Deuteronomio 7  Hermosas promesas de Dios y sus condiciones

¿Cuál es? ¿La soberanía absoluta de Dios? ¿O el libre albedrío del hombre? ¿O ambos? La Biblia habla claramente de Dios trabajando poderosamente a nuestro favor, pero también está claro que hay una respuesta requerida. La maravilla es que el Dios del universo ha elegido trabajar en colaboración con nosotros. La oración es una de las expresiones más claras de esa realidad. Qué bueno saber que Dios tiene planes que nada ni nadie puede cambiar. Por ejemplo, a pesar de toda la incredulidad y oposición que Jesús enfrentó, nada podría detener el plan de salvación de Dios. Y a pesar de la rebelión persistente de Israel en el éxodo, Dios va a establecer a un pueblo en la Tierra Prometida. Solo podría ser Caleb y Josué y sus familias, pero va a levantar a alguien que lo haga.

Sí, Dios es soberano y todopoderoso. Esta porción de los mensajes finales de Moisés a los hebreos comienza con una afirmación alentadora y dramática de eso.

La cuestión es “cuándo,” no “si” sucederá

1»El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que vas a poseer, y expulsará de tu presencia a siete naciones más grandes y fuertes que tú, que son los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.Cuando el Señor tu Dios te las haya entregado y tú las hayas derrotado…

La palabra “si” nunca aparece en estos versos. En cambio, vemos las palabras “cuando,” “hará” y “expulsará.”

Dios no los libró de Egipto y los guió cuarenta años por el desierto para dejarlos sin cruzar el río Jordán y entrar en la tierra que Él les prometió. Él se asegurará que la consigan:

  • Él los hará entrar en ella.
  • Entregará a ellos sus habitantes.
  • Expulsará a esas naciones paganas.
  • Él luchará por Israel y derrotará al enemigo.

Se trata totalmente de Dios. Solos, la tarea sería desalentadora. Cada una de estas siete naciones era más grande y más fuerte que Israel, pero eso no es un problema. Puedo ver a Dios sonriendo cuando Él dice eso, porque va a ser obvio para todos que la única manera posible de vencerlos sería por el poder de Dios.

¿Hay cosas que Dios claramente ha prometido que tú has colocado en la categoría de «si»? ¡Deja esa incredulidad! Cuando Dios dice «cuando,» ¡lo dice en serio! ¡Sucederá! ¿A qué te enfrentas que puede ser más grande y más fuerte que tú? ¿Has dejado que te intimide? Alaba a Dios y espera un milagro. ¡Él entregará a esos enemigos en tu mano! No se trata de si, ¡sino de cuando! Solo asegúrate de estar en la voluntad de Dios, y de que estás entrando en una tierra que Él te ha prometido y enfrentas a un verdadero enemigo de Dios. Dios establece la agenda. Es su plan; nosotros no decidimos lo que queremos y luego declaramos que Dios nos lo dará.

Esta parte es buenísima. ¿No te anima ser recordado del poder de Dios y sus planes soberanos? Pero hay más. Ahora llegamos a nuestra parte.

Un llamado a la santidad

2Deberás destruirlas por completo. No harás ningún pacto con ellas, ni les tendrás compasión. Tampoco te unirás en matrimonio con ninguna de esas naciones; no darás tus hijas a sus hijos ni tomarás sus hijas para tus hijos, porque ellas los apartarán del Señor y los harán servir a otros dioses. Entonces la ira del Señor se encenderá contra ti y te destruirá de inmediato.

»Esto es lo que harás con esas naciones: Destruirás sus altares, romperás sus piedras sagradas, derribarás sus imágenes de la diosa Aserá y les prenderás fuego a sus ídolos. Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.

Dios ha hecho su parte. Él murió en la cruz para perdonar tu pecado, y te dio su Espíritu Santo para ayudarte a obedecerlo. Eso es genial. Ahora te toca a ti levantarte y hacer tu parte. Comparado con lo que Dios ha hecho, no parece tan difícil.

  • El enemigo fue derrotado. Ahora cada rastro de él debe ser destruido. Es parecido a destruir cada célula cancerosa. Solo una puede matarte. No dejes nada que el diablo pueda utilizar en tu contra. Satanás fue vencido en la cruz, pero por ahora todavía anda alrededor como león rugiente, buscando a quién devorar. Ahora que estamos en Cristo, tenemos que limpiar la casa y destruir todo lo que le pertenecía. ¿Hay algo que tengas que botar?
  • Este no es el momento para el amor y la misericordia. No se puede hacer concesiones con el pecado o el diablo. Él se aprovechará de la menor vacilación de tu parte. Ten cuidado de no poner estas típicas excusas:
    • «Una sola cerveza estará bien.»
    • «Películas con sexo no hay un problema para mi.»
    • «Esta chica es tan agradable. ¡Si fuese mi novia, ella llegaría a conocer a Cristo!»
    • «Nadie sabrá si tomo esto de mi trabajo.»
  • Casarse con una no creyente está prohibido. No salgas con ella, no importa cuán maravillosa pueda ser. No importa si está «espiritualmente abierta.»
  • Haz todo lo posible para asegurarte de que tus hijos solo se casen con creyentes. Gente que no conoce a Cristo los apartarán del Señor.
  • Limpia la casa. Quita cualquier rastro de la idolatría o falsa religión. ¿Se ha convertido la televisión en un ídolo para ti? ¿Eres incapaz de resistir la sensualidad de Internet? ¿Tienes que deshacerte de algunas películas, libros, revistas o fotos?

Tú puedes ser salvo, pero aún puedes incitar a la ira del Señor al hacer concesiones al mundo y no vivir en santidad:

¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).

»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas (Mateo 6:24).

Si no tomas a Dios en serio, Él puede convertirse en tu enemigo y destruirte. No te engañes. Estudia la historia de Israel. Muchas veces culpamos al diablo, cuando en realidad puede ser el juicio de Dios contra nuestro pecado.

¡Es duro ser conocido como un fanático! ¡Queremos ser como todos los demás! ¡Pero tú no eres como ellos! ¡Tú eres cristiano! ¡Eres parte del pueblo santo de Dios! Él te compró con su sangre y le perteneces a Él, si de verdad has entregado tu vida a Cristo.

Dios te ha escogido

El concepto de elección no cae bien a muchos cristianos, pero ahí está, claramente, en el versículo seis: Dios los eligió. No estaban buscando a Dios; Él vino a ellos. ¡Él los escogió para ser su posesión exclusiva, su tesoro! ¿Crees que es demasiado controlador? ¿Te hace retorcer un poco? ¿Buscas argumentos en contra de la elección? ¡Espera un minuto! ¿Qué podría ser mejor que ser la posesión atesorada de Dios? ¿Quién no quiere ser elegido por Dios? ¡Alábale que eres elegido!

La elección no debe ser una fuente de vanidad u orgullo. Mira lo que dice a continuación:

»El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más numeroso sino el más insignificante de todos. Lo hizo porque te ama y quería cumplir su juramento a tus antepasados; por eso te rescató del poder del faraón, el rey de Egipto, y te sacó de la esclavitud con gran despliegue de fuerza.

»Reconoce, por tanto, que el Señor tú Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero que destruye a quienes lo odian y no se tarda en darles su merecido. 11 Por eso debes obedecer los mandamientos, los preceptos y las normas que hoy te mando que cumplas.

¿Es porque tú eres tan especial que Dios te elije, te llama y te guarda? No, e Israel tampoco fue especial. Era una tribu pequeña e insignificante. Su última ocupación fue esclavo. Ninguno de los patriarcas – Abraham, Jacob y sus hijos – eran perfectos. Abraham tenía sus defectos, pero creyó a Dios y caminaba con Él, y Dios lo amaba y le era fiel.

¿No es maravilloso que Dios se encariñó contigo? Si lo amas y guardas sus mandamientos, esas bendiciones fluirán a tus hijos y a sus descendientes. Pero si odias y rechazas a Dios y vives a tu manera, Él traerá una maldición sobre tus hijos y habrá devastación en tu vida ahora.

No por tu justicia

Más tarde, en otro mensaje, Moisés vuelve al mismo tema (9:4-6):

»Cuando el Señor tu Dios los haya arrojado lejos de ti, no vayas a pensar: “El Señor me ha traído hasta aquí, por mi propia justicia, para tomar posesión de esta tierra.” ¡No! El Señor expulsará a esas naciones por la maldad que las caracteriza. De modo que no es por tu justicia ni por tu rectitud por lo que vas a tomar posesión de su tierra. ¡No! La propia maldad de esas naciones hará que el Señor tu Dios las arroje lejos de ti. Así cumplirá lo que juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Entiende bien que eres un pueblo terco, y que tu justicia y tu rectitud no tienen nada que ver con que el Señor tu Dios te dé en posesión esta buena tierra.

¡Tres veces dice «No fue por tu justicia»! El mensaje es muy claro: La elección no se basa en nuestras obras. Dios nos elige y nos salva, y luego nosotros respondemos con buenas obras. Nuestra justicia es como trapos de inmundicia. No somos mucho mejor que los tercos hijos de Israel de dura cerviz.

Dios no fue arbitrario en la destrucción de las naciones en la Tierra Prometida; se merecían su juicio. Era su maldad, y no la justicia de Israel, que resultó en su destrucción. Y si se enorgullecen porque Dios los eligió, en los siguientes versos Moisés les recuerda el becerro de oro.

Ahora volvemos al capítulo siete.

Bendiciones condicionales

12 »Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel. 13 Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría. Es decir, bendecirá el trigo, el vino y el aceite, y las crías de tus ganados y los corderos de tus rebaños. 14 Bendito serás, más que cualquier otro pueblo; no habrá entre los tuyos hombre ni mujer estéril, ni habrá un solo animal de tus ganados que se quede sin cría. 15 El Señor te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para tus enemigos. 16 Destruye a todos los pueblos que el Señor tu Dios entregue en tus manos. No te apiades de ellos ni sirvas a sus dioses, para que no te sean una trampa mortal.

Si… prestan atención a la Palabra de Dios y la guardan.

Si… destruyen a todos los habitantes de la tierra y cualquier rastro de su religión.

Entonces…tienen asegurada una gran bendición. Pero está condicionada a su obediencia. Casi todos los pactos de la Biblia son condicionales. Dios siempre será fiel a su parte, pero si no siguen a Dios totalmente, caerán en una trampa mortal. Demasiados cristianos viven con esas trampas debido a su obediencia incompleta.

¿Realmente vale la pena aferrarte a las cosas del mundo? Mira lo que está prometido si hacen cosas a la manera de Dios:

  • Su amor.
  • Sus bendiciones.
  • Números aumentados.
  • No infertilidad; el fruto del vientre será bendecido, ¡tanto humano como animal!
  • Sus cultivos y rebaños serán altamente productivos.
  • ¡Dios los mantendrá libre de toda enfermedad! No estamos hablando solo de curación, ¡esto es el verdadero cuidado preventivo! ¡Dios puede protegerte de la enfermedad!

Por otro lado, va a afligir a sus enemigos con enfermedades. ¿Qué? ¿Dios puede causar enfermedad? Eso es lo que dice, como un juicio sobre aquellos que lo aborrecen.

Estas escrituras de tantas bendiciones encantan a los predicadores de la prosperidad. Por desgracia, pasan por alto la necesidad de vivir de acuerdo con toda la palabra de Dios, lo que elimina la avaricia y una vida egocéntrica. Pero, ¡gloria a Dios! Como buen padre, Dios se deleita en bendecir a los que son fieles a Él. Pero nosotros tenemos que mantener un equilibrio.

¡No tengas miedo!

17 »Tal vez te preguntes: “¿Cómo podré expulsar a estas naciones, si son más numerosas que yo?” 18 Pero no les temas; recuerda bien lo que el Señor tu Dios hizo contra el faraón y contra todo Egipto. 19 Con tus propios ojos viste las grandes pruebas, señales y prodigios milagrosos que con gran despliegue de fuerza y de poder realizó el Señor tu Dios para sacarte de Egipto, y lo mismo hará contra todos los pueblos a quienes ahora temes. 20 Además, el Señor tu Dios enviará contra ellos avispas, hasta que hayan perecido todos los sobrevivientes y aun los que intenten esconderse de ti. 21 No te asustes ante ellos, pues el Señor tu Dios, el Dios grande y temible, está contigo.

¿Hay algún enemigo morando en tu «tierra» que parece imposible de expulsar? ¿Has fracasado una y otra vez en tus esfuerzos para cambiar tu vida con programas de pastillas, autoayuda y psicoterapia? ¿Vives con temor del enemigo? ¿Estás dominado por el alcohol? ¿Atado por las drogas? ¿Adicto a la pornografía? ¿Es el dinero un ídolo? ¿Eres mujeriego?

No pienses en ti y en tu habilidad para superar ese pecado. ¡Piensa en Dios! Él está contigo, como lo estaba con Israel. Pero tú tienes mucho más: ¡su Espíritu mora dentro de ti! ¡Piensa en lo grande e impresionante que es Dios! ¡Piensa en su amor por ti! Ese amor perfecto echará fuera todo el temor. Confía en Él y en su promesa de entrar en la tierra de tu enemigo y echar fuera lo que te esclaviza. Lee la Biblia de nuevo para ver todo lo que Dios ha hecho en el pasado. Lee testimonios y alimenta tu alma con comunión y enseñanza sólida en una buena iglesia. Lo que Dios ha hecho para los demás, ¡lo hará por ti!

La santificación cuesta tiempo y esfuerzo

22 El Señor tu Dios expulsará a las naciones que te salgan al paso, pero lo hará poco a poco. No las eliminarás a todas de una sola vez, para que los animales salvajes no se multipliquen ni invadan tu territorio. 23 El Señor tu Dios entregará a esas naciones en tus manos, y las llenará de gran confusión hasta destruirlas. 24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y de sus nombres tú borrarás hasta el recuerdo. Ninguna de esas naciones podrá resistir tu presencia, porque tú las destruirás. 25 Pero tú deberás quemar en el fuego las esculturas de sus dioses. No codicies la plata y el oro que las recubren, ni caigas en la trampa de quedarte con ellas, pues eso es algo que aborrece el Señor tu Dios. 26 No metas en tu casa nada que sea abominable. Todo eso debe ser destruido. Recházalo y detéstalo por completo, para que no seas destruido tú también.

Sería genial si Dios pudiera eliminar instantáneamente todo deseo pecaminoso y darnos una victoria completa. Sería más fácil para Israel despertarse una mañana y encontrar la tierra libre de todos sus habitantes y lista para cosechar. Pero habría muchas batallas y duro trabajo sembrando y cosechando.

Dios revela un principio muy importante de santificación aquí: Él nos libera del pecado poco a poco, lo que nos mantiene humildes y dependientes de Él, pero también nos permite desarrollar nuevos hábitos y profundizar nuestra comprensión de quién es Él y lo que quiere para nosotros. En este caso, si las naciones fueran eliminadas de inmediato, podrían llenarse de animales salvajes. Y en tu vida, si cada rastro del enemigo fuese eliminado al instante, es probable que no estarías listo para caminar en ese nivel de santidad; puede abrir una puerta al diablo.

Confía en el tiempo de Dios. Trabaja con Él. Confía en Él que nadie puede enfrentarse a ti. ¡Qué tremenda promesa!

Hay dos advertencias importantes sobre cosas que fácilmente pueden hacernos tropezar:

  • Ten cuidado con el oro y la plata. Sobre todo el dinero sucio, y codiciando el dinero. Ten en cuenta que Dios no les promete riquezas; buenas cosechas y grandes rebaños, sí. Plata y oro, no. No caigas en la trampa del dinero.
  • Ten cuidado de lo que traigas a tu casa, sobre todo lo que venga por medio de la tele o Internet. Sé vigilante con quien ingresa a tu casa, sobre todo cómo se relacionan con tus hijos pequeños. Mira los tipos de alimentos que dejas entrar. Sé un atalaya para tu familia.

¿Es este el momento?

Era casi la hora para Israel. Finalmente van a cosechar después de años de preparación. Dios anhelaba un pueblo que le diera gloria y fuera su posesión. El camino no ha sido fácil. El único hombre fiel a Dios durante todos esos años estaba a punto de morir. Pero Dios había hecho su parte; pronto se manifiestarían los frutos de sus labores.

¿Es este tu momento? ¿Ha sido duro el camino? ¿Puedes ver la mano de Dios en tu vida a través de los años? ¿Es este el momento de tomar la obediencia en serio y empezar a aprovechar todas las bendiciones de Dios? La Palabra de Dios está llena de promesas para ti. No se trata de si, sino de cuando. Tal vez este sea el momento.