Qué hacer cuando te encuentras en un calabozo; Hechos 16:6-40

En este libro de Hechos hemos visto un patrón sencillo para alguien que quiere ser útil en las manos del Señor: estar disponible, escuchar su voz y obedecer lo que dice. Aquí vemos a Pablo siguiendo ese patrón, y una progresión de tres etapas muy parecida a la vida de nuestro Señor Jesús. Pablo andaba como Cristo anduvo.

Prepararte para la obra que Dios tiene para ti

Primero, en la comodidad del hogar y la iglesia, esperamos en el Señor para discernir su voluntad:

Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.

Aquí Pablo llama a las puertas, y las encuentra cerradas. No está en pecado; estoy seguro de que había orado y sabe que había una gran necesidad en Asia (la que ahora es Turquía). Pablo está disponible, y tiene un deseo ardiente de predicar el evangelio en todo el mundo. Hay un dicho: “no se puede dirigir un carro estacionado;” a veces tenemos que tocar  varias puertas antes de que se abra una. Pero también hay momentos en que tenemos que orar y esperar. Si hay una duda o inquietud, puede ser mejor quedarse donde estás hasta que recibas una confirmación para mover.

¿Cómo no les permitió el Espíritu predicar en Bitinia? ¿Cómo les fue prohibido por el Espíritu predicar en Asia? No sabemos. Puede ser debido a circunstancias, el consejo de un hermano en Cristo o una voz interior. ¿Ha habido ocasiones en tu vida en las que dirías que el Espíritu te prohibió hacer algo, o cuando Él no permitió algo? En mi experiencia, empieza con una inquietud, casi un pavor. Algo que en sí es bueno de repente siembra temor en tu corazón. Algo que tenías muchas ganas de hacer, de repente es como lo último que quieres hacer.

En ese momento tienes que discernir:

  • ¿Es la oposición del diablo? ¿Tenemos que batallar contra él? Satanás también puede impedirnos. Pablo escribió en 1 Tesalonicenses 2:18: Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió.
  • ¿Está el Señor probándonos o enseñándonos perseverancia y fe?
  • ¿O es un simple “no” de Dios?

Hay gente terca que insiste en seguir adelante e ignorar la dirección del Espíritu, pero es muy peligroso entrar en un lugar donde el Espíritu te ha prohibido entrar. He oído historias de misioneros que fueron prohibidos para entrar en un país, y resulta que hubo un golpe de estado y sería muy peligroso para ellos allí. Hay muchas historias de alguien que cree que Dios no quiere que aborde un vuelo, y ese avión se estrelló. Aprende a escuchar la voz tierna del Espíritu.

Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas. Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». 10 Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.

Una visión nocturna es parecida a un sueño, pero más impresionante y más memorable. Pablo estaba disponible; ahora recibe una llamada clara para ir a Macedonia, y en seguida obedece. Hasta ahora ha estado con sus hermanos, esperando en el Señor. Es como nosotros, en hermosos momentos de comunión con Dios en casa, o en la iglesia con el compañerismo cariñoso de los hermanos. Pero después de ese culto lindo el domingo, el lunes tenemos que volver a trabajar o estudiar, o lidiar con los problemas en el hogar. Pablo y sus compañeros (Silas, Timoteo y Lucas) ya están entrando en la segunda etapa.

Entrando al campo de batalla

Ahora arrancan su misión, listos para invadir el territorio del diablo y proclamar las buenas nuevas. Pero, tal como Jesucristo, están en un camino que termina con la cruz.

11 Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. 12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.

Cruzan el mar Egeo a Macedonia en barco, primero a Samotracia (una pequeña isla montañosa) y al día siguiente a Neápolis. Como de costumbre, Pablo va primero a la ciudad principal de la provincia; de allí salen para evangelizar los otros distritos.

En Filipos encuentran una ciudad pagana y próspera (había minas de oro y plata cercanas). A la entrada de la ciudad, un arco anunció que las religiones desconocidas estaban prohibidas en la ciudad. Era una ciudad muy romana, con muchos soldados romanos retirados. No había sinagoga, y posiblemente tampoco judíos.

Cuando llegaron, no empezaron a evangelizar de inmediato, sino que pasaron unos días en oración, posiblemente en ayuno, conociendo la ciudad, para discernir cuáles son los principados y potestades que operan en ella. Se enteraron de que hay una reunión de oración junto al rio, y esperan el sábado.

13 El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido.

Son obedientes a la prohibición de evangelizar dentro de la ciudad. En aquel entonces, como hoy, a menudo son las mujeres las que se reúnen para orar. Es un pequeño comienzo, pero atrae la atención del maligno.

Al principio se puede cuestionar por qué Dios los llamó a Macedonia. No parece un campo muy fértil. No hay sinagoga. No pudo predicar en el foro. En su primera reunión solo hay unas pocas mujeres. No hay milagros ni liberaciones. Pero empezamos con lo que el Señor nos da, y muchos milagros y grandes números no son siempre el signo del éxito. En la primera ronda, Cristo gana un alma.

14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. 

La púrpura era una tela costosa, que fue llevada como una muestra de nobleza o realeza. Tiatira, una de las 7 iglesias que recibió cartas en Apocalipsis, era una ciudad en el interior de Asia, a unos 600 km de Filipos. Los tintoreros de Tiatira eran famosos por su conocimiento del secreto de la tintura púrpura con la raíz de rubia. Lidia vino a Filipo para vender púrpura. Era extranjera, bastante rica y posiblemente más conocedora del judaísmo que los demás.

Nosotros tenemos que hacer nuestra parte y anunciar la palabra, pero el Señor abre los corazones para escuchar y responder al mensaje. Hay que orar para que Dios abra los corazones de los compañeros de trabajo, amigos y familiares.

15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos persuadió.

Muchas veces una iglesia empieza con una familia. En el pasado, con familias muy grandes, podría incluir a mucha gente; hoy no tanto. Parece que de las mujeres allí junto al rio, solo Lidia aceptó al Señor, y entonces compartió la palabra con su familia (nunca menciona un esposo). Como comerciante, ella tenía una casa grande y cómoda. Ya el Señor ha provisto un lugar, y los hermanos permanecen allí, en obediencia a las instrucciones que Jesús les había dado a sus discípulos (Lucas 10:7).

La batalla intensifica: Choque de reinos

Cuando nos involucramos en la obra del Señor y el Espíritu Santo se manifiesta con conversiones y milagros, el diablo y sus demonios también se manifestarán:

16 Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. 17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: —Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación.

Muchas veces habrá oposición en el camino a la iglesia, a la oración: una discusión con la esposa, problemas con los hijos o un carro que no arranca. Esta muchacha era una esclava; tenía amos, y ellos probablemente la estaban abusando.  A menudo, en el ministerio de Jesús, la persona endemoniada lo reconoció como el Hijo de Dios (mucho más que la gente religiosa). Los demonios reconocen a los verdaderos siervos de Dios; les tienen temor, pero por alguna razón también les llaman la atención. No te preocupes si los demonios se manifiestan en tu presencia; es una confirmación de que tú estás lleno del Espíritu de Dios.

En el griego este espíritu se llama un espíritu pitónico. Los espíritus tienen nombres, y este es un espíritu muy feo. Está presente en el mundo de hoy, a veces en la iglesia, donde se disfraza como un espíritu de profecía. La adivinación es predecir el futuro; realmente puede tener alguna revelación del futuro, pero como siempre con el diablo, se mezcla con mentiras.

Pablo no quiere este tipo de testimonio. En primer lugar, era contra la ley evangelizar dentro de la ciudad, y no quería atraer la atención del pueblo. La gente pagaba para los servicios de la muchacha; ella ganaba mucho dinero para sus amos, y Pablo no quería problemas con ellos.

La segunda ronda: Cristo gana una mas

18 Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: —¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!

Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.

¿Por qué esperó tanto Pablo para reprender al espíritu? Posiblemente ya sabía que habría consecuencias feas por parte de sus amos. Puede ser una pandilla de narcotraficantes, prostitutas o gente con otro vicio, pero siempre es peligroso cuando nos entrometemos en cuestiones del dinero. Fueron “muchos días” que ella los siguió; Pablo finalmente se hartó y reprendió al espíritu con autoridad, en el nombre de Jesús. Tú tienes ese mismo poder y autoridad para reprender a los espíritus inmundos, pero no es algo que hagamos a la ligera; hay que estar preparado espiritualmente y listo para las consecuencias.

Nuestra tendencia es pensar que cuando andamos así en el poder de Dios, habrá bendición y todo va a estar bien, pero muchas veces no es así. Puede ser que tú  ames al Señor y estés caminando en obediencia a Él, pero de repente todo el infierno se ha desatado. No necesariamente significa que estás en pecado o que Dios está enojado contigo.

Tercera ronda: Se acercan a la cruz azotados por del enemigo

19 Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. 20 Los presentaron ante los magistrados y dijeron: —Estos hombres son judíos, y están alborotando a nuestra ciudad, 21 enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar.

Los amos no tenían interés en el bienestar de la muchacha; solo están pensando en el dinero y su placer, abusando a la muchacha. Además de las cuestiones de raza, cultura, religión y economía, Pablo y sus compañeros habían violado la norma de no introducir nuevas creencias en la ciudad.

22 Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran.

No sabemos qué pasó con Timoteo y Lucas, pero allí están el gran apóstol con Silas, desnudos. Ser azotado con varas era algo muy fuerte. Azotaron todo el cuerpo, incluso los pies, para quebrar los huesos de los pies. Los judíos tenían un límite de 39 latigazos, pero los romanos no tenían límite. Muchos murieron por el azoteo de varas.

23 Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. 24 Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.

Están ensangrentados, desnudos y con alta seguridad, en el calabozo más adentro de la cárcel, con los pies en el cepo. Estaban en una provincia romana, pero claramente extranjeros, y sin abogado. La situación está muy mala. ¿Por qué? ¿Dónde está Dios? ¿Qué hicieron mal? ¿Han pecado? ¡No! En este mundo hay momentos cuando estemos azotados con varas, emocionalmente y espiritualmente, y parece que el enemigo ha ganado la batalla. No hay esperanza. Pablo está listo para morir. Años después él escribió a la iglesia en Filipos:

Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.  Ahora bien, si seguir viviendo en este mundo representa para mí un trabajo fructífero, ¿qué escogeré? ¡No lo sé!  Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor,  pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo (Filipenses 1:21-24).

¿Te sientes como si estuvieras en el calabozo más adentro de una prisión? ¿Atado por el enemigo? ¿Cautivo de algún pecado? ¿Estás pasando por circunstancias muy duras? Puede que no veas ninguna salida. Solo haya oscuridad. Los pies están en el cepo. La victoria parece imposible. Pero tu circunstancia, ¿está peor que la de Pablo y Silas? Creo que no. Entonces, ¿qué esperanza hay? ¿Qué puedes hacer?

El varón de Dios se levanta para la cuarta ronda

25 A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban. 

Cuando no hay más nada que puedas hacer, alaba a Dios. Hay poder en la alabanza. Adoramos a Dios no solo porque se siente bien y la música es linda; el diablo huye frente a nuestras alabanzas. Puede que no tengas una Biblia, pero siempre puedes orar y adorar. A medianoche, Pablo y Silas cantan alabanzas a Dios. En la hora más oscura, alaba a Dios. Con el corazón quebrantado, alaba a Dios. Cántale al Señor. En la ducha, alaba a Dios. ¿Y si los vecinos te escuchan? Confía en Dios que Él usará tu testimonio. Hay un corrito viejo: “Cuando el pueblo del Señor alaba a Dios, suceden cosas maravillosas. Hay sanidad, liberación, se siente la bendición.” ¿Estaban declarando su liberación? ¿Pidieron la libertad de los demás prisioneros? ¿Declararon un gran terremoto? No lo creo. Creo que en su oración pidieron un milagro, pero entregaron sus vidas otra vez a Dios, confiando en Él, y entonces empezaron a alabar y adorar.

La alabanza suelta una gran victoria para Dios

26 De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.

Cuando Cristo murió en la cruz, el diablo creyó que había vencido al Hijo de Dios. Jesús estaba en el sepulcro, muerto. Pablo está en el calabozo más adentro, casi muerto, pero Dios siempre tiene la última palabra.

Cuando Jesús resucitó, hubo un terremoto: Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella (Mateo 28:2). Ahora hubo otro gran terremoto.

No tenemos que saber cómo Dios va a hacerlo; en este caso Él fue mucho más allá de sus expectativas. ¿Crees que Dios puede mandar un gran terremoto? ¡Seguro que puede! ¡No hay nada difícil para Él! Puede sacudir los cimientos de tu casa, tu pueblo y tu país. Puede abrirte puertas, y romper todas las cadenas de tu vida.

Cuando Dios bendice tu vida, muchas veces tu familia y todos los que te rodean beneficiarán también: todas las puertas se abrieron y todas las cadenas de los presos se les soltaron.

27 El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó: 28 —¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!

Dios abrió las puertas y los soltó de sus cadenas. Les dio la oportunidad de salir y escapar de la ciudad. Pero no, se quedaron adentro, y Dios también hizo algo impresionante en los demás presos: ninguno de ellos huyó. Tal vez estaban abrumados con el poder y la gloria de Dios, y las alabanzas de Pablo y Silas tocaron sus corazones.  Pablo se levanta en autoridad: Dios vino para salvar, no para matar, y Pablo sabe que Dios ama al carcelero también.

Otra ronda, de noche, y una familia ganada para Cristo

29 El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?

Cuando tú tienes el favor de Dios, gente poderosa del mundo vendrá temblando y se postrará a tus pies, buscando la bendición de Dios. ¿Crees que Dios también puede trabajar en tu vida de tal manera que otros vean el poder de Dios y te pregunten cómo ser salvo?

31 —Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.

La salvación es una cuestión de fe y relación con Jesucristo. De este verso surge una creencia común de que la salvación de toda la casa es prometida cuando tú aceptas a Jesús. Es la voluntad de Dios, y muchas veces sucede como resultado de tu testimonio, pero no es automática. Cada persona necesita fe y tiene que tomar esa decisión; tu fe no puede salvar a otra persona. Puedes orar por él en fe y testificar en fe, pero él tiene que tomar su propia decisión.

32 Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. 33 A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia. 34 El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.

Podría haber sido la una de la mañana. No importa. No sabemos qué pasó con los demás presos. Pablo y Silas están cubiertos de sangre y gravemente heridos, pero antes que nada hablaron la palabra de Dios a todos en la casa. Luego el carcelero lavó sus heridas, y tal vez en el mismo lugar donde los limpió, el carcelero y su familia fueron bautizados. Otra vez vemos la importancia del bautismo; no esperaron la mañana o un culto con los otros creyentes. Tal vez Dios sanó las heridas de Pablo y Silas, y todos comieron. Dios llenó esa casa de gozo.

El final de la historia: expulsados de la ciudad

35 Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres». 36 El carcelero, entonces, le informó a Pablo: —Los magistrados han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.

37 Pero Pablo respondió a los guardias: —¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida.

Ellos no huyeron por las puertas abiertas de la cárcel, y ahora los magistrados les ofrecen su libertad. Otra vez parece que Dios está moviéndose a su favor. El carcelero se complace en comunicar esa decisión, pero Pablo dice que no: Era ilegal azotar a un ciudadano romano con varas o echarlos en la cárcel sin sentencia. Evidentemente, Silas también era ciudadano romano; era un valioso privilegio, difícil de conseguir. Dios había preparado esa bendición para ellos de antemano. No es pecado reclamar tus derechos ante la ley.

38 Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Estos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, 39 así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad. 40 Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.

Ahora los magistrados tienen temor; ruegan a los hermanos que salgan. Tienen un culto final, y se van de la ciudad. ¡Qué introducción a Macedonia!

Pablo y Silas casi murieron. Dejaron dos familias y algunos presos en Filipos para establecer una iglesia. Al principio pareció una derrota, una gran victoria para el diablo. Pero Dios es fiel, y Él se glorificó de una manera muy impresionante. No importa donde estés o que esté sucediendo en tu vida. Alaba a Dios. Él puede mover montañas.