Dios usa a Sansón a juzgar a los filisteos: Jueces15

1Pasado algún tiempo, durante la cosecha de trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar a su esposa.

—Voy a la habitación de mi esposa —dijo él.

Aunque no luchó por ella en el momento, Sansón persevera en perseguirla. Ella está en la casa de otro hombre, pero dice que él va a su “habitación.”

Pero el padre de ella no le permitió entrar, sino que le dijo: —Yo estaba tan seguro de que la odiabas, que se la di a tu amigo. ¿Pero acaso no es más atractiva su hermana menor? Tómala para ti, en lugar de la mayor.

Sansón replicó: —¡Esta vez sí que no respondo por el daño que les cause a los filisteos!

Aunque Sansón obviamente tenía buen ojo para las muchachas, no está interesado en la oferta de la hermana menor de su esposa. Sansón tiene un problema con la ira, y ser rechazado de esa manera es demasiado para él.

Trescientas zorras destruyen los sembrados de los filisteos

Así que fue y cazó trescientas zorras, y las ató cola con cola en parejas, y a cada pareja le amarró una antorcha; luego les prendió fuego a las antorchas y soltó a las zorras por los sembrados de los filisteos. Así incendió el trigo que ya estaba en gavillas y el que todavía estaba en pie, junto con los viñedos y olivares.

La historia de este hombre es cada vez más extraña. ¿Cómo cazó trescientas zorras? ¿Cómo amarró a las parejas con las antorchas? A Sansón le gusta hacer cosas muy fuera del normal.

¿Alguna vez has hecho algo tan extraño en tu ira? ¿O has sido objeto de la ira de otra persona?

 

 

Cuando los filisteos preguntaron: «¿Quién hizo esto?», les dijeron: «Sansón, el yerno del timnateo, porque este le quitó a su esposa y se la dio a su amigo».

Por eso los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre. Pero Sansón les dijo: «Puesto que actuaron de esa manera, ¡no pararé hasta que me haya vengado de ustedes!» Y los atacó tan furiosamente que causó entre ellos una tremenda masacre. Luego se fue a vivir a una cueva, que está en la peña de Etam.

Ese es el triste final de la esposa y su padre. Todo el fracaso fue culpa de Sansón, por no escuchar a sus padres y por perseguir a una mujer fuera del pueblo de Dios. Este es un hombre totalmente fuera de control, pero está cumpliendo el propósito de Dios al juzgar a los filisteos. Dios usa su ira. Ese estilo de vida se aleja a alguien de su familia y del mundo entero; vive solo en una cueva.

Sansón mata a mil hombres

Los filisteos subieron y acamparon en Judá, incursionando cerca de Lejí. 10 Los hombres de Judá preguntaron: —¿Por qué han venido a luchar contra nosotros?

—Hemos venido a tomar prisionero a Sansón —les respondieron—, para hacerle lo mismo que nos hizo a nosotros.

11 Entonces tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la peña de Etam y le dijeron a Sansón: —¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Por qué nos haces esto?

—Simplemente les he hecho lo que ellos me hicieron a mí —contestó él.

12 Ellos le dijeron: —Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos.

—Júrenme que no me matarán ustedes mismos —dijo Sansón.

13 —De acuerdo —respondieron ellos—. Solo te ataremos y te entregaremos en sus manos. No te mataremos.

Sansón y sus hazañas son conocidos por sus paisanos, pero no están contentos con lo que ha hecho. Ha incitado a los filisteos a luchar contra Judá.

Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña. 14 Cuando se acercaba a Lejí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento el Espíritu del Señor vino sobre él con poder, y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada, y las ataduras de sus manos se deshicieron. 

Una vez más el Espíritu viene sobre Sansón con poder. ¡Nada ni nadie puede resistir ese poder!

15 Al encontrar una quijada de burro que todavía estaba fresca, la agarró y con ella mató a mil hombres.

16 Entonces dijo Sansón:

«Con la quijada de un asno
los he amontonado.
Con una quijada de asno
he matado a mil hombres».

17 Cuando terminó de hablar, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat Lejí. 

Otra vez este hombre cumple el propósito de Dios.

Sansón pide agua al Señor

18 Como tenía mucha sed, clamó al Señor: «Tú le has dado a tu siervo esta gran victoria. ¿Acaso voy ahora a morir de sed, y a caer en manos de los incircuncisos?» 

¡El primer indicio de una relación con Dios! ¡Su primera oración registrada! Reconoce que su fuerza y su victoria son de Dios. Pero no se limita a pedir agua a Dios, sino que lo acusa de no proporcionar el agua.

19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Lejí, y de allí brotó agua. Cuando Sansón la bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso al manantial que todavía hoy está en Lejí se le llamó Enacoré.

20 Y Sansón gobernó a Israel durante veinte años en tiempos de los filisteos.

¿Gobernó? No dice cómo. Solo hemos visto a un hombre descontrolado que Dios usa para ejercer juicio sobre los filisteos. Dios lo usa, y Dios lo cuida y le da nuevas fuerzas.

 

Una boda inusual: Jueces 14

1Sansón descendió a Timnat y vio allí a una joven filistea. 

Sansón exige una mujer filistea por esposa

Este es el primer evento registrado en la vida de este nazareo, este hombre consagrado a Dios desde el vientre. Un hombre con padres piadosos. Sabemos que no había mucha instrucción en la Palabra de Dios en ese entonces, pero seguramente sus padres le enseñaron la importancia de una mujer piadosa.

Son los ojos los que pueden causar tantos problemas a un joven. ¿Por qué descendió a Timnat? Es una nota muy desalentadora. Es fácil decir que no debería ver a esas jóvenes. Pero sabemos lo difícil que es cuidar los ojos, más aún con todo lo que hay para ver en los medios hoy en día.

¿Qué puedes hacer para guardar tus ojos? ¿Hay momentos en que lo que viste resultó en problemas serios en tu vida?

 

 

Cuando él volvió, les dijo a sus padres: —He visto en Timnat a una joven filistea; pídanla para que sea mi esposa.

Me impresionan como las palabras de un joven mimado. No habla con sus padres sobre la joven que vio y su opinión de tener una relación con ella. Exige que la consigan para que sea su esposa.

Si eres joven, ¿cómo está tu relación con tus padres? ¿Eres exigente?

 

Si eres padre, ¿consientes a tus hijos? ¿Cómo le responderías a Sansón?

 

Pero sus padres le dijeron: —¿Acaso no hay ninguna mujer aceptable entre tus parientes, o en todo nuestro pueblo, que tienes que ir a buscar una esposa entre esos filisteos incircuncisos?

Sansón le respondió a su padre: —¡Pídeme a esa, que es la que a mí me gusta!

Para mí, esta interacción me presenta muchos problemas. Sus padres no estaban acostumbrados a decirle “no.” No dicen con firmeza: “¡Para nada! Está prohibido por la lay tener una mujer que no sea de nuestra fe.” En lugar de hablar con autoridad como sus padres, le ruegan que considere a otras jóvenes. Aparentemente, a él tampoco se le ofrecieron oportunidades en la comunidad de fe para conocer muchachas.

¿Hay cosas o personas que “a ti te ha gustado,” que persigues a pesar de las advertencias de familiares o amigos?

¿De parte del Señor?

Sus padres no sabían que esto era de parte del Señor, que buscaba la ocasión de confrontar a los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel. 

Ahora llegamos a la parte realmente sorprendente: Lo que a primera vista parece una tentación del diablo, era del Señor. ¡A veces hay cosas que no entiendo sobre nuestro Dios! ¿Por qué escoge algo obviamente contrario a su ley para darle a Sansón la oportunidad de confrontar a los filisteos? ¿Será que Sansón es tan rebelde y tan centrado en las mujeres que sería la única manera de llamar su atención? Sus padres ya han mostrado disposición a escucharle al Señor; ¿por qué no les reveló su plan?

¿Hay cosas que te confunden sobre la manera en que Dios trabaja?

 

¿Hay otras situaciones en las que Dios usa algo extraño para cumplir sus propósitos?

 

El cachorro león

Así que Sansón descendió a Timnat junto con sus padres. De repente, al llegar a los viñedos de Timnat, un rugiente cachorro de león le salió al encuentro. Pero el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, quien a mano limpia despedazó al león como quien despedaza a un cabrito. Pero no les contó a sus padres lo que había hecho. Luego fue y habló con la mujer que le gustaba.

Sus padres se rinden. Lo acompañan a Timnat, y en el camino, casi como una señal de peligro por delante, un cachorro de león sale al encuentro. Muchos, con sensibilidad al Espíritu, dirían que deben dar la vuelta y volver a casa. Pero en cambio tenemos la primera manifestación registrada del Espíritu en la vida de Sansón. Si el Espíritu puede darle el poder de despedazar al león, ¿por qué no puede cerrar los ojos ante la hermosura de las muchachas filisteas? Aunque sus padres lo acompañaron, no se dieron cuenta de lo que había sucedido. Sansón no les contó nada. Lo que me hace preguntarme: ¿Qué más hizo Sansón que no les contó a sus padres?

¿Ha venido sobre ti el Espíritu con poder? ¿Cuál fue el resultado?

 

¿Hay cosas que el Señor ha hecho en tu vida que tú no les has contado a tus padres o a tu pareja? ¿Por qué no?

 

 

Pasado algún tiempo, cuando regresó para casarse con ella, se apartó del camino para mirar el león muerto, y vio que había en su cadáver un enjambre de abejas y un panal de miel. Tomó con las manos un poco de miel y comió, mientras proseguía su camino. Cuando se reunió con sus padres, les ofreció miel, y también ellos comieron, pero no les dijo que la había sacado del cadáver del león.

Parece que solo habló con la señorita una vez, y luego volvió para casarse con ella, nuevamente acompañado de sus padres. Se apartó del camino para ver el cadáver del león y encontró la miel, que compartió con sus padres sin decirles de dónde procedía. Es otro evento algo extraño en su vida.

Una adivinanza en su banquete de bodas

10 Después de eso su padre fue a ver a la mujer. Allí Sansón ofreció un banquete, como era la costumbre entre los jóvenes. 11 Cuando los filisteos lo vieron, le dieron treinta compañeros para que estuvieran con él.

Entran en otro lugar, con otras costumbres, pero parece que Sansón hace todo bien y es bien recibido por los filisteos.

12 —Permítanme proponerles una adivinanza —les dijo Sansón—. Si me dan la solución dentro de los siete días que dura el banquete, yo les daré treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa de fiesta. 13 Pero, si no me la dan, serán ustedes quienes me darán los treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa de fiesta.

—Dinos tu adivinanza —le respondieron—, que te estamos escuchando.

14 Entonces les dijo:

«Del que come salió comida;
y del fuerte salió dulzura».

Pasaron tres días y no lograron resolver la adivinanza. 15 Al cuarto día le dijeron a la esposa de Sansón: «Seduce a tu esposo para que nos revele la adivinanza; de lo contrario, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre. ¿Acaso nos invitaron aquí para robarnos?»

Ahora nos enteramos de que el banquete es el banquete de bodas. No sabemos por qué propondría esta adivinanza, pero no se dio cuenta de qué tipo de hombres había en ese lugar. Amenazan de muerte a su nueva esposa, no solo para ella, sino para toda su familia. Es una lección en los posibles peligros en una relación intercultural.

¿Alguna vez te has encontrado en una situación parecida? ¿En otro país, otra cultura, y de repente las cosas se complican?

 

Su esposa le engaña y Sansón mata a 30 hombres

16 Entonces la esposa de Sansón se tiró sobre él llorando, y le dijo: —¡Me odias! ¡En realidad no me amas! Le propusiste a mi pueblo una adivinanza, pero no me has dicho la solución.

—Ni siquiera se la he dado a mis padres —replicó él—; ¿por qué habría de dártela a ti?

17 Pero ella le lloró los siete días que duró el banquete, hasta que al fin, el séptimo día, Sansón le dio la solución, porque ella seguía insistiéndole. A su vez ella fue y les reveló la solución a los de su pueblo.

¡Hay mucho que se puede decir sobre la necesidad de sabiduría en las relaciones sentimentales! Sansón no reconoce el motivo de sus lágrimas y fácilmente se rinde a ella, sin pensar en el posible desenlace.

18 Antes de la puesta del sol del séptimo día los hombres de la ciudad le dijeron:

«¿Qué es más dulce que la miel?
¿Qué es más fuerte que un león?»

Sansón les respondió:

«Si no hubieran arado con mi novilla,
no habrían resuelto mi adivinanza».

19 Entonces el Espíritu del Señor vino sobre Sansón con poder, y este descendió a Ascalón y derrotó a treinta de sus hombres, les quitó sus pertenencias y les dio sus ropas a los que habían resuelto la adivinanza. Luego, enfurecido, regresó a la casa de su padre. 20 Entonces la esposa de Sansón fue entregada a uno de los que lo habían acompañado en su boda.

Por segunda vez en esta historia, el Espíritu vino sobre Sansón con poder. El resultado no es bonito. Cumplió con su deber con los treinta hombres que estaban en su banquete de bodas, pero robó a otros. Vuelve a casa enfurecido y pierde a su esposa. Se espera que aprenda de su error y sea mucho más cuidadoso con las mujeres. El Espíritu le da el poder para enfrentar los problemas, pero no es evidente cómo podría glorificar a Dios. Todo el capítulo es extraño.

¿Cómo responderías a todo lo que Sansón encontró aquí en este pueblo extranjero?

 

¿Alguna vez has vuelto humillado a la casa de tus padres?

 

Anuncio del nacimiento de Sansón: Jueces 13

1Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al Señor. Por eso él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años.

Cuarenta años

¡Los filisteos fueron muy útiles al Señor! Y tuvieron muchas oportunidades de pelear contra Israel, porque una y otra vez ellos hicieron lo que ofende al Señor. Aquí hay una sentencia de cuarenta años. Cuarenta días de lluvia con Noé, cuarenta años en el desierto en el éxodo, cuarenta días de tentación para Jesús. Cuarenta es un número importante en la Biblia. Es un tiempo fijo. La buena noticia es que paró la lluvia y Dios hizo un pacto con nosotros con la hermosa señal del arcoíris. Israel llegó a su tierra prometida. Y Jesús resistió la tentación y volvió en el poder del Espíritu para iniciar su ministerio. Lo que no sabemos es qué hará Dios para restaurar a su pueblo después de esos años difíciles.

¿Has hecho lo que ofende al Señor? ¿Recibiste alguna sentencia? ¿Cuál fue el instrumento que usó para castigarte?

 

Puede que ahora estés en manos de algún enemigo como resultado de un pecado. Habrá un final. Sigue confiando en el Señor y en la restauración que te espera. Él también puede tener compasión de ti si lo buscas con todo tu corazón.

Una mujer estéril concebirá

Cierto hombre de Zora, llamado Manoa, de la tribu de Dan, tenía una esposa que no le había dado hijos porque era estéril. Pero el ángel del Señor se le apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo. 

Dios tiene algo especial en su corazón para la mujer estéril. Es cierto que puede parecer un castigo de Dios (como Mical, la esposa de David y la hija de Saúl, 2 Samuel 6:16–23). Pero Sara, Rebeca, Raquel, Ana y Elizabeth quedaron estériles y milagrosamente dieron a luz a unos hombres muy especiales. Aquí hay otro caso, ¡pero el nombre de la mujer nunca se menciona!

Durante todo este período de los jueces hubo una gran necesidad de una intervención sobrenatural de parte de Dios. Tal como Israel esperaba en Egipto por un libertador (Moisés), a menudo puede ser difícil para nosotros entender por qué Dios a veces parece no hacer nada, pero luego llama a alguien totalmente inesperado para que sea su instrumento (Gedeón, y ahora Sansón).

¿En tu matrimonio, han sufrido de infertilidad? ¿O conoces a alguien que sí? ¿Cómo afecta el matrimonio? Parece tocar más a la mujer, pero ¿cómo crees que sufre el hombre?

¿Estás en un periodo de angustia y gran necesidad y parece que Dios no hace nada?

 

¿Estás disponible a Dios para que seas su instrumento? Tú puedes ser la madre o el padre de alguien especial, o el hijo mismo que nació como un milagro de Dios.

 

Un nazareo, consagrado a Dios

Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni tampoco comas nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos».

Este niño será muy especial, entre los pocos consagrados a Dios desde antes de nacer. ¡No fue una cuestión de responder a un llamado de Dios! ¡O preguntarle a esta mujer si quiere un hijo después de años de infertilidad! Lo maravilloso es que Dios puede actuar soberanamente, y a veces lo hace. Pero no siempre. Lamentablemente, no todas las mujeres estériles reciben este milagro. Tenemos que someternos a su tiempo y su manera de trabajar. Claro que todo primogénito estaba consagrado a Dios, pero Sansón sería nazareo.

El nazareo no tiene nada que ver con el pueblo de Nazaret, sino que proviene de la palabra hebrea que significa separado, dedicado o consagrado. El término se originó en el sexto capítulo de Números, para una persona que tomó ciertos votos especiales voluntarios y temporales para dedicarse a Dios. Podía seguir viviendo una vida normal en sociedad, pero tenía que:

*Abstenerse de cualquier producto derivado de la vid.

*Dejar de cortarse el cabello.

*Evitar la contaminación ritual por no acercarse a un cuerpo muerto. Si accidentalmente entraba en contacto con un cadáver, debí­a ofrecer sacrificios especí­ficos y comenzar de nuevo todo el perí­odo de su voto.

Un nazareo era “santo para Jehová” todos los dí­as de su “nazareato”. Al final del perí­odo que habí­a especificado, debí­a presentarse ante el sacerdote con ciertos sacrificios prescritos, y su cabello debí­a ser cortado y quemado.

Algunos dicen que el vino de la Biblia no era alcohólico, pero esto claramente confirma que es una “bebida fuerte.”

El padre recibe la noticia y busca a Dios

La mujer fue adonde estaba su esposo y le dijo: «Un hombre de Dios vino adonde yo estaba. Por su aspecto imponente, parecía un ángel de Dios. Ni yo le pregunté de dónde venía, ni él me dijo cómo se llamaba. Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni de comer nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte”».

María, con razón, no le dijo nada a José. Pero esta mujer va directamente a su esposo. Ella vivió en una época impía, pero reconoce al hombre como mensajero de Dios y no duda de su mensaje.

Aquí nos enteramos de un detalle más: su consagración sería para toda la vida. Desde antes de nacer hasta el día de su muerte. El profeta Samuel y Juan el Bautista son los únicos otros conocidos que fueron nazareos de por vida, y los tres son productos de embarazos milagrosos. Veremos que Sansón luchó contra esa consagración y no era un “santo,” pero alguien con ese llamado no puede escaparlo.

Entonces Manoa oró al Señor: «Oh Señor, te ruego que permitas que vuelva el hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer».

La fe y sumisión de Manoa es impresionante. No cuestiona a Dios ni se queja de los requisitos. Tampoco lo elogia por la oportunidad de ser padre después de muchos años, ni pierde el sueño pensando en el futuro. Va directo a Dios en oración. Él quiere ser un buen padre y criar a este niño especial como debería. Tal como José y María, no tenía experiencia en criar a un hijo. Dios confió en esta pareja para criar a este joven consagrado a Dios.

¿Cómo responderías tú a esta noticia? Si tienes hijos, ¿le has pedido a Dios que te enseñe a criarlos?

 

 

Dios escuchó a Manoa, y el ángel de Dios volvió a aparecerse a la mujer mientras esta se hallaba en el campo; pero Manoa su esposo no estaba con ella. 

Tal como Dios respondió misericordiosamente a Gedeón y esperó su ofrenda y honró su vellón, Dios envía al ángel de nuevo en respuesta al pedido de Manoa. Pero se apareció (¡en el campo!) a la mujer.

Hay cosas en nuestro caminar con Dios que no tienen sentido para nosotros. ¿Por qué no envió al ángel a su casa, cuando ambos estaban presentes? Parece que lo envió a propósito cuando Manoa no estaba presente.

¿Hay algo similar que tú hayas experimentado, que no tenga sentido para ti?

 

 

10 La mujer corrió de inmediato a avisarle a su esposo: «¡Está aquí! ¡El hombre que se me apareció el otro día!»

¿Te parece un poco raro que haya dejado el ángel allí en el campo? Posiblemente le pidió permiso para buscar a su esposo. Cuando Dios trae un niño especial a este mundo, es responsabilidad de ambos padres trabajar juntos para criarlo. Esta vez la mujer está decidida a incluir a su marido.

Hay algunos hombres incrédulos. La primera noticia, y ahora esta segunda aparición, puede parecer una ilusión en la mente de su mujer. Hay hombres que no les hacen caso de las experiencias religiosas de sus mujeres. Pero sin preguntar ni demorarse, se levanta.

11 Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando llegó adonde estaba el hombre, le dijo: —¿Eres tú el que habló con mi esposa?

—Sí, soy yo —respondió él.

Es cierto que el hombre es la cabeza de la casa y la mujer debe seguirlo, pero hay veces que el hombre tiene que seguir a su esposa. Manoa también la cuida. Si hay algo indebido con este hombre, él quiere saber y hacer lo que sea necesario para proteger a su esposa.

12 Así que Manoa le preguntó: —Cuando se cumplan tus palabras, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Cómo deberá portarse?

De nuevo observamos su fe; no es si se cumplen sus palabras, sino cuando se cumplan. Solo quiere saber cómo criarlo.

Cuando tú piensas de las promesas de Dios en tu vida, ¿tu actitud es de fe, de decir “cuando”, o hay dudas, y dices “si”?

 

 

13 El ángel del Señor contestó: —Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho. 14 Ella no debe probar nada que proceda de la vid, ni beber ningún vino ni ninguna otra bebida fuerte; tampoco debe comer nada impuro. En definitiva, debe cumplir con todo lo que le he ordenado.

¿Has notado que muchas veces Dios no responde nuestras preguntas? Se lo nota una y otra vez con Jesucristo. A menudo Dios nos guía un paso a la vez. Por el momento, lo único importante es que la mujer se cuide mucho. Tienen que cumplir con esa palabra. ¡Y el ángel ni siquiera incluye a Manoa! Todo es lo que debe hacer su esposa. Cuando llegue el momento, él confía en que Dios les revelará qué más tienen que hacer.

¿Hay algo en tu vida en este momento sobre lo que, como Manoa, quieras más orientación? ¿Puedes confiar en Dios para que te guíe en el momento adecuado?

 

¿Estás cumpliendo con todo lo que ya sabes acerca de la voluntad de Dios?

 

Manoa quiere bendecir al angel

15 Manoa le dijo al ángel del Señor: —Nos gustaría que te quedaras hasta que te preparemos un cabrito.

Manoa está contento con la respuesta del ángel, pero quiere honrarlo con un cabrito.

16 Pero el ángel del Señor respondió: —Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero, si preparas un holocausto, ofréceselo al Señor.

Manoa no se había dado cuenta de que aquel era el ángel del Señor. 

La respuesta del ángel me recuerda la respuesta que podría tener un predicador cuando se le ofrece una ofrenda: Puede que yo no la acepte, pero puedes hacer una ofrenda para la obra del Señor.

En su comportamiento y apariencia, no había nada que diferenciara a este ángel de cualquier hombre. Puede ser que los ángeles no suelen comer nuestra comida, aunque Lot preparó una comida para los ángeles visitantes (Génesis 19:2).

17 Así que le preguntó:—¿Cómo te llamas, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra?

18 —¿Por qué me preguntas mi nombre? —replicó él—. Es un misterio maravilloso.

Manoa es un buen hombre. Quiere hacer todo conforme, y honrar al hombre cuando se cumple su palabra. Pero el ángel dice que es un “misterio maravilloso” y se niega a revelarlo (aunque sabemos que muchos ángeles tienen nombres). Nosotros sabemos que no sería posible visitar su casa después del cumplimiento de la palabra.

19 Entonces Manoa tomó un cabrito, junto con la ofrenda de cereales, y lo sacrificó sobre una roca al Señor. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el Señor hizo algo maravilloso: 20 Mientras la llama subía desde el altar hacia el cielo, el ángel del Señor ascendía en la llama. Al ver eso, Manoa y su esposa se postraron en tierra sobre sus rostros. 21 Y el ángel del Señor no se volvió a aparecer a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa se dio cuenta de que aquel era el ángel del Señor.

No es usual tener estos encuentros con ángeles. En este caso apareció dos veces, pero nunca más. Manoa tuvo que aprender de otra forma cómo criar a su hijo. Dios hizo una maravilla, que finalmente convenció a Manoa de que era un ángel (su esposa le creyó desde el principio).

22 —¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!

23 Pero su esposa respondió: —Si el Señor hubiera querido matarnos, no nos habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereales de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas esas cosas ni anunciado todo esto.

La mujer parece tener mucho más discernimiento espiritual. Ella no tiene temor. Es el hombre, que se supone que es más valiente, que teme que se vayan a morir.

24 La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. 25 Y el Espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él mientras estaba en Majané Dan, entre Zora y Estaol.

Sansón fue instruido por Dios, con manifestaciones del Espíritu de Dios. No tenemos detalles de cómo (o si) el Señor  les instruyó en cómo criarlo, pero fue bendecido por Dios. Parece que tendrá un ministerio extraordinario, posiblemente lo más impresionante (y, como verás, el más insólito) de todo este libro de Jueces.

 

Extrema angustia: Jueces 10-12

Así terminó la familia de Gedeón. ¿Quién gobernará este país? Hay una gran necesidad de hombres ungidos por el Espíritu Santo, hombres como Moisés y Josué. Pero no hay. Dios tocó a Gedeón, pero incluso él terminó mal. No es un testimonio muy atractivo a las naciones acerca de nuestro Dios, y no parece muy alentador para el futuro del país. Varios hombres básicamente desconocidos se levantaron para “salvar a Israel,” empezando con Tola (versículos 1 y 2; gobernó 23 años) y Yair (versículos 3-5; gobernó 22 años y tuvo treinta hijos). ¿Dónde están los sacerdotes o profetas? La vida espiritual estaba en declive, e Israel no caminaba en obediencia a Dios, lo que lleva a:

Una historia ya demasiada conocida

Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al Señor. Adoraron a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté; a los dioses de Aram, Sidón y Moab, y a los de los amonitas y los filisteos. Y, como los israelitas abandonaron al Señor y no le sirvieron más, él se enfureció contra ellos. Los vendió a los filisteos y a los amonitas, los cuales desde entonces y durante dieciocho años destrozaron y agobiaron a todos los israelitas que vivían en Galaad, un territorio amorreo, al otro lado del Jordán. También los amonitas cruzaron el Jordán para luchar contra las tribus de Judá, Benjamín y Efraín, por lo que Israel se encontró en una situación de extrema angustia. 

Dios estaba harto de la idolatría y el pecado de su pueblo. A pesar de todos sus milagros a su favor en el pasado, persisten en su pecado (en este caso por 18 años). Lo mismo para nosotros: puede llegar un momento en que Dios nos permita seguir el mal camino que hemos elegido para experimentar las consecuencias de nuestro pecado.

Hay aquí tres palabras que describen la miseria del pueblo: destrozado, agobiado y extrema angustia. ¿Conoces personas que experimenten una o más de esas miserias?

 

¿Qué puedes hacer para ayudarlos?

 

Puede que tú mismo te encuentres en una situación de extrema angustia. ¿Sabes cómo llegaste a ese punto? ¿Es posible que hayas abandonado al Señor y ya no le sirvas?

 

¿Qué crees que tienes que hacer?

 

 

10 Entonces los israelitas clamaron al Señor: —¡Hemos pecado contra ti, al abandonar a nuestro Dios y adorar a los ídolos de Baal!

Siempre es bueno clamar al Señor y confesar el pecado, pero a menudo no hay un arrepentimiento genuino. Clamamos a Dios por alivio y ayuda, pero una vez que lo recibimos, volvemos al pecado.

¡Que otros dioses los libren de angustia!

11 El Señor respondió: —Cuando los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, 12 los sidonios, los amalecitas y los madianitas los oprimían y ustedes clamaron a mí para que los ayudara, ¿acaso no los libré de su dominio? 13 Pero ustedes me han abandonado y han servido a otros dioses; por lo tanto, no los volveré a salvar. 14 Vayan y clamen a los dioses que han escogido. ¡Que ellos los libren en tiempo de angustia!

Él los libertó y los ayudó, pero se apresuraron a abandonarlo. Ahora Dios les da la oportunidad de buscar otros dioses, ya que ellos parecen pensar que son mejores.

¿Qué ha hecho Dios por ti en el pasado? ¿Cuál ha sido tu respuesta?

 

Pocos cristianos dirían que han abandonado a Dios en favor de otros dioses, pero sus acciones los traicionan. ¿Conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Cuál fue el resultado?

 

Si Dios te diera la libertad de elegir a otro dios, ¿quién sería para ti?

 

15 Pero los israelitas le contestaron al Señor: —Hemos pecado. Haz con nosotros lo que mejor te parezca, pero te rogamos que nos salves en este día.

16 Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y sirvieron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más el sufrimiento de Israel.

Ante la posibilidad de un divorcio o una sentencia carcelaria, muchos hombres recurren rápidamente a rogar al Señor, y nuestro Dios es tan compasivo que no puede soportar vernos sufrir. Cuando nos arrepentimos, Él vuelve a mostrarnos misericordia y nos libera de la opresión del enemigo. Pero Él puede usar a alguien inesperado. El siguiente juez (empezando el capítulo 11 de Jueces) nos revela algo del desorden que existía en Israel en ese momento:

Hombres sin escrúpulos, que salían con el juez a cometer fechorías

1Jefté el galaadita era un guerrero valiente, hijo de Galaad y de una prostituta. Galaad también tuvo hijos con su esposa, quienes cuando crecieron echaron a Jefté. «No tendrás parte en la herencia de nuestra familia —le dijeron—, porque eres hijo de otra mujer». Entonces Jefté huyó de sus hermanos y se fue a vivir en la región de Tob, donde se le juntaron unos hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías.

Después de algún tiempo, cuando los amonitas hicieron la guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob.

No menciona absolutamente nada acerca de la presencia u obra de Dios en la vida de este hombre. La verdad es que Dios no tuvo parte ni suerte en la experiencia de Israel. Lo importante para ellos es que Jefté era un guerrero valiente. Estos detalles no les importan:

*Era hijo de una prostituta.

*Sus hermanastros echaron a Jefté de la casa y le negaron una parte de la herencia familiar.

*Huyó de sus hermanos a otra región.

*Se le juntaron unos hombres sin escrúpulos.

*Ellos salieron con Jefté a cometer fechorías.

No era conocido por su relación con Dios, pero lo llaman para que sea su jefe, para que los ayude a combatir al enemigo. Un hombre con esa experiencia podría ser ideal para guiar al país en el caos en el que se encuentra. Cuando los amonitas vinieron a pelear contra Israel, Jefté compuso una larga carta (versículos 15 – 27) refutando la versión de la historia de Israel que ellos presentaron. Termina con estas palabras:

“Que el Señor, el gran Juez, dicte hoy su sentencia en esta contienda entre israelitas y amonitas.”

Es la primera evidencia de que Jefté conocía a Dios, pero hay muchos que mencionan a Dios cuando les conviene.

28 Sin embargo, el rey de los amonitas no prestó atención al mensaje que le envió Jefté.

A pesar de la evidencia de lo contrario, Dios usa a este hombre. Como Gedeón, estaba poseído por el Espíritu de Dios:

La unción y el juramento de Jefté

29 Entonces Jefté, poseído por el Espíritu del Señor, recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpa de Galaad, y desde allí avanzó contra los amonitas. 

¿Has visto a Dios usar a hombres impíos para lograr sus propósitos? ¿O poseer con su Espíritu a alguien que no parece muy espiritual?

 

 

30 Y Jefté le hizo un juramento solemne al Señor: «Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos, 31 quien salga primero de la puerta de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva de haber vencido a los amonitas, será del Señor y lo ofreceré en holocausto».

Este juramento revela una inmadurez en su relación con Dios. La Biblia presenta estos juramentos como insensatos.

¿Has hecho algún juramento o voto? ¿Por qué creíste que era necesario? ¿Cuál fue su resultado?

 

 

32 Jefté cruzó el río para luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en sus manos. 33 Derrotó veinte ciudades, desde Aroer hasta las inmediaciones de Minit, y hasta Abel Queramín. La derrota fue muy grande; así los amonitas quedaron sometidos a los israelitas.

Aunque no hay mucha evidencia de una relación viva con Dios, el Señor lo usa, y entrega al enemigo en sus manos. Y no fue solo una pequeña batalla, sino una gran derrota.

34 Cuando Jefté volvió a su hogar en Mizpa, salió a recibirlo su hija, bailando al son de las panderetas. Ella era hija única, pues Jefté no tenía otros hijos. 35 Cuando Jefté la vio, se rasgó las vestiduras y exclamó:

—¡Ay, hija mía, me has destrozado por completo! ¡Eres la causa de mi desgracia! Le juré algo al Señor, y no puedo retractarme.

Se siente obligado a honrar su juramento. El rey Saúl también hizo un juramento que podría haber resultado en la muerte de su hijo (1 Samuel 14:24-46). Sólo la intercesión de los demás soldados lo salvó. Jesús habló claramente acerca de ellos. Como vemos con Jefté, es mucho mejor evitar jurar y obedecer lo que dijo Jesús en Mateo, el capítulo 5:

33 »También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. 34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. 37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.

Es uno de las ocurrencias más extrañas en un libro lleno de cosas que no agradan a Dios:

36 —Padre mío —replicó ella—, le has dado tu palabra al Señor. Haz conmigo conforme a tu juramento, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los amonitas. 37 Pero concédeme esta sola petición —añadió—. Ya que nunca me casaré, dame un plazo de dos meses para retirarme a las montañas y llorar allí con mis amigas.

38 —Está bien, puedes ir —le respondió él.

Y le permitió irse por dos meses. Ella y sus amigas se fueron a las montañas, y lloró porque nunca se casaría. 39 Cumplidos los dos meses volvió a su padre, y él hizo con ella conforme a su juramento. Ella era virgen.

De allí se originó la costumbre israelita 40 de que todos los años, durante cuatro días, las muchachas de Israel fueran a conmemorar la muerte de la hija de Jefté de Galaad.

Jueces 12

1Los hombres de Efraín se alistaron, y cruzaron el río hacia Zafón y le dijeron a Jefté: —¿Por qué fuiste a luchar contra los amonitas sin llamarnos para ir contigo? ¡Ahora prenderemos fuego a tu casa, contigo adentro!

Es una respuesta similar a la de Efraín después de la victoria de Gedeón. Se ofendieron que no fueron invitados a ayudar en la batalla, incluso amenazaron con quemar su casa y al mismo Jefté.

Jefté respondió: —Mi pueblo y yo estábamos librando una gran contienda con los amonitas y, aunque yo los llamé, ustedes no me libraron de su poder. Cuando vi que ustedes no me ayudarían, arriesgué mi vida, marché contra los amonitas, y el Señor los entregó en mis manos. ¿Por qué, pues, han subido hoy a luchar contra mí?

Parece que no solo es una ofensa, sino que buscan un pretexto para pelear con Jefté. Él también está resentido porque, según él, buscó la ayuda de Efraín y no lo ayudaron. Estas ofensas conducen fácilmente a la guerra.

¿Te ha decepcionado alguien que no te ayudó en un momento de necesidad? ¿O hay alguien que se molestó contigo porque no lo incluiste en una campaña o programa?

 

¿Cómo podemos resolver estos problemas sin una guerra?

El peligro de no pronunciar correctamente una palabra

Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y lucharon contra los de la tribu de Efraín. Los de Galaad derrotaron a los de Efraín porque estos les habían dicho: «Ustedes los galaaditas son renegados de Efraín y Manasés». Los galaaditas ocuparon los vados del Jordán que conducen a Efraín, y cada vez que algún sobreviviente de Efraín decía: «Déjenme cruzar», los hombres de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si él contestaba: «No», ellos decían: «Muy bien, di “Shibolet”». Si decía: «Sibolet», porque no podía pronunciar la palabra correctamente, lo agarraban y allí mismo, en los vados del Jordán, lo degollaban. En aquella ocasión murieron cuarenta y dos mil hombres de la tribu de Efraín.

Efraín también despreciaba a Galaad, pero su falta de pronunciación correcta de una palabra resultó en la muerte de 42,000 hombres. ¡Esta gente en Jueces no tiene piedad y no juegan!

Jefté gobernó a Israel durante seis años. Cuando murió Jefté el galaadita, fue sepultado en su pueblo de Galaad.

No dice cómo murió, y su mandato fue bastante breve, pero su estilo de vida no era propicio para una vida larga.

Este breve capítulo termina con tres jueces más (versículos 8 – 15). Parece que estos jueces (y tal vez los hombres en general en Israel en ese momento) estaban muy ocupados engendrando hijos: Ibsán tuvo 60 hijos y gobernó Belén durante 7 años. Elón, de la tribu de Zabulón, gobernó 10 años. Abdón, de Piratón, tuvo 40 hijos y gobernó durante 8 años.

 

Abimélec: Un hijo malvado; Jueces 9:1-57

1Abimélec hijo de Yerubaal fue a Siquén a ver a los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a todo el clan de su madre: «Pregúntenles a todos los señores de Siquén: “¿Qué les conviene más: que todos los setenta hijos de Yerubaal los gobiernen, o que los gobierne un solo hombre?” Acuérdense de que yo soy de la misma sangre que ustedes».

La historia de Gedeón, que inició tan impresionante, tuvo un final muy triste. Lamentablemente, el pecado del padre tiene un impacto devastador en sus hijos. Le interesaba más el placer de engendrar hijos que criarlos como padre. No los manejó bien. Casi siempre hay problemas cuando hay varias mujeres e hijos con varias de esas madres. Durante la vida del padre pueden tener paz, pero a menudo cuando alguien muere hay toda clase de desorden. Una y otra vez vemos a los hijos de un hombre, que al menos en un momento de su vida tuvo una relación con Dios, abandonar completamente al Señor.

¿Cómo te va con el manejo de tu familia? ¿Dedicas el tiempo necesario a ellos y les das un ejemplo piadoso?

 

¿Hay algún pecado en tu vida que pueda devastar a tus hijos?

 

Mientras haya vida, siempre es posible arrepentirse, pedir perdón a tus hijos y buscar maneras de establecerlos en el Señor. Dios no quiere que dejes un desorden cuando mueras.

Abimélec asesina a sus setenta hermanos

Cuando los hermanos de su madre comunicaron todo esto a los señores de Siquén, estos se inclinaron a favor de Abimélec, porque dijeron: «Él es nuestro hermano». Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit, con lo cual Abimélec contrató a unos maleantes sin escrúpulos para que lo siguieran. Fue a Ofra, a la casa de su padre, y sobre una misma piedra asesinó a sus setenta hermanos, hijos de Yerubaal.

Ya vemos que no hay nada bueno en el corazón de este hombre. Todo el pueblo de Siquén estaba involucrado en la adoración de Baal, el mismo “dios” cuyo altar derrotó el padre de Abimélec. No tuvieron ningún problema en sacar plata de su templo. En lugar de confiar en el compromiso de los corazones de otros para servirlo, Abimélec usó esa plata para contratar maleantes, y asesinó a todos sus hermanos. Pues, casi todos.

Pero Jotán, el hijo menor de Yerubaal, se escondió y logró escaparse. Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec.

Se puede decir que Abimélec fue el primer rey de Israel, aunque claramente no fue escogido por Dios. Se puede eliminar a muchos, pero a menudo hay alguien que escapa. Seguramente él le va a causar problemas al nuevo rey.

Aquí empiezan algunos capítulos de Jueces con detalles sobre varios jueces malvados que no conocían a Dios ni gobernaban bien el país. Es una caída cada vez más profunda en el caos y el pecado. Como toda la Palabra de Dios, vale la pena leer y meditar sobre estos capítulos, pero en algunos casos yo solo voy a dar un resumen.

Jotán, el único hermano que escapa

En este caso Jotán, el único hijo que quedó después de la matanza, apela a los hombres de Siquén con unas palabras muy poéticas (versos 7 – 15). Luego les pregunta:

16 »Ahora bien, ¿han actuado ustedes con honradez y buena fe al coronar rey a Abimélec? ¿Han sido justos con Yerubaal y su familia, y lo han tratado como se merecía? 17 Mi padre luchó por ustedes, y arriesgando su vida los libró del poder de los madianitas. 18 Pero hoy ustedes se han rebelado contra la familia de mi padre; han matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y han hecho de Abimélec, hijo de su esclava, el rey de los señores de Siquén solo porque él es pariente de ustedes. 19 Si hoy han actuado con honradez y buena fe hacia Yerubaal y su familia, ¡que sean felices con Abimélec, y que también él lo sea con ustedes! 20 Pero, si no, señores de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y los consuma, y que salga fuego de ustedes y consuma a Abimélec!»

Tenía toda la razón para condenar a estos hombres por la matanza de sus hermanos y la selección de Abimélec como rey. Duele ver deshonrada la memoria de alguien que hizo mucho bien a un pueblo. No sé qué clase de fuego tiene en mente, pero quiere que su hermano sea consumido.

21 Luego Jotán escapó, huyendo hasta Ber. Allí se quedó a vivir porque le tenía miedo a su hermano Abimélec. 22 Abimélec había ya gobernado a Israel tres años 23 cuando Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén, quienes lo traicionaron. 24 Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal, y el derramamiento de su sangre, recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los señores de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen. 25 Los señores de Siquén le tendían emboscadas en las cumbres de las colinas, y asaltaban a todos los que pasaban por allí. Pero Abimélec se enteró de todo esto.

Parece que Dios escuchó la maldición de Jotán, e interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los señores de Siquén. No es la única vez que Dios utiliza un espíritu maligno para cumplir sus propósitos. La traición, la violencia y la muerte son características de esta clase de persona.

Las batallas y la muerte de Abimélec

Así empieza un esfuerzo por parte de un Gaal (versos 26-29) para echar a Abimélec y gobernar sobre Siquén. A pesar de su pecado y el espíritu maligno, Abimélec prevaleció sobre Gaal:

45 Abimélec combatió contra la ciudad durante todo aquel día, hasta que la conquistó matando a sus habitantes; arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella.

46 Al saber esto, los señores que ocupaban la torre de Siquén entraron en la fortaleza del templo de El Berit. 47 Cuando Abimélec se enteró de que ellos se habían reunido allí, 48 él y todos sus hombres subieron al monte Zalmón. Tomó un hacha, cortó algunas ramas, y se las puso sobre los hombros. A los hombres que estaban con él les ordenó: «¡Rápido! ¡Hagan lo mismo que me han visto hacer!» 49 Todos los hombres cortaron ramas y siguieron a Abimélec hasta la fortaleza, donde amontonaron las ramas y les prendieron fuego. Así murió toda la gente que estaba dentro de la torre de Siquén, que eran como mil hombres y mujeres.

A menudo cuesta mucho más tiempo de lo que nosotros pensamos que es justo, pero Dios es fiel para juzgar a los malhechores. Podemos cuestionar cómo Dios permitiera otra matanza y otra victoria para Abimélec. Pero así juzgó también a los hombres de Siquén. Esa victoria impulsa a Abimélec a sitiar otro lugar. Pero Dios usa a una mujer (¡una de varias veces en este libro!) para humillarlo:

50 Después Abimélec fue a Tebes, la sitió y la capturó. 51 Dentro de la ciudad había una torre fortificada, a la cual huyeron todos sus habitantes, hombres y mujeres. Se encerraron en la torre y subieron al techo. 52 Abimélec se dirigió a la torre y la atacó. Pero cuando se acercaba a la entrada para prenderle fuego, 53 una mujer le arrojó sobre la cabeza una piedra de moler y le partió el cráneo.

54 De inmediato llamó Abimélec a su escudero y le ordenó: «Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “¡Lo mató una mujer!”» Entonces su escudero le clavó la espada, y así murió. 55 Cuando los israelitas vieron que Abimélec estaba muerto, regresaron a sus casas.

56 Fue así como Dios le pagó a Abimélec con la misma moneda, por el crimen que había cometido contra su padre al matar a sus setenta hermanos. 57 Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán hijo de Yerubaal.

Lamentablemente, también hay poder en una maldición. Dios honró la maldición de Jotán, y lo reivindicó. Muchos no quieren esperar la venganza del Señor, pero a su tiempo Él paga a los malhechos “con la misma moneda.”

 

Una trampa para Gedeón: Jueces 8:22-35

22 Entonces los israelitas le dijeron a Gedeón: —Gobierna sobre nosotros y, después de ti, tu hijo y tu nieto; porque nos has librado del poder de los madianitas.

En el vacío del liderazgo de Israel, naturalmente llaman a Gedeón para que los gobierne. Están impresionados con su victoria sobre Madián, una victoria que el Señor ganó. Al principio parece que Gedeón demuestra fe y dependencia en el Señor:

23 Pero Gedeón les dijo: —Yo no los gobernaré, ni tampoco mi hijo. Solo el Señor los gobernará. 

Suena muy bien, muy espiritual. Pero no hay evidencia de que Gedeón buscara una relación con Dios o recibiera más visitas angélicas. Y su única petición a su pueblo traiciona su corazón:

24 Pero tengo una petición —añadió—: que cada uno de ustedes me dé un anillo, de lo que les tocó del botín.

Era costumbre de los ismaelitas usar anillos de oro.

25 —Con mucho gusto te los daremos —le contestaron.

Gedeón hace un efod con el oro

Al principio no parece tan malo, pero casi siempre hay peligro cuando perseguimos la plata.

¿Conoces a pastores u otros ministros que han pedido “un anillo”? ¿Qué ha sido el resultado?

 

¿Estás tentado a aprovecharte de otros para enriquecerte?

 

Así que tendieron una manta, y cada hombre echó en ella un anillo de su botín. 26 El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a diecinueve kilos, sin contar los adornos, los aros y los vestidos de púrpura que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos. 27 Con el oro Gedeón hizo un efod, que puso en Ofra, su ciudad. Todo Israel se prostituyó al adorar allí el efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.

El sumo sacerdote usaba un efod que consistía en doce cuadrados de colores adornados con doce piedras preciosas que representaban a las tribus de Israel. Cada vez que el sumo sacerdote se ponía el efod era un recordatorio de a quien él representaba: el pueblo de Dios, Israel.

En sí, no parece tan malo hacer el efod. Era parte del vestido que Dios describió en la ley. Pero no fue el sumo sacerdote quien lo usó aquí. Gedeón no era levita. Y casi se convirtió en un ídolo, con la gente adorándolo. Lamentablemente, hay pocos líderes en la Biblia que no cayeron en algún pecado o trampa.

¿Has visto elementos de la práctica religiosa convertirse en trampas que alejan a la gente de la verdadera adoración a Dios?

¿Por qué crees que Gedeón lo hizo?

 

¿Hay algún pecado o trampa que sería una tentación para ti?

 

28 Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas, y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvo paz.

Esas son buenas noticias. El número cuarenta es muy común en la Biblia para un período de bendición de Dios.

Las concubinas y la muerte de Gedeón

29 Yerubaal hijo de Joás regresó a vivir a su casa. 30 Tuvo setenta hijos, pues eran muchas sus esposas. 31 Su concubina que vivía en Siquén también le dio un hijo, a quien Gedeón llamó Abimélec. 

No solo le atraía el oro de los anillos, sino también las mujeres. Es una combinación demasiado común. Debe haber estado bastante ocupado, pero probablemente no en las cosas de Dios: Tenía setenta hijos.

32 Gedeón hijo de Joás murió a una edad avanzada y fue sepultado en la tumba de Joás, su padre, en Ofra, pueblo del clan de Abiezer.

Nunca dice más sobre su relación con Dios, pero tuvo una larga vida, y parece que tuvo una influencia espiritual positiva, que desapareció cuando murió:

33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los ídolos de Baal. Erigieron a Baal Berit como su dios 34 y se olvidaron del Señor su Dios, que los había rescatado del poder de todos los enemigos que los rodeaban. 35 También dejaron de mostrarse bondadosos con la familia de Yerubaal, es decir, Gedeón, no obstante todo lo bueno que él había hecho por Israel.

El hombre es muy propenso a olvidarse de Dios y de los que le han ayudado. Es propenso a la idolatría. Dios hizo maravillas por Israel a través de Gedeón, y él mismo hizo mucho bien por su país. Pero todo se quedó con él cuando murió.

 

Problemas con sus paisanos: Jueces 8:1-21

El éxito de Gedeón en la batalla fue completamente guiado por Dios. El ángel le dijo qué hacer y Gedeón le obedeció. Pero si tú has trabajado en la iglesia o con cualquier grupo de personas, ya sabes lo fácil que es ofender a alguien. En la presión de escuchar al Señor, obedecerle y salvar tu vida, te olvidas de llamar a esa persona que se cree ser tan importante. Lamentablemente, la política existe también en la obra del Señor, incluso con personas santificadas y de corazón sincero. Este es un nuevo desafío para Gedeón; algo nuevo que tiene que aprender. Él había enviado mensajeros a cuatro tribus (Jueces 6:35), incluida su tribu de Manasés. Los otros tres (Aser, Neftalí y Zabulán) eran las tribus vecinas al norte de su territorio. Madián estaba al sur de Israel, lo que hace que parezca un poco extraño que no haya llamado a las tribus del sur. Efraín estaba al sur de Manasés. De esas cuatro tribus, Gedeón consiguió 32,000 hombres, y se quedó con sólo 300. Obviamente tenía más que suficientes hombres. Pero la lógica no importa cuando alguien se siente menospreciado.

Gedeón responde a las críticas

1Los de la tribu de Efraín le dijeron a Gedeón: —¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste cuando fuiste a luchar contra los madianitas?

Y se lo reprocharon severamente.

Sucede una y otra vez en la iglesia. Hay un ministerio, algún rol de liderazgo, una misión, y no todos pueden participar. Hay una selección, pero alguien que quiere ministrar no está incluido y empieza a quejarse.

Lo extraño aquí es que Gedeón sí llamó a Efraín (7:24-25), pero solo cuando ya estaban en medio de la batalla. Eran aquellos que tenían el privilegio de traer las cabezas de los jefes a Gedeón.

¿Te has sentido como Efraín? ¿No te llamaron para participar en algún evento?

 

¿O has hecho lo que hizo Gedeón, en la ignorancia, dejando fuera a alguien que más tarde te causó problemas?

 

¿Cómo responderías tú a esta situación?

 

 

—¿Qué hice yo, comparado con lo que hicieron ustedes? —replicó él—. ¿No valen más los rebuscos de las uvas de Efraín que toda la vendimia de Abiezer? Dios entregó en manos de ustedes a Oreb y a Zeb, los jefes madianitas. Comparado con lo que hicieron ustedes, ¡lo que yo hice no fue nada!

Gedeón les responde humildemente. No se defiende ni los reprende. Primero, compara la importancia de Efraín con la de su propio clan. Y en lugar de reclamar la gloria por la victoria sobre Madián, felicita a los efraimitas por hacer lo más importante de la batalla. ¡Y lo atribuye a Dios! ¡Este joven ya es bastante sabio! Y tenía el efecto deseado:

Al oír la respuesta de Gedeón, se calmó el resentimiento de ellos contra él.

Venganza para rehusar pan

Gedeón y sus trescientos hombres, agotados pero persistiendo en la persecución, llegaron al Jordán y lo cruzaron. 

Puede parecer que la batalla ya se acabó cuando Gedeón recibió esas dos cabezas. Algunos pensarían que basta ya, y volverían a sus familias. Pero Gedeón y sus 300 hombres ya son un grupo muy unido, y están motivados para seguir persiguiendo al enemigo, aun cuando están agotados.

Allí Gedeón dijo a la gente de Sucot: —Denles pan a mis soldados; están agotados y todavía estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.

A esta gente sólo le pide pan. Gedeón ya se está ocupando de sus hombres. Sucot es parte del mismo territorio de Manasés. Se espera que con gusto les den el pan. Puede que no les impresionen este joven y su pequeña banda de soldados.

Pero los jefes de Sucot le respondieron: —¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tendríamos que darle pan a tu ejército?

No hay lógica en su respuesta. Pueden ver a los hombres agotados, pero con mucho ánimo para perseguir a estos reyes. Ese es el momento de ayudarlos, no solo cuando regresen victoriosos.

¿De qué manera caemos nosotros en esta misma actitud, de no apoyar una obra del Señor hasta que veamos frutos impresionantes? ¿Qué harías tú?

 

 

Gedeón contestó: —¡Está bien! Cuando el Señor haya entregado en mis manos a Zeba y a Zalmuna, les desgarraré a ustedes la carne con espinas y zarzas del desierto.

Gedeón no es tan amable con ellos. Confía plenamente en que Dios entregará a estos reyes en sus manos. Otra vez se nota que su fe está en Dios, no en su fuerza ni en la de sus 300 hombres. Al contrario de algunos en la Biblia, él no los mata.

Desde allí subió a Peniel y les pidió lo mismo. Pero los de Peniel le dieron la misma respuesta que los hombres de Sucot. Por eso les advirtió a los hombres de Peniel: «Cuando yo vuelva victorioso, derribaré esta torre».

Ahora responde más fuerte. Duele no recibir el apoyo de los mismos hermanos en la fe, de la misma tribu, de la misma iglesia. Gedeón ya está harto de sus paisanos.

¿Sabes cómo se siente Gedeón? ¿Ha habido momentos en los que de alguna manera te gustaría maldecir a otros cristianos por su falta de apoyo?

 

¿Cuáles oportunidades tienes para ofrecer pan a alguien que quiere hacer la obra del Señor?

10 Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados. 11 Gedeón subió por la ruta de los nómadas, al este de Noba y Yogbea, y atacó al ejército cuando este se creía seguro. 12 Huyeron Zeba y Zalmuna, los dos reyes de Madián, pero él los persiguió y los capturó, aterrorizando a todo el ejército.

Ahora nos enteramos de que una multitud constituía el ejército de los madianitas: 135,000. ¡Contra los 300 de Gedeón! Es casi seguro que todo este es un territorio nuevo para Gedeón, pero posiblemente guiado por el Señor, Gedeón sigue una buena estrategia y sorprende a los 15,000 restantes. Ya estaban desalentados por la derrota a las manos de Israel, pero en ese momento creyeron que estaban a salvo. Cuando los dos reyes fueron capturados, todo el ejército estaba aterrorizado.

13 Cuando Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por el paso de Jeres, 14 capturó a un joven de Sucot y lo interrogó. Entonces el joven le anotó los nombres de los setenta y siete jefes y ancianos de Sucot. 15 Luego Gedeón fue y les dijo a los hombres de Sucot: «Aquí están Zeba y Zalmuna, por causa de quienes se burlaron de mí al decir: “¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tendríamos que darles pan a tus hombres que están agotados?”» 16 Se apoderó de los ancianos de la ciudad, tomó espinos y zarzas del desierto, y castigando con ellos a los hombres de Sucot les enseñó quién era él. 17 También derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.

Basta de gracia. Dios dice que la venganza es mía, pero Gedeón les enseñó “quien era él,” y humillaron a los hombres des Sucot. Y no sólo derribó la torre de Peniel, sino que también mató a los hombres de la ciudad. Hay una fuerte tendencia al éxito de enorgullecer a alguien y querer eliminar a sus enemigos y a todos que te menospreciaron.

¿Has querido enseñar a otros “quien eres tú”? ¿Qué ha sido el resultado?

 

¿Puedes confiar en que Dios se vengará de aquellos que te desprecian? ¿O te olvidas de Dios en ese momento para lastimarlos en tu propia fuerza?

 

 

La muerte de los jefes enemigos

18 Entonces les preguntó a Zeba y a Zalmuna: —¿Cómo eran los hombres que ustedes mataron en Tabor?

—Parecidos a ti —respondieron ellos—; cada uno de ellos tenía el aspecto de un príncipe.

Aprendemos algo más sobre Gedeón: aparentemente era bien parecido, con el aspecto de un príncipe.

19 —¡Eran mis hermanos —replicó Gedeón—, los hijos de mi propia madre! Tan cierto como que vive el Señor, si les hubieran perdonado la vida, yo no los mataría a ustedes.

Eso es demasiado para Gedeón; ellos pagarán con su vida por matar a sus hermanos.

20 Volviéndose a Jéter, su hijo mayor, le dijo: —¡Vamos, mátalos!

Pero Jéter no sacó su espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo. 

Ahora también descubrimos que Gedeón no es tan joven. Ya tiene a su hijo consigo, pero es un muchacho y no puede matarlos. No sabemos por qué Gedeón no los mató, y llamó a su hijo para que lo hiciera, pero las palabras de los reyes podrían darnos una pista:

21 Zeba y Zalmuna dijeron: —Vamos, mátanos tú mismo. “¡Al hombre se le conoce por su valentía!”

Gedeón se levantó y mató a Zeba y Zalmuna, y les quitó a sus camellos los adornos que llevaban en el cuello.

La historia de esta batalla termina con una nota triste, en comparación con la presencia del ángel y la evidente mano de Dios al principio. Sí, venció al enemigo. Tuvo éxito. Pero revela su falta de valentía al terminar la batalla, y su egoísmo al matar a sus paisanos.

¿Alguna vez has conocido a alguien que empezó bien, como Gedeón, pero al final parece que actuó en la carne? ¿O podrías ser tú?

 

 

Como derrotar al enemigo con 300 soldados: Jueces 6:33-7:25

33 Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel. 

Justo a tiempo Dios inició este proceso con Gedeón. Una gran alianza está preparando su ataque tal vez más fuerte contra Israel.

El secreto del éxito

34 Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu del Señor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo. 35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también estos se le unieron.

Este es el gran cambio. El secreto del éxito. No nos da detalles, pero nuestro amigo fue poseído por el Espíritu Santo, y ya sabemos por muchas escrituras y muchos testimonios que cuando el Espíritu te posee, realmente nada es imposible. No hay otro líder, y Dios está con él. Un gran ejército responde a su toque de trompeta.

¿Sabes lo que es ser poseído por el Espíritu Santo? ¿Qué has experimentado de su poder?

 

¿Quién hay hoy en tu iglesia o país que tocaría la trompeta para convocar al pueblo de Dios a pelear en el Espíritu?

 

Cuando andas en obediencia al llamado de Dios y das ese paso de fe, Él te llenará de su Espíritu.

El famoso vellón de lana de Gedeón

36 Gedeón le dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi conducto, como has prometido, 37 mira, tenderé un vellón de lana en la era, sobre el suelo. Si el rocío cae solo sobre el vellón y todo el suelo alrededor queda seco, entonces sabré que salvarás a Israel por mi conducto, como prometiste».

Dios confirmó su llamado la primera vez que lo pidió. Gedeón está hablando con Dios, y le pide una prueba. Ya tiene su ejército. Ya está poseído por el Espíritu, pero quiere esa confirmación.

38 Y así sucedió. Al día siguiente Gedeón se levantó temprano, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó una taza de agua. 39 Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame hacer solo una petición más. Permíteme hacer una prueba más con el vellón. Esta vez haz que solo el vellón quede seco, y que todo el suelo quede cubierto de rocío».

Una vez puede estar bien. Debe ser suficiente. Pero Gedeón quiere una doble prueba.

40 Así lo hizo Dios aquella noche. Solo el vellón quedó seco, mientras que todo el suelo estaba cubierto de rocío.

Ahora vamos a ver si las dos pruebas son suficientes para Gedeón. Dos veces Dios hizo lo que Gedeón le pidió.

¿Le has dado a Dios un vellón? ¿Cómo te respondió? ¿Crees que esta es una manera legítima de conseguir una confirmación de Dios?

 

 

Dios no le condena; lo honra. Es algo que nosotros también podemos hacer en nuestro trato con Dios, pero con mucho cuidado. Hasta cierto punto, delata una falta de fe. Si siempre queremos alguna prueba antes de obedecer a Dios, puede ser problemático. Debemos aprender a discernir la confirmación del Espíritu de Dios en nuestro espíritu.

Jueces 7: Aquellos temblando de miedo despedidos

1Yerubaal —es decir, Gedeón— y todos sus hombres se levantaron de madrugada y acamparon en el manantial de Jarod. El campamento de los madianitas estaba al norte de ellos, en el valle que está al pie del monte de Moré. El Señor le dijo a Gedeón: «Tienes demasiada gente para que yo entregue a Madián en sus manos. A fin de que Israel no vaya a jactarse contra mí y diga que su propia fortaleza lo ha librado, anúnciale ahora al pueblo: “¡Cualquiera que esté temblando de miedo, que se vuelva y se retire del monte de Galaad!”» Así que se volvieron veintidós mil hombres, y se quedaron diez mil.

Antes, ¡el mismo Gedeón tenía miedo! Pero Dios lo ha ungido y ha confirmado de manera impresionante su presencia y su llamado. Lo más importante para esta situación es conocer la voluntad de Dios para el próximo paso: discernir la palabra de Dios y escuchar su voz. Gedeón no tiene experiencia al mando de un gran ejército, ni sabe nada sobre la guerra. Tiene que depender totalmente de Dios.

Lo que Dios manda va completamente en contra del sentido común. No dice cuántos hay en el ejército enemigo, pero tiene que ser grande. Obviamente, quiere tantos soldados como sea posible para enfrentarse a ellos. Pero Dios no obra de acuerdo con las normas humanas. Su primera instrucción a Gedeón es despedir a la mayor parte de su ejército, y hay mucha lógica en eso desde la perspectiva del Todopoderoso. Si estamos en una batalla o situación que podemos superar en nuestras fuerzas, existiría la posibilidad de jactarnos contra Dios, creyendo que ganamos por nuestra fuerza e inteligencia. Dios crea a propósito situaciones imposibles que solo Él puede resolver. Así se glorifica a sí mismo y no nos da oportunidad de glorificarnos a nosotros mismos.

La presencia de hombres temblando de miedo es una gran detracción de la tarea. El temor paraliza, y hombres atemorizados desalientan a los demás. Dios busca hombres valientes que confíen en Él. ¡Solo el 31.25% no temblaron de miedo! ¿Será que hoy también un 68.75% de los hombres no tienen la valentía para levantarse, creer en Dios y pelear la buena batalla? Cuando Gedeón les ofreció una salida, se apresuraron a regresar a casa.

¿Eres valiente? ¿O tiemblas de miedo ante al enemigo? ¿Eres una persona útil para la obra de Dios? ¿Hay alguien en tu empresa o iglesia que puede impedir la obra debido a su temor? ¿Sería mejor (graciosamente) despedirlo?

 

 

¿Has estado en una batalla o situación que solo puedes superar por un milagro de Dios? ¿Es posible que Dios lo dispusiera de esta manera a propósito para glorificarse a sí mismo? ¿Estás ahora mismo en una batalla así?

 

¿Has visto o has participado personalmente en una prueba que se enfrentó en la carne, que permitió al hombre jactarse contra Dios?

 

 

 

Gedeón se queda con 300 hombres

Pero el Señor le dijo a Gedeón: «Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua, y allí los seleccionaré por ti. Si digo: “Este irá contigo”, ese irá; pero si digo: “Este no irá contigo”, ese no irá».

Gedeón hizo que los hombres bajaran al agua. Allí el Señor le dijo: «A los que laman el agua con la lengua, como los perros, sepáralos de los que se arrodillen a beber».

Trescientos hombres lamieron el agua llevándola de la mano a la boca. Todos los demás se arrodillaron para beber. El Señor le dijo a Gedeón: «Con los trescientos hombres que lamieron el agua, yo los salvaré; y entregaré a los madianitas en tus manos. El resto, que se vaya a su casa».

El 31% (10,000) de su ejército original sigue siendo demasiado. Había algo de lógica en el primer mandato de Dios, de despedir a aquellos temblando del temor. Gedeón lo hizo, tal vez con cierta inquietud. Pero esto parece una locura. ¿Qué tiene que ver lamer el agua como un perro con la capacidad de guerrear? Obviamente nada, pero fue algo que Dios ya sabía que eliminaría a la mayoría que quedaba.

¡Esto realmente va completamente en contra de nuestro concepto de que cuanto más grande, mejor! Queremos una iglesia grande, muchas personas para evangelizar y suficiente para demostrar nuestra influencia en la política. Pero Dios no trabaja así. A menudo Él prefiere el grupo pequeño.

Esta es una prueba más difícil de la obediencia de Gedeón. Tiene que rendirse y dejar que Dios seleccione a los hombres para acompañar a Gedeón. Recuerda que este varón tiene muy poca experiencia y muy poco tiempo caminando con Dios y escuchando su voz. Pero cuando hay una emergencia, Dios puede levantar a alguien rápidamente. Y sus habilidades y educación pueden tener muy poco que ver con la capacidad para hacer maravillas para Dios. Es sólo una cuestión de escuchar y obedecer a Dios.

Honestamente, ¿crees que tú obedecerías en este caso? ¿Te ha mandado Dios a hacer algo que parece una locura? ¿Hay alguna decisión que tengas que tomar ahora mismo para hacer esa locura?

 

¿Cómo está tu oído para escuchar la voz de Dios?

 

¿Has limitado a Dios, creyendo que no puedes hacer algo grande para Dios porque tienes una iglesia o un grupo pequeño?

 

 

Entonces Gedeón mandó a los demás israelitas a sus carpas, pero retuvo a los trescientos, los cuales se hicieron cargo de las provisiones y de las trompetas de los otros.

Gedeón ya estaba demasiado involucrado en este asunto y no tiene más remedio que obedecer. Y mandó a los demás a sus carpas. Se quedó con menos del 10% del grupo original. No dice nada sobre su reacción, pero parece que Dios les dio un corazón para apoyar a Gedeón.

El campamento de Madián estaba situado en el valle, más abajo del de Gedeón. Aquella noche el Señor le dijo a Gedeón: «Levántate y baja al campamento, porque voy a entregar en tus manos a los madianitas. 10 Si temes atacar, baja primero al campamento, con tu criado Furá, 11 y escucha lo que digan. Después de eso cobrarás valor para atacar el campamento».

¡Mira cuán compasivo y comprensivo es nuestro Dios! Ya se acabó la preparación. Ya llega el momento de la batalla. Gedeón ya tiene la palabra de Dios de que Él entregará al enemigo en sus manos. Pero tal como el vellón, Dios le ofrece una prueba para fortalecer su valor y confirmar su promesa. Dios sabe que todo aún puede fallar si Gedeón se desmaya y se llena del temor.

¿Qué te ha dado el valor de hacer algo difícil para el Señor?

 

¿Te ha ofrecido Dios alguna prueba como esta para animarte?

 

¿Alguna vez has abandonado una misión en el último momento por miedo?

 

¿Hay una promesa de victoria que Dios te ha dado?

 

Fuerza para la batalla

Así que él y Furá, su criado, bajaron hasta los puestos de los centinelas, en las afueras del campamento. 12 Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.

Ahora sabemos algo sobre el tamaño del ejército enemigo, y es muy deprimente: soldados numerosos como langostas y camellos incontables, como la arena a la orilla del mar. ¡Esa visión por sí sola fácilmente podría ser suficiente para aterrorizar a Gedeón! Recuerda que era este joven quien estaba trillando trigo en un lagar por temor a los madianitas. Pero gracias a Dios él no huye presa del pánico. Le da a Dios la oportunidad de ministrarle.

¿Cómo responderías al ver este gran ejército, cuando tú tienes a 300 soldados? ¿Has sentido que tu oposición es tan grande?

 

13 Gedeón llegó precisamente en el momento en que un hombre le contaba su sueño a un amigo.

—Tuve un sueño —decía—, en el que un pan de cebada llegaba rodando al campamento madianita, y con tal fuerza golpeaba una carpa que esta se volteaba y se venía abajo.

14 Su amigo le respondió: —Esto no significa otra cosa que la espada del israelita Gedeón hijo de Joás. ¡Dios ha entregado en sus manos a los madianitas y a todo el campamento!

Confía en el tiempo del Señor. Obviamente Dios dispuso que este hombre tuviera un sueño, estaría allí al borde del campamento y lo contó a su amigo precisamente en ese momento. ¡E incluso él le dio al amigo la interpretación correcta!

¿Confías en el tiempo de Dios y su soberanía para trabajar de esta manera en tu vida?

 

15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, se postró en adoración. Luego volvió al campamento de Israel y ordenó: «¡Levántense! El Señor ha entregado en manos de ustedes el campamento madianita».

Aquí aprendemos algo más sobre este varón y la razón por la cual Dios lo escogió: Tenía el corazón de un adorador. Su primera reacción al oír esto fue adorar a Dios. Cobró valentía y volvió a su campamento lleno de fe.

¿Respondes en adoración cuando ves la mano de Dios? Cuando Dios te ministra de esa manera, ¿te levantas y animas a otros a servir a Dios?

 

 

16 Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres compañías y distribuyó entre todos ellos trompetas y cántaros vacíos, con antorchas dentro de los cántaros. 17 «Mírenme —les dijo—. Sigan mi ejemplo. Cuando llegue a las afueras del campamento, hagan exactamente lo mismo que me vean hacer. 18 Cuando yo y todos los que están conmigo toquemos nuestras trompetas, ustedes también toquen las suyas alrededor del campamento, y digan: “Por el Señor y por Gedeón”».

No sabemos si Dios le dio esta estrategia, pero yo creo que sí. Me gusta este ejemplo de liderazgo:

  • Mírenme
  • Sigan mi ejemplo
  • Hagan exactamente lo mismo que me vean hacer

Para algunos, puede parecer fanfarronerías. Pero yo veo las palabras de un hombre que ha estado en la presencia de Dios, ha escuchado su voz y está confiado de que está en su voluntad. Nosotros necesitamos a tales personas. El apóstol Pablo dijo lo mismo. Debemos hacerla nuestra meta ofrecer ese liderazgo a otros.

¿Tienes una vida que refleja a Cristo, para que puedas decirles a otros que te miren y sigan tu ejemplo? ¿Hay algo que tienes que cambiar para tener esa confianza y autoridad?

 

 

La estrategia para la victoria

19 Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron a las afueras del campamento durante el cambio de guardia, cuando estaba por comenzar el relevo de medianoche. Tocaron las trompetas y estrellaron contra el suelo los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Las tres compañías tocaron las trompetas e hicieron pedazos los cántaros. Tomaron las antorchas en la mano izquierda y, sosteniendo en la mano derecha las trompetas que iban a tocar, gritaron: «¡Desenvainen sus espadas, por el Señor y por Gedeón!» 21 Como cada hombre se mantuvo en su puesto alrededor del campamento, todos los madianitas salieron corriendo y dando alaridos mientras huían.

Una vez más vemos el tiempo y la mano del Señor aquí. Lo que es impresionante es la autoridad de Gedeón y la obediencia de sus soldados: Cada uno se mantuvo en su puesto. Esa unidad y obediencia es esencial si vamos a ganar batallas para la gloria de Dios.

22 Al sonar las trescientas trompetas, el Señor hizo que los hombres de todo el campamento se atacaran entre sí con sus espadas. El ejército huyó hasta Bet Sitá, en dirección a Zererá, hasta la frontera de Abel Mejolá, cerca de Tabat. 23 Entonces se convocó a los israelitas de Neftalí y Aser, y a toda la tribu de Manasés, y estos persiguieron a los madianitas. 24 Por toda la región montañosa de Efraín, Gedeón envió mensajeros que decían: «Desciendan contra los madianitas, y apodérense antes que ellos de los vados del Jordán, hasta Bet Bará».

La batalla fue de Dios. Tal como en otras ocasiones, Dios hizo que se atacaran unos a otros. El Señor lo hizo.

Se convocó entonces a todos los hombres de Efraín, y estos se apoderaron de los vados del Jordán, hasta Bet Bará. 25 También capturaron a Oreb y Zeb, los dos jefes madianitas. A Oreb lo mataron en la roca de Oreb, y a Zeb en el lagar de Zeb. Luego de perseguir a los madianitas, llevaron la cabeza de Oreb y de Zeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.

Esa valentía y obediencia inspiraron y motivaron a todo el país a perseguir y destruir a su enemigo. ¡Qué gran cambio en este joven durante unas pocas semanas! Gracias a Dios vivimos en otra época, donde no consideramos la cabeza de alguien como un premio a nuestro esfuerzo, pero fue un honor ser obsequiado con estas dos cabezas.

Lee estos capítulos de nuevo y anota los pasos que llevaron a Gedeón del lagar hasta recibir las cabezas de los jefes de los madianitas.

 

 

 

 

¿Cuáles son los pasos que Dios ha tocado en tu vida? ¿Dónde estás en este proceso? ¿Guiando a otros a la victoria? ¿Vencido por el enemigo? ¿Aun trillando el trigo en el lagar?

 

¿Qué es el mensaje principal que Dios tiene para ti en estos capítulos?

El llamado de Gedeón: Jueces 6:11-32

La situación en Israel es desesperada. La gente se esconde en montañas y cuevas. La tierra está arruinada y devastada. Y la tiranía de Madián parece interminable. No hay liderazgo, no hay ejército, no hay nada. ¿Dónde está Dios? ¿Qué ha pasado con esta gran promesa de una tierra que fluye leche y miel? Pues, ya sabemos que las promesas de Dios tienen condiciones, e Israel no ha cumplido su parte. Están sufriendo bajo el juicio de Dios; sufriendo porque Dios lo ha permitido.

A pesar de eso, Dios escucha su clamor y tiene un plan para su liberación y bendición. Vemos una y otra vez en la Biblia que Dios levanta a una persona (generalmente alguien inesperado) para ser su instrumento. El ángel de Dios puede destruir a su enemigo (y lo ha hecho) y Dios puede soberanamente mandar plagas u otra arma para intervenir a favor de su pueblo. Pero casi siempre prefiere usar a un hombre (y en la Biblia casi siempre es un hombre). Aquí vemos el proceso de llamar y preparar a ese varón.

¿Puedes tu ser esa persona que Dios llama y levanta para llevar su presencia, sanidad y salvación a tu familia, tu pueblo o tu país?

 

¿Por qué no? Seguramente tú tienes más calificaciones que Gedeón.

Gedeón: Guerrero valiente

11 El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. 

Gedeón no está orando ni buscando al Señor. No es levita ni está entrenado como guerrero o líder. Él y su familia también están sufriendo bajo la opresión de los madianitas. Tiene que trillar el poco trigo que hay en un lagar.

12 Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: —¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

Más que sus palabras, la misma aparición de un ángel llamaría su atención. No es común hoy y no era común en ese día, pero los ángeles son los mensajeros de Dios y pueden ayudar también a ti.

El ángel tiene dos palabras sorprendentes para Gedeón. Primero, él dudó si Dios estaba con él. La respuesta natural es: Si el Señor está conmigo, ¿por qué estoy sufriendo tanto?

¿Crees que el Señor está contigo? ¿Cómo lo sabes? ¿Qué diferencia debería hacer en tu vida diaria?

 

La segunda palabra es más personal y más ridícula. De lo que leemos más adelante, no era ni valiente ni guerrero. Pero hay poder en la palabra: La palabra que te dices a ti mismo, la palabra que le dices a tus hijos y a tu pareja, y las palabras que ministras a otras personas. No es cuestión de mentir y echar flores con una palabra muy impresionante, sino que Dios te puede revelar lo que Él quiere hacer en su vida, y al proclamar esa palabra empieza a formar a esa persona. El mundo te dice muchas mentiras sobre quién eres; Dios ve el potencial en cada persona creada a su imagen.

¿Qué han dicho otros sobre ti? ¿Hay mentiras que tienes que rechazar? ¿Hay alguna palabra que hayas recibido sobre tu destino que tengas que atesorar? ¿Qué te diría hoy el ángel de Dios?

 

Tú tienes mucho poder en tus palabras. ¿Las usas para ministrar vida, o muerte? ¿Hay oportunidades que tú tienes ahora para hablar con alguien?

 

El “pero” de Gedeón

13 —Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

Ahora vemos en parte por qué Dios llamó a Gedeón. El joven ha reflexionado sobre su situación y la historia de las maravillas que Dios hizo por su pueblo en el pasado. Algo no cuadra para él: Si Dios realmente está con nosotros, no deberíamos estar en derrota. La triste realidad es que Dios se ha apartado de ellos. El muchacho también tiene razón cuando dice que Dios los ha desamparado y los ha entregado en manos del enemigo.

El “pero” de Gedeón es el “pero” de muchos de nosotros. Hemos leído la Biblia y sabemos que Dios hace milagros. Pero no los vemos.

¿Hay un “pero” que tú tienes para Dios? ¿Hay algo que hayas escuchado o leído en la Biblia que no cuadra con lo que observas a tu alrededor?

 

 

¿Cómo respondemos a esas contradicciones? La respuesta del Señor es muy ilustrativa. Tal como vemos a menudo con Jesús, no responde a lo que dice Gedeón.

La respuesta de Dios a su “pero”

14 El Señor lo encaró y le dijo: —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

Guau. Es como Dios dice: “¿Ves algo que no debería pasar con el pueblo de Dios? ¿Hay algo que contradiga mi Palabra y mi voluntad? Vete tú. Levántate y haz algo.”

Es tan fácil quejarse y lamentarse. Siempre culpamos a otra persona. Esperamos a que alguien haga algo. Pero Dios puede decir: Tú eres esa persona que puede liberar a mi iglesia de su opresión y esclavitud al pecado. Gedeón claramente no sería alguien obvio para esa tarea. Pero esas cosas no importan. Una y otra vez un solo hombre ha transformado el mundo.

No necesitamos grandes fuerzas. Es la fuerza que tú tienes. Cuando vayas en obediencia y en esa fuerza, Dios te fortalecerá y se manifestará. Lo importante es la certeza de que es Dios quien te envía. Si no es la voluntad de Dios, sería necio y peligroso salir contra ese enemigo. Pero si Dios te envía, él te acompañará y te dará poder para hacer prodigios.

¿Será que tú seas esa persona? ¿Te ha enviado Dios a hacer algo por su reino? ¿Tienes alguna idea de lo que Dios quiere de ti?

 

Hay un cambio interesante aquí: Al principio dice que fue un ángel que vino a Gedeón, pero ahora cambia a “el Señor,” y en el versículo 20 vuelve al ángel. A menudo es evidente en el Antiguo Testamento; cuesta diferenciar el ángel del Señor del Señor mismo.

Gedeón: El más insignificante de su familia

15 —Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia.

Allí está otra vez: el gran “pero.” Como Gedeón, objetamos a lo que Dios quiere que hagamos. Tenemos todo tipo de excusas. ¿Quién eres tú para cuestionar la sabiduría y el poder de Dios? Gedeón captó muy bien la inmensidad de la tarea: Salvar a todo su país de la tiranía de los madianitas. Él también es realista: reconoce sus limitaciones y sabe que no hay nada en su pasado que lo haya preparado para esta misión.

¿Has objetado a alguna tarea que el Señor te ha dado? ¿Cuáles son tus excusas? ¿Qué hay en tu pasado que podría parecer que te descalifica para esa tarea?

 

 

16 El Señor respondió: —Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

Dios no quiere escuchar tus excusas, ni reduce el alcance de la tarea. No es opcional: Tú los derrotarás. Es así de simple. ¿Cómo? Con el poder milagroso de Dios. Parece que Gedeón no escuchó muy bien las primeras palabras del ángel: El Señor está contigo. Realmente, si Dios está contigo, y tú estás en el centro de su voluntad, ¿qué sería imposible? Esa certeza es todo lo que necesitas para hacer lo imposible.

¿Crees que Dios está contigo? Si no estás seguro, ¿podria ser algún pecado en tu vida que haya causado que Dios se aleje de ti?

 

¿Cuáles indicios hay en tu vida de que Dios está contigo?

 

Gedeón pide una señal

17 —Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—. 18 Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti.

—Esperaré hasta que vuelvas —le dijo el Señor.

¿Has buscado alguna señal, alguna confirmación de una palabra o experiencia espiritual? Normalmente lo podemos ver como una falta de fe, y es cierto que delata unas dudas que tiene Gedeón. Pero Dios es misericordioso con él.

No es del todo malo buscar la confirmación de una palabra o visión que recibimos, sobre todo cuando no estás acostumbrado a hablar directamente con un ángel. En lugar de rechazar esta palabra como una locura, Gedeón quiere ofrendar a Dios.

¿Cómo te sientes sobre ofrendas al Señor? Hay mucha manipulación y abuso con las ofrendas en las iglesias, pero Dios está agradecido con un corazón dador.

 

¿Hay algo en tu vida ahora mismo sobre lo que quisieras una señal, una confirmación? ¿Hay dudas en tu corazón?

 

19 Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medida de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina.

El ángel debe haber esperado bastante tiempo, pero Gedeón preparó cuidadosamente su ofrenda. Parece que nadie más de su familia lo vio para preguntarle qué hizo.

20 El ángel de Dios le dijo: —Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo.

¡Después de preparar el caldo tan rico!

Y así lo hizo Gedeón. 21 Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del Señor tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. 

Gracias a Dios por la obediencia de Gedeón aquí. ¿Te impresionaría esta demostración sobrenatural? ¿Sería suficiente para motivarte a obedecer al ángel? ¡Pero Gedeón no tiene detalles de qué hacer para derrotar a Madián!

22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: —¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!

23 Pero el Señor le dijo: —¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.

Ahora Gedeón sabe que vio un ángel. No fue una visión o aparición. Lo vio cara a cara. Y aunque el ángel desapareció, existe una nueva relación entre Gedeón y Dios. Ahora escucha la voz de Dios decir lo que tantas veces dice: No temas.

¿Qué es la diferencia entre un temor saludable de Dios y un temor que puede paralizarte? ¿Qué evidencia hay aquí de ese temor saludable de parte de Gedeón?

 

¿Hay momentos en tu vida en los que has sentido el temor que tiene Gedeón aquí?

 

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

Una ofrenda, y un altar. Gedeón tiene un buen concepto de los fundamentos de su religión. Le responde a Dios con adoración.

¿Por qué crees que lo llama “El Señor es la paz”?

 

Como sucede muchas veces con las escrituras, no sabemos exactamente la respuesta a esa pregunta. Puede ser que al escuchar las palabras del Señor se deshiciera del temor y experimentara una paz profunda. O posiblemente crea que Dios traerá paz a su país. De todos modos, es una declaración linda sobre el carácter de Dios.

¿Qué llamarías tú un altar si fueras a construir uno?

 

La primera tarea de Gedeón

25 Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él. 26 Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro como un holocausto».

Dios no pierde tiempo en iniciar la misión de Gedeón. Gracias a Dios que estaba escuchando para recibir el mensaje. A veces recibimos un llamado de Dios en la iglesia pero luego estamos tan ocupados en otras cosas que no prestamos atención a su voz con las siguientes instrucciones. Y esta tarea, para ser la primera, no es nada fácil. Puede ser una prueba de su obediencia.

  • Tiene que tomar un toro del rebaño de su padre. Sin pedir permiso.
  • Su padre tiene un altar dedicado a Baal, y un poste con la imagen de Aserá. Tiene que derribarlos a ambos.
  • Tiene que construir otro altar al Señor. Aquí Dios dice que debe ser “apropiado para el Señor.” ¿No fue apropiado el primero?
  • No solo derriba el poste de Aserá, sino que tiene que usarlo como leña para el sacrificio.

Su llamado es a liberar a Israel de Madián, pero comienza en su propia casa, con algo que puede tener consecuencias muy severas.

¿Qué harías si Dios te llamara a tocar algo muy personal e importante de tu padre?

 

Con lo que ya sabes sobre Gedeón, ¿qué supones que él estaba pensando?

 

27 Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad.

Con razón tenía miedo. No solo de su padre, sino de toda su familia y de los hombres de la ciudad. Ahora nos enteramos de que no es tan pobre; tenía por los menos diez siervos. Lo importante es que Gedeón lo hizo. Dios no especificó que debía hacerlo durante el día. En su temor, lo hace por la noche.

Su papá le salva la vida

28 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido.

29 Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Luego de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo». 

No sabemos cómo llegaron a la conclusión de que fue Gedeón, pero esperamos una respuesta fuerte, y no estamos decepcionados:

30 Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: —Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.

Gracias a Dios, acudieron a su papá en lugar de arrestar a Gedeón y matarlo, porque creen que el castigo justo sería la muerte. Es algo muy serio lo que hizo Gedeón.

Sabemos que servir y obedecer a Dios puede ser peligroso. Tenemos que enfrentar a los principados y potestades. Muchos han pagado con sus vidas. Dios no siempre nos protege de esas consecuencias. La que será una batalla con armas contra Madián empieza con una guerra espiritual en casa. Si no nos arrepentimos y nos limpiamos del diabólico en nuestra casa e iglesia, no podemos enfrentar a esos poderes en un nivel más amplio.

¿Hay algún ídolo o principado de familia que tú aun tienes que enfrentar y derribar para cumplir la misión que Dios tiene para ti?

 

¿Has experimentado consecuencias feas debido a tus convicciones y tu servicio a Dios?

31 Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: —¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.

Fue Joás quien perdió sus toros, su altar y su poste. Pero gracias a Dios se pone de pie para defender a su hijo. Tal vez Dios tocó su corazón, o quedó impresionado con lo que hizo su hijo.

En esa situación, ¿crees que tu papá te defendería?

 

Si tú tienes hijos, ¿hasta dónde crees que tienes que defenderlos? ¿Estás dispuesto a arriesgar la ira de la comunidad para hacer lo correcto?

 

32 Por eso aquel día llamaron a Gedeón «Yerubaal», diciendo: «Que Baal se defienda contra él», porque él destruyó su altar.

 

Jueces 6:1-10: Escondites en montañas y cuevas

1Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. 

Es un patrón ya demasiado establecido: Después del liderazgo de un libertador (o una mujer, en este caso), inmediatamente vuelven a pecar y ofender a su Señor. Dios responde con un castigo cada vez más fuerte y más feo. En este caso su instrumento es un pariente: Los madianitas eran descendientes de Madián, un hijo de Abraham y su esposa Ketura. Siempre que pensamos en Abraham y sus hijos, es la desgracia del hijo de “la esclava”, Ismael, el padre de los árabes de hoy, e Isaac, el hijo de la promesa, nacido en su vejez. Pero Abraham todavía tenía vigor como anciano, y engendró otros hijos después de la muerte de Sara. No hay nada de malo en tomar otra esposa cuando una muera, pero a menudo las otras mujeres y sus hijos son un dolor de cabeza para su papá.

En lugar de motivar a sus “hermanos”, los madianitas se aprovecharon de su pecado para oprimirlos. Y Dios lo permitió para castigar a Israel. En este caso la “pena” fue de siete años.

¿Has recibido alguna “sentencia” de Dios por algún pecado? ¿Cuánto duró?

 

Reflexionando sobre tu vida, ¿cuáles son los instrumentos que Dios ha usado para corregirte?

 

Respondiendo a la tiranía del enemigo

Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio. Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. 

Algunas de las palabras aquí demuestran la intensidad de este castigo:

  • Tiranía
  • Arruinaban
  • Plaga
  • Devastarlo

¿Cuáles palabras describen los momentos más oscuros de tu vida?

 

En lugar de clamar a Dios y recordar sus promesas de victoria, se escondieron. Buscaron cualquier espacio disponible, cualquier refugio, ya fuera montanas o cuevas.

¿Cómo has respondido a la tiranía de un enemigo en tu vida?

 

¿Qué o quién ha sido tu refugio?

 

¿Tiendes a esconderte y retirarte en esas pruebas, en lugar de enfrentarlas?

 

Una invasión como langostas

Este enemigo es realmente intimidante. No solo los madianitas, sino los amalecitas y otros pueblos también vieron la cobardía y la debilidad de Israel y se aprovecharon de ellos. Ningún lugar ni animal fue exento – fue en todo el país, y mataron a todos los animales. No hay esperanza ante esta invasión, como  langostas, con sus camellos y multitudes que devastaron el país. Arruinaban las cosechas y mataron a los animales, dejando a los israelitas muy hambrientos.

¿Sabes cómo es sentirse abrumado por la fuerza y la cantidad de enemigos y problemas que enfrentas?

 

¿Cómo describirías parte de la devastación que el enemigo ha traído a tu vida?

 

 

Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.

Lamentablemente, a menudo tenemos que agotar nuestras fuerzas y remedios para finalmente clamar a Dios por ayuda. En lugar de ser nuestro primer auxilio, es el último.

 

Dios envía un profeta en respuesta a su clamor

Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. 10 Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».

La respuesta del Señor no es muy alentadora. Sí, escuchó su clamor. Sí, les responde. Les envía un profeta (desconocido, pero incluso en este tiempo de pecado hubo profetas en la tierra). Pero Dios no les ofrece alivio. En cambio, les recuerda sus maravillas a favor de su pueblo en el pasado, y su desobediencia. En respuesta a sus milagros, solo pidió que no adoraran a dioses paganos. Pero fue demasiado para ellos, y se rebelaron.

¿Cuáles son algunos de los milagros que Dios ha hecho en tu vida? ¿Qué te ha pedido? ¿Lo has obedecido?

 

Les puede parecer que Dios no los ama y con mucha razón están sufriendo. Pero, sin que ellos lo supieran, el Señor estaba preparando un libertador, parecido a su preparación de Moisés cuando Israel clamó a Dios en su esclavitud en Egipto.