Abimélec: Un hijo malvado; Jueces 9:1-57

1Abimélec hijo de Yerubaal fue a Siquén a ver a los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a todo el clan de su madre: «Pregúntenles a todos los señores de Siquén: “¿Qué les conviene más: que todos los setenta hijos de Yerubaal los gobiernen, o que los gobierne un solo hombre?” Acuérdense de que yo soy de la misma sangre que ustedes».

La historia de Gedeón, que inició tan impresionante, tuvo un final muy triste. Lamentablemente, el pecado del padre tiene un impacto devastador en sus hijos. Le interesaba más el placer de engendrar hijos que criarlos como padre. No los manejó bien. Casi siempre hay problemas cuando hay varias mujeres e hijos con varias de esas madres. Durante la vida del padre pueden tener paz, pero a menudo cuando alguien muere hay toda clase de desorden. Una y otra vez vemos a los hijos de un hombre, que al menos en un momento de su vida tuvo una relación con Dios, abandonar completamente al Señor.

¿Cómo te va con el manejo de tu familia? ¿Dedicas el tiempo necesario a ellos y les das un ejemplo piadoso?

 

¿Hay algún pecado en tu vida que pueda devastar a tus hijos?

 

Mientras haya vida, siempre es posible arrepentirse, pedir perdón a tus hijos y buscar maneras de establecerlos en el Señor. Dios no quiere que dejes un desorden cuando mueras.

Abimélec asesina a sus setenta hermanos

Cuando los hermanos de su madre comunicaron todo esto a los señores de Siquén, estos se inclinaron a favor de Abimélec, porque dijeron: «Él es nuestro hermano». Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit, con lo cual Abimélec contrató a unos maleantes sin escrúpulos para que lo siguieran. Fue a Ofra, a la casa de su padre, y sobre una misma piedra asesinó a sus setenta hermanos, hijos de Yerubaal.

Ya vemos que no hay nada bueno en el corazón de este hombre. Todo el pueblo de Siquén estaba involucrado en la adoración de Baal, el mismo “dios” cuyo altar derrotó el padre de Abimélec. No tuvieron ningún problema en sacar plata de su templo. En lugar de confiar en el compromiso de los corazones de otros para servirlo, Abimélec usó esa plata para contratar maleantes, y asesinó a todos sus hermanos. Pues, casi todos.

Pero Jotán, el hijo menor de Yerubaal, se escondió y logró escaparse. Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec.

Se puede decir que Abimélec fue el primer rey de Israel, aunque claramente no fue escogido por Dios. Se puede eliminar a muchos, pero a menudo hay alguien que escapa. Seguramente él le va a causar problemas al nuevo rey.

Aquí empiezan algunos capítulos de Jueces con detalles sobre varios jueces malvados que no conocían a Dios ni gobernaban bien el país. Es una caída cada vez más profunda en el caos y el pecado. Como toda la Palabra de Dios, vale la pena leer y meditar sobre estos capítulos, pero en algunos casos yo solo voy a dar un resumen.

Jotán, el único hermano que escapa

En este caso Jotán, el único hijo que quedó después de la matanza, apela a los hombres de Siquén con unas palabras muy poéticas (versos 7 – 15). Luego les pregunta:

16 »Ahora bien, ¿han actuado ustedes con honradez y buena fe al coronar rey a Abimélec? ¿Han sido justos con Yerubaal y su familia, y lo han tratado como se merecía? 17 Mi padre luchó por ustedes, y arriesgando su vida los libró del poder de los madianitas. 18 Pero hoy ustedes se han rebelado contra la familia de mi padre; han matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y han hecho de Abimélec, hijo de su esclava, el rey de los señores de Siquén solo porque él es pariente de ustedes. 19 Si hoy han actuado con honradez y buena fe hacia Yerubaal y su familia, ¡que sean felices con Abimélec, y que también él lo sea con ustedes! 20 Pero, si no, señores de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y los consuma, y que salga fuego de ustedes y consuma a Abimélec!»

Tenía toda la razón para condenar a estos hombres por la matanza de sus hermanos y la selección de Abimélec como rey. Duele ver deshonrada la memoria de alguien que hizo mucho bien a un pueblo. No sé qué clase de fuego tiene en mente, pero quiere que su hermano sea consumido.

21 Luego Jotán escapó, huyendo hasta Ber. Allí se quedó a vivir porque le tenía miedo a su hermano Abimélec. 22 Abimélec había ya gobernado a Israel tres años 23 cuando Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén, quienes lo traicionaron. 24 Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal, y el derramamiento de su sangre, recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los señores de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen. 25 Los señores de Siquén le tendían emboscadas en las cumbres de las colinas, y asaltaban a todos los que pasaban por allí. Pero Abimélec se enteró de todo esto.

Parece que Dios escuchó la maldición de Jotán, e interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén. No es la única vez que Dios utiliza un espíritu maligno para cumplir sus propósitos. La traición, la violencia y la muerte son características de esta clase de persona.

Las batallas y la muerte de Abimélec

Así empieza un esfuerzo por parte de un Gaal (versos 26-29) para echar a Abimélec y gobernar sobre Siquén. A pesar de su pecado y el espíritu maligno, Abimélec prevaleció sobre Gaal:

45 Abimélec combatió contra la ciudad durante todo aquel día, hasta que la conquistó matando a sus habitantes; arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella.

46 Al saber esto, los señores que ocupaban la torre de Siquén entraron en la fortaleza del templo de El Berit. 47 Cuando Abimélec se enteró de que ellos se habían reunido allí, 48 él y todos sus hombres subieron al monte Zalmón. Tomó un hacha, cortó algunas ramas, y se las puso sobre los hombros. A los hombres que estaban con él les ordenó: «¡Rápido! ¡Hagan lo mismo que me han visto hacer!» 49 Todos los hombres cortaron ramas y siguieron a Abimélec hasta la fortaleza, donde amontonaron las ramas y les prendieron fuego. Así murió toda la gente que estaba dentro de la torre de Siquén, que eran como mil hombres y mujeres.

A menudo cuesta mucho más tiempo de lo que nosotros pensamos que es justo, pero Dios es fiel para juzgar a los malhechores. Podemos cuestionar cómo Dios permitiera otra matanza y otra victoria para Abimélec. Pero así juzgó también a los hombres de Siquén. Esa victoria impulsa a Abimélec a sitiar otro lugar. Pero Dios usa a una mujer (¡una de varias veces en este libro!) para humillarlo:

50 Después Abimélec fue a Tebes, la sitió y la capturó. 51 Dentro de la ciudad había una torre fortificada, a la cual huyeron todos sus habitantes, hombres y mujeres. Se encerraron en la torre y subieron al techo. 52 Abimélec se dirigió a la torre y la atacó. Pero cuando se acercaba a la entrada para prenderle fuego, 53 una mujer le arrojó sobre la cabeza una piedra de moler y le partió el cráneo.

54 De inmediato llamó Abimélec a su escudero y le ordenó: «Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “¡Lo mató una mujer!”» Entonces su escudero le clavó la espada, y así murió. 55 Cuando los israelitas vieron que Abimélec estaba muerto, regresaron a sus casas.

56 Fue así como Dios le pagó a Abimélec con la misma moneda, por el crimen que había cometido contra su padre al matar a sus setenta hermanos. 57 Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán hijo de Yerubaal.

Lamentablemente, también hay poder en una maldición. Dios honró la maldición de Jotán, y lo reivindicó. Muchos no quieren esperar la venganza del Señor, pero a su tiempo Él paga a los malhechos “con la misma moneda.”

 

Una trampa para Gedeón: Jueces 8:22-35

22 Entonces los israelitas le dijeron a Gedeón: —Gobierna sobre nosotros y, después de ti, tu hijo y tu nieto; porque nos has librado del poder de los madianitas.

En el vacío del liderazgo de Israel, naturalmente llaman a Gedeón para que los gobierne. Están impresionados con su victoria sobre Madián, una victoria que el Señor ganó. Al principio parece que Gedeón demuestra fe y dependencia en el Señor:

23 Pero Gedeón les dijo: —Yo no los gobernaré, ni tampoco mi hijo. Solo el Señor los gobernará. 

Suena muy bien, muy espiritual. Pero no hay evidencia de que Gedeón buscara una relación con Dios o recibiera más visitas angélicas. Y su única petición a su pueblo traiciona su corazón:

24 Pero tengo una petición —añadió—: que cada uno de ustedes me dé un anillo, de lo que les tocó del botín.

Era costumbre de los ismaelitas usar anillos de oro.

25 —Con mucho gusto te los daremos —le contestaron.

Gedeón hace un efod con el oro

Al principio no parece tan malo, pero casi siempre hay peligro cuando perseguimos la plata.

¿Conoces a pastores u otros ministros que han pedido “un anillo”? ¿Qué ha sido el resultado?

 

¿Estás tentado a aprovecharte de otros para enriquecerte?

 

Así que tendieron una manta, y cada hombre echó en ella un anillo de su botín. 26 El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a diecinueve kilos, sin contar los adornos, los aros y los vestidos de púrpura que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos. 27 Con el oro Gedeón hizo un efod, que puso en Ofra, su ciudad. Todo Israel se prostituyó al adorar allí el efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.

El sumo sacerdote usaba un efod que consistía en doce cuadrados de colores adornados con doce piedras preciosas que representaban a las tribus de Israel. Cada vez que el sumo sacerdote se ponía el efod era un recordatorio de a quien él representaba: el pueblo de Dios, Israel.

En sí, no parece tan malo hacer el efod. Era parte del vestido que Dios describió en la ley. Pero no fue el sumo sacerdote quien lo usó aquí. Gedeón no era levita. Y casi se convirtió en un ídolo, con la gente adorándolo. Lamentablemente, hay pocos líderes en la Biblia que no cayeron en algún pecado o trampa.

¿Has visto elementos de la práctica religiosa convertirse en trampas que alejan a la gente de la verdadera adoración a Dios?

¿Por qué crees que Gedeón lo hizo?

 

¿Hay algún pecado o trampa que sería una tentación para ti?

 

28 Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas, y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvo paz.

Esas son buenas noticias. El número cuarenta es muy común en la Biblia para un período de bendición de Dios.

Las concubinas y la muerte de Gedeón

29 Yerubaal hijo de Joás regresó a vivir a su casa. 30 Tuvo setenta hijos, pues eran muchas sus esposas. 31 Su concubina que vivía en Siquén también le dio un hijo, a quien Gedeón llamó Abimélec. 

No solo le atraía el oro de los anillos, sino también las mujeres. Es una combinación demasiado común. Debe haber estado bastante ocupado, pero probablemente no en las cosas de Dios: Tenía setenta hijos.

32 Gedeón hijo de Joás murió a una edad avanzada y fue sepultado en la tumba de Joás, su padre, en Ofra, pueblo del clan de Abiezer.

Nunca dice más sobre su relación con Dios, pero tuvo una larga vida, y parece que tuvo una influencia espiritual positiva, que desapareció cuando murió:

33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los ídolos de Baal. Erigieron a Baal Berit como su dios 34 y se olvidaron del Señor su Dios, que los había rescatado del poder de todos los enemigos que los rodeaban. 35 También dejaron de mostrarse bondadosos con la familia de Yerubaal, es decir, Gedeón, no obstante todo lo bueno que él había hecho por Israel.

El hombre es muy propenso a olvidarse de Dios y de los que le han ayudado. Es propenso a la idolatría. Dios hizo maravillas por Israel a través de Gedeón, y él mismo hizo mucho bien por su país. Pero todo se quedó con él cuando murió.

 

Problemas con sus paisanos: Jueces 8:1-21

El éxito de Gedeón en la batalla fue completamente guiado por Dios. El ángel le dijo qué hacer y Gedeón le obedeció. Pero si tú has trabajado en la iglesia o con cualquier grupo de personas, ya sabes lo fácil que es ofender a alguien. En la presión de escuchar al Señor, obedecerle y salvar tu vida, te olvidas de llamar a esa persona que se cree ser tan importante. Lamentablemente, la política existe también en la obra del Señor, incluso con personas santificadas y de corazón sincero. Este es un nuevo desafío para Gedeón; algo nuevo que tiene que aprender. Él había enviado mensajeros a cuatro tribus (Jueces 6:35), incluida su tribu de Manasés. Los otros tres (Aser, Neftalí y Zabulán) eran las tribus vecinas al norte de su territorio. Madián estaba al sur de Israel, lo que hace que parezca un poco extraño que no haya llamado a las tribus del sur. Efraín estaba al sur de Manasés. De esas cuatro tribus, Gedeón consiguió 32,000 hombres, y se quedó con sólo 300. Obviamente tenía más que suficientes hombres. Pero la lógica no importa cuando alguien se siente menospreciado.

Gedeón responde a las críticas

1Los de la tribu de Efraín le dijeron a Gedeón: —¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste cuando fuiste a luchar contra los madianitas?

Y se lo reprocharon severamente.

Sucede una y otra vez en la iglesia. Hay un ministerio, algún rol de liderazgo, una misión, y no todos pueden participar. Hay una selección, pero alguien que quiere ministrar no está incluido y empieza a quejarse.

Lo extraño aquí es que Gedeón sí llamó a Efraín (7:24-25), pero solo cuando ya estaban en medio de la batalla. Eran aquellos que tenían el privilegio de traer las cabezas de los jefes a Gedeón.

¿Te has sentido como Efraín? ¿No te llamaron para participar en algún evento?

 

¿O has hecho lo que hizo Gedeón, en la ignorancia, dejando fuera a alguien que más tarde te causó problemas?

 

¿Cómo responderías tú a esta situación?

 

 

—¿Qué hice yo, comparado con lo que hicieron ustedes? —replicó él—. ¿No valen más los rebuscos de las uvas de Efraín que toda la vendimia de Abiezer? Dios entregó en manos de ustedes a Oreb y a Zeb, los jefes madianitas. Comparado con lo que hicieron ustedes, ¡lo que yo hice no fue nada!

Gedeón les responde humildemente. No se defiende ni los reprende. Primero, compara la importancia de Efraín con la de su propio clan. Y en lugar de reclamar la gloria por la victoria sobre Madián, felicita a los efraimitas por hacer lo más importante de la batalla. ¡Y lo atribuye a Dios! ¡Este joven ya es bastante sabio! Y tenía el efecto deseado:

Al oír la respuesta de Gedeón, se calmó el resentimiento de ellos contra él.

Venganza para rehusar pan

Gedeón y sus trescientos hombres, agotados pero persistiendo en la persecución, llegaron al Jordán y lo cruzaron. 

Puede parecer que la batalla ya se acabó cuando Gedeón recibió esas dos cabezas. Algunos pensarían que basta ya, y volverían a sus familias. Pero Gedeón y sus 300 hombres ya son un grupo muy unido, y están motivados para seguir persiguiendo al enemigo, aun cuando están agotados.

Allí Gedeón dijo a la gente de Sucot: —Denles pan a mis soldados; están agotados y todavía estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.

A esta gente sólo le pide pan. Gedeón ya se está ocupando de sus hombres. Sucot es parte del mismo territorio de Manasés. Se espera que con gusto les den el pan. Puede que no les impresionen este joven y su pequeña banda de soldados.

Pero los jefes de Sucot le respondieron: —¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tendríamos que darle pan a tu ejército?

No hay lógica en su respuesta. Pueden ver a los hombres agotados, pero con mucho ánimo para perseguir a estos reyes. Ese es el momento de ayudarlos, no solo cuando regresen victoriosos.

¿De qué manera caemos nosotros en esta misma actitud, de no apoyar una obra del Señor hasta que veamos frutos impresionantes? ¿Qué harías tú?

 

 

Gedeón contestó: —¡Está bien! Cuando el Señor haya entregado en mis manos a Zeba y a Zalmuna, les desgarraré a ustedes la carne con espinas y zarzas del desierto.

Gedeón no es tan amable con ellos. Confía plenamente en que Dios entregará a estos reyes en sus manos. Otra vez se nota que su fe está en Dios, no en su fuerza ni en la de sus 300 hombres. Al contrario de algunos en la Biblia, él no los mata.

Desde allí subió a Peniel y les pidió lo mismo. Pero los de Peniel le dieron la misma respuesta que los hombres de Sucot. Por eso les advirtió a los hombres de Peniel: «Cuando yo vuelva victorioso, derribaré esta torre».

Ahora responde más fuerte. Duele no recibir el apoyo de los mismos hermanos en la fe, de la misma tribu, de la misma iglesia. Gedeón ya está harto de sus paisanos.

¿Sabes cómo se siente Gedeón? ¿Ha habido momentos en los que de alguna manera te gustaría maldecir a otros cristianos por su falta de apoyo?

 

¿Cuáles oportunidades tienes para ofrecer pan a alguien que quiere hacer la obra del Señor?

10 Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados. 11 Gedeón subió por la ruta de los nómadas, al este de Noba y Yogbea, y atacó al ejército cuando este se creía seguro. 12 Huyeron Zeba y Zalmuna, los dos reyes de Madián, pero él los persiguió y los capturó, aterrorizando a todo el ejército.

Ahora nos enteramos de que una multitud constituía el ejército de los madianitas: 135,000. ¡Contra los 300 de Gedeón! Es casi seguro que todo este es un territorio nuevo para Gedeón, pero posiblemente guiado por el Señor, Gedeón sigue una buena estrategia y sorprende a los 15,000 restantes. Ya estaban desalentados por la derrota a las manos de Israel, pero en ese momento creyeron que estaban a salvo. Cuando los dos reyes fueron capturados, todo el ejército estaba aterrorizado.

13 Cuando Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por el paso de Jeres, 14 capturó a un joven de Sucot y lo interrogó. Entonces el joven le anotó los nombres de los setenta y siete jefes y ancianos de Sucot. 15 Luego Gedeón fue y les dijo a los hombres de Sucot: «Aquí están Zeba y Zalmuna, por causa de quienes se burlaron de mí al decir: “¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tendríamos que darles pan a tus hombres que están agotados?”» 16 Se apoderó de los ancianos de la ciudad, tomó espinos y zarzas del desierto, y castigando con ellos a los hombres de Sucot les enseñó quién era él. 17 También derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.

Basta de gracia. Dios dice que la venganza es mía, pero Gedeón les enseñó “quien era él,” y humillaron a los hombres des Sucot. Y no sólo derribó la torre de Peniel, sino que también mató a los hombres de la ciudad. Hay una fuerte tendencia al éxito de enorgullecer a alguien y querer eliminar a sus enemigos y a todos que te menospreciaron.

¿Has querido enseñar a otros “quien eres tú”? ¿Qué ha sido el resultado?

 

¿Puedes confiar en que Dios se vengará de aquellos que te desprecian? ¿O te olvidas de Dios en ese momento para lastimarlos en tu propia fuerza?

 

 

La muerte de los jefes enemigos

18 Entonces les preguntó a Zeba y a Zalmuna: —¿Cómo eran los hombres que ustedes mataron en Tabor?

—Parecidos a ti —respondieron ellos—; cada uno de ellos tenía el aspecto de un príncipe.

Aprendemos algo más sobre Gedeón: aparentemente era bien parecido, con el aspecto de un príncipe.

19 —¡Eran mis hermanos —replicó Gedeón—, los hijos de mi propia madre! Tan cierto como que vive el Señor, si les hubieran perdonado la vida, yo no los mataría a ustedes.

Eso es demasiado para Gedeón; ellos pagarán con su vida por matar a sus hermanos.

20 Volviéndose a Jéter, su hijo mayor, le dijo: —¡Vamos, mátalos!

Pero Jéter no sacó su espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo. 

Ahora también descubrimos que Gedeón no es tan joven. Ya tiene a su hijo consigo, pero es un muchacho y no puede matarlos. No sabemos por qué Gedeón no los mató, y llamó a su hijo para que lo hiciera, pero las palabras de los reyes podrían darnos una pista:

21 Zeba y Zalmuna dijeron: —Vamos, mátanos tú mismo. “¡Al hombre se le conoce por su valentía!”

Gedeón se levantó y mató a Zeba y Zalmuna, y les quitó a sus camellos los adornos que llevaban en el cuello.

La historia de esta batalla termina con una nota triste, en comparación con la presencia del ángel y la evidente mano de Dios al principio. Sí, venció al enemigo. Tuvo éxito. Pero revela su falta de valentía al terminar la batalla, y su egoísmo al matar a sus paisanos.

¿Alguna vez has conocido a alguien que empezó bien, como Gedeón, pero al final parece que actuó en la carne? ¿O podrías ser tú?

 

 

Como derrotar al enemigo con 300 soldados: Jueces 6:33-7:25

33 Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel. 

Justo a tiempo Dios inició este proceso con Gedeón. Una gran alianza está preparando su ataque tal vez más fuerte contra Israel.

El secreto del éxito

34 Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu del Señor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo. 35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también estos se le unieron.

Este es el gran cambio. El secreto del éxito. No nos da detalles, pero nuestro amigo fue poseído por el Espíritu Santo, y ya sabemos por muchas escrituras y muchos testimonios que cuando el Espíritu te posee, realmente nada es imposible. No hay otro líder, y Dios está con él. Un gran ejército responde a su toque de trompeta.

¿Sabes lo que es ser poseído por el Espíritu Santo? ¿Qué has experimentado de su poder?

 

¿Quién hay hoy en tu iglesia o país que tocaría la trompeta para convocar al pueblo de Dios a pelear en el Espíritu?

 

Cuando andas en obediencia al llamado de Dios y das ese paso de fe, Él te llenará de su Espíritu.

El famoso vellón de lana de Gedeón

36 Gedeón le dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi conducto, como has prometido, 37 mira, tenderé un vellón de lana en la era, sobre el suelo. Si el rocío cae solo sobre el vellón y todo el suelo alrededor queda seco, entonces sabré que salvarás a Israel por mi conducto, como prometiste».

Dios confirmó su llamado la primera vez que lo pidió. Gedeón está hablando con Dios, y le pide una prueba. Ya tiene su ejército. Ya está poseído por el Espíritu, pero quiere esa confirmación.

38 Y así sucedió. Al día siguiente Gedeón se levantó temprano, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó una taza de agua. 39 Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame hacer solo una petición más. Permíteme hacer una prueba más con el vellón. Esta vez haz que solo el vellón quede seco, y que todo el suelo quede cubierto de rocío».

Una vez puede estar bien. Debe ser suficiente. Pero Gedeón quiere una doble prueba.

40 Así lo hizo Dios aquella noche. Solo el vellón quedó seco, mientras que todo el suelo estaba cubierto de rocío.

Ahora vamos a ver si las dos pruebas son suficientes para Gedeón. Dos veces Dios hizo lo que Gedeón le pidió.

¿Le has dado a Dios un vellón? ¿Cómo te respondió? ¿Crees que esta es una manera legítima de conseguir una confirmación de Dios?

 

 

Dios no le condena; lo honra. Es algo que nosotros también podemos hacer en nuestro trato con Dios, pero con mucho cuidado. Hasta cierto punto, delata una falta de fe. Si siempre queremos alguna prueba antes de obedecer a Dios, puede ser problemático. Debemos aprender a discernir la confirmación del Espíritu de Dios en nuestro espíritu.

Jueces 7: Aquellos temblando de miedo despedidos

1Yerubaal —es decir, Gedeón— y todos sus hombres se levantaron de madrugada y acamparon en el manantial de Jarod. El campamento de los madianitas estaba al norte de ellos, en el valle que está al pie del monte de Moré. El Señor le dijo a Gedeón: «Tienes demasiada gente para que yo entregue a Madián en sus manos. A fin de que Israel no vaya a jactarse contra mí y diga que su propia fortaleza lo ha librado, anúnciale ahora al pueblo: “¡Cualquiera que esté temblando de miedo, que se vuelva y se retire del monte de Galaad!”» Así que se volvieron veintidós mil hombres, y se quedaron diez mil.

Antes, ¡el mismo Gedeón tenía miedo! Pero Dios lo ha ungido y ha confirmado de manera impresionante su presencia y su llamado. Lo más importante para esta situación es conocer la voluntad de Dios para el próximo paso: discernir la palabra de Dios y escuchar su voz. Gedeón no tiene experiencia al mando de un gran ejército, ni sabe nada sobre la guerra. Tiene que depender totalmente de Dios.

Lo que Dios manda va completamente en contra del sentido común. No dice cuántos hay en el ejército enemigo, pero tiene que ser grande. Obviamente, quiere tantos soldados como sea posible para enfrentarse a ellos. Pero Dios no obra de acuerdo con las normas humanas. Su primera instrucción a Gedeón es despedir a la mayor parte de su ejército, y hay mucha lógica en eso desde la perspectiva del Todopoderoso. Si estamos en una batalla o situación que podemos superar en nuestras fuerzas, existiría la posibilidad de jactarnos contra Dios, creyendo que ganamos por nuestra fuerza e inteligencia. Dios crea a propósito situaciones imposibles que solo Él puede resolver. Así se glorifica a sí mismo y no nos da oportunidad de glorificarnos a nosotros mismos.

La presencia de hombres temblando de miedo es una gran detracción de la tarea. El temor paraliza, y hombres atemorizados desalientan a los demás. Dios busca hombres valientes que confíen en Él. ¡Solo el 31.25% no temblaron de miedo! ¿Será que hoy también un 68.75% de los hombres no tienen la valentía para levantarse, creer en Dios y pelear la buena batalla? Cuando Gedeón les ofreció una salida, se apresuraron a regresar a casa.

¿Eres valiente? ¿O tiemblas de miedo ante al enemigo? ¿Eres una persona útil para la obra de Dios? ¿Hay alguien en tu empresa o iglesia que puede impedir la obra debido a su temor? ¿Sería mejor (graciosamente) despedirlo?

 

 

¿Has estado en una batalla o situación que solo puedes superar por un milagro de Dios? ¿Es posible que Dios lo dispusiera de esta manera a propósito para glorificarse a sí mismo? ¿Estás ahora mismo en una batalla así?

 

¿Has visto o has participado personalmente en una prueba que se enfrentó en la carne, que permitió al hombre jactarse contra Dios?

 

 

 

Gedeón se queda con 300 hombres

Pero el Señor le dijo a Gedeón: «Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua, y allí los seleccionaré por ti. Si digo: “Este irá contigo”, ese irá; pero si digo: “Este no irá contigo”, ese no irá».

Gedeón hizo que los hombres bajaran al agua. Allí el Señor le dijo: «A los que laman el agua con la lengua, como los perros, sepáralos de los que se arrodillen a beber».

Trescientos hombres lamieron el agua llevándola de la mano a la boca. Todos los demás se arrodillaron para beber. El Señor le dijo a Gedeón: «Con los trescientos hombres que lamieron el agua, yo los salvaré; y entregaré a los madianitas en tus manos. El resto, que se vaya a su casa».

El 31% (10,000) de su ejército original sigue siendo demasiado. Había algo de lógica en el primer mandato de Dios, de despedir a aquellos temblando del temor. Gedeón lo hizo, tal vez con cierta inquietud. Pero esto parece una locura. ¿Qué tiene que ver lamer el agua como un perro con la capacidad de guerrear? Obviamente nada, pero fue algo que Dios ya sabía que eliminaría a la mayoría que quedaba.

¡Esto realmente va completamente en contra de nuestro concepto de que cuanto más grande, mejor! Queremos una iglesia grande, muchas personas para evangelizar y suficiente para demostrar nuestra influencia en la política. Pero Dios no trabaja así. A menudo Él prefiere el grupo pequeño.

Esta es una prueba más difícil de la obediencia de Gedeón. Tiene que rendirse y dejar que Dios seleccione a los hombres para acompañar a Gedeón. Recuerda que este varón tiene muy poca experiencia y muy poco tiempo caminando con Dios y escuchando su voz. Pero cuando hay una emergencia, Dios puede levantar a alguien rápidamente. Y sus habilidades y educación pueden tener muy poco que ver con la capacidad para hacer maravillas para Dios. Es sólo una cuestión de escuchar y obedecer a Dios.

Honestamente, ¿crees que tú obedecerías en este caso? ¿Te ha mandado Dios a hacer algo que parece una locura? ¿Hay alguna decisión que tengas que tomar ahora mismo para hacer esa locura?

 

¿Cómo está tu oído para escuchar la voz de Dios?

 

¿Has limitado a Dios, creyendo que no puedes hacer algo grande para Dios porque tienes una iglesia o un grupo pequeño?

 

 

Entonces Gedeón mandó a los demás israelitas a sus carpas, pero retuvo a los trescientos, los cuales se hicieron cargo de las provisiones y de las trompetas de los otros.

Gedeón ya estaba demasiado involucrado en este asunto y no tiene más remedio que obedecer. Y mandó a los demás a sus carpas. Se quedó con menos del 10% del grupo original. No dice nada sobre su reacción, pero parece que Dios les dio un corazón para apoyar a Gedeón.

El campamento de Madián estaba situado en el valle, más abajo del de Gedeón. Aquella noche el Señor le dijo a Gedeón: «Levántate y baja al campamento, porque voy a entregar en tus manos a los madianitas. 10 Si temes atacar, baja primero al campamento, con tu criado Furá, 11 y escucha lo que digan. Después de eso cobrarás valor para atacar el campamento».

¡Mira cuán compasivo y comprensivo es nuestro Dios! Ya se acabó la preparación. Ya llega el momento de la batalla. Gedeón ya tiene la palabra de Dios de que Él entregará al enemigo en sus manos. Pero tal como el vellón, Dios le ofrece una prueba para fortalecer su valor y confirmar su promesa. Dios sabe que todo aún puede fallar si Gedeón se desmaya y se llena del temor.

¿Qué te ha dado el valor de hacer algo difícil para el Señor?

 

¿Te ha ofrecido Dios alguna prueba como esta para animarte?

 

¿Alguna vez has abandonado una misión en el último momento por miedo?

 

¿Hay una promesa de victoria que Dios te ha dado?

 

Fuerza para la batalla

Así que él y Furá, su criado, bajaron hasta los puestos de los centinelas, en las afueras del campamento. 12 Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.

Ahora sabemos algo sobre el tamaño del ejército enemigo, y es muy deprimente: soldados numerosos como langostas y camellos incontables, como la arena a la orilla del mar. ¡Esa visión por sí sola fácilmente podría ser suficiente para aterrorizar a Gedeón! Recuerda que era este joven quien estaba trillando trigo en un lagar por temor a los madianitas. Pero gracias a Dios él no huye presa del pánico. Le da a Dios la oportunidad de ministrarle.

¿Cómo responderías al ver este gran ejército, cuando tú tienes a 300 soldados? ¿Has sentido que tu oposición es tan grande?

 

13 Gedeón llegó precisamente en el momento en que un hombre le contaba su sueño a un amigo.

—Tuve un sueño —decía—, en el que un pan de cebada llegaba rodando al campamento madianita, y con tal fuerza golpeaba una carpa que esta se volteaba y se venía abajo.

14 Su amigo le respondió: —Esto no significa otra cosa que la espada del israelita Gedeón hijo de Joás. ¡Dios ha entregado en sus manos a los madianitas y a todo el campamento!

Confía en el tiempo del Señor. Obviamente Dios dispuso que este hombre tuviera un sueño, estaría allí al borde del campamento y lo contó a su amigo precisamente en ese momento. ¡E incluso él le dio al amigo la interpretación correcta!

¿Confías en el tiempo de Dios y su soberanía para trabajar de esta manera en tu vida?

 

15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, se postró en adoración. Luego volvió al campamento de Israel y ordenó: «¡Levántense! El Señor ha entregado en manos de ustedes el campamento madianita».

Aquí aprendemos algo más sobre este varón y la razón por la cual Dios lo escogió: Tenía el corazón de un adorador. Su primera reacción al oír esto fue adorar a Dios. Cobró valentía y volvió a su campamento lleno de fe.

¿Respondes en adoración cuando ves la mano de Dios? Cuando Dios te ministra de esa manera, ¿te levantas y animas a otros a servir a Dios?

 

 

16 Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres compañías y distribuyó entre todos ellos trompetas y cántaros vacíos, con antorchas dentro de los cántaros. 17 «Mírenme —les dijo—. Sigan mi ejemplo. Cuando llegue a las afueras del campamento, hagan exactamente lo mismo que me vean hacer. 18 Cuando yo y todos los que están conmigo toquemos nuestras trompetas, ustedes también toquen las suyas alrededor del campamento, y digan: “Por el Señor y por Gedeón”».

No sabemos si Dios le dio esta estrategia, pero yo creo que sí. Me gusta este ejemplo de liderazgo:

  • Mírenme
  • Sigan mi ejemplo
  • Hagan exactamente lo mismo que me vean hacer

Para algunos, puede parecer fanfarronerías. Pero yo veo las palabras de un hombre que ha estado en la presencia de Dios, ha escuchado su voz y está confiado de que está en su voluntad. Nosotros necesitamos a tales personas. El apóstol Pablo dijo lo mismo. Debemos hacerla nuestra meta ofrecer ese liderazgo a otros.

¿Tienes una vida que refleja a Cristo, para que puedas decirles a otros que te miren y sigan tu ejemplo? ¿Hay algo que tienes que cambiar para tener esa confianza y autoridad?

 

 

La estrategia para la victoria

19 Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron a las afueras del campamento durante el cambio de guardia, cuando estaba por comenzar el relevo de medianoche. Tocaron las trompetas y estrellaron contra el suelo los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Las tres compañías tocaron las trompetas e hicieron pedazos los cántaros. Tomaron las antorchas en la mano izquierda y, sosteniendo en la mano derecha las trompetas que iban a tocar, gritaron: «¡Desenvainen sus espadas, por el Señor y por Gedeón!» 21 Como cada hombre se mantuvo en su puesto alrededor del campamento, todos los madianitas salieron corriendo y dando alaridos mientras huían.

Una vez más vemos el tiempo y la mano del Señor aquí. Lo que es impresionante es la autoridad de Gedeón y la obediencia de sus soldados: Cada uno se mantuvo en su puesto. Esa unidad y obediencia es esencial si vamos a ganar batallas para la gloria de Dios.

22 Al sonar las trescientas trompetas, el Señor hizo que los hombres de todo el campamento se atacaran entre sí con sus espadas. El ejército huyó hasta Bet Sitá, en dirección a Zererá, hasta la frontera de Abel Mejolá, cerca de Tabat. 23 Entonces se convocó a los israelitas de Neftalí y Aser, y a toda la tribu de Manasés, y estos persiguieron a los madianitas. 24 Por toda la región montañosa de Efraín, Gedeón envió mensajeros que decían: «Desciendan contra los madianitas, y apodérense antes que ellos de los vados del Jordán, hasta Bet Bará».

La batalla fue de Dios. Tal como en otras ocasiones, Dios hizo que se atacaran unos a otros. El Señor lo hizo.

Se convocó entonces a todos los hombres de Efraín, y estos se apoderaron de los vados del Jordán, hasta Bet Bará. 25 También capturaron a Oreb y Zeb, los dos jefes madianitas. A Oreb lo mataron en la roca de Oreb, y a Zeb en el lagar de Zeb. Luego de perseguir a los madianitas, llevaron la cabeza de Oreb y de Zeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.

Esa valentía y obediencia inspiraron y motivaron a todo el país a perseguir y destruir a su enemigo. ¡Qué gran cambio en este joven durante unas pocas semanas! Gracias a Dios vivimos en otra época, donde no consideramos la cabeza de alguien como un premio a nuestro esfuerzo, pero fue un honor ser obsequiado con estas dos cabezas.

Lee estos capítulos de nuevo y anota los pasos que llevaron a Gedeón del lagar hasta recibir las cabezas de los jefes de los madianitas.

 

 

 

 

¿Cuáles son los pasos que Dios ha tocado en tu vida? ¿Dónde estás en este proceso? ¿Guiando a otros a la victoria? ¿Vencido por el enemigo? ¿Aun trillando el trigo en el lagar?

 

¿Qué es el mensaje principal que Dios tiene para ti en estos capítulos?

El llamado de Gedeón: Jueces 6:11-32

La situación en Israel es desesperada. La gente se esconde en montañas y cuevas. La tierra está arruinada y devastada. Y la tiranía de Madián parece interminable. No hay liderazgo, no hay ejército, no hay nada. ¿Dónde está Dios? ¿Qué ha pasado con esta gran promesa de una tierra que fluye leche y miel? Pues, ya sabemos que las promesas de Dios tienen condiciones, e Israel no ha cumplido su parte. Están sufriendo bajo el juicio de Dios; sufriendo porque Dios lo ha permitido.

A pesar de eso, Dios escucha su clamor y tiene un plan para su liberación y bendición. Vemos una y otra vez en la Biblia que Dios levanta a una persona (generalmente alguien inesperado) para ser su instrumento. El ángel de Dios puede destruir a su enemigo (y lo ha hecho) y Dios puede soberanamente mandar plagas u otra arma para intervenir a favor de su pueblo. Pero casi siempre prefiere usar a un hombre (y en la Biblia casi siempre es un hombre). Aquí vemos el proceso de llamar y preparar a ese varón.

¿Puedes tu ser esa persona que Dios llama y levanta para llevar su presencia, sanidad y salvación a tu familia, tu pueblo o tu país?

 

¿Por qué no? Seguramente tú tienes más calificaciones que Gedeón.

Gedeón: Guerrero valiente

11 El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. 

Gedeón no está orando ni buscando al Señor. No es levita ni está entrenado como guerrero o líder. Él y su familia también están sufriendo bajo la opresión de los madianitas. Tiene que trillar el poco trigo que hay en un lagar.

12 Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: —¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

Más que sus palabras, la misma aparición de un ángel llamaría su atención. No es común hoy y no era común en ese día, pero los ángeles son los mensajeros de Dios y pueden ayudar también a ti.

El ángel tiene dos palabras sorprendentes para Gedeón. Primero, él dudó si Dios estaba con él. La respuesta natural es: Si el Señor está conmigo, ¿por qué estoy sufriendo tanto?

¿Crees que el Señor está contigo? ¿Cómo lo sabes? ¿Qué diferencia debería hacer en tu vida diaria?

 

La segunda palabra es más personal y más ridícula. De lo que leemos más adelante, no era ni valiente ni guerrero. Pero hay poder en la palabra: La palabra que te dices a ti mismo, la palabra que le dices a tus hijos y a tu pareja, y las palabras que ministras a otras personas. No es cuestión de mentir y echar flores con una palabra muy impresionante, sino que Dios te puede revelar lo que Él quiere hacer en su vida, y al proclamar esa palabra empieza a formar a esa persona. El mundo te dice muchas mentiras sobre quién eres; Dios ve el potencial en cada persona creada a su imagen.

¿Qué han dicho otros sobre ti? ¿Hay mentiras que tienes que rechazar? ¿Hay alguna palabra que hayas recibido sobre tu destino que tengas que atesorar? ¿Qué te diría hoy el ángel de Dios?

 

Tú tienes mucho poder en tus palabras. ¿Las usas para ministrar vida, o muerte? ¿Hay oportunidades que tú tienes ahora para hablar con alguien?

 

El “pero” de Gedeón

13 —Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

Ahora vemos en parte por qué Dios llamó a Gedeón. El joven ha reflexionado sobre su situación y la historia de las maravillas que Dios hizo por su pueblo en el pasado. Algo no cuadra para él: Si Dios realmente está con nosotros, no deberíamos estar en derrota. La triste realidad es que Dios se ha apartado de ellos. El muchacho también tiene razón cuando dice que Dios los ha desamparado y los ha entregado en manos del enemigo.

El “pero” de Gedeón es el “pero” de muchos de nosotros. Hemos leído la Biblia y sabemos que Dios hace milagros. Pero no los vemos.

¿Hay un “pero” que tú tienes para Dios? ¿Hay algo que hayas escuchado o leído en la Biblia que no cuadra con lo que observas a tu alrededor?

 

 

¿Cómo respondemos a esas contradicciones? La respuesta del Señor es muy ilustrativa. Tal como vemos a menudo con Jesús, no responde a lo que dice Gedeón.

La respuesta de Dios a su “pero”

14 El Señor lo encaró y le dijo: —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

Guau. Es como Dios dice: “¿Ves algo que no debería pasar con el pueblo de Dios? ¿Hay algo que contradiga mi Palabra y mi voluntad? Vete tú. Levántate y haz algo.”

Es tan fácil quejarse y lamentarse. Siempre culpamos a otra persona. Esperamos a que alguien haga algo. Pero Dios puede decir: Tú eres esa persona que puede liberar a mi iglesia de su opresión y esclavitud al pecado. Gedeón claramente no sería alguien obvio para esa tarea. Pero esas cosas no importan. Una y otra vez un solo hombre ha transformado el mundo.

No necesitamos grandes fuerzas. Es la fuerza que tú tienes. Cuando vayas en obediencia y en esa fuerza, Dios te fortalecerá y se manifestará. Lo importante es la certeza de que es Dios quien te envía. Si no es la voluntad de Dios, sería necio y peligroso salir contra ese enemigo. Pero si Dios te envía, él te acompañará y te dará poder para hacer prodigios.

¿Será que tú seas esa persona? ¿Te ha enviado Dios a hacer algo por su reino? ¿Tienes alguna idea de lo que Dios quiere de ti?

 

Hay un cambio interesante aquí: Al principio dice que fue un ángel que vino a Gedeón, pero ahora cambia a “el Señor,” y en el versículo 20 vuelve al ángel. A menudo es evidente en el Antiguo Testamento; cuesta diferenciar el ángel del Señor del Señor mismo.

Gedeón: El más insignificante de su familia

15 —Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia.

Allí está otra vez: el gran “pero.” Como Gedeón, objetamos a lo que Dios quiere que hagamos. Tenemos todo tipo de excusas. ¿Quién eres tú para cuestionar la sabiduría y el poder de Dios? Gedeón captó muy bien la inmensidad de la tarea: Salvar a todo su país de la tiranía de los madianitas. Él también es realista: reconoce sus limitaciones y sabe que no hay nada en su pasado que lo haya preparado para esta misión.

¿Has objetado a alguna tarea que el Señor te ha dado? ¿Cuáles son tus excusas? ¿Qué hay en tu pasado que podría parecer que te descalifica para esa tarea?

 

 

16 El Señor respondió: —Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

Dios no quiere escuchar tus excusas, ni reduce el alcance de la tarea. No es opcional: Tú los derrotarás. Es así de simple. ¿Cómo? Con el poder milagroso de Dios. Parece que Gedeón no escuchó muy bien las primeras palabras del ángel: El Señor está contigo. Realmente, si Dios está contigo, y tú estás en el centro de su voluntad, ¿qué sería imposible? Esa certeza es todo lo que necesitas para hacer lo imposible.

¿Crees que Dios está contigo? Si no estás seguro, ¿podria ser algún pecado en tu vida que haya causado que Dios se aleje de ti?

 

¿Cuáles indicios hay en tu vida de que Dios está contigo?

 

Gedeón pide una señal

17 —Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—. 18 Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti.

—Esperaré hasta que vuelvas —le dijo el Señor.

¿Has buscado alguna señal, alguna confirmación de una palabra o experiencia espiritual? Normalmente lo podemos ver como una falta de fe, y es cierto que delata unas dudas que tiene Gedeón. Pero Dios es misericordioso con él.

No es del todo malo buscar la confirmación de una palabra o visión que recibimos, sobre todo cuando no estás acostumbrado a hablar directamente con un ángel. En lugar de rechazar esta palabra como una locura, Gedeón quiere ofrendar a Dios.

¿Cómo te sientes sobre ofrendas al Señor? Hay mucha manipulación y abuso con las ofrendas en las iglesias, pero Dios está agradecido con un corazón dador.

 

¿Hay algo en tu vida ahora mismo sobre lo que quisieras una señal, una confirmación? ¿Hay dudas en tu corazón?

 

19 Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medida de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina.

El ángel debe haber esperado bastante tiempo, pero Gedeón preparó cuidadosamente su ofrenda. Parece que nadie más de su familia lo vio para preguntarle qué hizo.

20 El ángel de Dios le dijo: —Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo.

¡Después de preparar el caldo tan rico!

Y así lo hizo Gedeón. 21 Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del Señor tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. 

Gracias a Dios por la obediencia de Gedeón aquí. ¿Te impresionaría esta demostración sobrenatural? ¿Sería suficiente para motivarte a obedecer al ángel? ¡Pero Gedeón no tiene detalles de qué hacer para derrotar a Madián!

22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: —¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!

23 Pero el Señor le dijo: —¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.

Ahora Gedeón sabe que vio un ángel. No fue una visión o aparición. Lo vio cara a cara. Y aunque el ángel desapareció, existe una nueva relación entre Gedeón y Dios. Ahora escucha la voz de Dios decir lo que tantas veces dice: No temas.

¿Qué es la diferencia entre un temor saludable de Dios y un temor que puede paralizarte? ¿Qué evidencia hay aquí de ese temor saludable de parte de Gedeón?

 

¿Hay momentos en tu vida en los que has sentido el temor que tiene Gedeón aquí?

 

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

Una ofrenda, y un altar. Gedeón tiene un buen concepto de los fundamentos de su religión. Le responde a Dios con adoración.

¿Por qué crees que lo llama “El Señor es la paz”?

 

Como sucede muchas veces con las escrituras, no sabemos exactamente la respuesta a esa pregunta. Puede ser que al escuchar las palabras del Señor se deshiciera del temor y experimentara una paz profunda. O posiblemente crea que Dios traerá paz a su país. De todos modos, es una declaración linda sobre el carácter de Dios.

¿Qué llamarías tú un altar si fueras a construir uno?

 

La primera tarea de Gedeón

25 Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él. 26 Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro como un holocausto».

Dios no pierde tiempo en iniciar la misión de Gedeón. Gracias a Dios que estaba escuchando para recibir el mensaje. A veces recibimos un llamado de Dios en la iglesia pero luego estamos tan ocupados en otras cosas que no prestamos atención a su voz con las siguientes instrucciones. Y esta tarea, para ser la primera, no es nada fácil. Puede ser una prueba de su obediencia.

  • Tiene que tomar un toro del rebaño de su padre. Sin pedir permiso.
  • Su padre tiene un altar dedicado a Baal, y un poste con la imagen de Aserá. Tiene que derribarlos a ambos.
  • Tiene que construir otro altar al Señor. Aquí Dios dice que debe ser “apropiado para el Señor.” ¿No fue apropiado el primero?
  • No solo derriba el poste de Aserá, sino que tiene que usarlo como leña para el sacrificio.

Su llamado es a liberar a Israel de Madián, pero comienza en su propia casa, con algo que puede tener consecuencias muy severas.

¿Qué harías si Dios te llamara a tocar algo muy personal e importante de tu padre?

 

Con lo que ya sabes sobre Gedeón, ¿qué supones que él estaba pensando?

 

27 Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad.

Con razón tenía miedo. No solo de su padre, sino de toda su familia y de los hombres de la ciudad. Ahora nos enteramos de que no es tan pobre; tenía por los menos diez siervos. Lo importante es que Gedeón lo hizo. Dios no especificó que debía hacerlo durante el día. En su temor, lo hace por la noche.

Su papá le salva la vida

28 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido.

29 Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Luego de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo». 

No sabemos cómo llegaron a la conclusión de que fue Gedeón, pero esperamos una respuesta fuerte, y no estamos decepcionados:

30 Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: —Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.

Gracias a Dios, acudieron a su papá en lugar de arrestar a Gedeón y matarlo, porque creen que el castigo justo sería la muerte. Es algo muy serio lo que hizo Gedeón.

Sabemos que servir y obedecer a Dios puede ser peligroso. Tenemos que enfrentar a los principados y potestades. Muchos han pagado con sus vidas. Dios no siempre nos protege de esas consecuencias. La que será una batalla con armas contra Madián empieza con una guerra espiritual en casa. Si no nos arrepentimos y nos limpiamos del diabólico en nuestra casa e iglesia, no podemos enfrentar a esos poderes en un nivel más amplio.

¿Hay algún ídolo o principado de familia que tú aun tienes que enfrentar y derribar para cumplir la misión que Dios tiene para ti?

 

¿Has experimentado consecuencias feas debido a tus convicciones y tu servicio a Dios?

31 Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: —¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.

Fue Joás quien perdió sus toros, su altar y su poste. Pero gracias a Dios se pone de pie para defender a su hijo. Tal vez Dios tocó su corazón, o quedó impresionado con lo que hizo su hijo.

En esa situación, ¿crees que tu papá te defendería?

 

Si tú tienes hijos, ¿hasta dónde crees que tienes que defenderlos? ¿Estás dispuesto a arriesgar la ira de la comunidad para hacer lo correcto?

 

32 Por eso aquel día llamaron a Gedeón «Yerubaal», diciendo: «Que Baal se defienda contra él», porque él destruyó su altar.

 

Jueces 6:1-10: Escondites en montañas y cuevas

1Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. 

Es un patrón ya demasiado establecido: Después del liderazgo de un libertador (o una mujer, en este caso), inmediatamente vuelven a pecar y ofender a su Señor. Dios responde con un castigo cada vez más fuerte y más feo. En este caso su instrumento es un pariente: Los madianitas eran descendientes de Madián, un hijo de Abraham y su esposa Ketura. Siempre que pensamos en Abraham y sus hijos, es la desgracia del hijo de “la esclava”, Ismael, el padre de los árabes de hoy, e Isaac, el hijo de la promesa, nacido en su vejez. Pero Abraham todavía tenía vigor como anciano, y engendró otros hijos después de la muerte de Sara. No hay nada de malo en tomar otra esposa cuando una muera, pero a menudo las otras mujeres y sus hijos son un dolor de cabeza para su papá.

En lugar de motivar a sus “hermanos”, los madianitas se aprovecharon de su pecado para oprimirlos. Y Dios lo permitió para castigar a Israel. En este caso la “pena” fue de siete años.

¿Has recibido alguna “sentencia” de Dios por algún pecado? ¿Cuánto duró?

 

Reflexionando sobre tu vida, ¿cuáles son los instrumentos que Dios ha usado para corregirte?

 

Respondiendo a la tiranía del enemigo

Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio. Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. 

Algunas de las palabras aquí demuestran la intensidad de este castigo:

  • Tiranía
  • Arruinaban
  • Plaga
  • Devastarlo

¿Cuáles palabras describen los momentos más oscuros de tu vida?

 

En lugar de clamar a Dios y recordar sus promesas de victoria, se escondieron. Buscaron cualquier espacio disponible, cualquier refugio, ya fuera montanas o cuevas.

¿Cómo has respondido a la tiranía de un enemigo en tu vida?

 

¿Qué o quién ha sido tu refugio?

 

¿Tiendes a esconderte y retirarte en esas pruebas, en lugar de enfrentarlas?

 

Una invasión como langostas

Este enemigo es realmente intimidante. No solo los madianitas, sino los amalecitas y otros pueblos también vieron la cobardía y la debilidad de Israel y se aprovecharon de ellos. Ningún lugar ni animal fue exento – fue en todo el país, y mataron a todos los animales. No hay esperanza ante esta invasión, como  langostas, con sus camellos y multitudes que devastaron el país. Arruinaban las cosechas y mataron a los animales, dejando a los israelitas muy hambrientos.

¿Sabes cómo es sentirse abrumado por la fuerza y la cantidad de enemigos y problemas que enfrentas?

 

¿Cómo describirías parte de la devastación que el enemigo ha traído a tu vida?

 

 

Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.

Lamentablemente, a menudo tenemos que agotar nuestras fuerzas y remedios para finalmente clamar a Dios por ayuda. En lugar de ser nuestro primer auxilio, es el último.

 

Dios envía un profeta en respuesta a su clamor

Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. 10 Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».

La respuesta del Señor no es muy alentadora. Sí, escuchó su clamor. Sí, les responde. Les envía un profeta (desconocido, pero incluso en este tiempo de pecado hubo profetas en la tierra). Pero Dios no les ofrece alivio. En cambio, les recuerda sus maravillas a favor de su pueblo en el pasado, y su desobediencia. En respuesta a sus milagros, solo pidió que no adoraran a dioses paganos. Pero fue demasiado para ellos, y se rebelaron.

¿Cuáles son algunos de los milagros que Dios ha hecho en tu vida? ¿Qué te ha pedido? ¿Lo has obedecido?

 

Les puede parecer que Dios no los ama y con mucha razón están sufriendo. Pero, sin que ellos lo supieran, el Señor estaba preparando un libertador, parecido a su preparación de Moisés cuando Israel clamó a Dios en su esclavitud en Egipto.

 

La profetiza Débora: La única jueza (Jueces 4)

1Después de la muerte de Aod, los israelitas volvieron a hacer lo que ofende al Señor. Así que el Señor los vendió a Jabín, un rey cananeo que reinaba en Jazor. El jefe de su ejército era Sísara, que vivía en Jaroset Goyim. Los israelitas clamaron al Señor porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y, durante veinte años, había oprimido cruelmente a los israelitas.

Samgar pudo haberlos liberado en los años posteriores a la muerte de Aod, pero la triste historia es la misma. Es una forma interesante que ya hemos visto para describir la respuesta del Señor a su pecado: Los vendió. ¿Qué recibió como pago? Probablemente sea solo una forma de decir que se alejó de ellos y se los entregó a este rey. El opresor parece cada vez peor: Jabín tenía 900 carros de hierro y los oprimía cruelmente. Esta vez la “condena” también fue más larga: 20 años. Parece que solo clamaron al Señor después de todos esos años de opresión.

¿Alguna vez has visto en tu vida o en la vida de alguien que conoces que el Señor los “vendió” a algo o alguien para oprimirlos?

 

¿Has visto una serie de opresores, cada vez más cruel, en la vida de esa persona?

 

¿Cuánto tiempo sufrieron bajo esa opresión?

 

¿Qué fue lo que finalmente los motivó a clamar al Señor?

 

La única jueza

Dios responde con alguien totalmente diferente:

En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot. Ella tenía su tribunal bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín, y los israelitas acudían a ella para resolver sus disputas. 

El Antiguo Testamento solo menciona cinco profetisas:

  • Miriam (Éxodo 15:20)
  • Huldá (2 Reyes 22:14, 2 Crónicas 34:22)
  • Noadías (Nehemías 6:14)
  • La esposa de Isaías (Isaías 8:3)
  • Y Débora

Claramente estamos en un momento complicado (el siglo XII a. C.) en la historia de Israel. Aparentemente, Samgar no era un hombre impresionante. Los libertadores que Dios levantó no prepararon líderes. No hay detalles, pero parece que nadie gobernó el país. Tampoco se menciona los sacerdotes ni el tabernáculo ni a ningún culto religioso. Moisés había arbitrado disputas entre el pueblo. Ahora, ante la ausencia de hombres de valor y de buen carácter, se presenta esta mujer profetisa. Nadie más tenía un tribunal, y ella ofreció soluciones sabias. Entonces los israelitas de todo el país acudieron a ella. Quizás así llegó a gobernar Israel, aunque no sabemos qué significaría gobernar en ese momento. Trabajó así durante 60 años.

Desafortunadamente, sabemos muy poco sobre Débora. Era la esposa de Lapidot y vivía en la región montañosa de Efraín. Su nombre significa “abeja.” Cómo se convirtió en profetisa o cómo funcionó en ese don tampoco lo sabemos, pero aparentemente ella tenía una conexión con Dios, escuchaba su voz y tenía la sabiduría para resolver disputas. Samuel es el único otro que funcionó como ambos juez y profeta.

Una palabra de Dios lo cambia todo

Nadie se levantó para liberar a Israel de la cruel opresión de Jabín, y Débora no tenía ejército ni experiencia como guerrera. Pero recibió una palabra de Dios y tenía el respecto y la autoridad entre la gente para llamar a un hombre y ordenarlo:

Débora mandó llamar a Barac hijo de Abinoán, que vivía en Cedes de Neftalí, y le dijo:

—El Señor, el Dios de Israel, ordena: “Ve y reúne en el monte Tabor a diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón. Yo atraeré a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, hasta el arroyo Quisón. Allí lo entregaré en tus manos”.

Parece que Dios le dijo que esta palabra era para Barac; de alguna manera tiene que juntar diez mil hombres para pelear, porque Israel no tenía ejército en ese entonces. Dios arreglará el resto, llevando al jefe del ejército de Jabín a un lugar específico y entregándolo a Israel. Pero, en este tiempo de pecado e incredulidad, ¿tendrán la fe y la valentía para obedecer?

¿Cómo responderías tú si recibieras una palabra como ésta?

 

¿Cuáles serían tus dudas o temores?

 

Barac lo hará, pero con una condición:

Barac le dijo: —Solo iré si tú me acompañas; de lo contrario, no iré.

Débora tenía que ser una mujer muy fuerte, demostrando el poder, la presencia y la autoridad de Dios. Pocos hombres, especialmente en esa época, confesarían que no se irían sin una mujer.

¿A quién le pedirías que te acompañe a la batalla?

Pero, ¿está dispuesta Débora para dejarlo todo e ir a la batalla?

La respuesta de Débora

—¡Está bien, iré contigo! —dijo Débora—. Pero, por la manera en que vas a encarar este asunto, la gloria no será tuya, ya que el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer.

Está molesta. No está impresionada por la valentía de Barac. Posiblemente tenga dudas de por qué Dios escogería a este varón para dirigir al ejército. Con una palabra de conocimiento y juicio, ella dice que una mujer, y no Barac, recibirá la gloria por la muerte de Sísara. Suponemos que la mujer es Débora.

Así que Débora fue con Barac hasta Cedes, 10 donde él convocó a las tribus de Zabulón y Neftalí. Diez mil hombres se pusieron a sus órdenes, y también Débora lo acompañó.

Cuando algo proviene de Dios, Él hace lo que puede parecer muy difícil. Barac consiguió los diez mil hombres, e hizo todo junto con Débora.

Cuando hay una batalla contra las fuerzas de maldad, tenemos que reunir al pueblo de Dios para pelear juntos contra el enemigo. ¿Conoces gente hoy que quiera unir a los creyentes de esta manera? ¿Podrías ser tú el que Dios usaría para unir a su pueblo?

 

¿Te sientes tan inesperado como Débora para hacer algo grande para Dios?

 

Lo importante en ese momento es estar seguro de que es Dios que llama a la gente, y no alguna agenda de hombres.

 

11 Héber el quenita se había separado de los otros quenitas que descendían de Hobab, el suegro de Moisés, y armó su campamento junto a la encina que está en Zanayin, cerca de Cedes.

Ahora se presenta a otro hombre, descendiente del suegro de Moisés. Él juega un papel importante en esta historia, pero su campamento armado no formaba parte del ejército israelí. De hecho, a pesar de ser pariente de Moisés, estaba aliado con el opresor de Israel.

12 Cuando le informaron a Sísara que Barac hijo de Abinoán había subido al monte Tabor, 13 Sísara convocó a sus novecientos carros de hierro, y a todos sus soldados, desde Jaroset Goyim hasta el arroyo Quisón.

Israel ha provocado a Sísara, según el plan de Dios, y este jefe sale con todo su ejército.

Adelante por la victoria

14 Entonces Débora le dijo a Barac: —¡Adelante! Este es el día en que el Señor entregará a Sísara en tus manos. ¿Acaso no marcha el Señor al frente de tu ejército?

Barac descendió del monte Tabor, seguido por los diez mil hombres. 15 Ante el avance de Barac, el Señor desbarató a Sísara a filo de espada, con todos sus carros y su ejército, a tal grado que Sísara saltó de su carro y huyó a pie. 16 Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaroset Goyim. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada; no quedó nadie con vida.

Israel no ha experimentado una victoria tan impresionante en mucho tiempo. La fe, el aliento y la palabra provienen de Débora. El hecho de que Dios les haya entregado al enemigo no significa que no peleen. Pero esta colección de hombres de Israel sin experiencia de la guerra desbarató este ejército grande y bien equipado. Nadie quedó con vida excepto su jefe, Sísara.

El fin de Sísara, a manos de una mujer

17 Mientras tanto, Sísara había huido a pie hasta la carpa de Jael, la esposa de Héber el quenita, pues había buenas relaciones entre Jabín, rey de Jazor, y el clan de Héber el quenita. 18 Jael salió al encuentro de Sísara, y le dijo: —¡Adelante, mi señor! Entre usted por aquí. No tenga miedo.

Ahora nos enteramos del propósito de presentar a Heber, el quenita. Era amigo del rey Jabín. Sísara necesita a alguien amistoso en este momento, y cree que puede refugiarse en la carpa de Heber. No sabemos dónde estaba Heber, pero su esposa sale a recibir a Sísara.

Sísara entró en la carpa, y ella lo cubrió con una manta. 19 —Tengo sed —dijo él—. ¿Podrías darme un poco de agua?

Ella destapó un odre de leche, le dio de beber, y volvió a cubrirlo.

20 —Párate a la entrada de la carpa —le dijo él—. Si alguien viene y te pregunta: “¿Hay alguien aquí?”, contéstale que no. 21 Pero Jael, esposa de Héber, tomó una estaca de la carpa y un martillo, y con todo sigilo se acercó a Sísara, quien agotado por el cansancio dormía profundamente. Entonces le clavó la estaca en la sien y se la atravesó, hasta clavarla en la tierra. Así murió Sísara.

¡Era una mujer muy valiente! No sabemos por qué, pero engañó a este gran guerrero para poder matarlo. Sísara era amigo de su esposo, pero quizás Jael temía a Dios, o había escuchado hablar de Débora y su fama, y quería apoyar a otra mujer valiente.

Hay momentos en que se presenta la oportunidad de participar en la guerra espiritual u otra obra de Dios. ¿Cómo puedes prepararte y saber cuándo Dios te ha dado esa oportunidad?

 

Jael no tenía armas ni experiencia como soldado para enfrentarse a un gran guerrero (y amigo de su esposo). Dios te dará la valentía y las herramientas para hacer su voluntad (¡no necesariamente clavar a alguien en la sien para matarlo!). ¿Has experimentado algo parecido?

 

 

22 Barac pasó por allí persiguiendo a Sísara, y Jael salió a su encuentro. «Ven —le dijo ella—, y te mostraré al hombre que buscas». Barac entró con ella, y allí estaba tendido Sísara, muerto y con la estaca atravesándole la sien.

23 Aquel día Dios humilló en presencia de los israelitas a Jabín, el rey cananeo. 24 Y el poder de los israelitas contra Jabín se consolidaba cada vez más, hasta que lo destruyeron.

Dios no solo humilló a Jabín, sino también a Barac. Conforme a la palabra de Débora, fue una mujer que recibió la gloria por matar a Sísara. La victoria comenzó con una palabra de Dios, fielmente obedecida por esta mujer Débora, quien se involucró para acompañar a Barac. Ese proceso resulta en la destrucción de este rey poderoso, Jabín, y la liberación de Israel de su opresión.

Dios puede actuar de maneras que no tienen sentido para nosotros, y usar personas inesperadas. ¿Puedes pensar en alguien como Débora o Jael que el Señor haya usado?

3 Juan

El anciano, al querido hermano Gayo, a quien amo en la verdad.

Esta salutación es muy parecida a la carta previa.

Sí, la diferencia es que es para un solo hombre. Este apóstol tan amoroso no duda en decir que lo ama. Qué triste que hoy el amor entre hombres tenga otro sentido. ¡El amor puro, el amor en la verdad, es hermoso y es de Dios!

Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. 

Siempre es bueno iniciar la conversación con algo positivo, ¿verdad? Todos se sienten bien cuando otros oran por ellos y desean su bienestar.

Absolutamente. En este caso hay tres áreas muy generales que Juan toca:

  1. Que le vaya bien en todos sus asuntos
  2. Que goce de buena salud.
  3. Que prospere espiritualmente.

Dios desea ambos: bendición física y espiritual. Él quiere que te vaya bien en todo lo que hagas. Literalmente dice: Ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma (LBLA).

¿Juan está promoviendo la doctrina popular de la prosperidad, de riquezas y bendiciones materiales?

No, pero en nuestra reacción a esa falsa doctrina no queremos perder de vista el hecho de que Dios quiere que prosperemos en toda la vida. Debe ser nuestro deseo y ruego por todos los que nos rodean.

Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos y dieron testimonio de tu fidelidad, y de cómo estás poniendo en práctica la verdad. Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad.

Juan le llama su “hijo.” ¿Sería Gayo un hijo espiritual de Juan?

Probablemente sí. El padre espiritual siempre mantiene comunicación con sus hijos. Eso era más difícil en ese entonces, con largas distancias y sin los medios modernos de teléfono e internet. Las visitas de esos padres y otros líderes fueron muy importantes para los hijos, para recibir una carta y aliento de su padre espiritual, y para los padres, para hacerles saber cómo están sus hijos y cómo orar por ellos.

Aunque Juan ora por su prosperidad en todo lo que hace, parece que lo que le da gozo es más sencillo.

Sí, en medio de las pruebas y cambios que todos experimentamos (no hay garantías de prosperidad material ni de buena salud) lo más importante es la fidelidad a Cristo y la puesta en práctica de la Palabra de Dios.

Lo he visto varias veces en estas cartas. No es tanto su conocimiento intelectual de la verdad, sino andar en esa verdad y ponerla en práctica lo que agrada a Dios.

¡Amén! Que así sea para ti y para todos los que leen este libro.

Querido hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas. 

Ahora Juan llega a un enfoque más estrecho.

Parte de andar en la verdad es amar a los hermanos. En este caso son algunos que Gayo no conoce, pero tiene un buen corazón, de amor, y hace todo lo que puede para bendecirlos y ayudarlos. Probablemente Juan está hablando de evangelistas itinerantes y otros que vienen a ministrar en la iglesia.

Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor. Harás bien en ayudarlos a seguir su viaje, como es digno de Dios. Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos; nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad, y así colaborar con ellos en la verdad.

¡Que otros vean mi amor y den testimonio de él!

Sí, de nuevo, no se trata de recibir el elogio de otros, pero el amor del cristiano debe impresionar a otros. Qué triste que muchos vean a los cristianos como negativos y odiosos.

Veo aquí varias cosas que debemos hacer por aquellos que ministran para el Señor.

  1. Todas son manifestaciones de ese amor, ¿verdad? No hacer estas cosas sería una falta de amor.
  2. Ayudar a los siervos del Señor como es digno de Dios. De una manera digna de Dios (LBLA), como si fuese para Dios mismo.
  3. No esperamos nada de los paganos. Toca a la familia de Dios sostener a estos siervos.
  4. Ellos hacen su ministerio “por causa del Nombre.” NBLA: por amor al Nombre. No por la fama o dinero, sino por su amor por Cristo.
  5. El cristiano debe brindar hospitalidad a todos los que la necesitan.
  6. Laboramos por la misma verdad; tenemos que colaborar con ellos.

En 2 Juan 11 él advirtió que recibir falsos maestros resulta en participación en sus malas obras. De la misma manera, bendecir a estos hermanos es una participación con ellos en la verdad.

Sí. No es una carga, sino un privilegio compartir y ayudar con otros siervos del Señor. Gayo es un buen ejemplo. ¿Otros darían testimonio de tu gran amor? ¿Ayudas a otros que ministran para Jesucristo?

Le escribí algunas líneas a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le encanta ser el primero entre ellos, no nos acepta. 

Me sorprende que alguien no acepte a un gran apóstol como Juan.

Sí, lamentablemente siempre ha habido en la iglesia los que se llaman cristianos, pero carecen de amor y se vanaglorian, buscando fama, riquezas y el primer lugar. Este Diótrefes parece ser un líder en la iglesia, probablemente con más autoridad que Gayo. No les permitió recibir una carta que Juan les envió.

10 Por eso, si voy, no dejaré de reprocharle su comportamiento, ya que, con palabras malintencionadas, habla contra nosotros solo por hablar. Como si fuera poco, ni siquiera recibe a los hermanos, y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia.

¿Cómo llegó a tener esa autoridad?

Hay algunos que no son probados antes de se les ofrezca un puesto en la iglesia; puede ser por su posición en la sociedad, su carisma o su aparente piedad. Incluso el apóstol o líder más ungido puede ser engañado. Ese hombre cambia una vez que recibe el puesto. Aunque Juan lo reprochará, parece que no tiene la autoridad para destituirlo de su cargo.

Diótrefes tiene que ser bastante atrevido para expulsarlos de la iglesia.

Está violando el procedimiento claro que Jesús estableció en Mateo 18. Es muy delicado expulsar a alguien de una iglesia. En este caso no fue por algún pecado, sino porque quiere recibir a unos hermanos en Cristo.

Hay otra perspectiva en esta traducción: llamaré la atención a las obras que hace, acusándonos injustamente con palabras maliciosas (LBLA), parloteando con palabras malignas contra nosotros (RVR). Es claro que este Diótrefes no practicó una de las cosas más importantes para un líder: guardar la lengua. Acusa a otros, injustamente, y usa palabras maliciosas. Es evidente que este hermano tiene serios problemas, pero lamentablemente hay personas así en la iglesia hoy.

11 Querido hermano, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios. 

Esta me parece otra afirmación muy general, pero difícil de confirmar. ¿Realmente podemos decir que todos los que hacen lo bueno son de Dios?

Tienes razón; es un poco complicado. Concuerda con lo que Juan dijo en su primera carta, y ciertamente hay una duda grande si la persona que hace lo malo ha visto o conoce a Dios. También me parece un poco extremo decir que todos los que hacen lo bueno son de Dios. Hay personas que no saben nada de Dios que hacen lo bueno. Lo importante aquí es el contexto: Juan habla de personas dentro de la iglesia, específicamente, Diótrefes, que hace lo malo, y, en el siguiente versículo, Demetrio, que hace lo bueno. Es una afirmación que puede ser malentendida. Tenemos que tener mucho cuidado en lo que enseñamos o escribimos para evitar eso.

Un líder debe ser alguien a quien imitar, pero claramente Diótrefes no lo es.

Es cierto, y aun peor, Juan duda de su salvación. Dice que no ha visto a Dios; la NTV lo deja más claro: los que hacen lo malo demuestran que no conocen a Dios.

12 En cuanto a Demetrio, todos dan buen testimonio de él, incluso la verdad misma. También nosotros lo recomendamos, y bien sabes que nuestro testimonio es verdadero.

Gayo debe evitar a Diótrefes, pero Demetrio es alguien quien puede buscar e imitar.

Gracias a Dios que tales personas existen. La recomendación de un apóstol debe ser confiable, dada con gran conocimiento y sin prisa, para mantener la certeza de su testimonio.

¿Qué significa cuando dice que “la verdad misma” da un buen testimonio de él?

Juan personifica la verdad como testimonio del carácter y la enseñanza de Demetrio.

13 Tengo muchas cosas que decirte, pero prefiero no hacerlo por escrito; 14 espero verte muy pronto, y entonces hablaremos personalmente.

Eso me parece importante hoy. Hay limitaciones de los mensajes en WhatsApp u otra aplicación; hay algunas cosas que es mejor hablar cara a cara.

15 La paz sea contigo. Tus amigos aquí te mandan saludos. Saluda a los amigos allá, a cada uno en particular.

¡Qué bueno es tener ese compañerismo con amigos en otras iglesias!

Sí, es hermoso ser parte del Cuerpo de Cristo y compartir esa amistad. Tal como creemos que hay poder real cuando decimos “Dios le bendiga” a alguien, creemos que bendecir a alguien con la paz de Cristo es más que meras palabras. Cuando lo dices con fe, Cristo puede tocar a esa persona con su paz.

Hemos visto en esta breve carta la importancia de la hospitalidad y el lugar de aquellos que vienen a ministrar en nuestras iglesias. Siempre somos cuidadosos con ellos, pero cuando vienen con la recomendación de un apóstol o líder en la iglesia de confianza, podemos recibir mucha bendición de ellos. A diferencia del orgullo y la calumnia de Diótrefes y los problemas que causó a la iglesia, tenemos buenos ejemplos de hombres fieles.

Me gustan estos ejemplos de correspondencia entre este gran apóstol y unos de sus hijos espirituales. Me alientan a mantener esa comunicación y bendecir a otros. ¡Es mucho más fácil ahora con el internet!

2  Juan

Ya que hemos estudiado la primera carta de Juan, estoy interesado en las otras dos cartas del apóstol. Debo confesar que nunca las he leído, y nunca las he oído predicar. Son muy cortas. ¿Hay algún mensaje importante para nosotros hoy?

Claro que sí. Creemos que Dios tiene un propósito en cada palabra de la Biblia. Hay algunos libros que son más “populares”, pero hay tesoros escondidos en cada libro. Una de las maravillas de las Escrituras es cómo Dios siempre tiene algo fresco para nosotros. Por mi parte, llevo 48 años estudiando la Biblia, y todavía encuentro cosas nuevas. Puede que no haya nueva revelación en estas cartas, pero nos dan un vistazo del corazón de este gran apóstol y de la iglesia de ese tiempo.

¿Qué sabemos de ellas?

Algunos creen que sirvieron como cartas de presentación de 1 Juan. Ambas tocan el tema de los evangelistas itinerantes, que llevaron el evangelio a nuevos pueblos. Por lo general, eran hospedados en hogares y bendecidos con ofrendas para su viaje cuando partían hacia el próximo pueblo. Los evangelistas de la herejía gnóstica, que ya estaba creciendo, siguieron este mismo patrón. En 2 Juan (el segundo libro más corto de la Biblia), Juan los insta a discernir a quién hospedan para que no apoyen inadvertidamente la propagación de herejías. La verdad y el amor son temas importantes, al igual que 1 Juan. En 3 Juan (el libro más corto de la Biblia), el apóstol responde al rechazo de sus mensajeros por parte de un líder (Diótrefes) en una de las iglesias de Asia, y elogia a Gayo por su apoyo.

Las palabras de estas dos cartas son muy similares a 1 Juan y al Evangelio de Juan, lo que confirma que Juan es el autor.

2 Juan

El anciano, a la iglesia elegida y a sus miembros, a quienes amo en la verdad —y no solo yo, sino todos los que han conocido la verdad—, a causa de esa verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre:

En la salutación de esta carta ya veo que es más personal, y la salutación es más extensa. ¿Sabemos quién fue el que recibió la carta?

En realidad, en griego dice “la señora elegida y sus hijos.” Puede ser una persona o, con la libertad que se toman los traductores de la NVI, una iglesia y sus miembros. No sabemos exactamente quién, o cuál iglesia, pero claramente son creyentes que Juan conocía. Probablemente fue una iglesia en Asia que el supervisó.

¡Ya veo la palabra “verdad” tres veces en estos dos versículos!

Sí, hay algo en el tono de Juan que nos da mucha confianza en lo que va a decir. Es anciano, lo que trae más autoridad. Forman parte de una comunidad grande que comparte el conocimiento de la verdad, la cual los une (y no algún sentimiento). A diferencia de algunos falsos maestros, Juan los ama en la verdad, y esa verdad no cambia; permanece en ellos y estará con ellos para siempre. El evangelio no es ilusiones. Es la verdad eterna, y es el fundamento esencial de nuestra fe, nuestra unidad y nuestro amor.

¿Estás fundado sobre esa verdad? ¿Tu iglesia? ¿O eres como un niño, echado de una doctrina a otra?

La gracia, la misericordia y la paz de Dios el Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros en verdad y en amor.

¡Allí está de nuevo! ¡Verdad y amor!

¡Qué fuerte combinación! Hay algunos que hablan del amor, pero es sin discernimiento. De una manera, como Dios ama al mundo, amamos a todos. Pero también tenemos que combinar ese amor con la verdad, para no permitir que alguien peligroso o herético entre en nuestra vida. En cambio, hay algunos tan celosos de la verdad que les falta amor. ¡Qué rico experimentar la gracia, la misericordia y la paz de Dios en verdad y en amor!

Parece que Juan dice que tanto el Padre como el Hijo nos ofrecen esa gracia, misericordia y paz.

Sí, es una afirmación poderosa de la divinidad de Cristo y su capacidad de extender estos elementos que solo Dios nos da.

¿Estás experimentando la gracia, la misericordia y la paz de Dios en tu vida ahora? Si no, ¿tienes alguna idea de por qué? Están disponibles para ti ahora.

Me alegré muchísimo al encontrarme con algunos de ustedes que están practicando la verdad, según el mandamiento que nos dio el Padre. 

Me gusta este énfasis en la verdad, porque parece que hoy todo es relativo. Es común decir algo como: “Puede que sea la verdad para ti, pero no lo es para mí.” Supuestamente deberíamos aceptar a todos, porque no existe una verdad absoluta.

Sí, la verdad es muy importante. El criterio para nuestro compañerismo es practicar la verdad. No solo decir que la creemos, sino practicarla. Otras versiones dicen “andando en la verdad” (LBLA) y “viven de acuerdo con la verdad” (NTV). Existe un vínculo especial entre aquellas personas que andan en la verdad.

Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les esté escribiendo un mandamiento nuevo, sino el que hemos tenido desde el principio. En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y este es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.

Eso suena como si viniera directamente de su primera carta.

Es un tema central en el corazón de este apóstol “quien Jesús amaba.” Manifestamos nuestro amor a Cristo en nuestra obediencia a sus mandamientos. Los dos mandamientos más importantes (Mateo 22:36-40), y el nuevo mandamiento de Jesús (Juan 13:34), tienen que ver con vivir en amor.

Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo.

Este también es un tema de 1 Juan.

Estos engañadores no andan en la verdad; enseñan una mentira. El amor que Juan promueve aquí no significa que pasemos por alto esas mentiras y herejías. De hecho, el verdadero amor implica confrontarlos con la verdad para posiblemente salvar sus almas y guardar a otros de su error.

Cuídense de no echar a perder el fruto de nuestro trabajo; procuren más bien recibir la recompensa completa. 

¿Cómo pueden perder el fruto de su trabajo?

Parece que Juan era un padre espiritual de esta iglesia. Juan les había predicado y establecido una iglesia allí. Tuvieron una buena cosecha. Pero luego llegaron las falsas doctrinas que fácilmente corrompen y apartan a los hermanos de la iglesia y de la sana doctrina

Leí este versículo en la Reina Valera y dice “de vuestro trabajo.” ¿Cuál es?

Parece que la mejor traducción, la que hacen las traducciones más modernas, es “nuestro trabajo”, el trabajo de Juan y sus compañeros en el ministerio.

¿Cuál sería esta recompensa? Parece que no es seguro que la reciban.

Aunque no servimos a Cristo solo para recibir una recompensa (debe ser por amor y gratitud, y un deseo de glorificar a Dios), la Biblia promete una recompensa para todos los que son fieles a Cristo. Puede incluir responsabilidades y posición en su reino, una corona, vida eterna, felicidad y paz.

Todo el que se descarría y no permanece en la enseñanza de Cristo no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza sí tiene al Padre y al Hijo. 

La enseñanza de Jesús contenida en el Nuevo Testamento es nuestra guía. Tenemos que permanecer en ella y tener mucho cuidado con alguien que trae una doctrina nueva o diferente. Los gnósticos enseñaban que el Hijo de Dios no se hizo carne, sino que temporalmente vino sobre el hombre Jesús entre su bautismo y crucifixión. Creían que Cristo no pudo haber sido Dios y hombre al mismo tiempo. Decían que el espíritu era bueno y la materia mala, y creían que habían avanzado más allá de las enseñanzas de los apóstoles.

10 Si alguien los visita y no lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni le den la bienvenida, 11 pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras.

Esto me parece lo más importante de esta carta.

Estoy de acuerdo. Hay algo parecido en las cartas de Pablo, pero Juan lo deja muy claro aquí: Cualquiera que apoye a ese tipo de gente se hace cómplice de sus malas acciones. (NTV) El griego dice literalmente (como lo traduce la LBLA): ni lo saludéis,  pues el que lo saluda participa en sus malas obras. Eso significa que no tenemos nada que hacer con ellos. Claro que mucha gente dirá que somos rígidos y faltamos el amor, pero no podemos tolerar doctrinas de demonios u otras enseñanzas falsas. Creo que necesitamos mucho discernimiento hoy para poner en práctica este mandamiento.

Sí, pienso que tengo que reflexionar y orar sobre cómo me relaciono con algunos amigos de iglesias con enseñanzas que van en contra de la Biblia.

12 Aunque tengo muchas cosas que decirles, no he querido hacerlo por escrito, pues espero visitarlos y hablar personalmente con ustedes para que nuestra alegría sea completa.

Es comprensible, porque ya ha presentado algo bastante fuerte, que puede ser malentendido.

Es cierto, y nos cuesta un poco conocer toda la dinámica de esta iglesia. Creo que ahora, más que nunca, con tantos mensajes por WhatsApp y otros medios, nos damos cuenta de lo fácil que es malentender lo que alguien escribe en internet.

13 Los miembros de la comunidad elegida, hermana tuya, te mandan saludos.

Juan confía en que no han caído en falsa doctrina, porque les envía saludos. Acaba de decir que no debes saludar a alguien que tiene una enseñanza herética. Literalmente, como lo traduce la LBLA, seria: Te saludan los hijos de tu hermana escogida. Eso parece confirmar lo que dijimos al principio: La señora es la iglesia.

 

Lo que sabemos: 1 Juan 5:18-21

18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo. 

Ese verso 16 me da miedo, y este me da ánimo. Pero también me da una duda, porque conozco demasiados cristianos que pecan y han sido atacados por el maligno.

Literalmente, el versículo es aún más fuerte. La NVI dice que “no está en pecado”, pero el griego simplemente dice: “no peca”. La RVR dice que él no practica el pecado. Es una perspectiva muy atractiva: Cuando nazco de nuevo, Jesucristo me protege de la tentación y el diablo, y soy libre de pecado.

¿Entonces la persona que peca no ha nacido de nuevo?

Puede ser en algunos casos, pero no es tan simple. Juan dice que “sabemos” estas cosas, y podemos confirmar que algo poderoso sucede que debería liberarnos del pecado cuando nazcamos de nuevo. Jesús puede y quiere protegerte. Y con esa protección, el diablo no puede tocarte.

Lamentablemente, nuestra experiencia no siempre cuadra con la verdad de la Biblia. Como ya hemos visto, en ese caso el problema no es de la Palabra, sino de nosotros. Tenemos que buscar a Jesús en esos momentos de tentación y llevar la armadura espiritual.

19 Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. 

Aquí hay dos cosas más que “sabemos.”

Sí. La primera Juan ya la discutió en esta carta. Tenemos un estatus muy especial, de ser hijos adoptivos de Dios. Es otro motivo para que Jesús nos proteja del enemigo.

Pero la segunda cosa que sabemos es que aún no estamos en un paraíso libre de pecado. Dios ha permitido que Satanás tenga dominio en este mundo. Así que siempre habrá conflictos con la gente y las instituciones que son parte de ese mundo.

20 También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.

¡Juan termina con muchas cosas que sabemos!

Es cierto:

>Sabemos que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino a este mundo (lo cual el anticristo niega).

>Sabemos que Cristo nos ha dado entendimiento, por su ejemplo y sus enseñanzas que tenemos en los evangelios.

>Sabemos que él nos da ese entendimiento para conocer, para tener una relación, con el Dios verdadero.

>Sabemos que ahora estamos con ese Dios verdadero y con su Hijo Jesucristo. NTV: Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo.

>Sabemos que Jesús es el Dios verdadero.

>Sabemos que Cristo es vida eterna.

Así Juan termina su carta con una poderosa afirmación cristocéntrica. Todo tiene que ver con Jesús.

21 Queridos hijos, apártense de los ídolos.

Me parece una forma un tanto extraño de terminar una carta tan rica. No ha hablado de ídolos.

Estoy de acuerdo, y es posible que nos hayamos perdido el final original de la carta. Es cierto que es un contraste obvio: El verdadero Dios que es vida eterna y con quien podemos tener una relación viva, o un ídolo hecho con manos que no hace nada. La NTV nos ayuda aquí: Queridos hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de Dios en el corazón.

Siempre vale la pena examinarnos para ver si hay una persona o algo que pueda ser bueno en sí mismo, que ocupe ese primer ligar en nuestra vida. ¿Por qué arriesgar toda la riqueza que Juan ha descrito en su carta para adorar a un ídolo?

Gracias por ayudarme a entender esta hermosa carta. Yo veo aquí muchas cosas que pueden transformar vidas, sobre todo el amor de Dios en nuestros corazones y la plenitud de ese amor en nuestro compañerismo. Mi oración, conforme a la promesa que vimos en  los versículos 14 y 15 de este último capítulo, es que cada persona que lea este libro tenga una experiencia profunda de ese amor.