus redes y tu barca, a tu vida vieja. O ya has vuelto a ella, y no has pescado nada. Estás frustrado y enojado. Nada está funcionando bien. No puedes volver a tu vida vieja. Deja esas cosas y vuelve al Señor.
  • Puedes estar trabajando duro y estás cansado. Crees que estás trabajando para el Señor, pero lo estás haciendo a tu manera. Tienes que esperar una palabra de Jesús y hacer las cosas a su manera. Él quiere llenar tus redes. Tiene peces grandes, y muchos, y quiere bendecir tu red para que no se rompa, pero tienes que pescar conforme a su palabra.
  • La pregunta del Señor para ti puede ser: “¿Me amas?” ¿Tienes un amor ágape para Jesús, o un amor fileo? Si amas a Jesús, ¿estás cuidando a sus ovejas o sirviendo fielmente en el llamado que Él tiene para ti?
  • ¿Estás preocupado con el caminar de otro hermano? ¿Tal vez en competencia con él? Jesús te dice: “¿Qué a ti?” Jesús te llama: “Sígueme.” Ya es tiempo volver a la sencillez del principio y caminar cerca de Jesús. Este no es un tiempo para liderar, sino para seguir.
  • Puede que estés cansado. Necesitas alimento espiritual. Tal como Jesús preparó ese desayuno rico para los discípulos, Él quiere alimentarte con su Palabra y su Espíritu. Tómate un tiempo para descansar y cenar o desayunar con Jesús. Él quiere llenarte y bendecirte.

Estos discípulos habían experimentado la bendición incomparable de pasar tres años de comunión íntima con Jesús. Habían visto al Señor resucitado. Pero podrían olvidar todo eso tan rápido y volver a su vida anterior. Hemos hablado en este libro del gran trabajo que Cristo ha entregado a nosotros; de la posibilidad y la necesidad de cumplir su Gran Comisión. Puede ser que te hayas distraído por muchas cosas y quieras volver a la vida tranquila de la pesca, a una vida normal. No puedes. Cristo te ha hablado en este libro y te llama a levantarte y trabajar. Él te llama a hacer discípulos. Te está esperando en la “playa” y quiere amarte y restaurarte. ¿Vas a obedecer su mandato?

 

Nunca es tarde para Jesús  Juan 11

En esta historia conocida vemos la clara conexión entre la esperanza y la fe. Fue una lucha para Marta y María mantener su esperanza a pesar de todas las apariencias. Como hemos visto en los capítulos sobre fe, hubo algo pequeño que tuvieron que hacer en fe para recibir su milagro. Incluso cuando parece que la esperanza ha muerto, Jesús quiere mantener vivas tu esperanza y tu fe.

¿Cuál es tu problema?

1 Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas.

Vivimos en un mundo caído. Adán y Eva desobedecieron a Dios, y actualmente el mundo está bajo el dominio del maligno. Como resultado, sufrimos de interminables enfermedades, padecimientos y tragedias. ¿Dónde está el dolor en tu vida hoy? ¿Cómo estás sufriendo? Puede que tengas buena salud, pero sufres de un corazón quebrantado, un dolor peor que el peor dolor de cabeza. Tú no eres único. La naturaleza de esta vida es que vamos a tener problemas. En este caso, Lázaro estaba enfermo. Ésta es la primera vez que oímos hablar de Lázaro en la Biblia, pero parece que ya había conocido a Jesús. Una enfermedad afecta a  toda la familia, y sus hermanas también estaban sufriendo.

María era la misma que ungió con perfume al Señor, y le secó los pies con sus cabellos.

La única otra referencia a Marta y María está en Lucas 10:38-42:

Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!

—Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.

Fue Marta quien recibió a Jesús en su casa y estaba ocupada en muchos quehaceres, pero es María a quien Juan recuerda y la menciona como la hermana de Lázaro. ¿Por qué? Se sentó a los pies de Jesús y escuchó su palabra, lo cual Jesús dijo es lo único necesario; María eligió la buena parte.

Y tú, ¿has elegido la mejor? ¿Eres tú una Marta o una María?

  • ¿Te molesta que otros no hagan más para “servir” a Jesús? ¿Estás inquieto?
  • ¿De verdad amas a Jesús?
  • ¿Estás afanado y turbado con muchas cosas que te roban la intimidad con Jesús? ¿Te sientes abrumado con todos los detalles?
  • ¿Has elegido algo que te será quitado?

Después del milagro de este capítulo, María ungió al Señor con perfume, y se secó sus pies con sus cabellos (Juan 12:1-8). ¿Te pareces más a Judas, que solamente podía pensar en el gran valor del perfume, o puedes expresar un amor exuberante para tu Señor?

Puede que sea hora de que elijas la parte buena. Siéntate a los pies de Jesús. Escucha de nuevo su voz. Derrama el amor y gratitud que tienes para Jesús en adoración o lágrimas.

Envíale a Jesús un mensaje (una oración) para decirle tu necesidad

¿Has compartido lo que te duele con Jesús? ¿Le has dado tus cargas? Este fue el mensaje de Marta y María:

Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. (RVR)

No declaran nada, ni siquiera piden un milagro para su hermano. Confían en Jesús que Él sabrá qué hacer. Solamente quieren que Jesús sepa lo que está pasando. ¿Hay algo que tienes que dejar a sus pies, confiado que Él sabe qué hacer? Él te ama a ti también. ¿Eres consciente de ese amor?

Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado».

Hay enfermedades que terminan en muerte. Si Cristo no viene, en algún momento tú vas a morir. Tu puedes declarar y orar todo el día, pero si Dios ha decido que es una enfermedad para la muerte, vas a morir. ¡Dios tiene el control de todo!

¿Podría ser que el propósito de ese problema en tu vida es darle a Jesús la oportunidad de glorificarse a sí mismo? ¿Tienes la fe para creer que Jesús conoce el propósito de las pruebas en tu vida? ¿Estás dispuesto a sufrir y pasar por duras pruebas para darle a Jesús la oportunidad de glorificarse?

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba.

Esto parece una gran contradicción: Jesús los amaba, pero Él no fue inmediatamente a consolarlos y sanar al enfermo. Jesús podría salvar a esta familia de una gran agonía, pero resucitar a un muerto le da mucha más gloria que sanar alguna enfermedad.

¿Te parece que Jesús no ha recibido tu mensaje? ¿Qué Él no entiende la urgencia de tu clamor? En ese entonces no había teléfono ni Internet. Las hermanas no saben si Jesús recibió el mensaje o no. En fe, cada día esperan que Jesús venga. Pero no aparece.

Jesús sale para la casa de Lázaro

Después dijo a sus discípulos: —Volvamos a Judea.

—Rabí —objetaron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá?

—¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. 10 Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz.

¿Está tu vida guiada por circunstancias y temores, o advertencias y amenazas de otras personas? ¿Andas de día, en la luz, sin nada oculto? ¿Dependes de la luz que te rodea, o tienes una luz interior? Dios nos ha dado la luz del sol y una inteligencia para ayudarnos a andar durante el día. Pero en la oscuridad, si no tienes la luz de su Palabra y su Espíritu, vas a tropezar. Si estás andando en el valle de sombra de muerte, ¿tienes esa luz interior que te guíe?

11 Dicho esto, añadió: —Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.

12 —Señor —respondieron sus discípulos—, si duerme, es que va a recuperarse.

13 Jesús les hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural. 14 Por eso les dijo claramente: —Lázaro ha muerto, 15 y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo.

16 Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vayamos también nosotros, para morir con él.

Ésta será también una gran lección para los discípulos. Nuestra tendencia es pensar solamente en nosotros mismos. ¿Puedes ver más allá de ti mismo? ¿O eres como Tomás, incapaz de ver las posibilidades e incrédulo?

Jesús dijo que estaba alegre de que no estuvo presente para sanar a Lázaro, para que los discípulos creyesen. ¿Podría ser que Jesús haya permitido la oscuridad en tu vida ahora para que tu fe crezca?

¿Te parece que Jesús ha llegado demasiado tarde para solucionar tu problema?

17 A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros de distancia, 19 y muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María, a darles el pésame por la muerte de su hermano.

Sí, Jesús llegó muy tarde, pero tiene una gran audiencia. Muchos caminaron los tres kilómetros para consolar a las hermanas.

20 Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa.

21 —Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.

María está desilusionada y tal vez aun enojada con Jesús. Se queda en casa. Pero Marta era menos motivada por sus sentimientos y siempre quería hacer lo correcto, y sale a su encuentro. Tiene fe; ella sabe que Jesús podría sanar a su hermano. Sabe que el Padre siempre le da a Jesús lo que pide. Pero aun con esa fe, Marta no fue a la tumba para declarar un milagro. Marta deja la situación en las manos de Jesús, aunque no puede entender por qué Jesús no vino antes. Y, como vamos a ver en el verso 24, no tiene ninguna expectativa de una resurrección para su hermano. ¿Hay algo en tu vida ahora que simplemente no puedes entender por qué Jesús no ha hecho nada al respecto?

23 —Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.

24 —Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.

25 Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; 26 y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?

27 —Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.

Como muchos de nosotros, Marta tiene fe, pero es una fe limitada. Cree que Jesús es el Mesías, cree que es Dios y cree en la resurrección en el día postrero. Pero no tiene fe para un milagro en su vida actual, en medio del llanto y la tristeza. Su fe es para cosas fuera de este mundo; es difícil para ella aplicar esa fe a su vida diaria. Y así es para muchos de nosotros; podemos tener fe para los demás y fe para el futuro, pero poca fe para nosotros y nuestras pruebas. Las buenas nuevas son que Jesús no es limitado por los límites de nuestra fe. No depende de ti, sino de Él, y su amor, misericordia y poder.

¿Tienes sueños muertos? ¿Un ministerio muerto? ¿Un matrimonio muerto? ¡Jesús es la resurrección y la vida! ¡Él puede resucitar a lo muerto!

Jesús te llama

28 Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: —El Maestro está aquí y te llama.

29 Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro. 30 Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. 31 Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.

32 Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

33 Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente. 34 —¿Dónde lo han puesto? —preguntó.

—Ven a verlo, Señor —le respondieron.

No dice que Marta se postró a los pies de Jesús, pero María lo hizo. Y ella dice lo que su hermana había dicho: “si hubieras estado aquí.” “¡Si solo hicieras lo que quiero y lo que te pido, todo estaría bien, Jesús!” Si solo hubieras salvado a mi esposa, ella no estaría con otro hombre ahora. Si solo hubieras sanado a mi mamá, ella todavía estaría viva. ¿Hay un “si solo hubieras” que tienes para Jesús?

Puede doler tanto que ya no quieras ir a la iglesia. No quieres ver a Jesús. Te quedas en casa. Pero Jesús te ama y te llama. Es interesante que Jesús no dijo nada a María; la ama, y le duele verla llorar. Jesús se conmueve con tus angustias también.

35 Jesús lloró.

¿Qué tienes sepultado? ¿Qué hay doloroso para ti? ¿Puedes creer que Jesús también llora contigo? Toma un momento, llora, y acércate a Jesús para ver sus lágrimas.

36 —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos. 37 Pero algunos de ellos comentaban: —Este, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?

¿Cuál puedes ver? ¿El amor de Cristo, frente a la muerte y padecimiento de este mundo? ¿O estás molesto porque Jesús no hace más para aliviar ese sufrimiento? ¿Hay cosas que no entiendes y no tienen sentido para ti?

¿Hay una piedra que tienes que quitar?

38 Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. 39 —Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.

Jesús quiere hacer un milagro. No necesita grandes proclamaciones de fe. Él no espera declaraciones de una resurrección. Pero hay algo que tienen que hacer para recibir este milagro: quitar la piedra. No es muy difícil, ni aun requiere mucha fe. Pero en ese momento puede ser lo más difícil para estas hermanas. Se reabre una herida profunda; viendo algo de tu pasado que sepultaste y quieres olvidar.

¿Hay una piedra que tienes que quitar? ¿Algo que apesta? ¿Algo que no tiene sentido para ti?

¿Quieres ver la gloria de Dios?

40 —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.

Jesús no está impresionado con su excusa. No niega que hiede, ni que es muy difícil para las hermanas. Pero esa es la fe y la obediencia necesarias para ver la gloria de Dios.

41 Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42 Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. 43 Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera!

El Padre siempre escucha a tu sumo sacerdote, intercediendo por ti a su diestra.

44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. (RVR)

A veces Jesús hace un milagro, pero dejamos a la persona atada. No queremos dejarlo ir. ¿Hay algo o alguien que tengas que desatar? Cuando alguien es “resucitado” de la muerte de su pecado, puede salir de su sepulcro aún atado. Necesita hermanos que lo ayuden, que lo desaten. ¡No dejes a esa persona envuelta en un sudario!

Marta y María pasaron unos días angustiadas, tal vez enojadas con Jesús. Estaban confundidas que no había venido a ayudar a alguien que Él ama. Pero nunca es tarde para el Señor; Él es la resurrección y la vida. Hay esperanza para ti. No necesitas una gran fe; sólo la fe como un granito de mostaza. Puede ser que Jesús te llame hoy y llore contigo. Podría llamarte para quitar una piedra, o desatar y dejar ir a alguien. Él quiere glorificarse y trabajar más allá de tus expectativas. Permíteselo.

Más de lo que tú puedes imaginar 1 Corintios 2:8-15

Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Sin embargo, como está escrito:

«Ningún ojo ha visto,
ningún oído ha escuchado,
ninguna mente humana ha concebido
lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»

10 Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.

¡No confíes en tus sentidos!

Si tú confías en tus ojos, oídos o mente, tú podrías hacer algo similar a lo que hicieron los líderes políticos y religiosos alrededor del 30 d.C.: clavar al Hijo de Dios en una cruz y matarlo. No los disculpa, pero Pablo dice que lo hicieron en ignorancia. Si sólo hubieran entendido, nunca habrían cometido un acto tan horrible. Pero, por cierto, el sacrificio necesario para nuestros pecados nunca habría sido ofrecido. ¿No te alegras que Dios pueda usar las cosas que nosotros hacemos en la ignorancia? ¿Alguna vez has actuado tontamente? Tal vez no entendiste los sentimientos de tu esposa y mataste a su espíritu con palabras crueles, o con tu silencio. O tomaste una decisión sin comprender completamente las consecuencias, y lastimaste a un ser querido, a la misma vez que perdiste dinero y credibilidad.

Corres el riesgo de cometer el mismo error en la esfera espiritual. Las mentes más brillantes se han unido para teologizar sobre cómo terminará el mundo, cómo la soberanía absoluta de Dios descarta la posibilidad de apartarse de Cristo, o cómo las Escrituras que no les agradan ya no se aplican hoy. En lugar de caminar por la fe, andamos por la vista; terminamos llenos de miedo y juzgamos mal a otras personas. Nos metemos en peleas con los que más amamos, porque respondemos a las palabras de enojo que escuchamos, en lugar de escuchar sus corazones.

Si dependes de tu intelecto y tus sentidos, vas a luchar con esta carta a los corintios, y con la vida cristiana.

Tres verdades fundamentales en este pasaje:

  1. Dios ha preparado algo más allá de la comprensión – ¡para ti!
  2. Hay una condición para recibirlo: tienes que amar a Dios. Después de todo, ese es el primer y más importante mandamiento. La palabra griega que Pablo usa aquí para amor es ágape; el amor incondicional de Dios. Es posible que pensara en el contexto de la cita de Isaías 64:4, donde dice de Dios: “quien actúa a favor de los que esperan en él. Tú recibes a quienes hacen el bien con gusto; a quienes siguen caminos de justicia.” ¿Dirías que amas a Dios? ¿Cómo puedes estar seguro? Jesús dijo que si lo amas, vas a obedecerlo. Al igual que con tu esposa: Si repetidamente menosprecias sus deseos o te niegas a hacer algo que es importante para ella, ¿cuánto realmente la amas?
  3. Lo que Dios ha preparado no es bien conocido; solo nos damos cuenta de ello a través de la revelación del Espíritu.

¿Estás emocionado y animado a saber que Dios tiene algo tan increíble preparado listo para ti? ¿Tienes  curiosidad por averiguar qué es?

10El Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. 11 En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. 12 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.

¡Dios te da comprensión!

Crucificaron a Jesús porque carecían de comprensión, pero ¡el Espíritu de Dios te da esa comprensión! Jesús dijo: el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho; Él los guiará a toda la verdad (Juan 14:26; 16:13). ¡Ahora tienes la pista interior para discernir los pensamientos más íntimos de Dios! ¡Eso es mejor que toda la inteligencia que el gobierno y las empresas de tecnología tienen sobre nosotros! ¿Te  imaginas los beneficios de:

  • Conocer los pensamientos de Dios?
  • Pensar como Él piensa?
  • Ver las cosas desde su punto de vista?
  • Saber qué hacer en cualquier situación?

A lo largo de la historia, algunos siempre han reclamado un conocimiento especial y secreto sobre Dios, que ha dado origen a muchas herejías y sectas (como el gnosticismo en la iglesia primitiva). Pero aquí nos dice que incluso las cosas más profundas acerca de Dios son reveladas a cualquier creyente por el Espíritu. Sabemos que a Dios le encanta revelarse a sí mismo: en la creación, en las Escrituras y en Jesucristo. Tiene sentido: si te adoptó como hijo, también te incluirá en su círculo más íntimo y compartirá su corazón contigo. El Espíritu da conocimiento, y también la comprensión y la sabiduría para usarlo correctamente. Dios es un dador, y libremente te dará todo lo que Él sabe que eres capaz de manejar.

Hay otro gran beneficio para el creyente lleno del Espíritu: El Espíritu todo lo escudriña. Él sabe lo que está sucediendo dentro de cada persona. Ciertamente, no te revela los pensamientos de otros para fines egoístas o para satisfacer tu curiosidad, pero te dará comprensión y discernimiento cuando estés orando acerca de una decisión de casarte o entrar en un acuerdo comercial. Es difícil averiguar lo que esté sucediendo dentro de otra persona, pero cuando caminas íntimamente con el Espíritu, Él te dará ojos espirituales para discernir su corazón.

13 Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales. 14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

Dios te enseña a hablar

¿Alguna vez te has metido en un problema porque dijiste algo estúpido? ¿Quién no? La Biblia habla extensamente sobre los problemas que causan nuestras lenguas, y lo difíciles que son para controlar. Gracias a Dios, además de ayudarte a discernir los pensamientos de Dios, el Espíritu puede enseñarte a hablar. Te ayudará a discernir conscientemente si lo que estás diciendo es más acorde con la sabiduría humana o el corazón de Dios. No es fácil, porque vamos a ver que muchas veces nuestro discurso es falso, egoísta y manipulador.

Por desgracia, cuando hablas de esta manera, algunas personas que no te comprenderán, o pueden pensar que estás loco. Incluso hay personas en la iglesia que carecen de discernimiento espiritual y no podrán aceptar lo que dices. No descartes a alguien por no tener al Espíritu solo porque no está de acuerdo contigo. Es importante dejar que el Espíritu escudriñe tu propio corazón y revele tus pensamientos internos. Sin embargo, la respuesta de otros a la verdad espiritual puede dar una idea de su relación con Dios.

15 En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie.

El hombre espiritual juzga todo

¿Qué significa que tú no estás “sujeto al juicio de nadie?” Pablo probablemente está pensando principalmente en la incapacidad de los incrédulos para hacer juicios correctos, ya que no tienen el Espíritu de Dios. Cuando tú caminas cerca del Señor, no serán tan problemáticas las opiniones de otros, porque lo que realmente importa es la opinión de Dios. Pero ten cuidado de ser tan “espiritual” que arrogantemente resistes a la corrección de un hermano, o ignoras su “juicio” porque no estás sujeto a ello. El hombre espiritual también tiene un corazón humilde y sumiso, y da la bienvenida a la corrección.

El juzgar es mal entendido por muchos. Casi todos conocen lo que Jesús dijo: No juzguéis para que no sean juzgados (Mateo 7:1-2). Pero más adelante en esta misma carta, Pablo habla de creyentes en preparación para juzgar a los ángeles y otros en la eternidad. Hay una diferencia entre hacer juicios y ser crítico. El hombre espiritual está atento a otras personas y situaciones, y necesita hacer juicios justos sobre ellas. La Biblia Amplificada aclara aún más: se analiza, investiga, indaga, pregunta y discierne todas las cosas. ¡Solo evites arrogantemente establecerte a ti mismo como juez, y actuar como si estuvieras por encima de todos los demás porque eres tan espiritual!

16«¿Quién ha conocido la mente del Señor
para que pueda instruirlo?»

Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.

Tú tienes la mente de Cristo

Hay una joya más en este capítulo, cuya importancia casi podrías pasar por alto. Pablo ya te ofreció la oportunidad de conocer los pensamientos más íntimos de Dios (por medio de su Espíritu que mora en nosotros), pero ahora dice que en realidad tenemos la misma mente de Cristo. Viene en respuesta a una pregunta (“¿quién ha conocido la mente del Señor?”), a la cual tendemos a responder: “nadie.” Pero Pablo nos sorprende al decir que, en realidad, podemos conocer su mente. Es parte de ser unido con Cristo, tener su Espíritu morando en nosotros y permanecer en Él. Entonces tiene sentido que también tendríamos su mente, su comprensión y su conocimiento acerca de todo. Si realmente puedes tener la mente de Cristo, ¿qué más quieres?

 

Bienaventurados los que padecen persecución    Mateo 5:10-12

Jesús dijo que esta es la “vida bienaventurada.” Por desgracia, hemos visto que tiene poco parecido a lo que se promueve regularmente en las iglesias de hoy. ¿Pobre? ¿Manso? ¿Hambriento? ¿Puros de corazón? ¿Está Jesús tratando de desalentarnos de seguirlo? Parece que sí, especialmente con esta conclusión espantosa para sus bienaventuranzas:

10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (RVR)

NTV: Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino del cielo les pertenece.

¡Jesús acaba de decir que deberíamos ser conocidos como pacificadores! Es cierto que debe ser nuestro objetivo, pero puede que no sea posible en un mundo caído. Pocas personas dan la bienvenida a la persecución, ¡pero no es del todo malo! De hecho, si nunca la experimentas, tienes que preguntarte si realmente estás siguiendo a Jesús.

Tu padecimiento (porque eres un discípulo de Jesús y estás haciendo lo correcto) toca al corazón de Dios. ¡Él derrama sus bendiciones sobre ti! Y, en la sabiduría de Dios, de alguna manera la persecución te permite entender la naturaleza del reino de los cielos, y entrar en él. Aquellos que disfrutan de la aclamación del mundo y nunca conocen el sufrimiento o la persecución pueden estar tan cómodos en este mundo que sea difícil para ellos comprender lo que es el reino de los cielos. Jesús dijo: ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas. (Lucas 6:26). Claro que hay lugar para reconocer la buena obra de alguien; está bien cuando el mundo premia la contribución de un cristiano en el deporte, la ciencia u otra área. Pero a menudo la persona “bendecida” según estas bienaventuranzas no estará elogiada por el mundo.

¿Qué califica como persecución?

Por desgracia, ¡muchos no están sufriendo por hacer lo correcto! ¡No hay bendición si estás actuando sin amor o como un idiota!

Porque es digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente. Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio, si sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios. Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.

«Él no cometió ningún pecado,
ni hubo engaño en su boca».

Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia (1 Pedro 2:19-23).

Pedro fue testigo del sufrimiento de Cristo, y ya había sufrido por su propia fe; estaba bien calificado para hablar de cómo responder a la persecución.

  • Cristo fue mal entendido, rechazado, perseguido y finalmente crucificado. Estamos llamados a seguir su ejemplo.
  • El sufrimiento no necesariamente significa que estés en pecado. ¡Una fe firme y obediencia a Dios no garantizan una vida libre del dolor!
  • Es especialmente difícil soportar el sufrimiento inmerecido. ¡Queremos clamar por justicia! Pero estamos llamados simplemente a soportarlo.
  • Debemos resistir la tentación de tomar represalias e insultar a los que nos insultan.
  • No amenaces con el infierno o el juicio de Dios a quienes te persigan; entrégalos a Dios y déjalos en sus manos.
  • Incluso si significara la muerte, confiamos en Dios para cuidar de nosotros. Nuestra fe y confianza en Dios nos permiten ver más allá del sufrimiento actual.

El propósito de Dios en el sufrimiento

Dios utiliza el sufrimiento, incluso en la vida de su propio hijo:

Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen (Hebreos 5:8-9).

Si el Padre utilizó el padecimiento en la vida de Jesús, sin duda tú también te beneficiarás de ello. ¿Cómo es tu obediencia a Cristo? ¿Necesita Dios permitir más sufrimiento para perfeccionarte y enseñarte la obediencia? ¿Está Dios llamándote a tomar unas decisiones costosas? ¿Podría Dios permitir tu sufrimiento actual para que crezcas en obediencia?

Los últimos dos versículos de las bienaventuranzas

La enseñanza de Jesús sobre la persecución es compatible con muchas de sus otras enseñanzas: vivir una vida cómoda ahora, pero  pagar el precio por ella en la eternidad, o sufrir ahora, y cosechar recompensas eternas. Los versos finales de las bienaventuranzas prometen bendiciones y abundantes recompensas celestiales para los que son perseguidos por su fe:

11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (RVR)

NTV: »Dios los bendice a ustedes cuando la gente les hace burla y los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de cosas malas en su contra porque son mis seguidores. ¡Alégrense! ¡Estén contentos, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que a los antiguos profetas los persiguieron de la misma manera.

  1. Para calificar como persecución, debe ser el resultado de tu identificación con Jesús, siendo reconocido como su seguidor y haciendo lo correcto. La persecución por tu propia necedad no cuenta.
  2. Puedes esperar ser burlado, insultado y tener todo tipo de cosas malas (probablemente mentiras, o verdades a medias) dichas de ti.
  3. No sólo debes soportar la persecución, sino gozarte y alegrarte en ella, porque los demás ven a Jesús en ti y dirigen su odio para Él hacia ti.
  4. Estás recibiendo el mismo tratamiento que los fieles hombres y mujeres de Dios han experimentado a través de los siglos; no es algo fuera de lo común.

Después del sufrimiento

Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes, después de haber sido iluminados, sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento. Unas veces se vieron expuestos públicamente al insulto y a la persecución; otras veces se solidarizaron con los que eran tratados de igual manera. También se compadecieron de los encarcelados, y cuando a ustedes les confiscaron sus bienes, lo aceptaron con alegría, conscientes de que tenían un patrimonio mejor y más permanente.  Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada (Hebreos 10:32-35).

La iglesia perseguida tiende a producir creyentes fuertes. En muchos países donde la persecución ha terminado, la iglesia se ha vuelto complaciente y ha perdido su fervor anterior. Los creyentes que recibieron la carta a los Hebreos habían conocido una severa persecución. Ahora, después de un período de paz, están sufriendo de nuevo, y luchando por mantener su fe.

  • Una rica recompensa espera a aquellos que perseveran y soportan la persecución.
  • Parte de la persecución anterior incluyó la confiscación de sus bienes. En vez de lamentarse y luchar por sus derechos, lo habían aceptado con alegría, conscientes que nuestras posesiones palidecen en comparación con las posesiones duraderas que nos esperan en el cielo. ¡La persecución nos ayuda a centrarnos en la eternidad!
  • Los insultos y la persecución son a menudo públicos; visibles a todo el mundo.
  • Si has sido agraciado para evitar la persecución, estás llamado a estar al lado de los que sufren. Grupos como Voz de los Mártires te permiten apoyar la iglesia perseguida.
  • Dios puede llamarte a identificarte con aquellos que están sufriendo. En este caso, incluía visitar a los encarcelados por su fe, y posiblemente incluso pasar tiempo con ellos en la cárcel.

La experiencia de los héroes de la fe

¿Crees que tu gran fe te guardará del sufrimiento, o que el sufrimiento es un signo de una fe débil? ¿Crees que tu vida es dura? Esta es la experiencia de muchos de los grandes héroes de la fe:

Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas (Hebreos 11:36-38).

¡Realmente no lo tenemos tan duro! ¡Ora por los que son perseguidos y están muriendo por su fe!

La promesa y provisión de Dios en medio del sufrimiento

Si tú estás libre de problemas, ¡gloria a Dios! No necesitamos un complejo mártir y provocar la persecución, para que de alguna manera cosechemos más bendiciones. Pero no seas complaciente. Especialmente con la situación actual del mundo, podemos esperar que la persecución va a aumentar. ¿Estás preparado? ¿Vas a ser capaz de soportarla, e incluso regocijarte en medio del sufrimiento?

El testimonio de innumerables creyentes perseguidos es que en medio de su sufrimiento experimentan el amor de Dios como nunca antes. ¡Nada te separará del amor de Cristo! ¡Eres más que vencedor en cada situación!

¿Quién nos separará del amor de Cristo?

¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, peligro, o espada?

Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

(Romanos 8:35-37)

 

¿Estás listo para la batalla? Éxodo 13:17-22

17 Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: «Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto.» 18 Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección al Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto en formación de combate.

Parece una contradicción:

  • Los hijos de Israel salieron de Egipto listos para la batalla. Yo no esperaría que los esclavos tuvieran muchas armas, pero podrían haber conseguido unas de los egipcios, o tenían algunas escondidas. O tal vez significa que estaban preparados mentalmente para la batalla.
  • Ellos pensaban que estaban listos para la batalla, pero Dios sabía que no lo estaban. Podrían tener todas las armas del mundo, pero Dios sabe que pudieran tener dudas sobre este viaje si encuentran batallas. Por increíble que parezca, podrían haber decidido enfrentar las consecuencias y volver a Egipto.

Afortunadamente, Dios los estaba guiando. Si hubieran seguido su GPS, WAZE o a los comerciantes que viajaban entre Egipto y Canaán, seguramente habrían encontrado una fuerte oposición. Sin embargo, la guía de Dios significaba un viaje mucho más largo. Llegarían a Canaán en un par de semanas por el camino de la tierra de los filisteos. Seguir a Dios llevaría cuarenta años.

¿En cuál camino andas tú?

Es aquí que un líder piadoso como Moisés es tan importante. Muchos pastores piensan en el éxito y la comodidad, y quieren coger la ruta rápida a una iglesia grande y famosa, sin desarrollar los cimientos del discipulado en el desierto. Moisés estaba escuchando al Señor, y tomó el camino más difícil.

¿Cuál camino tomarías tú? ¿En cuál camino estás andando? Arrogantemente, ¿optas por la vía más rápida, fácil, ancha y popular? ¿Te burlas de aquellos que atraviesan el desierto, que dicen que están siguiendo a Dios?

¿Estás listo para la batalla?

¿Crees que estás listo para pelear? Debes estarlo, porque seguramente habrá batallas. Pero puede ser que Dios te esté blindando de batallas reales en este momento, porque Él sabe que ellas podrían destruir tu fe. Si te encuentras en una batalla seria en este momento, puede ser por una de estas dos razones:

1: No estás siguiendo al Señor

  • Si estás haciendo tu propia voluntad, puede que estés enfrentando a los mismos enemigos que Dios quiere que evites.
  • Es posible que tengas dudas acerca de servir a Dios. No esperabas que fuera tan duro ser cristiano, y tu vida vieja en el mundo parece muy atractiva.
  • ¡No te dejes engañar! Si estos israelitas regresaran a Egipto, es casi seguro que morirían o serían esclavizados de nuevo. ¡No pueden regresar!
  • ¡Y tú tampoco puedes regresar! Una vez que Dios te ha liberado del mundo, volver a él niega todo lo que Jesús hizo para salvarte con su muerte en la cruz. ¡Solo te esperan la muerte y la destrucción!

2: ¡Dios sabe que estás listo para la batalla!

También es posible que tú hayas servido fielmente al Señor, hayas cumplido tu tiempo en el desierto, y realmente estés listo para la batalla.

  • Encontrarte en una batalla no significa que estás haciendo algo mal, o que Dios está enojado contigo, o que Él te ha abandonado.
  • Israel podría pasar por la tierra de los filisteos en ese momento, o más tarde, pero ese enemigo no iba a desaparecer. Las batallas eran parte de tomar posesión de la tierra prometida.
  • Hay muchos enemigos en el mundo hoy en día que luchan contra el Señor y su iglesia.

¡Dios sabe que eres lo suficientemente fuerte! ¡Él está contigo en la batalla! ¡Sé valiente, y levántate y pelea en el nombre de Jesús!

19 Moisés se llevó consigo los restos de José, según éste se lo había pedido a los israelitas bajo juramento. Éstas habían sido las palabras de José: «Pueden contar ustedes con que Dios vendrá en su ayuda. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos.»

¿Cómo se puede honrar a tus antepasados?

Moisés no pasó por alto los pequeños detalles. En la prisa por salir de Egipto, sería fácil pensar que conseguir los huesos de José no era tan importante. Pero fue José quien trajo a la nación a Egipto. Él profetizó que Dios vendría en su ayuda y los sacaría de Egipto, y ahora José finalmente va a volver a la tierra de su nacimiento.

Sé sensible a lo que han pedido tus antepasados, quizás por una iglesia que fundaron, o por su familia. Sería fácil pensar que están muertos y no sabrán si tú sigues sus deseos o no. ¿Sabría José si Moisés respetara sus deseos y cumpliera el juramento? Tal vez, desde el cielo, o quizás no. Pero es importante para ti modelar respeto por tus antepasados y por su trabajo en el Señor. ¿No quieres que se cumplan tus deseos?

20 Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, donde comienza el desierto. 21 De día, el Señor iba al frente de ellos en una columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche. 22 Jamás la columna de nube dejaba de guiar al pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.

¡El primer campamento!

¡El primero de muchos! ¡En el siguiente capítulo vamos a descubrir que habría una gran sorpresa en ese lugar! Pero primero Dios les asegura que fue Él quien los trajo a este lugar.

Una columna para guiarlos

¿No te gustaría esa columna de fuego y nube? ¡Qué recordatorio de la presencia, protección y guía de Dios!

  • El Señor fue delante de ellos. Y tú, ¿sigues al Señor? ¿O planeas tu propio camino, y luego le pides que lo bendiga?
  • Nunca dejó su lugar. ¡No hay cuestión de abandono aquí! Dios les está asegurando su fidelidad. Muchos experimentan esa clara presencia durante sus primeros días caminando con el Señor, pero luego a menudo, su presencia se vuelve menos obvia, por lo que puedes aprender a caminar con fe.
  • Podrían viajar de día o de noche. Suena bien tener la columna de fuego, pero también puede ser una molestia. Por ejemplo, puedes estar acostado cuando llegue la palabra de levantarte y seguir la columna de fuego. Sería muy obvio para todos si eliges rebelarte y seguir tu propio camino.
  • Había una sola columna, la cual requiere unidad absoluta. ¿Qué le ha pasado a la iglesia hoy? Parece que todos reclaman su propia columna, y corren como locos, dispersos, sin una dirección unida.

Algo mejor que la columna

Pues, ¿qué piensas? ¿Todavía quieres la columna? ¿Sabes que tienes algo mucho mejor? Tú tienes el Espíritu de Dios que mora dentro de ti, y el fuego de ese Espíritu para guiarte y aconsejarte. Está contigo día y noche. Él nunca te dejará ni te abandonará. La cuestión para nosotros, como la era para los hebreos, es cómo respondemos al Espíritu:

  • ¿Estás siguiendo su consejo?
  • ¿Has aprendido a escuchar su voz?
  • ¿Tienes alguna idea de dónde vas ahora? ¿O eres como un niño, zarandeado por las olas de cada enseñanza nueva, llevado de aquí para allá por cada profeta y engañado por falsos apóstoles?

Dios quiere guiarte con la misma claridad con la cual dirigió a Israel. Él no quiere que vagues por tu propia cuenta en el desierto. Seguramente Dios no te ha olvidado. ¿Estás caminando con el pueblo de Dios, con un pastor que está en comunicación con el Señor? ¿Eres consciente del fuego de Dios que mora en ti? Si no lo tienes, pídele por el bautismo de fuego. Israel estaba a punto de meterse en situaciones difíciles. Si todo no está en orden, van a perecer en el desierto. Dios quiere que tú también estés preparado para todo lo que pueda suceder en el desierto de este mundo.

 

¡Liberación! Éxodo 12:29-41 

En el capítulo 11 de Éxodo, Dios anuncia la última plaga: la matanza de todos los primogénitos de Egipto. Los capítulos 12 y 13 describen los preparativos para esa primera pascua, las instrucciones para celebrar la pascua en el futuro y la consagración de los primogénitos hebreos. En medio de esas instrucciones (casi escondido) el faraón finalmente deja ir al pueblo:

29 A medianoche el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos egipcios, desde el primogénito del faraón en el trono hasta el primogénito del preso en la cárcel, así como a las primeras crías de todo el ganado. 30 Todos en Egipto se levantaron esa noche, lo mismo el faraón que sus funcionarios, y hubo grandes lamentos en el país. No había una sola casa egipcia donde no hubiera algún muerto.

31 Esa misma noche mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y les ordenó: «¡Largo de aquí! ¡Aléjense de mi pueblo ustedes y los israelitas! ¡Vayan a adorar al Señor, como lo han estado pidiendo! 32 Llévense también sus rebaños y sus ganados, como lo han pedido, ¡pero váyanse ya, que para mí será una bendición!»

Esta vez el faraón no esperó al día siguiente. No eligió pasar otra noche bajo el juicio de Dios, como lo hizo con las ranas. Esta vez su hijo murió, y finalmente llegó al final de sí mismo y su rebelión. ¿Por qué tenemos que perderlo todo para despertar y finalmente someternos a Dios? ¿Es posible que Faraón realmente creyera que podría prevalecer sobre el Dios del universo? ¿De verdad crees que tú puedes luchar contra Dios y ganar?

Dios prefiere tratar con nosotros gentilmente. Hazte un favor: Si Dios está llamando tu atención, escucha. No esperes hasta que pierdas a tu hijo, a tu familia o tu vida. Sí, es así de grave. Yo lo he visto suceder con demasiada frecuencia.

Moisés se mantuvo firme, y finalmente obtuvo todo lo que Dios dijo que conseguiría. ¡No te conformes con menos!

Hubiera sido genial tener un avivamiento en Egipto, empezando con el palacio del faraón, pero habían luchado contra Dios por demasiado tiempo y estaban bajo su juicio. Faraón hará otro intento vano de desafiar al Dios Todopoderoso, pero muy pronto él y su ejército morirán en las aguas del Mar Rojo, e Israel pasará por medio del mar, en paz. Hay momentos en que tenemos que dejar a la gente en manos de Dios y salir del lugar para evitar su juicio. Eso puede incluir una iglesia, pero asegúrate de que sea el Señor quien te manda salir. Puede parecer una salida fácil, pero como descubrió Israel, estar en el desierto tampoco es fácil.

¡Bendíceme!

Hubo una sorpresa en las palabras de despedida del faraón: «Bendíceme.» ¿Había una parte de faraón que realmente creía que Moisés estaba en contacto con el Dios vivo y tenía el poder de bendecirlo?  Después de sufrir todas las plagas, ¿estaba convencido de que Dios es real? Incluso en su pecado y rebelión, parece anhelar la bendición de Dios, pero no lo suficiente como para humillarse y someterse a Dios. Lo mismo ocurre con muchas personas que saben que Jesús es real: Quieren continuar en su pecado, pero también quieren la bendición de Dios. Nunca dice si Moisés lo bendijo o no.

33 El pueblo egipcio, por su parte, instaba a los israelitas a que abandonaran pronto el país. «De lo contrario —decían—, ¡podemos darnos por muertos!»34 Entonces los israelitas tomaron las artesas de masa todavía sin leudar y, luego de envolverlas en sus ropas, se las echaron al hombro. 35 Después, siguiendo las instrucciones que Moisés les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran objetos de oro y de plata, y también ropa.36 El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo lo que les pedían. De este modo los israelitas despojaron por completo a los egipcios.

Por favor, ¡váyanse!

¡Mira el temor de Dios! ¡Parece que el pueblo de Egipto captó el mensaje mucho antes que su rey! Con demasiada frecuencia los cristianos se mezclan con el mundo, pero aquí la distinción entre el pueblo de Dios y aquellos que están bajo su juicio es muy clara. Los egipcios tienen miedo de los creyentes; ¡ya no quieren sufrir! No siempre traemos bendiciones a quienes nos rodean; si están en pecado, podemos ser un aguijón en su costado.

En este caso, mientras los egipcios les rogaron irse, el Señor hizo que los egipcios miraran con agrado a los hebreos.

Afortunadamente, los hebreos obedecieron el mandato de Moisés. ¿Te imaginas esclavos pidiendo oro y plata y ropa de sus opresores? ¡Y los egipcios se los dan! ¡Habla sobre Dios transformando la situación! Esto era algo nuevo para Israel: pedir, ¡y recibir!

Dios puede hacer que la gente te mire con agrado. No significa que despojemos a todos los que nos rodean, o que codiciemos lo que tienen. Pero cuando el favor de Dios está sobre ti, y te indica claramente que pidas cosas mucho más allá de lo que esperas, ¡sé obediente y pide! Pide poco y obtendrás poco. Si Dios te está guiando, pide mucho, y ve cómo Dios te puede sorprender al traer las riquezas del mundo a su servicio. Más adelante veremos que usaron gran parte de la plata y el oro en la construcción del tabernáculo, y la gente lo ofreció con alegría y abundancia por la obra de Dios. Por desgracia, también usaron el oro para fabricar un ídolo, el becerro de oro. ¡No permitas que la plata que Dios te da se convierta en un ídolo!

Debido a la falta de tiempo, la gente llevó el pan sin levadura, dando origen a la celebración de la Pascua.

37 Esa noche el pueblo de Israel salió de Ramsés y emprendió viaje hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres además de las mujeres y los niños. 38 Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas.39 Hornearon pan plano de la masa sin levadura que habían sacado de Egipto. La masa no tenía levadura porque los israelitas fueron expulsados de Egipto con tanto apuro que no tuvieron tiempo de preparar pan ni cualquier otro alimento.

40 El pueblo de Israel había vivido cuatrocientos treinta años en Egipto. 41 De hecho, fue precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años que toda esa gran multitud del Señor salió de Egipto.

¿Cuándo vendrá tu liberación?

¡Cuatrocientos treinta años fueron mucho tiempo! A pesar de la opresión, y los intentos de Faraón de matar a los bebés varones, la población había aumentado. No sabemos quiénes eran la gentuza que no era israelita, de toda clase, que subieron con ellos, pero pueden haber sido egipcios que se convirtieron y eligieron caminar con el pueblo de Dios. Al parecer, fueron recibidos como parte de la comunidad.

Moisés ha demostrado fe y la perseverancia ante una gran oposición. Después de mucha lucha, Moisés finalmente logró la primera parte de su misión. Ahora él tendrá la oportunidad de conocer a estos ex esclavos, mientras él los pastorea y los lleva a la tierra prometida.

¿Estás en contra de un faraón, preguntándote si alguna vez llegará tu liberación? ¡Dios puede cambiar las cosas para que ese opresor llegue y te pida tu bendición! ¿Estás preparado para moverte cuando Dios dice que es hora? ¿Estás listo para dejar todo atrás y agarrar un poco de pan sin levadura? ¿Hay personas que Dios ha hecho que te mire con agrado? ¿Les has pedido ayuda, o estás dispuesto a hacerlo?

 

 

La plaga de tinieblas Éxodo 10:21-29  

Dios envió a Moisés para liberar a su pueblo y traer esperanza, pero parece que él solo ha causado más dolor. Día tras día, semana tras semana, Dios afligió a Egipto con plagas: sangre, ranas, piojos, úlceras…ocho plagas hasta el momento. Los hebreos todavía no confían mucho en Moisés, y Egipto está devastado.

Vale la pena leer los capítulos 7 hasta 11 de Éxodo y estudiar todas las plagas. Algunas cosas se destacan de ellos:

  • Al principio, los magos egipcios duplicaron la plaga. ¡El diablo y sus demonios sin duda tienen poder! Podían duplicar la plaga, pero no podían quitarla.
  • En la mayoría de los casos, los hebreos y la tierra donde vivían estaban exentos de las plagas. Era otra demostración para el faraón de que Dios estaba actuando en favor de su pueblo.
  • Había una gran variedad en la manera de generar la plaga:
    • La mano o la vara extendida (podría ser de Aarón o Moisés).
    • A veces, simplemente sucedió en el momento que Dios designó.
    • Otras veces Moisés arrojó hollín o polvo en el aire.
  • Los egipcios fueron advertidos acerca del granizo, y podrían salvar a sus esclavos y ganado si obedecieran la palabra de Dios y los llevaran adentro. Los que se burlaban de la palabra de Dios sufrieron pérdidas.
  • En el transcurso de las plagas, el país fue cada vez más devastado. Dios no quiere destruirnos (por lo general Él comienza con un  juicio relativamente ligero), pero será cada vez más grave a medida que endurezcamos nuestros corazones. Con el tiempo, nuestras vidas terminan totalmente devastadas. A pesar de esa destrucción, de alguna manera muchos se adaptan a las consecuencias del juicio, y pueden seguir con su rebelión, creyendo que de alguna manera será posible sobrevivir.
  • Los funcionarios del faraón terminaron rogándole que cediera, para salvar al país.

Cada plaga siguió un patrón similar:

  • Moisés exige al faraón que dejara ir al pueblo, y anuncia una plaga si se niega. Faraón siempre se negó.
  • Cuando la plaga se vuelve insoportable, el faraón llama a Moisés, se compromete a dejarlos ir, y Dios le concede alivio.
  • Tan pronto como las cosas mejoran, el corazón del faraón se endurece de nuevo, y no los deja irse.

 

Hoy no es muy diferente:

  • Dios nos habla a través de la Escritura o un sermón acerca de algo que tenemos que cambiar, junto con las consecuencias de la desobediencia.
  • Cuando empezamos a experimentar la mano dura del Señor, clamamos a Él por alivio, y al menos pretendemos arrepentirnos. A menudo Dios tiene misericordia de nosotros.
  • Una vez que Dios nos libra de la aflicción y las cosas vuelven a la normalidad, muchas veces nos olvidamos del arrepentimiento; caemos en pecado nuevamente, y el proceso comienza de nuevo.

El faraón solo se rindió cuando Dios mató a su primogénito. Todos los egipcios sufrieron como resultado de la rebelión de su rey; todos los primogénitos murieron. Pero antes de esa última plaga, habrá una más que sigue el patrón familiar, la cual nos muestra los pasos que nosotros también podemos tomar en nuestro servicio a Dios.

21 El Señor le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!»

Primer paso: oír la voz de Dios

En todo lo que hizo, Moisés tuvo que esperar en Dios y estar en un lugar que poudiera oír su voz. Nunca fue al faraón a menos que Dios lo enviara, y él nunca inventó una plaga. Esto suena obvio, pero hoy en día demasiados están haciendo lo suyo, totalmente fuera de contacto con Dios. Antes de hacer alguna declaración, reclamar algo o proclamar una profecía, asegúrate de haber oído realmente la voz de Dios.

22 Moisés levantó los brazos al cielo, y durante tres días todo Egipto quedó envuelto en densas tinieblas. 23 Durante ese tiempo los egipcios no podían verse unos a otros, ni moverse de su sitio. Sin embargo, en todos los hogares israelitas había luz.

Segundo paso: La obediencia

Dios ordenó diversas formas para iniciar las plagas. Más tarde, Moisés aprendió cuán serio es Dios acerca de los detalles (como cuando golpeó la roca en lugar de hablarle). Puede que no parezca importante si fuese Moisés o Aarón quien extendió su vara, o si simplemente extendió una mano, pero nuestra parte es solo obedecer y confiar Dios para lograr el resultado deseado. No importa si tiene sentido para nosotros o no. El hecho de que una vez Moisés arrojó polvo en el aire no significa que tú conseguirás el mismo resultado si tiras polvo. Nos gusta obligar a Dios a hacer las cosas de cierta manera; a Él le gusta cambiarlas para probarnos y ver si estamos prestando atención.

24 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y le dijo: —Vayan y rindan culto al Señor. Llévense también a sus hijos, pero dejen atrás sus rebaños y sus ganados.

Tercer paso: persevera y mantente firme

Después de todo lo que Moisés ha experimentado, puede ser tentador aceptar la oferta del faraón. Es cierto que Moisés ha logrado la mayor parte de lo que pidió, y ¡siempre podrían reconstruir sus rebaños más tarde o convertirse en vegetarianos!

Pero, ¡no te conformes con menos de lo que Dios te ha prometido! No importa si tu faraón te da dolores de cabeza y te acusa de ser rígido o fanático, ¡mantente firme en la Palabra de Dios!

25 A esto replicó Moisés: —¡Al contrario!, tú vas a darnos los sacrificios y holocaustos que hemos de presentar al Señor nuestro Dios, 26 y además nuestro ganado tiene que ir con nosotros. ¡No puede quedarse aquí ni una sola pezuña! Para rendirle culto al Señor nuestro Dios tendremos que tomar algunos de nuestros animales, y no sabremos cuáles debemos presentar como ofrenda hasta que lleguemos allá.

Cuarto paso: mantén a Dios en el centro y haz de la adoración una prioridad

Si el objetivo era solo salir de Egipto, Moisés podría aceptar la oferta del faraón. Pero el ganado era necesario para mucho más que alimento; era una parte esencial de su culto. Es cierto que todavía no habían recibido detalles sobre los sacrificios y las ofrendas, pero Israel tenía una comprensión elemental de ellos. No escatimes en tus ofrendas a Dios. Asegúrate de que en la emoción de la liberación no descuides la adoración. Claro que el faraón no respeta esa necesidad de adorar a Dios, y el mundo no va a entender la verdadera adoración. Recuerda, cuando Dios se está moviendo, su deseo principal es glorificarse a sí mismo. No le robes su gloria.

27 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y éste no quiso dejarlos ir, 28 sino que le gritó a Moisés: —¡Largo de aquí! ¡Y cuidado con volver a presentarte ante mí! El día que vuelvas a verme, puedes darte por muerto.

Quinto paso: Espera resistencia

Tú puedes hacer todo bien, y todavía encontrarte frente a un muro. Esta vez el faraón ha alcanzado su límite. Él está cansado de tratar con Moisés, y, de hecho, el juicio final (y lo más devastador) está cerca.

Muchos han luchado con el concepto de que Dios endurezca el corazón del faraón. ¿Por qué culpar al rey si Dios fue quien lo hizo resistir? Pero no es tan simple como puede parecer al principio:

  • Los esclavos hebreos eran de gran valor para el faraón; él no estaba dispuesto a dejarlos salir del país.
  • No fue Dios quien aumentó la carga sobre los esclavos.
  • El faraón los había abusado brutalmente durante muchos años.
  • Por cada vez que Dios endureció el corazón del faraón, el rey endureció su propio corazón. ¡El faraón no era inocente, ni fue manipulado por Dios! Dios quería asegurarse que tuviera la oportunidad de plenamente mostrar su poder, atemorizar a los egipcios y juzgarlos por su maltrato a Israel, y a la misma vez edificar la fe de su pueblo.

29 —¡Bien dicho! —le respondió Moisés—. ¡Jamás volveré a verte!

Sexto paso: Espera en Dios la respuesta adecuada

Cuando la puerta está cerrada, no la empujes. Espera en Dios por el siguiente paso. Para Moisés, esto puede haber sido un alivio. Todas estas comparecencias ante el faraón no fueron muy agradables, aunque posiblemente le dio placer desatar otra plaga.

  • ¿Estás tratando con alguien duro de corazón? ¿O tal vez el mismo diablo?
  • ¿Estás cansado del rechazo y los abusos repetidos?
  • ¿Estás esperando en Dios para oír qué hacer a continuación, o estás tentado a tomar las cosas en tus propias manos? ¿Quieres hacer la obra del Señor a su manera?
  • ¿Estás siendo presionado para cambiar lo que Dios ha dicho que debes hacer?
  • ¿Le estás dando a la adoración su lugar apropiado?

Reflexiona sobre una tarea que Dios te ha encomendado, a ver si estos mismos pasos se aplican.

 

Como avanzar con confianza  Éxodo 6:2-12 y 6:28-7:13 

En otra ocasión, Dios habló con Moisés y le dijo: «Yo soy el Señor. Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Todopoderoso, pero no les revelé mi verdadero nombre, que es el Señor.También con ellos confirmé mi pacto de darles la tierra de Canaán, donde residieron como forasteros. He oído además el gemir de los israelitas, a quienes los egipcios han esclavizado, y he recordado mi pacto.

Un recordatorio de quién es Dios

Con la misión reafirmada, Dios le recuerda a Moisés quién es Él, pasado, presente y futuro:

  • Las promesas están en tiempo futuro.
  • La naturaleza de Dios es siempre presente, el gran «YO SOY.»
  • En en el medio está el recordatorio de la fidelidad de Dios en el pasado.

Rápidamente olvidamos el carácter de Dios y sus hechos pasados. Eso es entendible para Moisés; él estaba solo y enfrentaba a una tarea enorme, pero nosotros tenemos la Biblia, testimonios de creyentes a lo largo de los siglos, oportunidades casi infinitas para escuchar mensajes de aliento en Internet, y el apoyo amoroso de la iglesia. ¿Cuál es nuestra excusa?

Es fácil concentrarte en la circunstancia inmediata y olvidar a quién estás sirviendo. Estamos rodeados de una cultura obsesionada con todo, excepto el Dios del universo. Múltiples distracciones nos mantienen alejados del Señor y de su Palabra. Por eso es tan importante mantener la comunión con Dios y estudiar las Escrituras.

Moisés tiene que recordar:

  • El nombre de Dios: YO SOY. Él le reveló su nombre por primera vez a Moisés en la zarza ardiente. Él es el Creador, el Alfa y la Omega, y el único Señor.
  • Moisés tuvo el privilegio de una revelación más profunda que los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob). A Dios le encanta revelarse, ya sea en visiones, a través de Jesucristo o en la Biblia. Probablemente se ha revelado a ti de alguna manera. Moisés es parte de una revelación progresiva que culminó en la revelación de Jesucristo.
  • Dios es un Dios de pacto, el cual depende de la fidelidad de ambas partes. Dios es totalmente fiel. Moisés puede estar seguro de que Dios va a sacar a la gente de Egipto, porque Él toma muy en serio su promesa de la tierra a Abraham y sus descendientes. Tú eres parte de un nuevo pacto por medio de Jesucristo, un pacto sellado con su sangre, que recuerdas y reafirmas cada vez que tomas la Cena del Señor. Dios será absolutamente fiel al completar la buena obra que Él comenzó en ti, y te llevará a una comunión eterna con Él en el cielo. ¿Eres fiel a tu parte del pacto?
  • Dios escucha tu gemir. A veces, no puedes expresar esos gemidos en palabras (Romanos 8:22, 23, 26). Cualquiera que sea la forma, dile a Dios lo que hay en tu corazón. Podría parecer que Él no responde al gemir de Moisés, pero, sí, siempre escucha. Puede que tú no veas nada sucediendo, pero Dios ha oído tu gemir y está trabajando ahora a tu favor.

Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitarles de encima la opresión de los egipcios. Voy a librarlos de su esclavitud; voy a liberarlos con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia.Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los libró de la opresión de los egipcios. Y los llevaré a la tierra que bajo juramento prometí darles a Abraham, Isaac y Jacob. Yo, el Señor, les daré a ustedes posesión de ella.” »

Las promesas de Dios

Basado en el carácter de Dios y su fidelidad a este pueblo en el pasado, la parte final de la respuesta de Dios a Moisés es en todo tiempo futuro. Ocho veces (en el contexto de tres repeticiones de «YO SOY»), Dios dice lo que va a hacer, y lo que Israel va a experimentar. Son promesas, y puesto que el gran «YO SOY» las hace, no son meras palabras.

¡Qué bueno que tenemos a un Dios conocedor del futuro! No es solo la historia bíblica antigua y las grandes cosas que Él hizo por Israel en el pasado. No es solo la vida de Jesús en la tierra o el poderoso mover del Espíritu Santo en la iglesia primitiva. Somos parte del plan de Dios para toda la eternidad. Él conoce el futuro, y no le sorprende lo que está sucediendo en tu vida o en el mundo de hoy. ¿Conoces las promesas de la Biblia que se aplican a ti? ¿Hay promesas que Dios te ha dado específicamente a ti?

Mira lo que Dios les promete, y cómo las mismas promesas se aplican a ti hoy:

  • Él los liberará del yugo de su esclavitud. Quienquiera o lo que sea que te esclavice no es rival para el poder de Dios. Lo puedes experimentar de inmediato, pero muchas veces tenemos que esperar. La promesa es que Él te liberará de ese yugo. No es la voluntad de Dios que estés esclavizado.
  • Él los redimirá (los comprará de nuevamente) con el brazo extendido y grandes proezas. Experimentamos la redención de Dios lo más poderosamente en Jesucristo. Él pagó el precio de tu salvación con su propia sangre. Su brazo extendido se moverá con el mismo poder para ti que ejerció para Israel.
  • Él hará de ellos su propio pueblo. El deseo de Dios desde el principio ha sido por un pueblo que tiene comunión con Él, para adorarle y servirle. Él te hace libre, paga el precio de tu pecado y te da una nueva vida. Eres suyo. Quiere moldearte y formarte como parte de la novia gloriosa de su Hijo. ¿Quieres ser moldeado por Dios?
  • Él será su Dios. ¿Qué más quieres? ¡El Señor del universo quiere ser tu Dios!
  • Ellos sabrán que Él es Dios. Al experimentar sus prodigios y ver sus obras poderosas, tú también tendrás la certeza y el conocimiento de que Él es Dios.
  • Va a llevarlos a la tierra prometida. Mucho mejor que una propiedad en el Medio Oriente, Él tiene una vivienda eterna preparada para ti en el cielo. Él hará lo que sea necesario para llevarte allí.
  • Él les dará esa tierra como una posesión. Tú eres un coheredero con Jesús de toda la provisión increíble de Dios. Esto significa que aún no lo tienes todo. Puede haber algunas cosas que tienes que agarrar ahora; a otras hay que esperar, como la ansiosa expectativa de un niño en Navidad.

Es posible que Israel no estuviera consciente de estas promesas. Incluso si las hubieran oído, como nosotros, tienen que recordárselas con frecuencia, junto con el plan de Dios.

Moisés probablemente pensaba que ganaria a la gente con este sermón, lo cual recibió directamente del Señor. Si tú eres un predicador, Dios puede darte una palabra ungida. Se espera una gran respuesta de la iglesia, pero no siempre es así. Moisés necesita aliento, con su gente aferrándose a esta palabra, pero no sucedió así. ¿Que impide a la gente recibir lo que Dios tiene para ellos?

Moisés les dio a conocer esto a los israelitas, pero por su desánimo y las penurias de su esclavitud ellos no le hicieron caso.

El desánimo y las penurias cierran los oídos

Cuando le cuesta a la gente sobrevivir, y está aplastada por la depresión y el desánimo, probablemente no será capaz de recibir la Palabra de Dios, la cual puede sonar increíble y sin relación con su sufrimiento. Sé paciente con ellos. No los acuses de incredulidad o pecado. Probablemente no puedas hacer mucho para aliviar su duro trabajo, pero ámalos, ora por ellos y sigue obedeciendo fielmente la palabra que Dios te ha dado. No permitas que su desánimo quite tu confianza en las promesas de Dios.

10 Entonces el Señor habló con Moisés y le dijo: 11 —Ve y habla con el faraón, el rey de Egipto. Dile que deje salir de su país a los israelitas.

Si los suyos no le escuchan, ¿cómo puede Moisés esperar que el faraón lo escuche? Después de su fracaso inicial en el palacio, habría sido bueno saber que su propio pueblo le cree y lo apoya. Pero muchas veces el líder no puede contar con ese apoyo, sino solo con el apoyo de Dios. Y ese apoyo es lo más importante, porque Dios definitivamente sacará a su pueblo de Egipto, y Moisés cuenta con una parte clave en él. Dios también tiene un trabajo para ti que es importante en su plan.

12 Pero Moisés se enfrentó al Señor y le dijo: —¿Y cómo va a hacerme caso el faraón, si ni siquiera los israelitas me creen? Además, no tengo facilidad de palabra.

 28 Cuando el Señor habló con Moisés en la tierra de Egipto, 29 le dijo: —¡Yo soy el Señor! Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que te digo.

30 Pero Moisés discutió con el Señor argumentando: —¡No puedo hacerlo! ¡Soy tan torpe para hablar! ¿Por qué debe escucharme el faraón?

¿Podría ser que Moisés no escuchó lo que el Señor le acaba de decir? Vino a Dios con una oración de queja, y Dios reafirmó su carácter y sus propósitos, pero Moisés no es mucho más fuerte que el resto de su pueblo. También está desalentado, y cuando las cosas son tan difíciles, tendemos a volver al punto de partida y centrarnos en nuestras deficiencias. ¿Hay algún pecado, debilidad o algo de tu pasado que sea un recordatorio constante de que eres diferente? ¿O que no eres capaz? ¿O simplemente no puedes hacerlo?

7:1—Toma en cuenta —le dijo el Señor a Moisés— que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta. Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas. Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto; ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas! Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor.

La provisión de Dios para Moisés

¡Dios es tan misericordioso con Moisés! No lo reprende por dudar. En su lugar, lleva a Moisés un paso más: Él ha hecho a Moisés como Dios ante Faraón. ¿Qué significa eso? Ciertamente, no es que Moisés fue elevado a la divinidad. Pero como representante de Dios, es como si el Señor mismo estuviera de pie ante Faraón. Y no es diferente cuando tú ministras en el Nombre de Jesús; es como si Jesús mismo estuviera haciendo el trabajo. Y Él es; Él mora en ti y trabaja a través de ti.

Dios también le recuerda a Moisés el portavoz quien Él proporcionó, elevando a Aarón al papel de profeta, diciendo las palabras que Moisés le da. Nada ha cambiado. No hay ninguna corrección a medio plazo. Lo que sucede no es ninguna sorpresa para Dios. Moisés solo tiene que comunicar las palabras que Dios le da. Dios le explica exactamente lo que va a ocurrir:

  • Dios va a endurecer el corazón del faraón.
  • Faraón no escuchará a Moisés. ¡Eso es difícil para un predicador! Su propio pueblo no escucha a Moisés, y mucho menos el faraón. Es tentador callarse. Pero, ¡la Palabra de Dios nunca se devuelve vacía! Si alguien escucha o no, nuestro trabajo es proclamar la Palabra.
  • Dios multiplicará señales y maravillas, pero incluso los milagros no siempre tocan los corazones endurecidos.
  • Descargará su poder sobre Egipto. Una cosa es tener la unción sobre ti, y otra tener la mano del juicio.
  • Él sacará a su pueblo de Egipto, ¡a pesar de toda la evidencia a lo contrario!
  • Tanto Israel como Egipto sabrán que Él es Dios.

Moisés y Aarón cumplieron al pie de la letra las órdenes del Señor.Cuando hablaron con el faraón, Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres.

El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando el faraón les pida que hagan un milagro, le dirás a Aarón que tome la vara y la arroje al suelo ante el faraón. Así la vara se convertirá en serpiente.»

10 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente.11 Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: 12 Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos. 13 A pesar de esto, y tal como lo había advertido el Señor, el faraón endureció su corazón y no les hizo caso.

¡Moisés lo está haciendo muy bien! Él no ve ningún éxito en este momento, ¡pero eso no lo detiene! Cumplieron las órdenes del Señor, al pie de la letra. Ya sea que veamos los resultados o no, ¡eso es el único camino al éxito! Eso es todo lo que tenemos que hacer. ¡Dios se encargará del resto!

Es posible que tú fielmente prediques la Palabra de Dios. Incluso Dios puede ungirte para hacer señales y milagros. Tú puedes hacer todo bien. ¡Pero no pasa nada! La gente no se salva. La iglesia no crece. ¡Nadie te está escuchando! ¡No te preocupes! ¡Sigue escuchando la Palabra de Dios, y haz lo que te dice que hagas!

 

 

La respuesta de Dios a «¿Por qué?:» ¡Sigue adelante! (Éxodo 6:1)

Hasta ahora, esta gran misión de Moisés para rescatar a su pueblo de la esclavitud en Egipto parece un desastre:

  • El entusiasmo inicial de los hebreos cambió rápidamente a ira y desesperación cuando Faraón les hizo la vida imposible.
  • Hasta el momento, Moisés no tuvo éxito con el faraón.
  • Su esposa y su hermano tienen dudas sobre la sabiduría de toda esta aventura.

Entonces, ¿qué puede hacer Moisés? La única opción es volver a Aquél que lo metió en este lío: «¿Por qué, Dios? ¿Por qué no haces algo?» Tal vez tú tengas tu propia queja o «¿por qué?» por el Señor. ¿Cómo responde Dios a las quejas? ¿Cómo responde al desaliento de Moisés y sus preguntas?

El Señor le respondió:

—Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón. Realmente, sólo por mi mano poderosa va a dejar que se vayan; sólo por mi mano poderosa va a echarlos de su país.

Dios puede ignorar tu «¿por qué?»

Son principios básicos de las relaciones humanas:

  • Si quieres que alguien te respete y trabaje para ti, escucha sus preocupaciones y bríndales respuestas honestas.
  • Tómalos en serio.
  • Intenta mejorar las cosas para ellos.
  • Hazles sentir que verdaderamente empatizas con ellos.

¿Es Dios sordo? ¿No puede escuchar la frustración, la ira y el dolor de Moisés en su oración? ¿No se preocupa por él y sus sentimientos? ¡Dios totalmente ignora lo que Moisés oró!

Aparentemente Dios no estuvo presente en la clase sobre las relaciones humanas. Él deja de lado las preocupaciones de Moisés y simplemente reafirma lo que le había dicho previamente. Dios no cambia nada sobre la base de estos nuevos desarrollos, porque no eran nuevos para Él. Él sabía desde el principio lo que sucedería. Todo va según lo planeado. El problema es que Moisés no comprendió plenamente ese plan. Aplicó sus propias expectativas de lo que Dios iba a hacer, y se sintió frustrado cuando las cosas no salieron de acuerdo con su plan.

¿Estás desconcertado por lo que está sucediendo en tu vida en este momento? ¿No es como lo tenías planeado? ¿Tenías una buena idea de cómo Dios debería trabajar? ¿Te sientes frustrado porque parece que Dios está sordo a tus quejas?

Es fácil revolcarse en la autocompasión, pero Dios no nos mima. Él permanece firme con el mismo mensaje, persiguiendo lo que originalmente estableció. A pesar de las apariencias, quiere fortalecer la fe de Moisés de que Él hará lo que dijo que haría. Y a pesar de cómo pueden parecer las cosas en tu vida en este momento, el llamado y los propósitos de Dios no han cambiado. Él está ocupado preparando una novia para su hijo que reinará con Él por toda la eternidad. Él te ama y siempre escucha tu oración, pero tus momentáneos malestares simplemente no le importan demasiado.

Lo que Dios no incluye es el marco temporal. Él empieza diciendo «ahora.» Sería fácil pensar que eso significa dentro de unos días, pero no es así. Todo es tiempo futuro, y en este caso eso significaría semanas, y múltiples rechazos y batallas. No hay duda de que sucederá: Tres veces Dios dice que «será.» Nosotros simplemente no sabemos cuándo. Muy a menudo es la espera que nos hace tropezar. Por lo general, esperamos que las cosas sucedan más rápido de lo que Dios realmente ha planeado, y nos impacientamos cuando no sucede así. Los propósitos de Dios para ti no han cambiado. Confia en Él. Él sabe lo que está haciendo. La espera simplemente edifica tu perseverancia y carácter. Puede parecer que está ignorando tu oración, pero, como veremos a continuación, Dios tiene algo importante que decirte.