Josué 10: El sol se detiene

1Adonisédec, rey de Jerusalén, se enteró de que Josué había tomado la ciudad de Hai y la había destruido completamente, pues Josué hizo con Hai y su rey lo mismo que había hecho con Jericó y su rey. Adonisédec también supo que los habitantes de Gabaón habían hecho un tratado de ayuda mutua con los israelitas y se habían quedado a vivir con ellos. Esto, por supuesto, alarmó grandemente a Adonisédec y a su gente, porque Gabaón era más importante y más grande que la ciudad de Hai; era tan grande como las capitales reales, y tenía un ejército poderoso.

Gran alarma

Ahora nos enteramos de que Gabaón era una ciudad grande e importante, con un ejército poderoso, lo que hace que sea aún más impresionante que hayan llegado al extremo de engañar a Israel y entregarse para servirlos. El tratado con Israel provoca mucho temor en sus vecinos: si Gabaón se rinde, ¿qué esperanza hay para nosotros? Josué es famoso como un gran guerrero, y el temor de Dios ha caído sobre los habitantes de la tierra. El Señor ha creado un ambiente muy favorable para que Israel derrote a todas estas naciones.

¿Dirías que hay temor de Dios en tu país?   Si no, ¿por qué no?

 

¿Los pecadores tienen respeto y están alarmados por el poder de la iglesia? Si no, ¿por qué no?

 

La respuesta: Unirse y conquistar a Gabaón

Por eso Adonisédec envió un mensaje a los siguientes reyes: Hohán de Hebrón, Pirán de Jarmut, Jafía de Laquis, y Debir de Eglón. El mensaje decía: «Únanse a mí y conquistemos a Gabaón, porque ha hecho un tratado de ayuda mutua con Josué y los israelitas».

No sabemos si Gabaón se dio cuenta de los problemas que causó el tratado con las otras ciudades, pero provocó otra alianza y una batalla inesperada para Israel. Antes, Dios los guio en la campaña para conquistar la tierra. Ahora, debido a este necio tratado, están obligados a entrar en esta batalla y ayudar a Gabaón.

¿Hay situaciones en las que tu vida se complicó porque te involucraste con gente, empresas o grupos en el mundo?

 

¿Crees que Dios sabía cómo esos acuerdos con el mundo complican la vida cuando los prohibió?

 

Entonces los cinco reyes amorreos de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón se unieron y marcharon con sus ejércitos para acampar frente a Gabaón y atacarla. Los gabaonitas, por su parte, enviaron el siguiente mensaje a Josué, que estaba en Guilgal: «No abandone usted a estos siervos suyos. ¡Venga de inmediato y sálvenos! Necesitamos su ayuda, porque todos los reyes amorreos de la región montañosa se han aliado contra nosotros».

Josué salió de Guilgal con todo su ejército, acompañados de su comando especial. Y el Señor le dijo a Josué: «No tiembles ante ellos, pues yo te los entrego; ninguno de ellos podrá resistirte».

No dice nada acerca de consultar a Dios para la estrategia, pero afortunadamente Dios le dio a Josué una promesa de victoria, aparentemente después de que Josué salió a la batalla. Dios honra el pacto que Israel hizo con Gabaón. Josué aprendió de Hai a no ir a la batalla con demasiada confianza; lleva consigo a todo el ejército y su comando especial.

¿Puedes pensar en alguien que haya solicitado la ayuda de los cristianos?

 

¿En cuáles circunstancias debemos ayudarlos?

 

Aunque no conocen a Dios, el Señor puede acompañarnos y favorecernos para prevalecer en una situación y ayudarlos.

 

Después de marchar toda la noche desde Guilgal, Josué los atacó por sorpresa. 10 A su vez, el Señor llenó de pánico a los amorreos ante la presencia del ejército israelita, y este les infligió una tremenda derrota en Gabaón. A los que huyeron los persiguieron por el camino de Bet Jorón, y acabaron con ellos por toda la vía que va a Azeca y Maquedá. 11 Mientras los amorreos huían de Israel, entre Bet Jorón y Azeca, el Señor mandó del cielo una tremenda granizada que mató a más gente de la que el ejército israelita había matado a filo de espada.

Josué utiliza una estrategia que le ha servido bien en el pasado: atacar por sorpresa. Mientras él los atacó, Dios hace su parte, y la hace de manera muy impresionante: llenó de pánico al ejército enemigo, y mandó tremenda granizada del cielo. ¡Así que Dios mató a más gente que el ejército israelita!

Cuando fluimos en el plan y el favor de Dios, Él puede actuar soberanamente para confundir a nuestros enemigos y glorificarse a sí mismo. ¿Tienes esa fe y expectativa de Dios en las batallas en tu vida ahora? ¿Has experimentado algo similar?

 

 

El sol se detiene

Ese poderoso mover de Dios llena a Josué de fe y valentía para pedir algo inusual:

12 Ese día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le dijo al Señor en presencia de todo el pueblo:

«Sol, detente en Gabaón,
luna, párate sobre Ayalón».

13 El sol se detuvo
y la luna se paró,
hasta que Israel
se vengó de sus adversarios.

Esto está escrito en el libro de Jaser. Y, en efecto, el sol se detuvo en el cenit y no se movió de allí por casi un día entero. 14 Nunca antes ni después ha habido un día como aquel; fue el día en que el Señor obedeció la orden de un ser humano. ¡No cabe duda de que el Señor estaba peleando por Israel!

Mucha gente ha intentado explicar este milagro científicamente. Eso no es necesario. Es obvio que el escritor lo cree y lo atribuye al Señor. Josué se lo dijo al Señor, pero luego él dio órdenes al sol y a la luna. Él sabe que solo Dios tiene ese poder para detener el sol. El propósito fue una confirmación dramática de que Dios estaba peleando por Israel. Le dio a Israel (y a Dios) la oportunidad de terminar la batalla. Seguro que también sirvió para engrandecer a Josué a los ojos de Israel y Gabaón (quien no se menciona como participante en la batalla).

¿Crees que está bien que le ordenemos a Dios que haga algo? Mucha gente hoy actúa como si estuviera bien, pero no lo es; por lo tanto dice claramente aquí que fue algo único: Nunca antes ni después ha habido un día como aquel; fue el día en que el Señor obedeció la orden de un ser humano. Ten cuidado de citar algo como lo que hizo Josué aquí para justificar algo indebido.

Josué persigue a los cinco reyes

15 Al terminar todo, Josué regresó a Guilgal con todo el ejército israelita.

16 Los cinco reyes habían huido y se habían refugiado en una cueva en Maquedá. 17 Tan pronto como Josué supo que habían hallado a los cinco reyes en la cueva, 18 dio la siguiente orden: «Coloquen rocas a la entrada de la cueva y pongan unos guardias para que la vigilen. 19 ¡Que nadie se detenga! Persigan a los enemigos y atáquenlos por la retaguardia. No les permitan llegar a sus ciudades. ¡El Señor, Dios de ustedes, ya se los ha entregado!»

Después de algunos errores en sus primeros días al mando del ejército, es obvio que Josué camina con la fuerza y la valentía que Dios le prometió. No se detiene después de una victoria, sino que persigue a sus enemigos, proclamando su fe y confianza en que Dios ya se los entregó.

Es tentador regresar a casa y descansar después de una victoria, pero es importante perseguir una victoria completa sobre todos los aspectos de ese problema o pecado. Sobre todo, aquí, sobre los principales, los reyes. ¿Hay unos “reyes” que aún tienes que perseguir para completar la victoria?

 

Un resumen de la gloriosa victoria de la que disfrutó Israel

20 Josué y el ejército israelita exterminaron a sus enemigos; muy pocos de estos pudieron refugiarse en las ciudades amuralladas. 21 Finalmente, todos los israelitas retornaron a Maquedá sanos y salvos. ¡Nadie en la comarca se atrevía a decir nada contra Israel!

Enemigos exterminados. Ni siquiera las grandes ciudades amuralladas pudieron refugiarlos. ¡Y todos los israelitas sanos y salvos! Con razón, nadie en la región se ha atrevido a hablar en contra de ellos. Están experimentando lo que Dios les prometió, la vida victoriosa.

22 Entonces Josué mandó que destaparan la entrada de la cueva y que le trajeran los cinco reyes amorreos. 23 De inmediato sacaron a los cinco reyes de la cueva: los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón. 24 Cuando se los trajeron, Josué convocó a todo el ejército israelita y les ordenó a todos los comandantes que lo habían acompañado: «Acérquense y písenles el cuello a estos reyes». Los comandantes obedecieron al instante. 25 Entonces Josué les dijo: «No teman ni den un paso atrás; al contrario, sean fuertes y valientes. Esto es exactamente lo que el Señor hará con todos los que ustedes enfrenten en batalla».

Tres lecciones importantes

  1. Los comandantes obedecieron a Josué al instante. Él se ha ganado su respeto y confianza. Esa obediencia es muy importante en la guerra.

¿Tienes ese corazón para obedecer a alguien que Dios ha puesto en autoridad sobre ti?

 

Si eres un líder, ¿actúas de una manera que se gana el respeto y la obediencia de quienes están bajo tu autoridad?

 

 

  1. Josué les comunica a ellos lo que Dios le dijo: No teman, sino sean fuertes y valientes. Josué ha visto que puede confiar en la palabra y la promesa de Dios, y quiere infundir la misma fe y valentía en otros. A veces Dios nos da una palabra solo para nosotros, pero a menudo es importante impartirla a otros.

¿Hay alguna palabra o un pasaje bíblico que Dios te haya dado que pueda ser de aliento para otros que debas compartir?

 

¿Has cometido el error de compartir una palabra que era solo para ti como si fuese para todos?

 

  1. Josué ha aprendido un principio importante de cómo crecer en la fe: Actuar sobre la palabra de Dios y saber que lo que Dios hizo una vez, lo puede hacer otra vez.

Reflexionando sobre cómo Dios ha actuado en tu vida en el pasado, ¿hay algo que puedas aplicar a una batalla actual?

 

Josué sigue adelante: Seis ciudades importantes conquistadas

26 Dicho esto, Josué mató a los reyes, los colgó en cinco árboles, y allí los dejó hasta el atardecer. 27 Cuando ya el sol estaba por ponerse, Josué mandó que los descolgaran de los árboles y los arrojaran en la misma cueva donde antes se habían escondido. Entonces taparon la cueva con unas enormes rocas, que permanecen allí hasta el día de hoy.

28 Ese mismo día Josué tomó Maquedá y mató a filo de espada a su rey y a todos sus habitantes; ¡nadie quedó con vida! Y al rey de Maquedá le sucedió lo mismo que al rey de Jericó.

29 De Maquedá, Josué y todo Israel se dirigieron a Libná y la atacaron. 30 El Señor entregó en manos de Israel al rey y a sus habitantes. Josué pasó a filo de espada a todos sus habitantes; nadie quedó con vida. Y al rey de Libná le sucedió lo mismo que al rey de Jericó.

31 De Libná, Josué y todo Israel se dirigieron a Laquis. El ejército la sitió y la atacó. 32 El Señor la entregó en manos de Israel, y al segundo día la conquistaron. Todos en Laquis murieron a filo de espada, tal como había sucedido con Libná. 33 Además, Horán, rey de Guézer, que había salido a defender a Laquis, fue totalmente derrotado junto con su ejército; nadie sobrevivió a la espada de Josué.

34 De Laquis, Josué y todo Israel se dirigieron a Eglón. Sitiaron la ciudad y la atacaron. 35 En un solo día la conquistaron y destruyeron a todos a filo de espada, tal como lo habían hecho con Laquis.

36 De Eglón, Josué y todo Israel se dirigieron a Hebrón, y la atacaron. 37 El ejército israelita tomó la ciudad y la pasó a filo de espada, de modo que nadie, ni el rey ni ninguno de los habitantes de la ciudad y de sus aldeas, escapó con vida. Y tal como sucedió en Eglón, Hebrón fue destruida completamente.

38 De Hebrón, Josué y todo Israel se dirigieron a Debir y la atacaron. 39 Se apoderaron de la ciudad, de su rey y de todas sus aldeas, y mataron a filo de espada a todos sus habitantes. Nadie quedó con vida; todo fue arrasado. A Debir le sucedió lo mismo que les había sucedido a Libná, a Hebrón y a sus respectivos reyes.

Una y otra vez atacan con valentía y ven a Dios entregar una ciudad tras otra en sus manos. Avanzan confiadamente en la conquista.

Dios combate por su pueblo

40 Así Josué conquistó toda aquella región: la cordillera, el Néguev, los llanos y las laderas. Derrotó a todos sus reyes, sin dejar ningún sobreviviente. ¡Todo cuanto tenía aliento de vida fue destruido completamente! Esto lo hizo según el mandato del Señor, Dios de Israel. 41 Josué conquistó a todos, desde Cades Barnea hasta Gaza, y desde la región de Gosén hasta Gabaón. 42 A todos esos reyes y sus territorios Josué los conquistó en una sola expedición, porque el Señor, Dios de Israel, combatía por su pueblo.

43 Después Josué regresó al campamento de Guilgal junto con todo el ejército israelita.

Es un testimonio fuerte de cómo Dios pelea nuestras batallas, ¡y todo en una sola expedición! Para nosotros, la matanza de tantas personas parece extrema, pero Dios sabe que es importante purificar la tierra y liberarla de toda idolatría. Quiere proporcionar un entorno sano para su pueblo.

Después de esas victorias el ejército fatigado tiene la oportunidad de descansar.

Josué 9: No consultaron al Señor

Altibajos. Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y no repetirlos. Josué aún está al principio de su liderazgo. Tenía un buen aprendizaje y promesas hermosas de éxito. Vemos un oído atento a la dirección del Señor en los primeros capítulos de este libro. Incluso obedeció un mandato impopular de circuncidar a todos los varones. Pero después de la victoria milagrosa en Jericó, Josué descuidó esa conexión esencial con su Dios, y muchos murieron en Hai. El pueblo se llenó del temor y el desánimo. Dios lo rescató y Josué se recuperó con otra victoria. Acaba de leer toda la ley a la nación, quien reafirmó el pacto, pero luego otra vez descuidó esa relación íntima con el comandante de su ejército.

Cómo actúa el enemigo: engaño, mentiras y astucia

1Había reyes que vivían en el lado occidental del Jordán, en la montaña, en la llanura y a lo largo de la costa del Mediterráneo, hasta el Líbano: hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos. Cuando estos monarcas se enteraron de lo sucedido, se aliaron bajo un solo mando para hacer frente a Josué y a los israelitas.

Esta fue la estrategia de la mayoría de sus enemigos. Dios cumplió con la promesa de Éxodo 23:27: En toda nación donde pongas el pie haré que tus enemigos te tengan miedo, se turben y huyan de ti. Ellos no piensan en las debilidades del líder de Israel. Toman una decisión sabia de aliarse para enfrentar a los israelitas como un solo hombre. El diablo sabe que hay fuerza en la unidad, y, lamentablemente, a menudo las fuerzas de maligno demuestran más unidad que el pueblo de Dios. También hay fuerza en los números; tienen la experiencia y la pericia de muchos reyes, y un ejército mucho más grande que Israel.

La noticia de esta alianza no es alentadora para Josué y el pueblo de Israel. Dios ya les ha advertido de las batallas necesarias para conquistar la tierra, y les ha prometido la victoria si siguen a Dios. Nosotros también sabemos que tenemos un enemigo dedicado a hurtar, matar y destruir. Tenemos promesas de victoria. Pero cuando recibimos malas noticias, la tendencia es desmayar y temerse.

¿Sientes a veces que hay enemigos aliados contra ti o tu iglesia?    ¿Cuáles son?

 

¿Cómo respondes a esa amenaza?

 

No sabemos por qué los gabaonitas no se unieron con los otros reyes. Gabaón era una ciudad a unos 10 kilómetros (6 millas) al noroeste de Jerusalén. Tenía un buen suministro de agua; Jeremías (41:12) habla de un “gran estanque que está en Gabaón.” La ciudad era el líder de una liga de otras ciudades cercanas, y la ciudad principal de los heveos. Quizás ya sabían del fracaso de Josué en Hai y creen que pueden engañarlo.

El plan de los gabaonitas

Los gabaonitas, al darse cuenta de cómo Josué había tratado a las ciudades de Jericó y de Hai, maquinaron un plan. Enviaron unos mensajeros, cuyos asnos llevaban costales viejos y odres para el vino, rotos y remendados. Iban vestidos con ropa vieja y tenían sandalias gastadas y remendadas. El pan que llevaban para comer estaba duro y hecho migas. Fueron al campamento de Guilgal, donde estaba Josué, y les dijeron a él y a los israelitas: —Venimos de un país muy lejano. Queremos hacer un tratado con ustedes.

Son muy astutos; lo preparan todo muy bien y van directo al campamento de Israel.

No confíes en las apariencias. Hay que ser tan astuto como el enemigo. Cuidado cuando todo parece bien preparado y hablan con mucha confianza. También ten cuidado con los halagos; su deseo de hacer un tratado puede resultar atractivo para nuestro orgullo.

Los gabaonitas también alejaron a sus vecinos; en lugar de guerrear con ellos contra Israel, se rindieron a ellos. Si Israel no acepta su solicitud, corre el riesgo de ser castigado por Israel y los otros reyes de Canaán. Preferirían confiar en este Dios y su pueblo que en las fuerzas armadas que eran tan impotentes contra Israel en Jericó y Hai.

Tratados prohibidos por la ley

La ley claramente prohibió los pactos o tratados con las naciones de la Tierra Prometida:

No hagas ningún pacto con ellos ni con sus dioses. Si los dejas vivir en tu tierra, te pondrán una trampa para que adores a sus dioses, y acabarás pecando contra mí (Éxodo 23:32-33).

Y Éxodo, el capítulo 34:

12 Ten mucho cuidado de no hacer ningún pacto con los habitantes de la tierra que vas a ocupar, pues de lo contrario serán para ti una trampa. 13 Derriba sus altares, y haz pedazos sus piedras sagradas y sus imágenes de la diosa Aserá. 14 No adores a otros dioses, porque el Señor es muy celoso. Su nombre es Dios celoso. 15 »No hagas ningún pacto con los habitantes de esta tierra, porque se prostituyen por ir tras sus dioses y, cuando les ofrezcan sacrificios a esos dioses, te invitarán a participar de ellos. 16 Y si casas a tu hijo con una de sus mujeres, cuando ella se prostituya por ir tras sus dioses, inducirá a tu hijo a hacer lo mismo.

Israel responde a su invitación

El peligro de algún pacto o tratado con estas naciones es tan obvio que cualquier mención de un pacto debería causar alarma y hacer que busquen una palabra muy clara de Dios.

Los israelitas replicaron: —Tal vez ustedes son de por acá y, en ese caso, no podemos hacer ningún tratado con ustedes.

Tal vez, antes de hablar con Josué, se acercaron al pueblo. Los israelitas saben que está prohibido hacer un pacto. Sospechan y no aceptan de inmediato su engaño:

Ellos le dijeron a Josué: —Nosotros estamos dispuestos a servirles.

Así que parece que fueron a Josué y se ofrecen como sirvientes. Con Josué, no mencionan un pacto.

Y Josué les preguntó: —¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?

Siempre es peligroso dialogar con el enemigo. Josué les abrió la puerta en lugar de rechazar su oferta de servicio.

Ellos respondieron: —Nosotros somos sus siervos, y hemos venido de un país muy distante, hasta donde ha llegado la fama del Señor su Dios. Nos hemos enterado de todo lo que él hizo en Egipto 10 y de lo que les hizo a los dos reyes amorreos al este del Jordán: Sijón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, el que residía en Astarot. 11 Por eso los habitantes de nuestro país, junto con nuestros dirigentes, nos pidieron que nos preparáramos para el largo viaje y que les diéramos a ustedes el siguiente mensaje: “Deseamos ser siervos de ustedes; hagamos un tratado”. 12 Cuando salimos para acá, nuestro pan estaba fresco y caliente, pero ahora, ¡mírenlo! Está duro y hecho migas. 13 Estos odres estaban nuevecitos y repletos de vino, y ahora, tal como pueden ver, están todos rotos. Y nuestra ropa y sandalias están gastadas por el largo viaje.

En respuesta a Josué:

“¿Quiénes son?” Sus siervos.

“¿De dónde vienen?” Un país muy distante.

No ofrecen detalles, lo que debería generar sospechas y más preguntas. Hablan de la fama de su Dios. ¡Quizás se convertirán a creer en Él! Su explicación debería hacer dudar a Josué, pero él no dice nada.

No consultaron al Señor

14 Los hombres de Israel participaron de las provisiones de los gabaonitas, pero no consultaron al Señor. 

A menudo estamos demasiado dispuestos a participar de las provisiones del mundo. Dice que todo estaba desgastado, por lo que no está claro qué compartieron con los israelitas. Posiblemente trajeron oro u otra cosa de valor. Esas provisiones y palabras fueron suficientes para convencer a los hombres de Israel. Ni ellos ni su líder consultaron a Dios.

¿Cuáles errores has cometido por que no consultaste a Dios? ¿Sigues experimentando las consecuencias de ese fracaso?

 

Toma la decisión de consultar siempre a Dios y esperar una confirmación clara de Él antes de actuar.

15 Entonces Josué hizo con ellos un tratado de ayuda mutua y se comprometió a perdonarles la vida. Y los jefes israelitas ratificaron el tratado.

Dios proporciona ancianos y otros líderes para protegernos como pastores. A menudo, un jefe no tiene la confianza para cuestionar a un Josué, y muchos “Josué” no quieren que nadie los cuestione. Lástima que todos los jefes ratificaron el tratado.

Se entierran del engaño

16 Tres días después de haber concluido el tratado con los gabaonitas, los israelitas se enteraron de que eran sus vecinos y vivían en las cercanías. 17 Por eso se pusieron en marcha, y al tercer día llegaron a sus ciudades: Gabaón, Cafira, Berot y Quiriat Yearín. 18 Pero los israelitas no los atacaron porque los jefes de la comunidad les habían jurado en nombre del Señor, Dios de Israel, perdonarles la vida. Y aunque toda la comunidad se quejó contra sus jefes, 19 estos contestaron: —Hemos hecho un juramento en nombre del Señor, y no podemos hacerles ningún daño. 20 Esto es lo que haremos con ellos: les perdonaremos la vida, para que no caiga sobre nosotros el castigo divino por quebrantar el juramento que hicimos.

Cometer estos estos errores es una buena manera de alienar a la familia, la iglesia o tus subordinados, y provocar sus quejas. Los jefes (y Josué) están entre la espada y la pared: el pueblo israelita no está contento, pero ellos juraron en el nombre del Señor. Es admirable que no quebraron con su palabra, pero nos enseña que los votos o juramentos son peligrosos. Hay varios ejemplos bíblicos de eso (Jueces 11:30, 1 Samuel 14:24). Ellos temen el castigo de Dios más que el enojo de la gente. Dios honra esos juramentos y castiga romperlos. Años más tarde, el rey Saúl quebrantó este juramento y Dios castigó a Israel con una hambruna (2 Samuel 21:1-9).

Un pecado a menudo conduce a otro. Cometemos un delito, mentimos para cubrirnos y luego matamos (figurativamente, si no literalmente) a la persona que puede revelar nuestro pecado.

¿Cumples con tu palabra a pesar de las consecuencias?

 

¿Te encuentras ahora en una situación complicada como resultado de una decisión equivocada? ¿Cómo puedes actuar en una manera que honre al Señor? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

Al principio, esta solución con Gabaón puede parecer más fácil que las próximas batallas con la alianza de reyes poderosos. Nadie murió, e Israel adquirió sirvientes. Estaban sometiendo a los gabaonitas a una esclavitud parecida a la que habían dejado en Egipto. Es tentador hacer pactos y acuerdos con el mundo y las fuerzas del maligno. Parece más fácil que luchar para eliminar a ese enemigo de nuestra vida. Aceptamos el engaño y la mentira del enemigo que no es tan malvado. El diablo dice que es demasiado radical y extremo crucificar la carne y sus deseos. Así que, tal como Dios lo advirtió a Israel, dejamos a los “gabaonitas” en nuestras vidas y sirven siempre como trampas y piedras de tropiezo.

21 Luego añadieron: —Se les permitirá vivir, pero a cambio de ser los leñadores y aguateros de la comunidad.

De ese modo, los jefes de la comunidad cumplieron su promesa.

Ya el daño está hecho: Estos engañadores estarán siempre en medio del pueblo santo de Dios como sus sirvientes. Después de fracasar, nosotros a menudo hacemos algo para aliviar el daño, pero casi siempre nos queda algo inconveniente.

¿Hay pactos que tú hayas hecho con el enemigo?       ¿Hay “gabaonitas” en tu vida?

 

¿Qué puedes hacer al respecto?

 

22 Entonces Josué llamó a los gabaonitas y les reclamó: —¿Por qué nos engañaron con el cuento de que eran de tierras lejanas, cuando en verdad son nuestros vecinos? 23 A partir de ahora, esta será su maldición: serán por siempre sirvientes del templo de mi Dios, responsables de cortar la leña y de acarrear el agua.

Aún peor, ¡Josué los coloca en el templo de Dios! Otra vez, sin consultar a Dios. Josué los reclamó; lo que nosotros hacemos a menudo cuando somos culpables. La verdad es que Josué es el responsable. De una manera, tenemos que respetar los esfuerzos de los gabaonitas por preservar sus vidas.

24 Los gabaonitas contestaron: —Nosotros, servidores suyos, fuimos bien informados de que el Señor su Dios ordenó a su siervo Moisés que les diera toda esta tierra y que destruyera a todos sus habitantes. Temimos tanto por nuestra vida que decidimos hacer lo que ya saben. 25 Estamos a merced de ustedes. Hagan con nosotros lo que les parezca justo y bueno.

A veces, el enemigo conoce la Palabra de Dios mejor que nosotros.

26 Así salvó Josué a los gabaonitas de morir a manos del pueblo de Israel. 27 Ese mismo día Josué los hizo leñadores y aguateros de la asamblea israelita, especialmente del altar del Señor que está en el lugar que él mismo eligió. Y así han permanecido hasta el día de hoy.

Ahora nos enteramos de que el pueblo estaba enojado y listo para matarlos. Eso es lo que deben hacer, excepto que ya hicieron un pacto con ellos y juraron en el nombre de Dios. Josué tiene que defenderlos y salvar sus vidas. Cuando Solomon fue coronado rey, el tabernáculo y el altar estaban en Gabaón (2 Crónicas 1:3, 5).

Engañar y mentir es demasiado común hoy en día. Muchos están muy dispuestos a traicionar a otros, mentir y romper su palabra para perseverar su reputación, su trabajo, su ministerio o su matrimonio. El pacto hecho en el matrimonio se rompe fácilmente. Dios nos llama a la integridad total.

¿Qué papel tienen el engaño y la mentira en tu vida?

 

¿Cuáles pactos has hecho?   ¿Eres fiel a esos pactos?

 

Tal como Rajab, lo que empezó con el motivo de salvar vidas y clamar a Dios y su pueblo por misericordia resulta en su salvación e incorporación al pueblo de Israel.

Josué 8: Victoria en Hai

1El Señor exhortó a Josué: «¡No tengas miedo ni te acobardes!

¿En serio? ¿Cómo no tener miedo? Josué acaba de sufrir una derrota humillante, su primera. Vio la destrucción aterradora de una familia entera. Todo su pueblo está temblando de temor. Josué mismo ha pensado en abandonar la misión entera. En estas situaciones no es extraño pensar en el suicidio.

A pesar de la exhortación y mandato a Josué en el primer capítulo para ser fuerte y valiente, Dios sabe que una derrota como la de Hai puede resultar en temor y cobardía. Josué actuó tontamente, pero necesita la misericordia y gracia de Dios en este instante. Necesita una palabra fresca de su Padre. Qué bueno saber que nuestro Dios es compasivo y misericordioso. El entiende nuestra debilidad y está allí para nosotros en los momentos de angustia. No te rechaza, pero no te chinea tampoco. Su palabra para Josué viene en forma de otro mandato: No temas ni desmayes.

¿Sientes que has fracasado y ya no hay esperanza?

¿Has visto la destrucción de tu familia, tu iglesia o tu carrera?

 

¿Has contemplado quitarte la vida?

¿Tienes miedo?

¿Cómo respondes a esta palabra de Dios para ti? ¿Puedes creer que Dios es por ti y entiende lo que sucedió?

 

Dios no se ha olvidado de ti ni te ha abandonado. Puede que había unas consecuencias fuertes, pero hay un futuro y una esperanza para ti. Dios aun te dará la victoria.

La estrategia de Dios para Hai

Toma contigo a todo el ejército, y ataquen la ciudad de Hai.

Josué falló con los pocos soldados que los espías le aconsejaron enviar. Aquí no le da una estrategia espiritual como marchar alrededor de la ciudad y soñar trompetas. Ni es una oportunidad para experimentar una victoria milagrosa con unos pocos soldados. Aquí es un ataque con todo el ejército. Lo que funcionó en Jericó no funciona en Hai. No podemos usar el milagro que Dios hizo en una iglesia particular como un modelo para la victoria en todas las iglesias. Ni podemos usar lo que Dios hizo para ti ayer como una garantía que hará lo mismo hoy. A Dios le gusta mantenernos alertos, para aprovechar la guía del Espíritu Santo en nuestra vida.

Yo les daré la victoria sobre su rey y su ejército; se apropiarán de su ciudad y de todo el territorio que la rodea. Tratarás a esta ciudad y a su rey como hiciste con Jericó y con su rey. Sin embargo, podrán quedarse con el botín de guerra y todo el ganado. Prepara una emboscada en la parte posterior de la ciudad».

Dios lo asegura de la victoria. Cada victoria en tu vida es dada por Dios; es peligroso pensar que vencemos por nuestra fuerza o intelecto superior.

Y lo mismo que resultó en su ira en Jericó, ¡ahora Dios lo permite! ¡Ahora podrán quedarse con el botín y todo el ganado! Hay cosas claramente prohibidas en la Palabra. Ellas no cambian. Pero hay otras cosas que un día Dios permitiera y al otro día sean prohibidas. Puede ser una prueba. Tenemos que siempre buscar a Dios y escuchar su voz.

¿Puedes pensar en ejemplos de algo que un día Dios te prohibió y al otro día permitió?

 

¿Mantienes los oídos abiertos para siempre escuchar la voz del Espíritu? ¿La obedeces?

 

Josué se levanta en obediencia

Se levantó Josué junto con su ejército y fueron a pelear contra Hai. Josué escogió treinta mil guerreros y los envió durante la noche con estas órdenes: «Ustedes pondrán una emboscada en la parte posterior de la ciudad. No se alejen mucho de ella, y manténganse en sus posiciones. Yo me acercaré con mi tropa y, cuando los enemigos salgan a pelear contra nosotros, huiremos como la primera vez. Ellos nos perseguirán, pensando que estamos huyendo de nuevo, y así los alejaremos de la ciudad. Entonces ustedes saldrán de su escondite y se apoderarán de Hai. El Señor les dará la victoria. Cuando hayan capturado la ciudad, quémenla tal como nos lo ordenó el Señor. Estas son mis órdenes».

Dicho esto, Josué envió a los guerreros a preparar la emboscada, y ellos se apostaron entre Betel y Hai, al oeste de la ciudad mientras él, por su parte, pasaba esa noche con su ejército.

No hay evidencia de temor ni cobardía; Josué es el guerrero valiente de nuevo. Sigue exactamente lo que el Señor lo mandó hacer, pero también usa su experiencia y conocimiento para formular todo el plan de ataque. Dios no trata a nosotros como robots; a menudo nos da los puntos principales del plan y nos permite planear los detalles.

10 Muy de mañana se levantó Josué, pasó revista al ejército y, junto con los jefes de Israel, se puso en marcha hacia Hai. 11 Todos los guerreros que iban con Josué llegaron cerca de Hai y acamparon al norte de la ciudad. Solo había un valle entre ellos y la ciudad. 12 Josué envió a cinco mil guerreros a preparar la emboscada, y ellos se escondieron entre Betel y Hai, al oeste de la ciudad. 13 De esa manera, una tropa acampó al norte de la ciudad y la otra al oeste. Esa noche Josué avanzó hacia el medio del valle.

14 Cuando el rey de Hai se dio cuenta de lo que pasaba, se apresuró a salir con toda su tropa a pelear contra Israel, en la pendiente que está frente al desierto, sin saber que le habían puesto una emboscada en la parte posterior de la ciudad. 15 Josué y su tropa, fingiéndose derrotados, huyeron por el camino que lleva al desierto. 16 Mientras tanto, todos los hombres que estaban en la ciudad recibieron el llamado de perseguir a los israelitas, alejándose así de Hai. 17 No quedó ni un solo hombre en Hai o en Betel que no hubiera salido a perseguir a Israel, de modo que la ciudad de Hai quedó desprotegida.

No es siempre así, pero cuando hacemos las cosas a la manera de Dios es más probable el éxito.

18 Entonces el Señor le ordenó a Josué: «Apunta hacia Hai con la jabalina que llevas, pues en tus manos entregaré la ciudad». Y así lo hizo Josué. 19 Al ver esto, los que estaban en la emboscada salieron de inmediato de donde estaban y, entrando en la ciudad, la tomaron y la incendiaron.

20 Cuando los hombres de Hai miraron hacia atrás, vieron que subía de la ciudad una nube de humo. Entonces se dieron cuenta de que no podían huir en ninguna dirección, porque la gente de Josué que antes huía hacia el desierto ahora se lanzaba contra sus perseguidores. 21 En efecto, tan pronto como Josué y todos los israelitas vieron que los que tendieron la emboscada habían tomado la ciudad y la habían incendiado, se volvieron y atacaron a los de Hai. 22 Los de la emboscada salieron de la ciudad y persiguieron a los guerreros de Hai, y así estos quedaron atrapados por todos lados. Los israelitas atacaron a sus enemigos hasta no dejar ni fugitivos ni sobrevivientes. 23 Al rey de Hai lo capturaron vivo y se lo entregaron a Josué.

El plan del Señor y de Josué funciona perfectamente.

No dejaron ni un sobreviviente

24 Después de que los israelitas terminaron de matar a filo de espada, en el campo y el desierto, a todos los guerreros de Hai que habían salido a perseguirlos, regresaron a la ciudad y del mismo modo mataron a todos los que quedaban. 25 Ese día murieron todos los habitantes de Hai, como doce mil hombres y mujeres. 26 Josué mantuvo extendido el brazo con el que sostenía su jabalina, hasta que el ejército israelita exterminó a todos los habitantes de Hai. 27 Y tal como el Señor había mandado, el pueblo se quedó con el botín de guerra y todo el ganado. 28 Luego Josué incendió la ciudad, reduciéndola a escombros, como permanece hasta el día de hoy. 29 También mandó ahorcar en un árbol al rey de Hai, y ordenó que dejaran su cuerpo colgando hasta la tarde. Al ponerse el sol, Josué mandó que bajaran el cuerpo del rey y lo arrojaran a la entrada de la ciudad. Así mismo, pidió que se amontonaran piedras encima del cadáver. Y ese montón de piedras permanece hasta el día de hoy.

.Honrar a Dios por la victoria

30 Entonces Josué levantó, en el monte Ebal, un altar al Señor, Dios de Israel, 31 tal como Moisés, siervo del Señor, había ordenado a los israelitas. Lo levantó de acuerdo con lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, es decir, que no habían sido trabajadas con ninguna herramienta. En él ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión al Señor.

Después de la derrota, podría ser tentador para Josué exaltarse como el gran guerrero que venció a Hai, pero él da toda la honra a Dios. Es importante después de la victoria no vanagloriarse ni olvidarse del Señor. Estos son los primeros sacrificios en la Tierra Prometida. El altar y sus holocaustos mantienen el enfoque firmemente en Dios, quien los dio la victoria. La victoria es de Dios, pero como sucede muchas veces, nosotros tenemos que guerrear y hacer el trabajo. Decir que Dios nos da la victoria no significa, en muchos casos, que nos sentemos y no hagamos nada.

El monte Ebal está a unos 32 km (20 millas) de Hai. Todos tenían que viajar al monte y acampar allí.

La palabra escrita y proclamada

32 Allí, en presencia de los israelitas, Josué escribió en tablas de piedra una copia de la ley que Moisés había escrito. 33 Todos los israelitas, con sus jefes, oficiales y jueces, estaban de pie a ambos lados del arca del pacto, frente a los sacerdotes levitas que la cargaban en hombros. Tanto los israelitas como los inmigrantes tomaron sus posiciones, la mitad de ellos hacia el monte Guerizín y la otra mitad hacia el monte Ebal, tal como Moisés, siervo del Señor, había mandado cuando bendijo por primera vez al pueblo de Israel.

34 Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la ley. 35 De esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés.

Esto es muy importante e impresionante. En el espacio de pocos días Josué circuncidó a los varones, celebraron la Pascua, derrotaron a Jericó, fueron derrotados en Hai, vieron el juicio de Dios y su fe fue restaurada en la victoria de Hai. Ahora, en el monte Ebal, tal vez parecida a su experiencia en Sinaí, ofrecen holocaustos y se acercan al Señor.

Por primera vez leemos de la ley escrita por mano de Josué, quien estaba presente con Moisés cuando el recibió la mayoría de ella. Escuchar la Palabra del Señor era algo muy solemne, y tenían que mantener un orden. Todos estaban presentes, y Josué leyó toda la ley, no omitiendo ni una palabra. Son los libros de la ley que tenemos en nuestras Biblias hoy. Josué no era solo un guerrero, sino también un líder espiritual.

Josué 7: El «pero» fatal

Jericó representó un gran paso adelante para Josué y para todo el país. Fue una victoria tan impresionante que hasta el día de hoy hablar de la caída de los muros de Jericó se refiere a un obstáculo imposible en nuestra vida que superamos por el poder de Dios. Josué se hizo famoso por todo el país. Fue la primera prueba de seguir la estrategia de Dios al pie de la letra. ¿O fue al pie de la letra? ¿Puede un solo hombre estropear este triunfo?

El fatal “pero”

1Sin embargo, los israelitas desobedecieron al Señor conservando lo que él había decidido que fuera destinado a la destrucción, pues Acán hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera, guardó para sí parte del botín que Dios había destinado al exterminio. Este hombre de la tribu de Judá provocó la ira del Señor contra los israelitas.

Qué rápido pueden cambiar las cosas. Quizás tú lo hayas experimentado: Una gran victoria, una casa nueva, la iglesia creciendo y prosperando. Tú, aclamado como un gran siervo del Señor. Todos maravillados por la manera en que Dios está trabajando. Y de repente, todo fracasa.

En los primeros seis capítulos de Josué, el “después” ha sido pura bendición. Josué recibió una palabra de aliento de Dios e hizo todo conforme a esa palabra. Cruzaron el Jordán, Dios les quitó el oprobio de Egipto y celebraron la Pascua. Ahora los muros de Jericó se cayeron; uno de los milagros más impresionantes de la historia. Josué está súper contento.

“Sin embargo” es como “pero.” Ese “pero” nos causa muchos problemas. Lamentablemente, en medio de la victoria a menudo hay una derrota. No podemos culpar a Josué. Dejó claro que tenían que destruirlo todo. Por las apariencias, hicieron todo bien. Josué no sabe nada. El gran problema de la victoria es no prestar atención a la voz del Señor, descuidar la comunión con Él y sentirse muy confiado.

Desde el comienzo del capítulo sabemos quién pecó. Desde el principio, Dios conoce la fuente del problema. Él sabe lo que esté pasando en tu iglesia o en tu familia. Pero a veces tenemos que pasar por un proceso doloroso para solucionar el problema. Es mejor mantener esa comunión continua con el Señor.

He notado la naturaleza corporativa de la obra de Dios, y está muy claro aquí. Dice que “los israelitas desobedecieron al Señor” y la ira de Dios fue provocada “contra los israelitas.” ¡Pero es solo un hombre! ¡Todos los demás, miles de personas, obedecieron a Dios! ¡Seguramente no todo el mundo tiene que sufrir por el pecado de uno! No parece algo tan grande, para provocar la ira del Señor contra toda la nación. Oh, ¡cómo hemos perdido el entendimiento de nuestro Dios! Carecemos del corazón de Dios para nosotros como su pueblo y para la santidad.

¿Conservas algo que es anatema para Dios?

 

¿Algo que Él ha dicho claramente tiene que ser destruido?

 

¿Entiendes la importancia del cuerpo de Jesús, la iglesia, para Dios?

Es durísimo tener la ira de Dios contra ti o tu iglesia. Es peor no darse cuenta de que está enojado. Depende de Josué, como su líder, tener un oído abierto para discernir el corazón del Señor. Es cierto que es joven en su liderazgo, pero tiene 40 años de preparación, observando a Moisés y pasando horas en la presencia de Dios. Su fracaso aquí resulta en una matanza fea, tal como la falla de un líder hoy puede ser devastadora.

¿Estás en peligro de cometer el mismo error que Josué?

¿Pudo pecado haber provocado la ira de Dios contra toda tu familia?

¿O contra toda tu iglesia?

 

Josué actúa como si todo estuviera bien y envía más espías

Josué envió a unos hombres de Jericó hacia Hai, lugar cercano a Bet Avén, frente a Betel, y les dijo: «Vayan a explorar la tierra». Fueron, pues, a explorar la ciudad de Hai. 

Nunca dice que Dios le mandó a Josué que enviara espías a Jericó. Notamos algunas inquietudes sobre esa decisión (capítulo 3, Josué 2); si estuvo mal, tal vez el Señor lo permitió debido a la inexperiencia de Josué. Pero esta vez no se menciona a Dios. Parece que Josué nunca buscó al Señor por su voluntad y el próximo paso en la conquista.

Es tan fácil para nosotros caer en la rutina y tomar el control de nuestras vidas. Experimentamos un toque o un milagro del Señor, leemos o escuchamos acerca de una “formula” para el éxito y la bendición, y seguimos esa fórmula. Ya no necesitamos a Dios.

El peligro de tener demasiada confianza en sí mismo

Poco después regresaron y le dieron el siguiente informe a Josué: «No es necesario que todo el pueblo vaya a la batalla. Dos o tres mil soldados serán suficientes para que tomemos Hai. Esa población tiene muy pocos hombres y no hay necesidad de cansar a todo el pueblo». 

¿En qué, o en quien, confías más? ¿Tu intelecto, sentido común y los científicos? ¿Gente bajo tu autoridad? ¿O Dios y la guía del Espíritu Santo?

 

 

Jericó debería ser un ejemplo vívido de cómo Dios va contra la corriente y puede hacer cosas completamente en contra de nuestra comprensión de la situación. Pero eso exige una conexión viva con Dios y la fe para obedecer lo que no tiene sentido para nosotros.

La evaluación de estos espías, basada en sus sentidos humanos, es que Hai será una victoria fácil. Y Josué no somete ese consejo al Señor para que lo confirme.

Derrota

Por esa razón, solo fueron a la batalla tres mil soldados, pero los de Hai los derrotaron. El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado, todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo.

Josué es el responsable de la derrota, el ejército vencido y los muchos muertos. Pero las consecuencias de su pecado, y el pecado de Acán, son aún más profundas y problemáticas: todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo. NTV: Los israelitas quedaron paralizados de miedo ante esto, y su valentía se desvaneció. LBA: el corazón del pueblo desfalleció y se hizo como agua.

¿No lo has experimentado tú? Dios contesta una oración y hace un milagro en tu vida. Tienes mucha valentía  y mucha fe para hacer grandes cosas por el Reino. Pero permites que el éxito y los elogios de la gente engrandecen tu cabeza, y descuidas tu relación con Dios. De un momento a otro, la valentía se va y el temor llena tu corazón. No solo murieron muchas personas; existe una gran posibilidad de que toda la misión falle. Josué ya vio los resultados del temor cuarenta años atrás, y sabe que es posible que la gente entre en pánico. En ese entonces querían volver a la esclavitud en Egipto. Quien sabe qué locura podría pasar esta vez. Josué solo tiene días como líder y ya está fracasando.

¿Cómo responderías en esta situación?

 

Algunos se rinden; incluso se suicidan. ¿Has sido responsable de algo tan devastador? ¿Cómo respondiste?

 

¿Te sientes vencido ahora? ¿Acobardado y lleno del temor?

 

Josué se postra ante el Señor

Ante esto, Josué se rasgó las vestiduras y se postró rostro en tierra ante el arca del pacto del Señor. Lo acompañaban los jefes de Israel, quienes también mostraban su dolor y estaban consternados. 

Es bueno que el primer instinto de Josué sea buscar a Dios. Se humilla. Va directo al arca. Y tiene el apoyo de los jefes. No se han rebelado ni acusado a Josué de fallar, sino que lo acompañan en su oración. Parece estar haciendo todo lo necesario para recibir una respuesta del Señor: Está postrado ante el arca, con la ropa rasgada. Otras versiones incluyen que se quedaron así “hasta el anochecer.” Probablemente pasaron varias horas allí. Pero las acciones religiosas no garantizan la respuesta que esperas del Señor.

¿Cómo respondes tú a tus fracasos?

 

¿Sabes lo que es ser responsable del dolor y el temor de muchas personas?

 

Si eres un “jefe” trabajando con un “Josué,” ¿lo acompañas en sus momentos de angustia?

 

Josué le reclamó a Dios: —Señor y Dios, ¿por qué hiciste que este pueblo cruzara el Jordán, y luego lo entregaste en manos de los amorreos para que lo destruyeran? ¡Mejor nos hubiéramos quedado al otro lado del río! Dime, Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel ha huido de sus enemigos? Los cananeos se enterarán y llamarán a los pueblos de la región; entonces nos rodearán y nos exterminarán. ¡Qué será de tu gran prestigio!

Josué se rasgó las vestiduras y se postró rostro en tierra, pero su oración revela problemas en su corazón. Claro que siempre está bien acercarse al Señor. Pero también hay un lugar para examinar el corazón antes de presentar tu petición, y para pasar tiempo en adoración para orientar tu perspectiva. Josué lo llama “Señor y Dios,” pero la oración no refleja una sumision a Él. Es complicado “juzgar” la oración de otro hombre, pero aquí hay problemas obvios. ¿Pueden estar presentes en tus oraciones?

  1. Siempre es peligroso iniciar una oración con “¿Por qué?” Dios es soberano y no tiene que rendir cuentas a nosotros. ¡Josué culpa a Dios de su derrota! El suena como Israel después de salir de Egipto. Le dice a Dios “tú hiciste” que cruzáramos el rio, y tú a propósito nos “entregaste” a nuestros enemigos para que nos destruyeran. Cuando estamos en pecado y derrota, es fácil perder la perspectiva y sentir que Dios está en contra nuestra. Temerosos, el enemigo nos llena de mentiras, y las aceptamos. Es cierto que hay mucho que no entendemos y es natural preguntarle a Dios “¿Por qué?” Pero estamos en una posición delicada cuando lo hacemos.

¿Cuáles preguntas de “¿Por qué?” tienes para Dios ahora?

 

¿Puedes someterlas a su soberanía y confiar en Él sin una explicación?

 

  1. Josué se arrepiente de obedecer a Dios, caminar en su llamado y liderar a su pueblo. Suena exactamente como Israel cuando prefirieron volver a su esclavitud en Egipto. Es fácil romantizar el pasado y abandonar los sueños y la visión que Dios te ha dado de tu destino. Parece mejor volver a la vida anterior.
  2. Suena exigente: “Dime, Señor.” Es natural que sienta miedo y no sepa cómo responder al pueblo desesperado. Pero en lugar de responder con una palabra de fe, basada en las promesas de Dios de poseer la tierra, Josué busca algo para tranquilizar a la gente.
  3. El temor de fracasar es común y fuerte. En el momento de la derrota es fácil exagerar sus consecuencias y la fuerza del enemigo. Josué se olvida de la gran victoria en Jericó y solo se concentra en esta derrota. ¿Es el temor de fracasar un problema para ti?
  4. Josué finge estar preocupado por el gran prestigio de Dios, pero yo creo que en realidad estaba pensando en su propio prestigio. Hace apenas unos días todo el pueblo lo elogiaba. Las cosas pueden cambiar rápidamente.
  5. Toda la oración carece de fe, reflexión o humildad. No es el tipo de oración que agrada a Dios, lo cual es obvio por la respuesta del Señor:

10 Y el Señor le contestó: —¡Levántate! ¿Qué haces allí postrado? 

Una oración que Dios no quiere escuchar

Hay momentos en los que el Señor no se impresiona con el creyente postrado o en ayunas. El tipo de oración que acabamos de ver no toca el corazón de Dios; lo irrita.

11 Los israelitas han pecado y han violado la alianza que concerté con ellos. Se han apropiado del botín de guerra que debía ser destruido y lo han escondido entre sus posesiones. 12 Por eso los israelitas no podrán hacerles frente a sus enemigos, sino que tendrán que huir de sus adversarios. Ellos mismos se acarrearon su destrucción.

La persona en pecado no puede hacerle frente a su enemigo. A pesar de la palabra y las promesas del Señor, no lograremos nada si hay pecado en nuestra vida o si somos infieles al compromiso que hicimos con Dios. Josué debería saber que había pecado en el pueblo, pero estaba demasiado ocupado con su reputación y el éxito en Jericó para verlo. A veces provocamos nuestra propia destrucción. En primer lugar, tenemos que estar bien con Dios. Incluso el pecado de un solo hombre puede manchar una iglesia entera.

¿Estás seguro de que tu relación con Dios está bien?

 

¿Hay algo que tú tengas que confesarle?

 

¿Has sido fiel a los votos y promesas que le hiciste al Señor?

¿Estas huyendo del enemigo e incapaz de hacerles frente a tus adversarios?

 

Dios amenaza con no seguir a su lado

Y, si no destruyen ese botín que está en medio de ustedes, yo no seguiré a su lado. 

En el capítulo uno, Dios le prometió a Josué que nunca lo desampararía. Lo acompañaría a donde quiera que vaya. Pero ahora, como casi todas las promesas bíblicas, vemos que existen condiciones para esa promesa. Si Josué no busca el botín para destruirlo, Dios ya no estará con ellos.

Josué dejó en claro que tenían que destruir todo el botín. No sabía nada de lo que hizo Acán. Solo un hombre pecó. Pero todo el pueblo sufrirá e incluso Josué perderá la presencia y la bendición del Señor.

¿Hay algo que tú tienes que destruir?

 

¿Es posible que estés sufriendo porque tienes algo que es anatema para el Señor?

 

¿O sea tu conyugue o tu hijo que lo tiene?

El remedio

13 ¡Levántate! ¡Purifica al pueblo!

Hay momentos para orar y hay momentos en los que tenemos que levantarnos y actuar. Si hay algo inmundo que ofende a Dios, primero tenemos que purificarlo.

Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana, y que yo, el Señor, Dios de Israel, declaro: “¡La destrucción está en medio de ti, Israel! No podrás resistir a tus enemigos hasta que hayas quitado el oprobio que está en el pueblo”. 14 Mañana por la mañana se presentarán por tribus. La tribu que yo señale por suertes presentará a sus clanes; el clan que el Señor señale presentará a sus familias; y la familia que el Señor señale presentará a sus varones. 15 El que sea sorprendido en posesión del botín de guerra destinado a la destrucción será quemado junto con su familia y sus posesiones, pues ha violado el pacto del Señor y ha causado el oprobio a Israel.

Dios le da a Josué instrucciones detalladas. Primero, tienen que consagrarse, lo que significa dedicarse de nuevo al Señor, confesar y arrepentirse de todo pecado y preparar el corazón para un encuentro con un Dios santo. Hacen todo en el tiempo del Señor: al día siguiente por la mañana. Obviamente, no le corresponde a Josué cambiar esos detalles para acomodarlo a su agenda. Dios siempre tiene prioridad.

En lugar de simplemente revelarle a Josué quién era y ordenarle que lo disciplinara, hay este proceso que incluye el uso de suertes para identificar al culpable.

Violar el pacto de Dios causa oprobio a toda una iglesia, y toda la familia. Su esposa, hijos y animales serán quemados, junto con todas sus posesiones. Lamentablemente, la familia sufre por el pecado del varón.

¿Hay algún pecado que tengas que confesarle al Señor?

 

El oprobio quitado al pueblo

16 Al día siguiente, muy de madrugada, Josué mandó llamar, una por una, a las tribus de Israel; y la suerte cayó sobre Judá. 17 Todos los clanes de Judá se acercaron, y la suerte cayó sobre el clan de Zera. Del clan de Zera la suerte cayó sobre la familia de Zabdí. 18 Josué, entonces, hizo pasar a cada uno de los varones de la familia de Zabdí, y la suerte cayó sobre Acán hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera. 19 Entonces Josué lo interpeló:

—Hijo mío, honra y alaba al Señor, Dios de Israel. Cuéntame lo que has hecho. ¡No me ocultes nada!

Tendemos a creer que todo estará bien si alguien es honesto, confiesa su pecado, se arrepiente y hace cualquier restitución indicada. Josué lo llama “hijo mío” y le ofrece la oportunidad de honrar y alabar al Señor. Veamos si hay otra oportunidad para este hombre:

20 Acán le replicó: —Es cierto que he pecado contra el Señor, Dios de Israel. Esta es mi falta: 21 Vi en el botín un hermoso manto de Babilonia, doscientas monedas de plata y una barra de oro de medio kilo. Me deslumbraron y me apropié de ellos. Entonces los escondí en un hoyo que cavé en medio de mi carpa. La plata está también allí, debajo de todo.

¿Cuántos de nosotros hemos visto algo hermoso que no nos pertenece y lo robamos? Este botín tiene bastante valor. Lo escondió, lo que significa que Acán ya sabía que estaba mal, pero ahora confiesa todo.

Tal vez una de las lecciones más importante de este capítulo es el peligro del “yo.” El egoísmo es poderoso y nos ciega a las consecuencias de nuestras acciones para otras personas. Ellas pueden incluir el hombre desconocido al que le robamos, hasta nuestros padres, amigos, iglesia, hijos y conyugue. Acán puede decir que estaba pensando en la felicidad de su esposa cuando tomó el hermoso manto por ella. Puede que haya estado pensando en la casa que construiría para su familia con la plata y el oro, pero no estaba pensando con claridad. Creía que lo escondió y nadie lo sabía. Pero debido a su pecado, muchas mujeres perdieron a sus maridos y el corazón de todo el pueblo desfalleció.  No podemos ocultarle nada a Dios.

Los mandamientos más importantes son el amor a Dios y el amor al prójimo. El egoísmo no piensa en los demás ni evalúa las consecuencias para la relación con Dios o con otros. No hay amor en el egoísmo.

¿Cómo está tu amor?

No es fácil superar el egoísmo. ¿Qué porcentaje de tus decisiones son egoístas?

 

¿Piensas en las consecuencias de tus acciones antes de actuar?

 

22 En seguida, Josué envió a unos mensajeros, los cuales fueron corriendo a la carpa de Acán. Allí encontraron todo lo que Acán había escondido, 23 lo recogieron y se lo llevaron a Josué y a los israelitas, quienes se lo presentaron al Señor. 

Cuando hay algo prohibido en nuestra vida, tenemos que presentárselo al Señor. ¿Tienes algo escondido en tu carpa?

¿En un archivo en tu teléfono o computadora?

 

24 Y Josué y todos los israelitas tomaron a Acán, bisnieto de Zera, y lo llevaron al valle de Acor, junto con la plata, el manto y el oro; también llevaron a sus hijos, sus hijas, el ganado, su carpa y todas sus posesiones. Cuando llegaron al valle de Acor, 25 Josué exclamó:

—¿Por qué has traído esta desgracia sobre nosotros? ¡Que el Señor haga caer sobre ti esa misma desgracia!

La codicia está prohibida en los Diez Mandamientos, y puede totalmente consumirnos.

El tipo es culpable y tiene que morir. Pero no solo él, sino todo lo que tiene y toda su familia. Lamentablemente, el perdón de Dios no siempre significa que evitamos las consecuencias de nuestras acciones. Pregunta al rey David cuando llegues al cielo. O el privado de libertad con cadena perpetua.

¿Estás en este momento sufriendo las consecuencias de algún error del pasado?

 

¿Hay algo que puedas hacer para reducir el impacto de esas consecuencias?

 

Entonces todos los israelitas apedrearon a Acán y a los suyos, y los quemaron. 26 Luego colocaron sobre ellos un gran montón de piedras que sigue en pie hasta el día de hoy. Por eso aquel lugar se llama valle de Acor. Así aplacó el Señor el ardor de su ira.

Siempre alguien tiene que morir para aplacar el ardor de la ira de Dios. Damos gracias a Dios por su Hijo, Jesucristo, quien murió en nuestro lugar. ¡Gracias Jesús! No tenemos que matar a nadie hoy, pero tenemos que guardar la santidad de la iglesia y de nuestras vidas para evitar la ira de Dios

A menudo nuestra familia sufre por nuestros errores. Que el Señor tenga misericordia de tu familia. Por amor a ellos y tu iglesia, nunca caigas en el pecado de Acán.

Josué 6:6-27: ¡Derribar los muros!

¡Por fin llegó el día! ¡Más de 40 años de espera! ¡La primera batalla dentro de la tierra prometida! Dios le reveló el plan para la victoria a Josué, y él simplemente sigue las instrucciones del Señor.

El orden de Dios para la batalla

Hablando con autoridad, empieza con los sacerdotes:

Josué hijo de Nun llamó a los sacerdotes y les ordenó: «Carguen el arca del pacto del Señor, y que siete de ustedes lleven trompetas y marchen frente a ella». 

La batalla es espiritual, peleada en los cielos. No se trata de sus armas ni de su fuerza. Sacerdotes, el arca de la presencia de Dios y las trompetas inician la batalla. Aunque es una orden, hay lugar para la elección personal: entre los sacerdotes eligen siete para llevar trompetas.

Josué era hombre de guerra. Esta es la primera batalla en Canaán. ¿Cómo crees que se siente con este plan de batalla? ¿Por qué?

 

Si tu fueses sacerdote, ¿cómo te sentirías con esta asignación?

 

Y le dijo al pueblo: «¡Adelante! ¡Marchen alrededor de la ciudad! Pero los hombres armados deben marchar al frente del arca del Señor».

La palabra clave aquí es “¡adelante!” Tenemos que esperar esa palabra del Señor, pero cuando Él la dice, es hora de caminar.

Empiezan a marchar

Dios no mencionó nada en sus instrucciones sobre el resto del pueblo marchando, pero Josué los incluye. Coloca a los soldados al frente del arca, aunque Dios dijo que los sacerdotes con trompetas deberían encabezar la procesión (6:4). Los siguientes versos revelan cómo Josué acomodó a sus soldados, mientras él obedeció las órdenes del Señor:

Cuando Josué terminó de dar las instrucciones al pueblo, los siete sacerdotes marcharon al frente del arca del pacto del Señor tocando sus trompetas; y el arca del pacto les seguía. Los hombres armados marchaban al frente de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y tras el arca marchaba la retaguardia. Durante todo ese tiempo las trompetas no cesaron de sonar. 

¿Qué significan las trompetas? Además de invocar la presencia del Señor y obedecer sus órdenes, sería desalentador para la gente de Jericó escucharlas y ver esta extraña procesión.

10 Al resto del pueblo, en cambio, Josué le ordenó marchar en silencio, sin decir palabra alguna ni gritar hasta el día en que les diera la orden de gritar a voz en cuello.

Es difícil para algunos guardar silencio, y siempre hay alguien que murmura: “¿Por qué tenemos que esperar siete días para gritar? ¿Por qué Josué quiere controlar todo lo que hacemos?” Pero esa obediencia absoluta es esencial para la victoria.

¿Tienes un espíritu sumiso, para esperar el tiempo del Señor? ¿Cómo disciernes cuándo es el momento de marchar en silencio y cuándo hay que gritar?

 

11 Josué hizo llevar el arca alrededor de Jericó una sola vez. Después, el pueblo regresó al campamento para pasar la noche. 12 Al día siguiente, Josué se levantó temprano, y los sacerdotes cargaron el arca del Señor. 13 Los siete sacerdotes que llevaban las trompetas tomaron la delantera y marcharon al frente del arca mientras tocaban sus trompetas. Los hombres armados marchaban al frente de ellos, y tras el arca del Señor marchaba la retaguardia. ¡Nunca dejaron de oírse las trompetas! 14 También en este segundo día marcharon una sola vez alrededor de Jericó, y luego regresaron al campamento. Así hicieron durante seis días.

Seis días de hacer exactamente lo mismo, sin ver ningún resultado.

¿Tienes esa paciencia y disciplina?

¿Sigues orando día tras día sin ver la respuesta?

¿Puedes confiar en lo que dice Dios?

El séptimo día

15 El séptimo día, a la salida del sol, se levantaron y marcharon alrededor de la ciudad tal como lo habían hecho los días anteriores, solo que en ese día repitieron la marcha siete veces. 16 A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas, y Josué le ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad! 

Con toda la fe, Josué declara que Dios les ha entregado la ciudad. Es un momento de suspenso, a ver si todos lo hacen según el mandato de Dios y si los muros se caen.

¿Hay algo en tu vida ahora que tengas que reclamar de acuerdo con la palabra de Dios?

 

¿Podría ser este el momento de gritar?

 

17 Jericó, con todo lo que hay en ella, será destinada al exterminio como ofrenda al Señor. Solo se salvarán la prostituta Rajab y los que se encuentren en su casa, porque ella escondió a nuestros mensajeros. 18 No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia. 19 El oro y la plata y los utensilios de bronce y de hierro pertenecen al Señor: colóquenlos en su tesoro».

No siempre fue así, pero en este caso la ciudad es una ofrenda al Señor. Todo será anatema, para ser destruido por completo. Hay tres detalles muy importantes:

  1. Tienen que ser fiel a la palabra de los espías y salvar a Rajab y aquellos de su casa.
  2. No pueden tomar nada consagrado a la destrucción. Sería una maldición que haría anatema el campamento de Israel y lo destruiría.
  3. Tienen que buscar y cuidadosamente llevar todo de valor (oro, plata y utensilios de bronce y de hierro) al tesoro del Señor. Hay cosas que pertenecen a Dios y ¡ay de la persona que las toca!

20 Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, y la gente gritó a voz en cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó, sin ceder ni un centímetro, y tomó la ciudad. 21 Mataron a filo de espada a todo hombre y mujer, joven y anciano. Lo mismo hicieron con las vacas, las ovejas y los burros; destruyeron todo lo que tuviera aliento de vida. ¡La ciudad entera quedó arrasada!

Dios hizo lo imposible y las murallas se derrumbaron. Dios abrió el camino. Ahora ellos tienen que avanzar y matar a todos. La matanza es fuerte para nosotros en esta época, pero fue necesario para ellos, y ordenada por Dios, para empezar la purificación de la tierra.

Hoy no matamos a los incrédulos. Somos sal y luz en medio del mundo, y tenemos que mantener siempre nuestra pureza espiritual. ¿Hay algo o alguien que tengas que eliminar de tu vida que sea una piedra de tropiezo para ti?

 

Este es un gran milagro, y un ejemplo poderoso de cómo Dios nos da la victoria en las batallas de la vida. ¿Hay un “Jericó” en tu vida ahora? ¿Tienes la fe que Dios derrumbará las murallas de esa fortaleza?

 

Salvan a Rajab y su familia

22 Ahora bien, Josué les había dicho a los dos exploradores: «Vayan a casa de la prostituta, y tráiganla junto con sus parientes, tal como se lo juraron». 23 Así que los jóvenes exploradores entraron y sacaron a Rajab junto con sus padres y hermanos, y todas sus pertenencias, y llevaron a toda la familia a un lugar seguro, fuera del campamento israelita. 

Los mismos jóvenes que Rajab salvó ahora vuelven a su casa y rescatan a ella y a sus parientes. Como gentiles inmundos, tenían que quedarse fuera del campamento, pero luego serían incluidos en el pueblo de Israel. Es uno de varios ejemplos del Antiguo Testamento de la inclusión de los gentiles en la familia de Dios, que fue parte del plan de Dios desde el principio.

¿Eres fiel a tu palabra? ¿Cumples las promesas hechas a otros? ¿Tienes que pedir perdón por alguna promesa que no cumpliste? ¿Hay algo prometido que incluso ahora tienes que cumplir?

 

 

24 Solo entonces los israelitas incendiaron la ciudad con todo lo que había en ella, menos los objetos de plata, de oro, de bronce y de hierro, los cuales depositaron en el tesoro de la casa del Señor. 25 Así Josué salvó a la prostituta Rajab, a toda su familia y todas sus posesiones, por haber escondido a los mensajeros que él había enviado a Jericó. Y desde entonces, Rajab y su familia viven con el pueblo de Israel.

Incluso en el tabernáculo había un tesoro. Con mucho cuidado hicieron exactamente lo que Dios les mandó hacer: Incendiaron toda la ciudad.

La ciudad maldita

26 En aquel tiempo, Josué hizo este juramento:

«¡Maldito sea en la presencia del Señor
el que se atreva a reconstruir esta ciudad!
Que eche los cimientos
a costa de la vida de su hijo mayor.
Que ponga las puertas
a costa de la vida de su hijo menor».

Josué pronuncia una maldición sobre cualquiera que reconstruya la ciudad, incluso sobre sus hijos. Parece un poco extraño, pero sería un monumento apropiado del poder de Dios para abrir el camino a su pueblo.

27 El Señor estuvo con Josué, y este se hizo famoso por todo el país.

Así como el Señor engrandeció el nombre de Moisés y de muchos otros de sus escogidos, Dios se complace de que su siervo sea famoso. No para vanagloriarse, sino para ser útil en la mano del Señor.

Hechos 12: Levántate, que se caigan tus cadenas

En aquel mismo tiempo (Hechos 12:1)

Esas palabras nos señalan que hay algo importante sobre el tiempo. Tenemos que leer el capítulo anterior. Y allí vemos la historia de Cornelio y su salvación que abrió la puerta para incluir a los gentiles en el evangelio. Vemos que fue un tiempo de bendición y crecimiento. Pero hay un ritmo en Hechos, de crecimiento y bendición y luego persecución y prueba. Casi siempre al mismo tiempo que Dios trabaja, el diablo también se levanta en contra.

Es posible que usted haya experimentado esos altibajos. Puede estar confundido porque después de obedecer a Dios y experimentar su bendición, de repente parece que todo se vino abajo. Dios nos permite pasar por aflicciones, pero Él siempre tiene una salida y su deseo es glorificarse a sí mismo. ¿Estás disponible para pasar por algunas pruebas para ver el poder y la gloria de Dios?

En este caso dice que

el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.

La prueba puede provenir de problemas familiares, económicos o de salud. Aquí es una persecución. Hasta ahora, casi siempre fueron perseguidos por líderes religiosos judíos. Ahora es el rey. No importa el instrumento, el propósito del diablo es hurtar, matar y destruir. Dios no maltrata a nadie. De tal manera amó Dios a mundo que nos envió a su hijo. Y lo maltrataron y lo crucificaron. No te sorprendas los incrédulos te maltratan.

2Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan.

Este es el primer apóstol en morir, excepto Judas, el hijo de perdición. Esteban fue el primer mártir, pero este es uno de los tres apóstoles más cercanos de Jesucristo. ¿Por qué permitiría Dios la muerte de este hombre tan especial? Durante esta pandemia casi todos conocen a alguien que murió a causa del Covid. ¿Por qué Dios no contestó todas nuestras oraciones? A menudo no hay respuesta. A fin de cuentas tenemos que confiar en la soberanía de Dios. Nuestro consuelo es que el creyente va directamente a la presencia del Señor, pero tuvo que ser un golpe fuerte, sobre todo para Juan y Pedro.

Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro.

Ahora Herodes va por la roca, el líder de la iglesia. Quiere agradar a los judíos, y si están contentos con la muerte de Jacobo, más aún si mata a Pedro.

Eran entonces los días de los panes sin levadura.

Esta es una bendición para Pedro. No pueden matar a Pedro ahora. La pascua era una fiesta muy importante, y Jerusalén estaba llena. Fue justo antes de la pascua que crucificaron a Jesus, posiblemente unos 11 años atrás.

Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua.Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel;

Puede que esta noche te encuentres en un lugar donde no quieras estar. Una situación complicada. Un lugar feo. Solo. Oprimido. ¿Cuál es tu cárcel? ¿Cómo te mantiene encadenado el diablo? ¿Te enfrentas a una situación imposible?

Dieciséis soldados custodiaban a Pedro. Esta es custodia máxima. En lo natural, no hay esperanza para Pedro.

pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.

Allí está esa palabra tan importante. Dios siempre tiene la última palabra. Y una y otra vez en la Biblia vemos el “pero.” ¿Cuál es el “pero” en tu situación ahora? ¿Estás orando?

Que bendición ser parte de una iglesia que ora. Cuando usted está en la lucha, en la prueba o en la cárcel y no puedes orar, la iglesia ora por usted.

Posiblemente fueron un poquito flojos cuando arrestaron a Jacobo. Pensaron que Dios nunca permitiría a este apóstol escogido muriera. Ya habían visto la liberación de los apóstoles de la cárcel, registrada en el capítulo 5. Lamentablemente, muchas veces, para orar en serio, el conyugue tiene que caer en adulterio, tenemos que perder nuestro trabajo o sufrir un accidente o enfermedad. La muerte de Jacobo llamó la atención de la iglesia. Están orando sin cesar.

¿Crees en el poder de la oración? ¿Lo suficiente para orar sin cesar por otro hermano? ¿O por la obra de Dios en tu iglesia? ¿Lo suficiente para sacrificar una noche para ir a la iglesia e interceder con otros hermanos? ¿Qué emergencia o tragedia sería suficiente para motivarte a orar así?

Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.

Varios días han pasado. La pascua terminó y todos saben que ya Herodes lo va a sacar, probablemente para matarlo.

¿Y la iglesia? Sigue orando, perseverando, pero parece que Dios no les contesta.

¿En la cárcel? Mucha seguridad para este preso tan peligroso. Dos soldados para un solo hombre. Dos cadenas. Más guardias delante de la puerta.

¿Y Pedro? Dormido. No se quejaba ni se lamentaba: “¿Por qué sucedió esto? Yo debería haber escuchado a mi esposa. Me advirtió que no lo dejara todo para seguirte. Yo solo quería hacer algo grandioso por tu reino, y mira a donde me llevó. Ahora yo voy a morir como mi amigo Jacobo. Yo creía que me perdonaste, pero tal vez esta sea la consecuencia de negarte.” No no no. Pedro no se lamentaba ni oraba ni declaraba nada. No estaba tan ansioso como no poder dormir. Quizás tenía tanta fe que podía descansar, aun sabiendo que podía morir al día siguiente.

Pero la iglesia estaba orando, y toda la situación estaba en las manos del Señor. Tal como tu situación está en manos de Dios. Dios podría haberlo sacado la primera noche, pero espera hasta casi el último momento para actuar.

¿Te parece que Dios se está demorando en alguna crisis en tu vida ahora? Puede ser que Dios quiera enseñarte cómo orar, perseverar y mantener la fe a pesar de las apariencias. Cuando tú estás dormido y menos lo esperas, Dios puede hacer su milagro.

Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

De repente, en un instante, todo cambia. Dios cegó a los guardias. No vieron nada. Probablemente los puso en un sueño profundo. Así Dios también puede cegar a tus enemigos.

La celda de una cárcel no es nada para Dios. El ángel se presentó allí y el lugar se llenó de luz. E incluso Pedro no se despertó. El ángel tiene que despertarlo. La Reina Valera dice “tocando a Pedro en el costado” pero otras versiones dicen “con unas palmadas en el costado” o “lo golpeó en el costado.”

“Levántate pronto.” Pero, ¿por qué hay tanta prisa? Es obvio que Dios tiene el control total aquí. No creo que hubiera un límite en cuanto al tiempo que los guardias estarían ciegos y dormidos. Pero a menudo, cuando Dios actúa, nosotros tenemos que levantarnos y responder pronto. Este no es el momento de preguntas o protestas. Es cuando se levantó que las cadenas se le cayeron. A menudo tenemos que dar ese paso de obediencia para experimentar el milagro de Dios. Si Pedro se resistía y no obedecía, las cadenas no caerían. No habría ningún milagro.

¿Hay un primer paso de obediencia que debas dar? ¿Es hora de levantarte y salir de tu prisión? Es posible que lo que te encadena se caiga cuando te levantes.

Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así.

Paso a paso, el ángel tiene que instruirle sobre lo que debe hacer. Gracias a Dios que Él nos guía. A veces puede que no pensemos en algo tan obvio como ceñirnos y atarnos las sandalias para salir de nuestra prisión, pero Dios te guiará. Tu solo tienes que escuchar y obedecer.

Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.

Cuando el Señor te envíe un ángel o su siervo, síguelo. Confía en el Señor y en su representante.

Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión.

¿Qué es real? ¿Es la vida un sueño? Dios puede hacer algo tan impresionante que parece una visión o un sueño. Pedro estaba aún medio dormido. O, como vemos muchas veces en los evangelios, Dios a propósito nubló su mente.

Gracias a Dios, lo siguió. Aunque no esté claro exactamente lo que está sucediendo, sigue al Señor.

10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.

Cuando Dios abre una puerta, sal por ella. Esto es todo un milagro. Dios tiene todo el poder para pasar los siervos del diablo y abrir puertas de hierro.

El ángel no dijo nada más. Y tal como apareció, ahora desapareció. Puede haber un momento en que el ángel se aleje de ti. O esa persona que te ha ministrado y guiado. Ahora tú tienes que ser sabio y discernir qué hacer. Dios quiere guiarte, pero Él quiere también que crezcas. ¿Qué hará Pedro solo, de noche, en una calle de Jerusalén?

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

Pedro estaba fuera de sí. Volvió en sí. Estuvo un rato en las nubes. ¿Te ha pasado a ti? Hay algunos que andan en tinieblas, en pecado, y en un momento vuelven en sí, y ven todo con claridad.

Ahora comprendió lo que le había sucedido. Una traducción dice “Estoy completamente seguro.” Es decir que al principio no entendió. Hubo un momento de duda y confusión. Pero ahora lo entendió verdaderamente. Le pido al Señor que Él le confirme, que aclare la mente, que usted puede entender verdaderamente lo que Dios hace en su vida.

Ahora tiene fe. Ahora puede ver la mano de Dios. El Señor está trabajando. Le envió su ángel. Le liberó de todas las asechanzas de sus enemigos. Dios vive. No se olvidó de Pedro. Y Dios también quiere enviar ayuda a usted y liberarle de la mano de sus enemigos.

12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

Su primer instinto es ir a la iglesia. Él sabía que habría gente congregada allí. Este Juan Marcos es el mismo joven que huyó desnudo la noche del arresto de Jesus. Es el mismo que abandonó a Pablo y Bernabé, más tarde, en su viaje misionero. Es el mismo que escribió el evangelio de Marcos.

Qué bueno tener tu casa a disposición de la familia de Dios. Esta debe ser una casa bastante grande. Muchos estaban reunidos. No sabemos nada del padre de Juan Marcos. No lo menciona. Lamentablemente, a menudo los hombres no participan en la oración, ni siquiera en la iglesia.

13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.

Pedro sabe que Dios está con él, pero sigue siendo un prófugo. No quiere estar en la calle. Por alguna razón desconocida, “de gozo” Rode no le abre la puerta. Si Dios te envía a alguien, ¡abre la puerta! ¡No dejes a un hermano en la calle! No dejes que tu gozo te haga ignorar lo obvio.

15 Y ellos le dijeron: Estás loca.

Rode era una criada. Posiblemente por eso no le creyeron, y le dijeron “Estás loca.”

¿Cómo es que estaban allí congregados de noche, orando, y cuando la respuesta aparece en la puerta, no lo creen? Dicen que la persona que trae la buena noticia está loca.

Cuando usted ora, ¿realmente espera una respuesta? ¿Esperas que Pedro aparezca en la puerta? ¿Que Dios hará un milagro?

Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: !!Es su ángel!

Ellos creían que Pedro tendría un ángel que podría llegar a la puerta. ¿Crees en los ángeles? La Biblia nos da algunas indicaciones de que cada creyente tiene un ángel.

16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.

Incluso cuando lo vieron, ¡se quedaron atónitos! ¿Es su oración solo un ejercicio religioso? ¿Tienes la expectativa de que Dios contestará tu oración?

17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

Este es un indicio de que solo las mujeres estaban orando. Pedro quiere que Jacobo y los hermanos sepan. Este no es Jacobo el hermano de Juan que acaban de matar, sino el hermano de Jesús, quien escribió la carta de Santiago.

¡No le permitieron hablar! ¡Tenía que hacerles señal con la mano de que callasen! ¡Tenían que ser mujeres!

Pedro tiene fe, pero también sabe que es peligroso estar allí. Tiene que esconderse.

18 Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. 19 Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. 

Herodes nunca lo halló, y pronto Dios mataría al rey. Pedro se escondió bien y escapó. Sólo cuando fue de día se dieron cuenta de que no estaba allí. Y los pobres guardias pagaron con sus vidas, aunque no fue su culpa.

  • ¿Conoces a alguien encarcelado? ¿O atado en algún pecado? ¿O sufriendo bajo los ataques del enemigo? ¿Puedes orar sin cesar por esa persona?
  • ¿Podría el Señor estar llamándote a reunirte más con hermanos de la iglesia en oración?
  • ¿Crees en el poder de la oración?
  • ¿Crees que Dios responde nuestras oraciones con milagros como la liberación de Pedro? ¿Podría ser que no vemos más de esos milagros porque no oramos?
  • ¿Te encuentras ahora en una situación imposible? No puedes ver la salida. Parece que no hay esperanza. Sientes como te vas a morir. El mismo Dios que liberó a Pedro vive hoy y está contigo. Él quiere trabajar en tu vida tal como lo hizo en la vida de Pedro.

Josué 5:13-6:5: La estrategia de Dios para la victoria

El pueblo de Israel ha hecho todo conforme al orden de Dios. Están listos para la conquista. Josué ya envió espías y sabe que los habitantes de Jericó tienen temor de Israel. Pero, ¿exactamente cómo das el próximo paso? Josué tiene la promesa de Dios de que todo lo que haga saldrá bien y Dios lo acompañará (Josué 1), pero no tiene los detalles. Este nuevo líder necesita un encuentro personal con Dios, parecido a lo que tuvo Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3).

Josué tiene un encuentro con el comandante del ejército del Señor

Parece que Josué salió solo y acampaba cerca de Jericó, probablemente para observar la ciudad y los espías, y preparar un plan para atacarla. Dios aprovecha ese tiempo para enviar el “comandante” de ejército a comunicar su plan a Josué.

13 Cierto día Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se le acercó y le preguntó:

—¿Es usted de los nuestros, o del enemigo?

Por su apariencia, no es obvio para Josué si era del Señor o simplemente un hombre. Aunque apareció de repente y tiene una espada en la mano, Josué no le tiene miedo; se acercó a él para hablar con él.  Quiere saber con quién está tratando.

14 —¡De ninguno! —respondió—. Me presento ante ti como comandante del ejército del Señor.

Dios tiene un ejército, y ese ejército tiene orden, con un comandante. De un comandante celestial a otro comandante terrenal, este es un encuentro muy especial, y Josué responde en consecuencia. A menudo las primeras palabras de un ángel son: “No temas,” pero este hombre solo se identifica. Algunos creen que era una teofanía (Dios en forma humana) o cristofania (una aparición de Cristo antes de su encarnación), pero puede ser un ángel también.

El mensaje del hombre es que esta batalla es de Dios, y Josué tiene que alinearse con los planes del Señor. No le corresponde a Israel pelear la batalla a su manera y pedir ayuda de Dios.

¿Has recibido alguna orden del comandante del ejército del Señor?       ¿Crees que podrías reconocerlo si aparece?

 

¿Cómo recibes dirección para las batallas de tu vida?

 

Quita las sandalias para recibir la palabra del Señor

Entonces Josué se postró rostro en tierra y le preguntó: —¿Qué órdenes trae usted, mi Señor, para este siervo suyo?

Josué ya está acostumbrado a someterse, a recibir órdenes y obedecerlas sin preguntar. Le ofrece al hombre la reverencia indicada.

15 El comandante del ejército del Señor le contestó: —Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es sagrado.

Y Josué le obedeció. Ya está postrado, pero la importancia de este encuentro exige algo más. Esta es la segunda (y última) vez que se le ordena a alguien que se quite las sandalias. Seguramente Moisés le habló a Josué sobre la zarza ardiente y de quitarse las sandalias en esa tierra santa. ¿Por qué es sagrado ese lugar? Porque Dios está presente allí.

¿Alguna vez has sentido que estás en un lugar tan santo que deberías quitarte las sandalias?

 

6:1Las puertas de Jericó estaban bien aseguradas por temor a los israelitas; nadie podía salir o entrar. 

Tal vez mientras Josué acampaba allí estaba observando las puertas y pensando cómo penetrar esa ciudad cerrada. Esa es la situación, la cual puede parecer imposible. Pero con Dios siempre hay un “pero.”

¿Qué hay en tu vida ahora que esta bien cerrado? ¿Qué te parece imposible?

 

¿Qué es un posible “pero” que Dios tuviera para esas puertas cerradas?

 

La estrategia de Dios para la victoria

Pero el Señor le dijo a Josué: «¡He entregado en tus manos a Jericó, y a su rey con sus guerreros!

El “pero” viene por una palabra, una palabra que confirma que Dios es fiel a sus promesas. Ya dijo en el capítulo 1 que le había entregado la tierra a Israel; ahora específicamente dice que la ciudad con su rey y sus guerreros ya fue entregada en manos de Josué. Dios tiene la estrategia, una estrategia única:

Tú y tus soldados marcharán una vez alrededor de la ciudad; así lo harán durante seis días. Siete sacerdotes llevarán trompetas hechas de cuernos de carneros, y marcharán frente al arca. El séptimo día ustedes marcharán siete veces alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes tocan las trompetas. Cuando todos escuchen el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento».

Vemos claramente la importancia del número siete. Este es el plan perfecto de Dios, y Él se deleita en ejecutarlo.

Para un guerrero como Josué esta estrategia puede parecer una locura. Él puede rechazarla, tal como al transcurso de la historia muchos han rechazado la estrategia de Dios para la victoria. Es algo que solo puede originar con Dios: Van a derrumbar los muros grandes de esta ciudad con un grito. Los soldados simplemente marchan; son los sacerdotes y la presencia de Dios en el arca que realmente pelean la batalla.

Su primera batalla en la tierra será completamente una obra sobrenatural. El éxito está garantizado, si siguen exactamente lo que Dios manda.

¿Cómo responderías a estas instrucciones? ¿Hay algo que Dios te haya dicho que hagas que parezca una locura?

 

¿Podría la estrategia de Dios para tu batalla ahora sea algo completamente fuera de lo comun?

Josué 5: Circuncisión y celebración de la Pascua

En aquel tiempo, el Señor le dijo a Josué: «Prepara cuchillos de pedernal, y vuelve a practicar la circuncisión entre los israelitas». 

Ya han cruzado el río Jordán. Los guerreros están armados y listos para la batalla. Están frente a Jericó. Los espías volvieron con un informe positivo, aunque no sabemos si fue prudente enviarlos o no (los comentaristas están divididos sobre esto). ¡Ya queremos avanzar y llegar al destino! Pero también sabemos la importancia de una buena preparación y de hacer todo conforme a la palabra de Dios. Primero tienen que circuncidar a todos los varones; nade fue circuncidado en el desierto.

Una tarea desagradable

Esta es una tarea desagradable y posiblemente inesperada para Josué. Cuando aceptamos un llamado del Señor o un puesto en la iglesia, habrá cosas difíciles de las que tal vez nadie nos advirtió. ¡Qué cambio del triunfo de erigir las piedras y estar engrandecido a los ojos de los israelitas! Hay quienes dirían: “Ya basta. Nunca accedí a hacer eso.” Podría ser una prueba de su obediencia, y una prueba de la obediencia que el pueblo prometió unos días atrás. Fácilmente algunos hombres podrían decir: “No voy a participar en eso.” Puede ser desagradable, humillante y doloroso, pero si van a aprovechar la bendición de Dios en este nuevo paso, no es opcional.

¿Has experimentado algo parecido en tu servicio al Señor?

 

¿Hay algo ahora mismo que sabes que tienes que hacer, pero también sabes que será impopular entre tu iglesia o tu familia?

 

¿A quién vas a agradecer?

Así que Josué hizo los cuchillos y circuncidó a los varones israelitas en la colina de Aralot. 

¡Bravo! ¡Obedeció! No sabemos exactamente cuántos, pero solo Josué los circuncidó.

Realizó la ceremonia porque los israelitas en edad militar que habían salido de Egipto ya habían muerto en el desierto. Todos ellos habían sido circuncidados, pero no los que nacieron en el desierto mientras el pueblo peregrinaba después de salir de Egipto. El Señor les había prometido a sus antepasados que les daría una tierra donde abundan la leche y la miel. Pero los israelitas que salieron de Egipto no obedecieron al Señor, y por ello él juró que no verían esa tierra. En consecuencia, deambularon por el desierto durante cuarenta años, hasta que murieron todos los varones en edad militar. 

La importancia de obedecer el mandamiento de circuncidar

La promesa del Señor no está garantizada. No seas presuntuoso. Ese “pero” nos causa muchos problemas. La rebelión y la desobediencia nos roban las bendiciones de Dios. Sí, Dios fue fiel a su promesa, y ahora esta generación poseerá la tierra. Lamentablemente, incluso murieron aquellos que salieron de Egipto y no se rebelaron ni desobedecieron. Somos un solo cuerpo, y el pecado de los demás también nos impacta.

El comando de Dios fue muy claro (Génesis 17:14): Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepucio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. No hay explicación por la falla de circuncidar a aquellos que nacieron en el desierto. Siempre circuncidaron a los niños en Egipto, pero Dios nunca le mandó a Moisés que lo hiciera. Él tuvo su propia experiencia de no circuncidar a sus hijos (Éxodo 4:24-26), así que estoy seguro que él estaría consciente de la importancia de esto. Fue algo extraordinario lo que sucedió en el desierto en su rebelión (Números 14:28-34): Dios suspendió para ese tiempo la circuncisión y la Pascua, las señales del pacto. A pesar de la humillación y el dolor de la circuncisión para los varones, sería algo muy especial volver a tener esta señal del pacto que le fue dado a su padre Abraham. Ahora se identificaron a sí mismos como el pueblo de Dios.

¿Hay algo que tú hayas ignorado como resultado de algún pecado o tiempo difícil en tu vida? ¿Recibir la Santa Cena? ¿Bautizarte? ¿Participar de todo corazón en las actividades de la iglesia?

 

¿Podría ser hora de que vuelvas a proclamar tu identificación con el pueblo de Dios de esa manera?

 

7A los hijos de estos, a quienes Dios puso en lugar de ellos, los circuncidó Josué, pues no habían sido circuncidados durante el viaje. Una vez que todos fueron circuncidados, permanecieron en el campamento hasta que se recuperaron.

Quitar el oprobio

La circuncisión de un hombre adulto es muy doloroso y humillante, pero no era opcional. Todos fueron circuncidados, lo cual deja a la comunidad vulnerable. Ellos sabrían lo que sucedió con el engaño de los heveos después de la violación de Dina, la hija de Jacob, en Génesis 34:25. Los médicos de hoy dicen que, en promedio, se necesita de 2 a 3 semanas para sanar; otros dicen hasta 6 semanas. Recomiendan no tener relaciones durante un mes. Josué tuvo a muchos hombres miserables, y ellos no disfrutaron de los beneficios de la medicina moderna.

Luego el Señor le dijo a Josué: «Hoy les he quitado de encima el oprobio de Egipto». Por esa razón, aquel lugar se llama Guilgal hasta el día de hoy.

¿Hay algún oprobio del pasado, del mundo, que Dios tenga que quitarte?

 

¿Un paso de obediencia? ¿Tal vez el bautismo?

 

Guilgal suena como la palabra hebrea para “quitar” o literalmente “salir rodando como una piedra.” Fue un paso muy importante para borrar el oprobio de la opresión y la esclavitud en Egipto y ser restaurado a la plena estatura del pueblo de Dios.

La primera Pascua en la tierra

Ya han cumplido dos pasos inesperados que retrasen el avance para tomar posesión de la tierra. Ahora, ¿pueden seguir adelante? No. Primero tienen que obedecer a Dios y celebrar la Pascua, recordándoles el milagro de su salida de Egipto. Sería emocionante; la habían celebrado solo una vez, un año después de salir de Egipto (Números 9:1-5). Posiblemente solo Josué y Caleb estuvieron presentes como adultos para esa Pascua. No es por casualidad, sino en el plan soberano del Señor: es el día 14 del primer mes, el día que la celebraron en Números y el día ordendado por Dios. Sería la primera Pascua en la Tierra Prometida y un gran recuerdo de todos los milagros de Dios que los llevaron allá.

10 Al caer la tarde del día catorce del mes primero, mientras acampaban en la llanura de Jericó, los israelitas celebraron la Pascua. 11 Al día siguiente, después de la Pascua, el pueblo empezó a alimentarse de los productos de la tierra, de panes sin levadura y de trigo tostado. 12 Desde ese momento dejó de caer maná, y durante todo ese año el pueblo se alimentó de los frutos de la tierra.

Cruzaron el río el día diez; esta Pascua sería cuatro días después. Cómo cuadra con la circuncisión no está claro; posiblemente celebraron la Pascua antes de la circuncisión.

No fue solo una celebración de su liberación de Egipto, sino también la celebración de un cambio en su dieta. Después de 40 años de comer el mismo maná (y codornices), esa provisión milagrosa cesó, y empezaron a disfrutar del prometido fruto de la tierra. Es otro signo poderoso de que Dios tiene el control. Ahora han hecho todo de acuerdo con su plan, y están listos para avanzar.

Después de cruzar el río: Josué 4:1-5:1

Cuando era niño, después de lo que era para mí un largo tiempo en el carro, a menudo les preguntaba a mis padres: “¿Ya llegamos?” Todos queremos llegar al destino. Queremos descansar. Queremos esa casa, esa familia feliz. Queremos nuestra recompensa en el cielo. Pero el viaje es tan importante como el destino. Podemos murmurar (como los hebreos en el éxodo), o podemos ver los obstáculos como oportunidades para aprender algo nuevo y ver la provisión de nuestro Dios.

Después de tantos años vagando por el desierto, están a punto de cruzar el rio y tomar posesión de su tierra. Pero no será fácil. Habrá muchas batallas. Y hay un orden que tienen que mantener. Hay cosas importantes que Dios los manda hacer. Es bueno ver ese milagro y cruzar el rio en tierra seca. Es tentador tomar el camino fácil y reclamar cualquier tierra disponible. Pero Dios manda, y habla por medio de su siervo escogido:

1Cuando todo el pueblo terminó de cruzar el río Jordán, el Señor le dijo a Josué: «Elijan a un hombre de cada una de las doce tribus de Israel, y ordénenles que tomen doce piedras del cauce, exactamente del lugar donde los sacerdotes permanecieron de pie. Díganles que las coloquen en el lugar donde hoy pasarán la noche».

Doce piedras para un memorial

Al principio puede parecer que fue una elección de parte del pueblo, pero el siguiente verso lo deja claro: Josué los escogió. No son los jefes del capítulo 1 ni los hombres que escogieron el día anterior (3:12). Pueden verlo como una molestia, o como un privilegio. Un hombre de cada tribu tiene que volver al río, recoger una piedra y llevarla al campamento. Cuando servimos a Dios, hay cosas que tenemos que hacer a su manera; obedecer completamente la palabra y los mandamientos que nos ha dado. No puede ser una piedra cualquiera; tiene que ser exactamente del lugar donde los sacerdotes permanecieron de pie. ¿Por qué? Porque es importante para Dios. Y eso es suficiente.

Entonces Josué reunió a los doce hombres que había escogido de las doce tribus, y les dijo: «Vayan al centro del cauce del río, hasta donde está el arca del Señor su Dios, y cada uno cargue al hombro una piedra. Serán doce piedras, una por cada tribu de Israel, y servirán como señal entre ustedes.

Ahora nos enteramos que son piedras grandes, que tienen que cargar sobre sus hombros. Todo el pueblo ya había cruzado, pero los sacerdotes y el arca permanecen allí en el rio. Ellos tampoco pueden tomar la decisión de cuándo abandonar sus puestos.

En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, ustedes les responderán: “El día en que el arca del pacto del Señor cruzó el Jordán, las aguas del río se dividieron frente a ella. Para nosotros los israelitas, estas piedras que están aquí son un recuerdo permanente de aquella gran hazaña”».

Nosotros los evangélicos tendemos a menospreciar el simbolismo y ritual de algunas iglesias. Puede parecer innecesario colocar esas piedras, doce de ellas, exactamente del lugar donde los sacerdotes estaban de pie en el río. Pero hay un significado en cada detalle, y hace que sea más impresionante a sus hijos describir la importancia de ellas. ¿No sería suficiente simplemente con leer la historia bíblica? Dios dice que no. Él quiere algo que nos ayude a visualizar lo que sucedió. Como las aguas del bautismo. O el pan y la copa que representan el cuerpo y la sangre del Señor. Esos monumentos, esas fiestas, como la Pascua, tienen gran importancia para el Señor.

Hay que comunicar a nuestros hijos lo que Dios ha hecho por nosotros y nuestros antepasados. Claro que es importante leerles la Biblia, pero pregúntale al Señor lo que puedes hacer como un memorial físico para recordarles siempre del acto. Podría ser una foto, un cuadro en la pared, tu primera Biblia o la silla de ruedas que usabas antes de recibir esa curación. Dios te guiará en qué hacer.

¿Qué puedes hacer en tu casa, tu familia o tu iglesia para conmemorar momentos importantes?

 

¿Hay lugares cerca de tu casa que puedas visitar que sean semejantes a estas piedras? Claro que una visita a Tierra Santa seria lo máximo.

 

 8 Los israelitas hicieron lo que Josué les ordenó, según las instrucciones del Señor. Tomaron las piedras del cauce del Jordán, conforme al número de las tribus, las llevaron hasta el campamento y las colocaron allí. Además, Josué colocó doce piedras en el cauce del río donde se detuvieron los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Esas piedras siguen allí hasta el día de hoy.

Parte del proceso es aprender a obedecer; actuar, cuando no tengas las ganas o no tenga sentido para ti. Israel aprendió esa lección con dificultad en el desierto. Incluso Moisés falló en el asunto del agua de la roca y perdió la oportunidad de entrar a la tierra.

Josué hizo algo adicional. No hay registro de que Dios le haya ordenado que lo haga, pero el colocó doce piedras en el cauce del rio como un memorial al lugar donde los sacerdotes se detuvieron. Tenían que ser grandes para permanecer allí tanto tiempo.

10 Los sacerdotes que llevaban el arca permanecieron en medio del cauce hasta que los israelitas hicieron todo lo que el Señor le había ordenado a Josué. Todo se hizo según las instrucciones que Josué había recibido de Moisés. El pueblo se apresuró a cruzar el río 11 y, cuando todos lo habían hecho, el arca del Señor y los sacerdotes cruzaron también en presencia del pueblo. 12 Acompañaban al pueblo los guerreros de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, según las órdenes que había dado Moisés. 13 Unos cuarenta mil guerreros armados desfilaron en presencia del Señor y se dirigieron a la planicie de Jericó, listos para la guerra.

Guardaban las palabras de Dios y de Moisés. Hicieron todo conforme. Ahora ellos creen que están listos para la guerra, aunque habrá un importante paso más.

Dios engrandece a Josué

14 Aquel mismo día, el Señor engrandeció a Josué ante todo Israel. El pueblo admiró a Josué todos los días de su vida, como lo había hecho con Moisés.

El Señor cumplió lo que le prometió a Josué: lo engrandeció ante todo el pueblo. Es importante ganar los corazones del pueblo al que servimos. No lo hacemos con favoritismos ni regalos. Cuando andamos en rectitud ante de Dios y en integridad ante del pueblo, cuando obedecemos a Dios y Él nos usa para comunicar su palabra y hacer milagros, nos admirarán. Eso está bien. Solo tenemos que guardar nuestro corazón del orgullo o la tentación de abusar esa confianza y admiración.

¿Has visto a Dios engrandecer a un pastor o líder que tú conoces?

¿Cómo lo hizo?

 

Si eres un líder, ¿has visto a Dios engrandecerte ante el pueblo que sirves? ¿Cómo?

 

Si no, ¿has cometido algún error, que perdiste esa confirmación de Dios?

 

¿Qué puedes hacer para guardarte del orgullo o de abusar esa confianza?

 

15 Luego el Señor le dijo a Josué: 16 «Ordénales a los sacerdotes portadores del arca del pacto que salgan del Jordán». 17 Josué les ordenó a los sacerdotes que salieran, 18 y así lo hicieron, portando el arca del pacto del Señor. Tan pronto como sus pies tocaron tierra firme, las aguas del río regresaron a su lugar y se desbordaron como de costumbre. 

Los sacerdotes y el arca permanecieron en el rio hasta que Dios dio la palabra, a través de Josué. Los doce sacerdotes estuvieron de acuerdo. Nadie dijo: “Estoy cansado de llevar este arca. No me necesitan. Voy a buscar a mi familia.” Nadie cuestionó a Josué ni lo desobedeció. Esperaron su palabra y actuaron conforme. En el momento que llegaron a tierra firme, el rio regresó a la normalidad.

Un resumen y conclusión de la introducción a la tierra

19 Así, el día diez del mes primero, el pueblo de Israel cruzó el Jordán y acampó en Guilgal, al este de Jericó. 20 Entonces Josué erigió allí las piedras que habían tomado del cauce del Jordán, 21 y se dirigió a los israelitas: «En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, 22 ustedes les responderán: “Porque el pueblo de Israel cruzó el río Jordán en seco”. 23 El Señor, Dios de ustedes, hizo lo mismo que había hecho con el Mar Rojo cuando lo mantuvo seco hasta que todos nosotros cruzamos. 24 Esto sucedió para que todas las naciones de la tierra supieran que el Señor es poderoso, y para que ustedes aprendieran a temerlo para siempre».

Josué realiza una ceremonia con las piedras y les recuerda su significado. Tan importante como cruzar el Mar Rojo, Dios les abrió el camino. El propósito de Dios en tales milagros es que le temamos, y que los demás vean el poder de Dios para quedar impresionados con su grandeza y su fidelidad para con su pueblo.

El temor de Dios es algo que tenemos que aprender. A pesar de nuestra relación íntima con Dios y la “amistad” que tenemos con Jesus, tenemos que temer a Dios. Él permite cosas en la vida y actúa para enseñarnos a temerle.

¿Dirías que le temes a Dios?     ¿Cómo lo aprendiste?

 

¿Es algo que intentas inculcar en otros en tu ministerio?

 

En tu vida, ¿cómo han aprendido otros que Dios es poderoso?

 

¿Cuáles serían sus actos que más comunican su poder al mundo?  

 

5:1En efecto, un gran pánico invadió a todos los reyes amorreos que estaban al oeste del Jordán y a los reyes cananeos de la costa del Mediterráneo cuando se enteraron de que el Señor había secado el Jordán para que los israelitas lo cruzaran. ¡No se atrevían a hacerles frente!

A veces las divisiones de capítulos en nuestras Biblias (insertadas en el siglo XII) no tienen sentido. Este verso obviamente confirma lo que Josué le dijo al pueblo cuando erigió las doce piedras. No solo abrió el camino para que Israel cruzara el río, sino que también preparó el camino para derrotar a los reyes de la tierra, ya que un gran pánico los invadió. Todo está casi listo para avanzar. Pero hay una cosa más muy importante que tienen que hacer.

Josué 3: Cruzar el Jordán

1Muy de mañana, Josué y todos los israelitas partieron de Sitín y se dirigieron hacia el río Jordán; pero, antes de cruzarlo, acamparon a sus orillas. 

Josué dio la orden de prepararse para entrar a la tierra; muy de mañana al día siguiente ya llegaron al río Jordán. Posiblemente durante los tres días que acamparon allí, los espías se fueron y volvieron. Josué ya hizo todo lo necesario para avanzar; tal vez solo quería un poco más información de los espías antes de dar ese paso.

Sigue el arca del pacto

Al cabo de tres días, los jefes del pueblo recorrieron todo el campamento con la siguiente orden: «Cuando vean el arca del pacto del Señor su Dios, y a los sacerdotes levitas que la llevan, abandonen sus puestos y pónganse en marcha detrás de ella. Así sabrán por dónde ir, pues nunca antes han pasado por ese camino. Deberán, sin embargo, mantener como un kilómetro de distancia entre ustedes y el arca; no se acerquen a ella».

Será un momento emocionante. Es cierto que algunas tribus ya tenían su territorio en el lado este del Jordán, pero esperaron durante 40 años para cruzar este rio. Sin embargo, deben esperar un poco más; hay que hacer todo en orden.

Los jefes tienen plena autoridad, bajo la autoridad de Josué. Ya se han comprometido a escucharlo y obedecerlo. Ellos recorren todo el campamento para asegurarse de que todos sepan qué hacer. Una comunicación clara, uniforme y entregada a todos es un fundamento esencial para avanzar en el plan de Dios. Muchas iglesias sufren de una falta de buena comunicación, a pesar de todos los medios que tenemos en nuestros teléfonos. Ellos llevan una orden; hay muchos hoy que se resisten a las órdenes. No quieren ser dirigidos por nadie. Puede haber una buena comunicación, pero es un problema fundamental si no hay obediencia.

¿Eres un jefe?           ¿Cómo responden los demás a tu autoridad?

 

¿Eres miembro del pueblo de Dios? ¿Cómo respondes a las órdenes de aquellos a quienes Dios ha puesto en autoridad?

 

¿Existe unidad entre el pueblo en su obediencia a la voluntad de Dios?

 

El arca era el símbolo de la presencia de Dios y el elemento más sagrado de la nación. Tienen que esperar esa presencia de Dios. Tienen que ver el arca y recordar el pacto que hicieron con Dios en el desierto. Es un símbolo que anima a la gente que Dios va delante de ellos. Tienen que ir detrás del arca y los sacerdotes que la cargan. Es un camino totalmente nuevo para ellos y una tierra desconocida. No saben adónde van.

Puede que el Señor esté llevándote por un camino completamente nuevo. Nunca antes has pasado por ello. Puedes estar nervioso. Pero si esperas la presencia de Dios y sigues la palabra de las autoridades que Dios ha puesto en tu vida, sabrás adónde ir. Puede que ya sea el momento para abandonar tu puesto viejo, ponerte en marcha detrás de la presencia y guía de Dios, y dar ese paso de fe.

El arca era tan santa que tenían que mantener una distancia de un kilómetro de ella. Acercarse al arca puede ser fatal. Solo aquellos que Dios ha ordenado para llevarla pueden estar cerca del arca. Tienen que respetarlos y honrarlos, tal como hay cosas en la iglesia y la vida espiritual ahora que están reservadas para aquellos que Dios ha ordenado para ministrar con ellas.

No dejarán a nadie atrás. Todos avanzarán juntos. Esa unidad les da mucha fuerza y mucho ánimo. Si quieren sobrevivir y tener éxito en esa tierra, tienen que hacer todo exactamente de acuerdo con el plan revelado de Dios.

Purifícate para entrar en el propósito de Dios

Josué le ordenó al pueblo: «Purifíquense, porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes». 

No solo los sacerdotes y los que llevan el arca deben ser santificados; todo el pueblo tiene que purificarse. Es una preparación esencial para experimentar los grandes prodigios del Señor. Su presencia será muy real, y Él es un Dios santo. Para experimentar sus maravillas, tenemos que purificarnos. Gracias a Dios, la sangre de Jesus nos purifica de todo pecado.

¿Hay impureza en tu vida que no te permite avanzar y conquistar lo que Dios tiene para ti?

 

Deja que el Espíritu Santo escudriñe tu corazón. Confiesa cualquier pecado y toma la decisión de abandonarlo. Pide ayuda de Dios para caminar en santidad, con manos, corazón, labios y mente puros.

 

La batalla es de Dios

Y a los sacerdotes les dijo: «Carguen el arca del pacto y pónganse al frente del pueblo». Los sacerdotes obedecieron y se pusieron al frente del pueblo.

Este es un acto espiritual. Sí, habrá guerra, pero la batalla es de Dios. Así que no son los guerreros quienes van al frente del pueblo, sino los sacerdotes y el arca. Si Dios te ha llamado al liderazgo, obedécelo, y ponte al frente del pueblo. La presencia de Dios puede ser muy pesada, como el arca, y es una gran responsabilidad guiar al pueblo de Dios y ofrecer ese ejemplo de pureza.

Dios engrandecerá a Josué

Luego el Señor le dijo a Josué: «Este día comenzaré a engrandecerte ante el pueblo de Israel. Así sabrán que estoy contigo como estuve con Moisés. Dales la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: “Cuando lleguen a la orilla del Jordán, deténganse”».

No se menciona a los espías. No sabemos que opinó Dios sobre ellos. Pero Josué es su instrumento escogido para guiar al pueblo, y a Dios le gusta engrandecer a sus siervos, para que su pueblo se someta y los honre. Otras versiones dicen exaltarte (LBLA) y te haré cada vez más importante a los ojos de los israelitas (DHH). Cuando tú eres obediente a Dios y te humillas, Dios te engrandecerá. Muchas veces Dios permite que su siervo realice un milagro, traiga una palabra o actué de alguna manera para impresionar al pueblo que Dios está con él.

Josué está guiándolos, pasa a paso. Ahora tienen que detenerse a la orilla del Jordán para recibir un mensaje muy importante.

Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Acérquense y escuchen lo que Dios el Señor tiene que decirles». 10 Y añadió: «Ahora sabrán que el Dios viviente está en medio de ustedes, y que de seguro expulsará a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. 11 El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes. 12 Ahora, pues, elijan doce hombres, uno por cada tribu de Israel. 13 Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor, Soberano de toda la tierra, pongan pie en el Jordán, las aguas dejarán de correr y se detendrán formando un muro».

Con todo puesto en orden, el día comienza con una palabra de Dios. Es un momento crucial para escuchar la voz del Señor y cumplir precisamente lo que Él manda.

Con el pueblo reunido, da la Palabra de Dios

Primero, tenemos que reunir a las personas que Dios nos ha dado. Tienen que acercarse: el uno al otro, a la persona que Dios ha puesto en autoridad y a Dios. El líder tiene que esperar en el Señor por su palabra. Ellos luego tienen que escucharla.

¿Hay algo que tú debas hacer para unir a la gente bajo tu autoridad? ¿Tu iglesia o tu familia?

¿Cómo puedes hacerlo? ¿Qué serían los obstáculos?

 

Para conquistar la tierra, tienen que estar convencidos de dos cosas: que el Dios vivo está en medio de ellos, y que Él es fiel a su promesa de expulsar a todos los enemigos de nuestras vidas. Si tenemos esa certeza, podemos avanzar con la fe y la confianza que Él hará lo que le corresponde.

Dije en el capítulo 2 que el reino de Dios no es una democracia, pero hay lugar para líderes elegidos por el pueblo. Ya tienen sus jefes que Josué usó para comunicar su palabra, pero ahora ellos tienen que elegir un hombre para cada tribu.

La nación cruza el río en tierra seca

Josué declara lo que el Señor le reveló: Cuando los sacerdotes pongan pie en el rio, su agua dejará de correr y se detendrá como si formara un embalse. Es esencial que Josué sepa sin duda que esta es la palabra del Señor; si no sucede así, todo fracasara: El pueblo perderá su confianza en Josué, se desanimará y probablemente nunca tomarán posesión de la tierra.

¿Hay veces cuando tú has declarado una palabra con mucha confianza que realmente no era de Dios?    ¿Cómo puedes confirmar que una palabra proviene de Dios antes de declararla?

 

¿Cuál sería la consecuencia de no declarar lo que Dios te da?

 

14 Cuando el pueblo levantó el campamento para cruzar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca del pacto marcharon al frente de todos. 15 Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, 16 estas dejaron de fluir y formaron un muro que se veía a la distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a la fortaleza de Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el Mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó. 17 Por su parte, los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en terreno seco, en medio del Jordán, mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco.

Amo la exactitud de la Biblia. Describe en detalle dónde el río se paró. En la época de la cosecha, el Jordán puede ser 1600 metros (una milla) de ancho. La mayoría de ellos no cruzaron el Mar Rojo, pero este milagro tiene que traer a su memoria la historia de ese milagro. Es una manifestación maravillosa del poder de Dios y su presencia con ellos mientras entrar en la tierra.

Para mantener las aguas paradas, los sacerdotes tenían que permanecer en el cauce seco, junto con el arca. Sin su perseverancia y obediencia, sería imposible que todos pudieran cruzar. Ellos fueron los primeros en entrar en las aguas, y serán los últimos en salir. Ellos facilitan el avance del pueblo. Así son los líderes del pueblo de Dios hoy: su obediencia y perseverancia permiten que el pueblo crezca y avance.

1Muy de mañana, Josué y todos los israelitas partieron de Sitín y se dirigieron hacia el río Jordán; pero, antes de cruzarlo, acamparon a sus orillas. 

Josué dio la orden de prepararse para entrar a la tierra; muy de mañana al día siguiente ya llegaron al río Jordán. Posiblemente durante los tres días que acamparon allí, los espías se fueron y volvieron. Josué ya hizo todo lo necesario para avanzar; tal vez solo quería un poco más información de los espías antes de dar ese paso.

Sigue el arca del pacto

Al cabo de tres días, los jefes del pueblo recorrieron todo el campamento con la siguiente orden: «Cuando vean el arca del pacto del Señor su Dios, y a los sacerdotes levitas que la llevan, abandonen sus puestos y pónganse en marcha detrás de ella. Así sabrán por dónde ir, pues nunca antes han pasado por ese camino. Deberán, sin embargo, mantener como un kilómetro de distancia entre ustedes y el arca; no se acerquen a ella».

Será un momento emocionante. Es cierto que algunas tribus ya tenían su territorio en el lado este del Jordán, pero esperaron durante 40 años para cruzar este rio. Sin embargo, deben esperar un poco más; hay que hacer todo en orden.

Los jefes tienen plena autoridad, bajo la autoridad de Josué. Ya se han comprometido a escucharlo y obedecerlo. Ellos recorren todo el campamento para asegurarse de que todos sepan qué hacer. Una comunicación clara, uniforme y entregada a todos es un fundamento esencial para avanzar en el plan de Dios. Muchas iglesias sufren de una falta de buena comunicación, a pesar de todos los medios que tenemos en nuestros teléfonos. Ellos llevan una orden; hay muchos hoy que se resisten a las órdenes. No quieren ser dirigidos por nadie. Puede haber una buena comunicación, pero es un problema fundamental si no hay obediencia.

¿Eres un jefe?           ¿Cómo responden los demás a tu autoridad?

 

¿Eres miembro del pueblo de Dios? ¿Cómo respondes a las órdenes de aquellos a quienes Dios ha puesto en autoridad?

 

¿Existe unidad entre el pueblo en su obediencia a la voluntad de Dios?

 

El arca era el símbolo de la presencia de Dios y el elemento más sagrado de la nación. Tienen que esperar esa presencia de Dios. Tienen que ver el arca y recordar el pacto que hicieron con Dios en el desierto. Es un símbolo que anima a la gente que Dios va delante de ellos. Tienen que ir detrás del arca y los sacerdotes que la cargan. Es un camino totalmente nuevo para ellos y una tierra desconocida. No saben adónde van.

Puede que el Señor esté llevándote por un camino completamente nuevo. Nunca antes has pasado por ello. Puedes estar nervioso. Pero si esperas la presencia de Dios y sigues la palabra de las autoridades que Dios ha puesto en tu vida, sabrás adónde ir. Puede que ya sea el momento para abandonar tu puesto viejo, ponerte en marcha detrás de la presencia y guía de Dios, y dar ese paso de fe.

El arca era tan santa que tenían que mantener una distancia de un kilómetro de ella. Acercarse al arca puede ser fatal. Solo aquellos que Dios ha ordenado para llevarla pueden estar cerca del arca. Tienen que respetarlos y honrarlos, tal como hay cosas en la iglesia y la vida espiritual ahora que están reservadas para aquellos que Dios ha ordenado para ministrar con ellas.

No dejarán a nadie atrás. Todos avanzarán juntos. Esa unidad les da mucha fuerza y mucho ánimo. Si quieren sobrevivir y tener éxito en esa tierra, tienen que hacer todo exactamente de acuerdo con el plan revelado de Dios.

Purifícate para entrar en el propósito de Dios

Josué le ordenó al pueblo: «Purifíquense, porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes». 

No solo los sacerdotes y los que llevan el arca deben ser santificados; todo el pueblo tiene que purificarse. Es una preparación esencial para experimentar los grandes prodigios del Señor. Su presencia será muy real, y Él es un Dios santo. Para experimentar sus maravillas, tenemos que purificarnos. Gracias a Dios, la sangre de Jesus nos purifica de todo pecado.

¿Hay impureza en tu vida que no te permite avanzar y conquistar lo que Dios tiene para ti?

 

Deja que el Espíritu Santo escudriñe tu corazón. Confiesa cualquier pecado y toma la decisión de abandonarlo. Pide ayuda de Dios para caminar en santidad, con manos, corazón, labios y mente puros.

 

La batalla es de Dios

Y a los sacerdotes les dijo: «Carguen el arca del pacto y pónganse al frente del pueblo». Los sacerdotes obedecieron y se pusieron al frente del pueblo.

Este es un acto espiritual. Sí, habrá guerra, pero la batalla es de Dios. Así que no son los guerreros quienes van al frente del pueblo, sino los sacerdotes y el arca. Si Dios te ha llamado al liderazgo, obedécelo, y ponte al frente del pueblo. La presencia de Dios puede ser muy pesada, como el arca, y es una gran responsabilidad guiar al pueblo de Dios y ofrecer ese ejemplo de pureza.

Dios engrandecerá a Josué

Luego el Señor le dijo a Josué: «Este día comenzaré a engrandecerte ante el pueblo de Israel. Así sabrán que estoy contigo como estuve con Moisés. Dales la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: “Cuando lleguen a la orilla del Jordán, deténganse”».

No se menciona a los espías. No sabemos que opinó Dios sobre ellos. Pero Josué es su instrumento escogido para guiar al pueblo, y a Dios le gusta engrandecer a sus siervos, para que su pueblo se someta y los honre. Otras versiones dicen exaltarte (LBLA) y te haré cada vez más importante a los ojos de los israelitas (DHH). Cuando tú eres obediente a Dios y te humillas, Dios te engrandecerá. Muchas veces Dios permite que su siervo realice un milagro, traiga una palabra o actué de alguna manera para impresionar al pueblo que Dios está con él.

Josué está guiándolos, pasa a paso. Ahora tienen que detenerse a la orilla del Jordán para recibir un mensaje muy importante.

Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Acérquense y escuchen lo que Dios el Señor tiene que decirles». 10 Y añadió: «Ahora sabrán que el Dios viviente está en medio de ustedes, y que de seguro expulsará a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. 11 El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes. 12 Ahora, pues, elijan doce hombres, uno por cada tribu de Israel. 13 Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor, Soberano de toda la tierra, pongan pie en el Jordán, las aguas dejarán de correr y se detendrán formando un muro».

Con todo puesto en orden, el día comienza con una palabra de Dios. Es un momento crucial para escuchar la voz del Señor y cumplir precisamente lo que Él manda.

Con el pueblo reunido, da la Palabra de Dios

Primero, tenemos que reunir a las personas que Dios nos ha dado. Tienen que acercarse: el uno al otro, a la persona que Dios ha puesto en autoridad y a Dios. El líder tiene que esperar en el Señor por su palabra. Ellos luego tienen que escucharla.

¿Hay algo que tú debas hacer para unir a la gente bajo tu autoridad? ¿Tu iglesia o tu familia?

¿Cómo puedes hacerlo? ¿Qué serían los obstáculos?

 

Para conquistar la tierra, tienen que estar convencidos de dos cosas: que el Dios vivo está en medio de ellos, y que Él es fiel a su promesa de expulsar a todos los enemigos de nuestras vidas. Si tenemos esa certeza, podemos avanzar con la fe y la confianza que Él hará lo que le corresponde.

Dije en el capítulo 2 que el reino de Dios no es una democracia, pero hay lugar para líderes elegidos por el pueblo. Ya tienen sus jefes que Josué usó para comunicar su palabra, pero ahora ellos tienen que elegir un hombre para cada tribu.

La nación cruza el río en tierra seca

Josué declara lo que el Señor le reveló: Cuando los sacerdotes pongan pie en el rio, su agua dejará de correr y se detendrá como si formara un embalse. Es esencial que Josué sepa sin duda que esta es la palabra del Señor; si no sucede así, todo fracasara: El pueblo perderá su confianza en Josué, se desanimará y probablemente nunca tomarán posesión de la tierra.

¿Hay veces cuando tú has declarado una palabra con mucha confianza que realmente no era de Dios?    ¿Cómo puedes confirmar que una palabra proviene de Dios antes de declararla?

 

¿Cuál sería la consecuencia de no declarar lo que Dios te da?

 

14 Cuando el pueblo levantó el campamento para cruzar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca del pacto marcharon al frente de todos. 15 Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, 16 estas dejaron de fluir y formaron un muro que se veía a la distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a la fortaleza de Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el Mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó. 17 Por su parte, los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en terreno seco, en medio del Jordán, mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco.

Amo la exactitud de la Biblia. Describe en detalle dónde el río se paró. En la época de la cosecha, el Jordán puede ser 1600 metros (una milla) de ancho. La mayoría de ellos no cruzaron el Mar Rojo, pero este milagro tiene que traer a su memoria la historia de ese milagro. Es una manifestación maravillosa del poder de Dios y su presencia con ellos mientras entrar en la tierra.

Para mantener las aguas paradas, los sacerdotes tenían que permanecer en el cauce seco, junto con el arca. Sin su perseverancia y obediencia, sería imposible que todos pudieran cruzar. Ellos fueron los primeros en entrar en las aguas, y serán los últimos en salir. Ellos facilitan el avance del pueblo. Así son los líderes del pueblo de Dios hoy: su obediencia y perseverancia permiten que el pueblo crezca y avance.