Lo que sabemos: 1 Juan 5:18-21

18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo. 

Ese verso 16 me da miedo, y este me da ánimo. Pero también me da una duda, porque conozco demasiados cristianos que pecan y han sido atacados por el maligno.

Literalmente, el versículo es aún más fuerte. La NVI dice que “no está en pecado”, pero el griego simplemente dice: “no peca”. La RVR dice que él no practica el pecado. Es una perspectiva muy atractiva: Cuando nazco de nuevo, Jesucristo me protege de la tentación y el diablo, y soy libre de pecado.

¿Entonces la persona que peca no ha nacido de nuevo?

Puede ser en algunos casos, pero no es tan simple. Juan dice que “sabemos” estas cosas, y podemos confirmar que algo poderoso sucede que debería liberarnos del pecado cuando nazcamos de nuevo. Jesús puede y quiere protegerte. Y con esa protección, el diablo no puede tocarte.

Lamentablemente, nuestra experiencia no siempre cuadra con la verdad de la Biblia. Como ya hemos visto, en ese caso el problema no es de la Palabra, sino de nosotros. Tenemos que buscar a Jesús en esos momentos de tentación y llevar la armadura espiritual.

19 Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. 

Aquí hay dos cosas más que “sabemos.”

Sí. La primera Juan ya la discutió en esta carta. Tenemos un estatus muy especial, de ser hijos adoptivos de Dios. Es otro motivo para que Jesús nos proteja del enemigo.

Pero la segunda cosa que sabemos es que aún no estamos en un paraíso libre de pecado. Dios ha permitido que Satanás tenga dominio en este mundo. Así que siempre habrá conflictos con la gente y las instituciones que son parte de ese mundo.

20 También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.

¡Juan termina con muchas cosas que sabemos!

Es cierto:

>Sabemos que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino a este mundo (lo cual el anticristo niega).

>Sabemos que Cristo nos ha dado entendimiento, por su ejemplo y sus enseñanzas que tenemos en los evangelios.

>Sabemos que él nos da ese entendimiento para conocer, para tener una relación, con el Dios verdadero.

>Sabemos que ahora estamos con ese Dios verdadero y con su Hijo Jesucristo. NTV: Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo.

>Sabemos que Jesús es el Dios verdadero.

>Sabemos que Cristo es vida eterna.

Así Juan termina su carta con una poderosa afirmación cristocéntrica. Todo tiene que ver con Jesús.

21 Queridos hijos, apártense de los ídolos.

Me parece una forma un tanto extraño de terminar una carta tan rica. No ha hablado de ídolos.

Estoy de acuerdo, y es posible que nos hayamos perdido el final original de la carta. Es cierto que es un contraste obvio: El verdadero Dios que es vida eterna y con quien podemos tener una relación viva, o un ídolo hecho con manos que no hace nada. La NTV nos ayuda aquí: Queridos hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de Dios en el corazón.

Siempre vale la pena examinarnos para ver si hay una persona o algo que pueda ser bueno en sí mismo, que ocupe ese primer ligar en nuestra vida. ¿Por qué arriesgar toda la riqueza que Juan ha descrito en su carta para adorar a un ídolo?

Gracias por ayudarme a entender esta hermosa carta. Yo veo aquí muchas cosas que pueden transformar vidas, sobre todo el amor de Dios en nuestros corazones y la plenitud de ese amor en nuestro compañerismo. Mi oración, conforme a la promesa que vimos en  los versículos 14 y 15 de este último capítulo, es que cada persona que lea este libro tenga una experiencia profunda de ese amor.

 

Dios contesta la oración: 1 Juan 5:14-17

14 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. 

Alguien me dijo que Dios siempre escucha nuestras oraciones. Otros han dicho que solo escucha las oraciones de los creyentes. Aquí parece que sólo nos oye si le pedimos conforme a su voluntad.

Hay evidencia bíblica, y testimonio contemporáneo, de Dios escuchando la oración de alguien que no sea creyente:

*Cornelio (Hechos 10:30-48)

*Naamán (2 Reyes 5)

*Nabucodonosor (Daniel 4:28-37)

Pero hay escrituras que dicen que Dios no escucha sus oraciones:

*Entonces el Señor me dijo: «No ruegues por el bienestar de este pueblo. Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste». (Jeremías 14:11-12)

*Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley. (Proverbios 28:9)

*Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado. (Salmo 66:18)

Dios es soberano y omnisciente. Él puede elegir cual oración quiere escuchar. Pero lo más probable es que haya una diferencia entre oír orar a alguien, y escuchar para responder a la oración. Isaías 59:1-2 lo explica:

La mano del Señor
no es corta para salvar,
ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de ustedes
las que los separan de su Dios.
Son estos pecados los que lo llevan
a ocultar su rostro para no escuchar.

Bueno. Yo soy creyente, pero ¿cómo puedo saber si estoy pidiendo conforme a su voluntad?

Orar la Escritura es siempre poderoso, porque sabemos que es conforme a su voluntad. Si hay una petición muy importante, vale la pena estudiar la Biblia y esperar en el Señor una confirmación de que es su voluntad. En algunas situaciones (escoger una pareja, por ejemplo), hay escrituras que se puede aplicar (la persona tiene que ser creyente). Pero si es creyente, tenemos que buscar la confirmación del Espíritu y someter nuestra petición a Dios.

Tal vez lo más importante de este versículo es el ímpetu que Juan quiere darnos para orar. ¡Qué gran privilegio! Llevar nuestras peticiones al Señor y saber que él nos escucha. Pero hay aún más en el siguiente versículo:

15 Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

Esto parece una garantía de oración contestada.

Así es, y no es la única en el Nuevo Testamento. Varias veces Jesús también nos dice que recibiremos lo que pidamos en oración. Tenemos que salir de esa percepción de un Dios severo que no quiere bendecirnos, y comprender el corazón de nuestro Padre que quiere responder a nuestras peticiones. Esto nos da mucho ánimo para orar.

16 Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida.

¿Es esta otra promesa de oración contestada?

¡Sí! Ya sabemos que Dios quiere restaurar y dar vida a un hermano cristiano que cae en pecado.

Lo que yo he visto es que los cristianos condenan y juzgan a ese hermano.

Eso es muy triste, porque Dios nos da el poder de rescatar a ese hermano y soltar la vida y la gracia de Dios en él. Si realmente amamos a nuestros hermanos, como Juan nos ha mandado, oraremos con mucha fe en esta promesa.

¿Es el pecado que lleva a la muerte algo que realmente lo mata?

Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él. 17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte.

Juan no define cuál sería ese pecado. Pero es importante saber qué es, porque Dios no quiere que oremos por esa persona. Es casi como si no hubiera esperanza para él en ese momento. Parece que sería un completo rechazar a Jesucristo.

Hablar del pecado conduce a Juan a volver a ese tema para la conclusión de su carta.

 

Vida y victoria en Jesucristo: 1 Juan 5:4-13

Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Este versículo me recuerda la armadura espiritual de Efesios 6 y el escudo de la fe. Pero es difícil para mí ver la conexión entre lo que creo y la victoria en la batalla diaria con el mundo.

Pues, la fe es una decisión de momento a momento de creer la verdad sobre ti mismo en Cristo, lo que Dios ha hecho por ti y lo que dice la Biblia, y lo que ves y sientes y los deseos de tu carne. No es tan simple como hacer una confesión de fe en la iglesia y de repente estás caminando en pura victoria. Tener fe en Jesús incluye caminar con él y creer que él siempre te da lo que se necesita para vencer al mundo y una salida a la tentación.

Juan ya habló de los tres enemigos: el mundo, la carne y el diablo. Es obvio que estamos en una guerra, y si descuidamos la armadura, la espada del Espíritu (la Biblia) y nuestra relación con Dios, seremos derrotados.

Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no solo mediante agua, sino mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad. 

¿Qué significa cuando dice que vino mediante agua y sangre?

A través de los siglos los eruditos han luchado con esa pregunta. La mayoría cree que mediante agua describe el parto de todo ser humano; la parte humana de la naturaleza de Cristo. Mediante sangre significa su sangre derramada en la cruz, el sacrificio que fue posible porque es perfecto, es divino.

La NTV (y la TLA)  se toman la libertad de interpretarlo de otra manera en su traducción: Y Jesucristo fue revelado como el Hijo de Dios por medio de su bautismo en agua y por derramar su sangre en la cruz, es decir, no mediante agua solamente sino mediante agua y sangre. Puede ser entonces que “mediante agua” signifique su bautismo.

La persona llena del Espíritu tiene de él ese apoyo constante para la fe: nos afirma de la verdad de las Escrituras.

Tres son los que dan testimonio, y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre. 

Los tres testimonios que están de acuerdo son una fuerte afirmación de quién es Cristo, ¿verdad?

Sí, Juan sabe que es muy importante tener una convicción firme sobre la naturaleza de Cristo. A lo largo de la historia de la iglesia han surgido muchas controversias sobre esa naturaleza. La más común es dudar de su divinidad: algunos dicen que es el hijo de Dios, pero no es Dios. Si no mantenemos ese fundamento, nuestra salvación, perdón y futuro están en peligro.

Yo recuerdo algo acerca de la trinidad en el versículo 7.

Sí, así dice la RVR: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.  Su omisión en las versiones más recientes ha hecho que muchos digan que las traducciones modernas eliminan versos importantes de la Biblia. Es una afirmación poderosa de la trinidad, pero lamentablemente no aparece en ningún manuscrito antiguo de esta carta. Apareció por primera vez en 1515, y los eruditos son casi unánimes en que fue insertado por algún escriba.

Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más, precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo. 

Yo entiendo que sobre todo si hay varias personas con el mismo testimonio sobre algo que pasó, me urge aceptar ese testimonio. Pero, ¿qué es este testimonio de Dios? ¿La Biblia?

Pues, Juan ya dijo al principio que él era testigo de su propia experiencia de todo lo que hizo Jesús. Acaba de hablar del testimonio del agua y la sangre, y también del testimonio del Espíritu. Junto con la Biblia, esos son testimonios muy seguros.

10 El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio (RVR: tiene el testimonio en sí mismo). El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

A fin y al cabo parece ser una cuestión de fe: si creo en Jesús, acepto todos los testimonios sobre él.

Es un caso muy convincente: los cuatro evangelios, todos los testimonios de gente que recibió milagros y anduvo con Cristo y 500 testigos de su resurrección. Acusar a Dios de mentiroso es muy fuerte.

11 Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. 

Entonces, ¿no hay otra manera de llegar al cielo?

Cristo es el único que ofrece el “don” de la vida eterna. En todas las demás religiones tienes que merecerla y trabajar por ella.

Yo sé que es común hoy en día decir que hay muchos caminos hacia la vida eterna; que somos muy arrogantes al decir que solo nosotros tenemos la verdad y ofrecemos el don de la vida eterna. Pero es parte de nuestra fe en Cristo y el testimonio sobre él en la Biblia, y el testimonio que Juan ha descrito aquí.

12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

¡Yo conozco a muchas personas que no tienen a Cristo que dirían que tienen mucha vida! De hecho, lamentablemente yo he visto cristianos tan legalistas que parecen no tener vida.

Otra vez es una cuestión de lo que vemos y lo que dice Dios. Obviamente, la mayoría de la gente viva en este momento no tiene a Cristo. Pero es una cuestión de calidad de vida y sobre todo, para este pasaje, que tipo de vida tendremos después de la muerte. Cristo nos promete una vida abundante ahora, con todo lo que necesitamos para enfrentar los obstáculos y las pruebas de esta vida. Y la “vida” de aquellos sin Cristo después de la muerte es un castigo eterno en el infierno.

13 Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. 

¡Aquí hay otra razón que Juan nos da para escribir!

Por eso él escribió cuidadosamente del testimonio de Dios sobre este don. Es común tener dudas sobre algo que nunca hemos experimentado. La prueba más clara de la vida después de la muerte es la resurrección de Jesucristo. La certeza de la vida eterna impacta toda nuestra perspectiva sobre nuestras prioridades y experiencias en esta vida.

 

El amor perfecto: 1 Juan 4:17-5:4

17 Ese amor se manifiesta plenamente (se perfecciona) entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor, 18 sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

Esto me recuerda la confianza que permanece en nosotros porque nos ha sellado con su Espíritu.

Sí, esa confianza se extiende hasta el juicio venidero, después de la muerte.

¿No es eso lo que Juan ya dijo en el capítulo 2, versículo 6?

¡Sí! Ese versículo dice: el que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió. Claro que una parte muy importante de vivir como vivió Cristo es amar como él amó. El griego lo hace aún más impactante: pues como él es, así somos nosotros en este mundo. (RVR) Va más allá de andar como Jesús anduvo, para decir que somos como Cristo. Es decir que hay millones de pequeños “Cristos” en el mundo.

La expectativa es que ante Dios en el día del juicio, no solo señalamos nuestra fe en Jesús, sino también la confirmación de su presencia en nuestras vidas a través de nuestro estilo de vida. Si vivimos como hipócritas, sin amor, hay incertidumbre de cómo nos irá en ese día.

¿Qué es el amor perfecto? ¿Existe un amor imperfecto? ¿Es posible ser perfeccionado en amor? ¿Cómo?

El amor humano nunca es perfecto. Sólo Dios ama con un amor perfecto. Pero es la experiencia de ese perfecto amor lo que nos perfecciona. Siempre hay más para experimentar de su amor, y siempre debemos crecer en nuestro amor por Dios y por otros.

Entonces, ¿no es por mucho estudio, mucha oración o la vida santificada que somos perfeccionados?

Esas cosas son importantes, pero según este versículo, es el amor que nos perfecciona. Quien depende de sus obras (una vida santa, mucha piedad) tendrá esa duda y ese temor que no serán suficientes. La persona que ha aprendido a descansar en el amor de Dios ya confía en Cristo y en el perdón que ha recibido, y no tiene temor.

Esto parece un principio importante en toda relación humana.

Así es. Dios no quiere que vivamos en el temor. Es como un niño que vive con miedo al castigo de su padre. Le cuesta mucho creer que su padre lo ama, y le cuesta mucho amar a otros, porque siempre habrá ese temor de hacer algo que merezca castigo.

¿Es otra señal de que hay algo mal en mi vida si tengo mucho temor?

Creo que sí. Es un mensaje poderoso y una esperanza que podemos ofrecer al mundo: Cristo te ama y quiere librarte del temor.

19 Nosotros amamos porque él nos amó primero. 

Yo sé que fue el amor de mis padres lo que me liberó para amar a otros. Y conozco a personas rechazadas por sus padres u otros que difícilmente pueden amar. ¿Es así también con Dios?

Sí, yo creo que es siempre el amor del otro que nos capacita a amar. Lo más importante es el amor de Dios. Es una herramienta poderosa que nosotros tenemos para sanar las heridas de otros: Cuando experimentan el amor “ágape” del cristiano, le capacita para amar a otros. A menudo, esas personas son las más amorosas.

Pero yo conozco personas que creen que nadie puede amarlas. Incluso han aceptado a Cristo como su Señor, pero no pueden creer que Dios los ame.

Hay gente tan dolida que les cuesta mucho recibir amor, y pueden hacer que sea muy difícil para que otros los amen. Pero es la experiencia de ese amor “ágape” lo que eventualmente rompe esas barreras.

20 Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. 

¿Crees que Juan conocía a algunos de estos “mentirosos”? ¿Hombres que afirmaban su amor por Dios, pero odiaban a sus hermanos?

Estoy seguro que sí. Siempre han existido tales personas. Por eso Juan lo escribe aquí. Es algo que no podemos tolerar en la iglesia. Va completamente en contra de todo lo que Dios es. Y para el que tiene muchas excusas por no amar a su hermano, Juan tiene otra palabra:

21 Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.

Si termino aún dudando de la importancia del amor después de todo lo que ha dicho, esto parece una conclusión: Dios me manda a amar.

Es cierto. No es opcional. Y lo que Dios nos manda hacer, nos capacita a hacer. Como dice el verso 19, si me cuesta amar, tal vez deba volver al principio y buscar una experiencia del amor de Dios. Meditar en todas las manifestaciones de su amor en la Biblia. Y rechazar esas dudas de que Dios puede amar incluso a un pecador como yo.

1 Juan capítulo 5

1Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre ama también a sus hijos. 

Allí está otra vez: “Todo” (¡dos veces!). Entonces, ¿es una simple cuestión de fe, de creer? ¿Cómo cuadra con otras escrituras que dicen que un arrepentimiento es necesario y que tenemos que seguir a Jesus como Señor?

Muy buena pregunta, y otra vez yo diría que tenemos que examinar toda la escritura para formular una doctrina. Por ejemplo, sabemos que los demonios también creen que Jesús es el Cristo:

*¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan. (Santiago 2:19)

*¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? (Un demonio dice en Marcos 5:7)

*¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios! (Otro demonio, en Marcos 1:24)

“Creer” significa más que reconocer quién es. Creer implica obedecer y honrar.

Está bien. Supongo que Juan diría que alguien que dice que ama al Padre pero no ama a los cristianos es mentiroso.

Creo que sí. No le gusta ningún buen padre cuando alguien dice que lo ama, pero no ama a sus hijos. Es fácil decir que amo a Dios, pero pueden ser meras palabras. La prueba de ese amor es el amor que tengo por mis hermanos en Cristo.

Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. 

¿Quiere decir que un amor genuino por Dios manifestado en nuestra obediencia tiene que resultar en amor por los hijos de Dios?

Sí, ya que el segundo gran mandamiento es amar a tu prójimo como a ti mismo y el nuevo mandamiento de Jesús es amar a nuestros hermanos como él nos amó. No se puede separar los dos.

La RVR nos da otra perspectiva: En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Algunos pueden hablar mucho de su amor a sus hermanos en la iglesia, pero no manifiestan un verdadero amor a Dios por su obediencia a sus mandamientos. Esa persona también es mentirosa.

En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.

Ya me queda claro que el amor a Dios es más que un sentimiento. Tiene que manifestarse en nuestra obediencia. Pero a menudo la obediencia es difícil para mí.

¡Yo creo que pocos dirían que es fácil obedecer los mandamientos de Dios! La razón que Juan nos da por no ser difícil es que hemos vencido al mundo.

¡Allí está esa palabra “todo” de nuevo! ¿Cómo puedo explicar los muchos cristianos que he conocido que no vencen al mundo, sino son vencidos por el mundo?

¡Estas son preguntas difíciles! ¿La falla está en la Palabra de Dios o en nuestra experiencia? Yo tengo que creer que es verdad cuando dice que todos los que han nacido de Dios vencen al mundo. Esa es la realidad. Entonces se trata de creer y actuar de acuerdo con esa verdad. Cuando somos tentados, tenemos que declarar esta verdad y reprender al engañador.

Algunos dirían que la persona vencida por el mundo nunca ha nacido de Dios. Y puede ser así para algunos, pero nadie se perfecciona inmediatamente. Es un proceso. Nunca debemos excusar ni aceptar la derrota ante la tentación. Aprendemos mucho de la experiencia de Israel en la conquista de la tierra prometida (lee el libro de Josué). Dios dejó muy claro que ya le había entregado toda la tierra a su pueblo, pero aún tenían que batallar mucho para tomar posesión de ella. La triste realidad es que se cansaron de la batalla y se acomodaron al mundo en lugar de vencerlo. Eso sucede con muchos cristianos también. Las consecuencias son feas.

La victoria sobre el mundo es un puente para Juan hacia su próximo tema.

 

Permanecer en Dios: 1 Juan 4:13-16

13 ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu. 

¿Es ésta otra prueba, aparte del amor?

Creo que sí. Puede parecer un cambio abrupto, pero es una segunda prueba importante para asegurar que el amor no es simplemente un sentimiento que experimentamos en una comunidad que nos acoge y afirma. Ha habido (generalmente no a largo plazo) tales comunidades completamente aparte de Dios. Pero el Espíritu Santo nos testifica que somos hijos de Dios y se manifiesta con los dones y frutos del Espíritu (uno de los cuales es el amor).

Su Espíritu es un sello en nuestras vidas (2 Corintios 1:22 y 5:5, Efesios 1:13-14 y 4:30). Nosotros podemos apagar al Espíritu, pero su presencia nos da la confianza de que Dios no nos dejará, sino que permanecerá en nosotros. La parte de permanecer en él es más complicada. Juan 15 habla del impacto de  nuestra obediencia, la presencia de la Palabra de Dios y nuestra comunión con él en oración. Cuando no sentimos la presencia del Espíritu o sus manifestaciones (por ejemplo, orar en lenguas) es señal de que debemos examinarnos para ver si lo hemos apagado por algún pecado o simplemente hemos descuidado la vida espiritual.

14 Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. 

¿Es otro testimonio personal de Juan?

Así es, tal como su testimonio al principio de la carta. Nos recuerda que Juan habla de su propia experiencia. Vio a Jesús en la cruz. Vio al Cristo resucitado. Y vio a Jesús ascender al cielo. Ha visto la transformación de multitudes que lo recibieron como Salvador.

15 Si alguien reconoce (confiesa) que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 

¿Es esta una tercera prueba?

Sí. Juan presenta esta prueba a la luz de su conocimiento personal. Ya habló de cómo un verdadero profeta tiene que reconocer que Jesús es el Hijo de Dios. Esa misma confesión es el fundamento de la relación de cada cristiano con el Señor. Ésta es una declaración de fe, y tal vez debería ser la primera prueba. Empezamos con una fe salvífica en el Hijo de Dios. Luego él nos llena de su Espíritu. Y ese Espíritu se manifiesta en el amor entre nosotros, sus discípulos. Sin esta fe en Jesús, no podemos permanecer en Dios.

16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 

¿Estoy mal, o no es lo mismo que dijo en el verso 12? Habló de varias pruebas del permanecer, pero ahora vuelve al amor.

Sí, estás viendo el estilo de Juan al escribir esta carta, algo que quizás aprendió del Maestro en los años que estuvo con él. Él se repite a sí mismo una y otra vez las cosas más importantes que quiere impresionar sobre nosotros. Juan habló de su propia experiencia en el verso 14, y ahora afirma que no son meras palabras; él, y muchos otros, han aprendido que Dios los ama. De hecho, el amor es una de las características fundamentales de Dios, y debe ser del discípulo que permanece en Dios.   Lo cual sirve de puente para profundizar sobre este amor.

 

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor: 1 Juan 4:7-12

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. 

Me parece un paso grande de hablar de falsos profetas y luego de la importancia del amor.

Es cierto, pero hay una conexión interesante y a la misma vez problemática. En el verso 6 dijo que todo el que nos escucha conoce a Dios; ahora dice que todo el que ama lo conoce.

Es un recordatorio importante: no queremos estar tan atentos a los falsos profetas o tan centrados en el anticristo que ya no amamos a nuestros hermanos. El amor debe caracterizar al creyente.

El problema puede ser con alguien que ama, pero rechaza a Jesucristo.

¿Es posible amar a su familia y a otros sin conocer a Cristo?

Lamentablemente, he conocido a incrédulos que son más amorosos que algunos cristianos. Como siempre, tenemos que citar todas las escrituras relevantes para formar una doctrina.

¿Qué puedo hacer si no siento ese amor por mis hermanos?

Juan dice que el amor viene de Dios. Él es la fuente de todo amor. Él es amor. Busca a Dios, acércate al Señor, y deja que él llene tu corazón de su amor.

Entonces, ¿es posible que alguien se salve pero no ame?

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 

Juan diría que no. La misma naturaleza de Dios es amor. ¿Cómo es posible conocer a un Dios de amor y no amar? Hay algo muy mal allí. Por desgracia, hay gente dolida y amargada que no ama, pero parece tener una relación con Cristo. A fin de cuentas, tenemos que dejarlos en manos de Dios.

A menudo yo dudo el amor de Dios por mí. ¿Cómo puedo saber que me ama?

Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 

La prueba más poderosa se centra en Jesucristo. Es un amor sin igual enviar a tu hijo unigénito a morir como sacrificio por el perdón de tu enemigo. Es más fácil amar a alguien amable, pero nosotros no amamos a Dios. Éramos rebeldes y desobedientes.

Y no fue solo ese sacrificio por nuestro perdón; el plan del Padre es que vivamos por medio de Jesús. Nos ofrece una vida totalmente nueva. ¿Puedes decir que vives por medio de Jesús?

11 Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. 

El hecho de que Juan tiene que recordarles repetidamente a estos “queridos hermanos” que amen puede significar que él sabe que para algunos cristianos aún es una lucha amar. Pero si podemos captar la  inmensidad del amor de Dios y experimentarlo al nivel personal, la respuesta natural es amar a otros. La falta de amor es una señal fuerte de que hay algo malo en nuestra relación con Dios, tal como el dolor o la fiebre es una señal de que algo anda mal en el cuerpo.

12 Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.

¿Pero no dijo Jesús que si hemos visto a él, hemos visto al Padre?

Es cierto. Y Moisés y Elías tuvieron experiencias muy profundas de ver algo de Dios. La Biblia dice que Moisés conoció a Dios “cara a cara” (Éxodo 33:11). Pero aquí vemos el peligro de interpretar la Biblia con demasiada rigidez. Nadie cree que en el cielo, por ejemplo, el Padre tenga la apariencia que tuvo Jesús aquí en la tierra. Vemos toda la esencia de Dios en Cristo.

Entiendo. Pero ese verso casi implica que cuando nos amamos unos a otros, vislumbramos a Dios.

Tienes razón. ¿Has tenido la sensación de ver a Cristo en un hermano lleno del Espíritu y del amor de Dios? Puede ser lo más cerca que estemos en esta tierra de ver a Dios.

Bueno. ¡Hay mucho en este versículo! Me parece que se puede pensar que a solas es difícil experimentar el amor de Dios plenamente manifestado, fuera de la comunión de los hermanos.

Sí, hay algo especial y distinto en ese compañerismo. El amor mismo se experimenta en relación. Claro que es posible para alguien aislado, por ejemplo en una cárcel, experimentar el amor de Dios. Pero es mucho más fuerte en el abrazo de un hermano o la aceptación de la comunidad de fe.

Una cosa más: Si yo lo leo correctamente, se puede decir que Dios no permanece entre nosotros si no nos amamos.

Pues sí, donde hay odio o falta de perdón creo que Dios no permanece. El amor es tan fundamental para la vida cristiana que la ausencia de amor impide la presencia de Dios en una comunidad o familia.

 

Falsos profetas: 1 Juan 4:1-6

1Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas. 

He notado que cuando Juan dice “queridos hermanos” hay algo importante que él quiere decir. Él nos acaba de dar algunas pruebas para la persona que permanece en Jesús, y ha hablado de la prioridad del amor. Pero este versículo me da la sensación de que incluso dentro de la iglesia hay que discernir y evaluar a la gente.

Tienes toda la razón. Juan ya habló de unos mentirosos que dicen ser de Cristo pero odian a sus hermanos. Esta es una advertencia muy importante para hoy: No creas a todo aquel que parece estar lleno del Espíritu y se llama a sí mismo profeta. Dios nos llama a probar a todos los que vienen con una palabra. Hay espíritus que no vienen de Dios, como traduce este versículo la NTV: Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo.

Entonces, ¿hay falsos profetas en la iglesia y en internet hoy?

Juan dijo que había “muchos” en la iglesia primitiva y Jesús nos dijo que habría aún más en los días previos a su venida:

Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. (Mateo 24:24)

Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?  Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán. (Mateo 7:15-20)

Me parece que sí, hay muchos. Estos pueden parecer muy ungidos y tener muchos seguidores, pero no son de Dios. Por eso es importante ser parte de una iglesia con un pastor de confianza que puede discernir si alguien que viene con una palabra es un falso profeta. El internet ha abierto una puerta para muchos que se llaman a sí mismos profetas, y muchos de ellos son falsos. Me parece que muchos ignoran este mandato bíblico de poner a prueba todo “profeta.”

¿Qué prueba puedo usar? ¿Cómo es posible saber si son falsos o verdaderos?

En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano es de Dios; todo profeta que no reconoce a Jesús no es de Dios, sino del anticristo. Ustedes han oído que este viene; en efecto, ya está en el mundo.

La prueba sencilla que Juan nos da aquí es el reconocimiento de que Cristo vino a esta tierra en cuerpo humano. De hecho, Juan introduce algo nuevo aquí: estos falsos profetas, los que niegan que Cristo vino en cuerpo humano, son del anticristo, son del diablo.

Ya hablamos de Juan usando la palabra “todo.” Yo he visto “profetas” que creen en Jesús, pero obviamente son falsos. Su palabra no cuadra con la Biblia, y están motivados por la ganancia financiera. También he conocido cristianos sinceros que han sido seducidos por otros “profetas” haciéndoles creer que son profetas, pero su palabra obviamente no se cumple y no es de Dios.

Sí, estos son casos complicados. Jesús dijo que podemos evaluar a un profeta por sus frutos. Tal vez el más seguro es alguien con un don de discernimiento de espíritus, confirmado por el liderazgo de una iglesia. Yo creo que la prueba que Juan nos presenta aquí es una entre varias.

Juan dice que el anticristo ya está en el mundo. Yo siempre he oído que el anticristo viene como parte de la gran tribulación. ¿Cómo es posible que ya estuviera en el mundo en los días de Juan? ¿Está presente ahora el anticristo en el mundo?

Juan habla del “espíritu” del anticristo (1 Juan 2:18, 22), y 2 Juan 7:

Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo.

Estos versículos en las cartas de Juan son los únicos en el Nuevo Testamento que usan la palabra “anticristo”. Desde los días de Jesucristo ese espíritu maligno ha tratado de destruir todo lo que tiene que ver con Cristo. Parece que habrá una manifestación muy impresionante de ese espíritu durante la gran tribulación, lo que Apocalipsis (capítulos 11 y 13) describe como la bestia.

Pablo también escribió sobre el “hombre de maldad” en 2 Tesalonicenses 2:3-12:

No se dejen engañar de ninguna manera, porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza. Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios.

¿No recuerdan que ya les hablaba de esto cuando estaba con ustedes? Bien saben que hay algo que detiene a este hombre, a fin de que él se manifieste a su debido tiempo.  Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Entonces se manifestará aquel malvado, a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida. El malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos.  Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos.  Por eso Dios permite que, por el poder del engaño, crean en la mentira.  Así serán condenados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se deleitaron en el mal.

Es interesante que Jesús nunca habló de este hombre de maldad o anticristo.

Es fácil estar demasiado interesado en el anticristo. No hay que temerlo, y no debe ser el centro de nuestra experiencia. Por eso Juan nos recuerda algo muy importante:

Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. 

¿Puedo yo vencer a los falsos profetas?

¡Sí! Porque tú eres de Dios y su Espíritu que mora en ti es más poderoso que el diablo y sus demonios que obran en los falsos profetas. Pero tal como la victoria sobre el diablo y el pecado ya es nuestra, tenemos que reconocer la tentación, la mentira y el engaño, y resistir con el escudo de la fe y la verdad. Sí, estos falsos profetas son peligrosos, pero no se les debe temer.

¿Cómo puedo reconocerlos, aparte de que ellos no confiesan a Jesucristo?

Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha. 

¡Tres  veces aparece la palabra “mundo” en este versículo! Tienden a decir cosas que la gente inconversa del mundo quiere escuchar y, a menudo, buscan popularidad. Su propósito no es fortalecer nuestra relación con Cristo o glorificar a Dios, sino llamar la atención sobre ellos mismos. La fama y el dinero los motivan. Es importante que el cristiano entienda el “punto de vista” del mundo y el de la Biblia.

El apóstol Pedro casi cayó en esa trampa cuando reprendió a Jesús por hablar de ser crucificado. Jesús le dijo:

¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

El falso profeta piensa en las cosas de los hombres.

Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño.

¿No es posible que si por alguna razón alguien no me escucha a mí, yo pueda decir que esa persona no es de Dios?

Por supuesto. A lo largo de la historia ha habido grupos que creen que solo ellos “son de Dios” y los que no les hacen caso son del diablo. Hay que tener mucho cuidado de este engaño. La clave es ser lleno y guiado por el Espíritu de verdad.

No es de extrañar que alguien que no es de Dios no reciba la advertencia de lo demás. Cuando hablamos inspirados por el Espíritu, el verdadero creyente nos escuchará.

 

Cómo recibir lo que pides de Dios: 1 Juan 3:19-24

19 En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: 20 que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo. 

¿Qué es el “esto” aquí?

Estos versículos son algo complicados. Siguen varios versículos sobre el verdadero amor. Juan habló de amar de verdad. Entonces nos da una prueba de ser de la verdad, y una forma de sentirnos seguros ante Dios. Este versículo parece ser un puente entre el tema de amor y la posibilidad de liberarse de la condenación. El “esto” puede ser el verdadero amor; no está muy claro en la NVI. Así lo interpreta la TLA: Sabemos que pertenecemos a Dios porque amamos a los demás. Por eso, si nos sentimos culpables de algo, podemos estar seguros de que Dios no nos acusa de nada, porque él está por encima de todo sentimiento, y lo sabe todo. La NTV lo hace más general, pero también lo conecta con las demostraciones de nuestra fe en las obras: Nuestras acciones demostrarán que pertenecemos a la verdad, entonces estaremos confiados cuando estemos delante de Dios. Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo.

Yo creo que aunque tengamos dudas, y el diablo siempre quiera condenarnos, podemos evaluar las manifestaciones de nuestra fe y los cambios en carácter y obras, y así afirmar que Cristo está mi vida.

¿Qué significa que mi corazón me condena? Yo entiendo si el diablo o alguien más me condenen, pero ¿no sería malo que mi corazón me condenara? Parece que no puedo confiar en mi corazón.

Claramente es importante estar seguro de que eres de la verdad, y no engañado o mentiroso como Juan ya mencionó varias veces. Hay muchas personas que dudan de su seguridad ante Dios. Esta es una forma de sentirse seguro, pero nos lleva a algo que no es muy confiable. Dice que incluso el cristiano más sincero puede ser condenado por su corazón.

No podemos confiar en nuestros sentimientos. Es normal tener dudas y sentir que aún peco demasiado o que no amo como Cristo nos ama. Y mi corazón me condena. El diablo y la vieja naturaleza están muy dispuestos a unirse con el corazón y amplificar la condenación. Pero Juan nos da algo importante sobre Dios que todos debemos saber: Él lo sabe todo y es más grande que nuestros corazones. Él mira más allá de las apariencias y ve los motivos del corazón y nuestra sinceridad.

¿Cuál es el resultado de esa seguridad y libertad de condenación?

21 Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios, 22 y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. 

Cuando tu corazón te condena, pierdes la confianza ante Dios. Crees que no mereces nada de él; que él está disgustado contigo. Y eso impacta tu vida de oración. Con el corazón en paz, tienes el denuedo y la confianza para pedir cosas grandes de Dios. Y aquí está una de las grandes promesas de la Biblia acerca de la oración: ¡Recibes todo lo que le pides!

¿Y no hay condiciones para esa promesa? ¿Por qué no he recibido todo lo que le he pedido de Dios?

Bueno, casi todas las promesas bíblicas tienen condiciones. En este caso Juan nos presenta una perspectiva nueva para esta porción: Nuestra obediencia tiene un gran impacto en las respuestas que recibimos a nuestras oraciones. Es lógico: Si hacemos lo que le agrada a Dios, él está muy dispuesto a contestar nuestras peticiones. Obedecer sus mandamientos requiere un estudio cuidadoso de su Palabra y una gran sensibilidad a la voz del Espíritu Santo. Podemos evaluar muchas de nuestras acciones con esta sencilla prueba: ¿Esto agrada a Dios? ¿O no?

¡Hay muchos mandamientos en la Biblia! ¿Tengo que obedecer a todos para recibir una respuesta a mis oraciones?

23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto. 

Claro que esa voluntad de obedecer todo lo que sabemos de sus mandamientos es importante, pero Dios lo hace mucho más simple, con dos mandamientos principales:

  1. Tener fe. Creer en el nombre de Jesús; es decir, en todo lo que Jesús es y ha hecho.
  2. Amarse los unos a los otros.

Fe y amor.

Entonces, ¿obedezco para que reciba lo que quiero de Dios?

24 El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él.

Es mucho más profundo. Tiene todo que ver con relación. Cuando andas en obediencia, permaneces cerca de Dios, y Dios permanece en ti. El pecado y la desobediencia nos alejan de Dios. La obediencia establece una comunión íntima con él.

¿Hay alguna manera de saber si estoy bien con Dios? ¿Si permanezco en él?

¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.

Tenemos comunión con el Espíritu, experimentamos sus frutos y poder, y el Espíritu le testifica a nuestro espíritu que estamos bien con Dios.

Entonces, si no estamos llenos del Espíritu, será difícil tener esa confianza.

Así es. Juan asume que todos estos creyentes son bautizados en el Espíritu. Era la experiencia normal de la iglesia primitiva, y esencial para andar como Jesús anduvo y experimentar la vida descrita en esta carta.

 

Amémonos unos a otros; 1 Juan 3:11-18

¿El amor siempre ha sido parte del evangelio?

11 Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. 

¡Sí! Fue una parte integral del mensaje de Jesucristo, y es su nuevo mandamiento:

»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros». (Juan 13:34-35)

¿Siempre odio ha sido parte de la experiencia humana?

12 No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano justas. 

Sí, el primogénito de la raza humana asesinó a su hermano Abel. Y Juan dice que hasta Caín era del maligno, del diablo. La persona en pecado no puede tolerar el “santo” que anda en la justicia de Jesucristo. En lugar de cambiar, lo odia, incluso asesinándolo.

¿Es por eso que algunos compañeros de trabajo me odian?

13 Hermanos, no se extrañen si el mundo los odia. 

Así es. De hecho, si tenemos la aprobación y amistad de los “pecadores”, de los involucrados en el sistema del mundo, debemos examinarnos para ver si realmente estamos en Cristo, o si hemos caído en el modo de vida del mundo. Me recuerda de las palabras fuertes que escribió Santiago en su carta, capítulo 4 versículo 4:

¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. 

14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. 

Lamentablemente, el amor no es necesariamente parte de la experiencia del hombre caído. Esto no quiere decir que no haya gente sin Cristo que ame a otros. Tampoco significa que, por sí mismo, se salve el que ama a sus hermanos; Juan habla de otras condiciones para la salvación en esta carta. Pero deberías notar un cambio impresionante en el verdadero amor que tienes por los hermanos en Cristo.

Antes de aceptar a Cristo, ¿todos están en la muerte?

Sí, sin Cristo, en el pecado, sin amor, todos están muertos espiritualmente y destinados al infierno.

15 Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que en ningún asesino permanece la vida eterna.

Suena como lo que Jesús dijo en el Sermón del Monte.

Así es. Mateo 5:21-22 dice:

»Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”.  Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno.

La intención del corazón es tan importante como la acción. A pesar de su asistencia a la iglesia y lo que diga, si odia a su hermano, es como practicar el pecado, y no tiene vida eterna.

Yo conozco gente que dice “te amo” pero parece que son meras palabras. ¿Hay alguna prueba del amor verdadero?

16 En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. 

¡Solo por la mano de Dios puede este versículo 3:16 de 1 Juan ser tan relacionado al famoso versículo 3:16 del Evangelio de Juan!

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Sí, ¡es impresionante! Cristo es nuestro ejemplo de amor. El verdadero amor es sacrificial, incluso dando la vida por tu hermano.

¡Eso es casi imposible! Casi nunca he visto tal amor en mi iglesia. Es un poco difícil para mí visualizar ese amor. ¿Hay algo para demostrar mi amor que no sea tan radical como dar mi vida?

17 Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? 

¡Sí! Ayudar a los necesitados, tener compasión por la persona que atraviesa circunstancias difíciles y compartir nuestro dinero y bienes materiales.

Yo tampoco veo eso. Mi iglesia es bastante rica, y hay otra iglesia muy pobre bastante cerca. ¿Significa que debemos ayudarlos?

18 Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.

Creo que eso es lo que significa este versículo. Muchos hablan y cantan sobre el amor, pero no se manifiesta en sus acciones. Como en la familia y el matrimonio, el amor debe ser con hechos y verdad. Echar flores y hablar mucho de amor es demasiado fácil.

 

El que practica el pecado es del diablo: 1 Juan 3:4-10

Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley. 

Pensé que ya habíamos tratado el tema del pecado en los primeros capítulos. ¿Por qué vuelve aquí a definir el pecado?

Tal como muchos pastores hoy en día, Juan está preocupado por la tendencia a restar importancia al pecado, excusarlo o malinterpretarlo. De este versículo hasta el 10, Juan profundiza en el pecado y nos presenta algunas ideas que pueden parecer radicales para los cristianos de hoy. El verso 10 sirve como un puente a otro tema importante de la carta: el amor. La naturaleza universal del pecado es enfatizada por el uso liberal de la palabra “todo.”

Entonces, ¿es necesario conocer la ley del Antiguo Testamento para ser responsable de nuestro pecado?

Juan no lo dice, pero obviamente quebrantar la ley es pecado, y aquellos que conocen la ley tienen una comprensión más clara de su pecado. Pablo elabora sobre este tema en sus cartas a los Romanos y los Gálatas. Aquellos que nunca han oído hablar de Dios o de su ley establecen su propio concepto de justicia y pecado, y siempre quiebran su propio estándar. Él también dijo que el que quebranta una sola ley es culpable de quebrantar toda la ley. No hay gradientes del pecado. Todos pecamos y somos culpables ante Dios.

Entonces, ¿hay esperanza para nosotros?

Pero ustedes saben que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado. 

Aquí tenemos esa palabra tan importante en la Biblia: “pero”. Precisamente para esto Cristo vino al mundo. Él es la única persona en toda la historia que nunca pecó. Así él pudo hacer ese sacrificio perfecto, no solo para cubrir o perdonar nuestros pecados, sino para quitárnoslos.

Todo el que permanece en él no practica el pecado. Todo el que practica el pecado no lo ha visto ni lo ha conocido.

Si peco, ¿significa que he perdido mi salvación?

Esto es muy delicado. Juan ya dijo que somos engañados si decimos que no tenemos pecado. Pero ahora vuelve a usar esa palabra universal, “todo”, para describir dos clases de personas muy distintas. La traducción de la NVI nos ayuda, al usar las palabras “practica el pecado,” reflejando el tiempo del griego. Todos pecamos de vez en cuando, pero nos arrepentimos, confesamos y abandonamos el pecado. Algo pasa muy mal si alguien que se dice cristiano sigue practicando algún pecado, aunque lamentablemente es bastante común.

Literalmente, el versículo dice: Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido (RVR), pero esta traducción comunica mejor la idea: Por eso, cualquiera que sea amigo de Jesucristo, y quiera mantenerse unido a él, no puede seguir pecando. El que peca, no conoce a Jesucristo ni lo entiende. (TLA)

¿Permanecer en Cristo, como escribió Juan en su evangelio, capítulo 15, es una clave para evitar el pecado?

Por supuesto. Tener esa relación íntima con Jesús y guardar su palabra en nuestros corazones hace que sea muy difícil mantener un estilo de vida pecaminoso. Asimismo, conocer a Jesús y verlo (físicamente, como Juan, o espiritualmente) transforma la vida. Si alguien continúa practicando el pecado, tenemos que cuestionar si ha tenido un encuentro salvífico con Cristo.

Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. 

Cuando alguien sigue pecando, demuestra que pertenece al diablo (NTV); Pero el que siempre hace lo malo es amigo del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el día en que Dios creó el mundo. Por esta razón vino el Hijo de Dios al mundo: para destruir todo lo que hace el diablo. (TLA)

Si lucho una y otra vez con el mismo pecado, ¿significa eso que estoy endemoniado?

Ser endemoniado es algo bastante fuerte, pero claramente el pecado no viene de Dios, sino del diablo o de nuestra naturaleza pecaminosa. Puede ser una fortaleza, una opresión de un demonio, que no te permite dejar ese pecado.

Yo conozco a muchos en mi iglesia que tienen pecado en sus vidas. ¿Están engañados?

Sí, pueden ser engañados. Por desgracia, hoy por hoy hay muchas iglesias que toman el pecado a la ligera y no quieren condenar a nadie o hacer que nadie se sienta incómodo. No está de modo hablar de pecado y santificación.

Tengo amigos que creen en Dios, pero no han nacido de nuevo. Yo sé que practican el pecado. ¿Significa eso que son del diablo?

Eso es lo que dice la Biblia. Solo hay dos opciones: O eres de Dios, o eres del diablo. La mayoría de los que practican el pecado no dirían que son del diablo, pero lo son. Sólo Cristo puede liberarlos y salvarlos.

Si Cristo vino a destruir las obras del diablo, ¿por qué tantas de sus obras son evidentes? ¿Falló Cristo en cumplir ese propósito?

El diablo miente, engaña y hace muy atractivo el pecado. Dios no obliga a convertirse a alguien que quiere servir al diablo. Pero para aquellos que quieren ser libres de su pecado, podemos reclamar esta escritura para destruir sus obras. En la guerra espiritual, por la sangre de Jesús y el poder de su nombre, podemos tomar autoridad sobre esas obras y destruirlas.

Ahora veo más claro cuán grave es el pecado y la total contradicción de que un cristiano permanezca en el pecado. Pero, ¿por qué lucho tanto contra el pecado?

La respuesta es complicada. Lamentablemente, tú te encuentras entre la mayoría de los cristianos que luchan contra el pecado. Recuerda que luchar y ser tentado no significan que estés en pecado. Lo importante es resistir la tentación y vencer al enemigo en la lucha. Hacerlo nos fortalece cada vez más. Veremos algunos remedios en este libro, y hay más en el Nuevo Testamento. Pero primero vamos a ver a Juan profundizar en la imposibilidad de que un cristiano practique el pecado.

Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios. 

Ahora Juan va un paso más allá, incluso diciendo que un creyente no solo no debe practicar el pecado, sino que no puede hacerlo. Si nacemos de nuevo, tenemos la semilla de Dios (su Espíritu, su palabra, su presencia; sperma en el griego) en nosotros, y es imposible practicar el pecado cuando estamos tan apegados al Dios del universo.

Entonces, ¿la persona que practica el pecado no es salvo? ¿No ha nacido de nuevo?

Eso es lo que la Palabra de Dios dice aquí. Siempre hay que tener mucho cuidado al cuestionar la propia salvación o la de otra persona. Pero al menos tenemos que reconocer que hay algo muy malo si la persona salva vive en pecado.

Entonces, ¿no todos son hijos de Dios? ¿Sería un hijo del diablo?

10 Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.

Otra vez vemos solo dos opciones: o ser un hijo de Dios, o un hijo del diablo. El que practica el pecado, no ama a su hermano y no practica la justicia es hijo del diablo.

Aquí él incluye el amor a su hermano. ¿Es otra marca importante del verdadero cristiano?

Sí, es otro tema muy importante de esta carta. De hecho, podemos decir que la carga del corazón de este gran apóstol es la santidad, el amor y andar como Jesus en su justicia. No podemos separar nuestra relación con Dios de nuestra relación con nuestros hermanos. El cristianismo es una fe colectiva, y así como el resultado natural de conocer a Cristo es dejar el pecado, otro resultado natural es amar a nuestros hermanos. Hay algo muy malo si alguien conoce la Biblia, la predica, alaba a Dios y se cree muy espiritual, pero no ama a su hermano.